35. CAMBIO
Afuera del hotel, observé la hora y eran las 19:00. Comenzaba a anochecer y tenía un poco de frío. No había forma de pasar sobre la seguridad y eso me desanimaba.
Sin embargo, de la nada apareció un bus con turistas que comenzaron a descender de él, al parecer eran extranjeros por lo cual rápidamente corrí y me les uní, y así logré entrar. Esta vez pude pasar las barreras de los guardias y comencé a preguntarme si eso era un hotel o un palacio.
Toda su decoración era de admirar y reconocí lo que era un hotel de alta categoría, parecía incluso al Palacio de Buckingham
Me separé del grupo de turistas y caminé hacia donde creía que podría estar Andrew. Dentro del hotel había un centro comercial con tiendas muy lindas, un casino, gimnasio, y restaurantes.
Entendí porque Andrew había criticado tanto al centro comercial Mermaid Quay. El hotel Venettian estaba por encima de todo lo que había visto de Cardiff. Yo parecía una niña en una exótica dulcería... Todo era tan diferente... Tan hermoso.
Tuve que concentrarme recordando mi objetivo, el cual era ver a Andrew. Caminaba en su búsqueda, sin embargo observé a una elegante mujer a pocos metros míos hablando con unos señores. Rápidamente me escondí en una tienda, esa mujer era Helena Rickford. Observé como se alejaba así que solté el aire que estaba conteniendo.
Después de comprobar el perímetro y que esa señora no estuviera cerca, salí del local para seguir buscando a Andrew. El lugar era tan grande que encontrar a una persona en específico sería casi una misión imposible.
Divisé cada rincón del lugar y ya llevaba más de 40 minutos buscándolo, sin embargo no había llegado tan lejos para irme de ese modo. Seguía buscándolo y observé un lujoso bar, sabía que no podía entrar debido que la puerta estaba siendo obstaculizada por dos enormes hombres.
Sin embargo eso no evitó que mirara por el gran ventanal, comenzaba a perder las esperanzas, pero algo hizo que me corazón se acongojara.
Era Andrew. Estaba allí. Vestido con un formal traje negro mientras sonreía.
Mi corazón se acongojaba, y sentía que mi respiración fallaba, mis lágrimas se asomaron a mis ojos... Pero no eran lágrimas de felicidad, tampoco de melancolía... Eran de tristeza.
No deseaba llorar por ver a Andrew, sino por ver quién lo acompañaba. Una hermosa mujer con el cabello castaño hábilmente recogido. Usaba un largo vestido dorado opaco y portaba unas lujosas joyas. Esa mujer parecía toda una modelo y me destrozaba ver como ella agarraba el brazo de Andrew mientras él le sonreía.
Mi vista comenzó a nublarse por culpa de las lágrimas que querían caer... Por más que ardía, me ordenaba que no podía llorar, no en ese momento.
Observé que Andrew levantó su mirada y sus ojos conectaron con los míos. Fueron segundos, tal vez meros segundos, pero para mí toda una eternidad. Mientras miraba la profundidad de sus ojos azules solo podía pensar sí salir corriendo o acercarme y enfrentarlo.
Andrew me estaba mirando fijamente, y yo a él, hasta que la mujer le susurró algo en su oído y él desvió su vista hacia la chica, luego sonrió y le susurró algo a ella lo que hizo que la mujer riera al igual que Andrew. Observé que él se alejó con aquella chica castaña y yo sentí como mi corazón se rompía.
6 meses.
Fueron 6 meses que esperaba por él. Rezaba por su regreso, por estar a su lado, por sentir su abrazo y escuchar sus tontos comentarios.
Esperé 6 meses por algo que deseaba, pero había recibido otra cosa. Al parecer ya no era importante para Andrew. El mensaje que escribió aquel día fue una mentira. Una dolorosa mentira... Cada palabra del texto lo reflejaba.
Yo lo esperé, pero él no a mí, Andrew también mintió cuando dijo que regresaría pronto y deseaba en el fondo de mi corazón que el "Te amo" fuera verdad, pero en ese momento entendí que también era una ridícula mentira.
Giré para irme con mi poco orgullo, sin embargo una mujer chocó conmigo y derramó su vino encima de mi blusa blanca.
—I'm Sorry. You're Ok? —dijo la mujer que derramó la bebida.
—I'm Ok —susurré mientras observaba la gran mancha roja en mi blusa. Un poco aturdida caminé hasta el baño y comencé a limpiar un poco la bebida.
Mientras restregaba la camisa intenté dar más opciones a la razón por la cual él me ignoró.
—Tal vez no me vio —sugerí en voz alta al ver que no había nadie en el baño. Sin embargo descarte la idea rápidamente. Él sí me había visto, fue por unos segundos pero si me vio. —Tal vez no me reconoció. Se le hizo raro que estuviera en París de sorpresa —me sugerí a mí misma intentado justificarlo... porque no quería aceptar que él me había olvidado. —Es extraño, debe ser extraño para él. Quizás esa mujer era alguna prima, ambos tienen el cabello castaño. Eso debe ser —sin embargo el cabello de Andrew era un poco más oscuro y podía apostar que los ojos de aquella mujer era marrones. Me quedaba sin razones para tranquilizarme y le seguía ordenando a mis lágrimas no derramar ni una gota.
Decidí después de tranquilizarme, regresar al centro a buscar un lugar donde alojarme. Iba caminando por una calle poco transitada lo que me tenía algo intranquila. De la nada apreció un niño de unos 12 años que hablaba un forzado español.
—Habitación, barata. Barata, barata.
— ¿Tiene una habitación barata? — pregunté y el niño asintió sonriente. El chico hizo amago de tomar mi maleta y aunque dije que podía llevarla, el chico insistió en hacerlo. Finalmente accedí a que él la llevara, sin embargo el alrededor me daba una mala sensación y lo comprobé al ver que el niño cargó la maleta y salió corriendo.
A pesar de que yo usaba tacones corrí para atrapar a ese pequeño mocoso que estaba robando mi maleta.
— ¡Detente! ¡Hey! ¡Solo espera a que te atrape! —gritaba detrás del niño, sin embargo correr con tacón alto era casi una osadía. ¿En dónde me había metido? Mientras corría observé el alrededor y estaba en un callejón solitario y segundos después el pequeño se detuvo. —Tengo un pequeño hermano como tu así que te daré otra oportunidad. Dame mi maleta —ordené mientras respiraba irregularmente.
—Vous idiot—mencionó el niño entre risas. ¿Me había dicho idiota?
— ¿En serio? En verdad voy a darte tu merecido —me acerqué bastante enojada y comencé a forcejear por la maleta rosa
—Vaya, una mina de oro — escuché una voz a mi espalda y observé que un hombre de 20 años se acercaba mientras fumaba un cigarrillo, también observé que con él se acercaba toda una pandilla.
— ¿Qué quieren? —pregunté con nerviosismo. Miraba a mi izquierda o a mi derecha, sin embargo estaba rodeada de esos maleantes.
—Con solo verte puedo darme cuenta que vales... mucho dinero —continuó otro con una voz demasiado morbosa. Sentía un fuerte espanto al verlos. ¿Por qué tenía siempre que atraer los problemas?
—Si te portas bien te llevaré a un lugar muy agradable —prosiguió otro hombre. No tenía a donde ir, estaba acorralada en la esquina.
— ¡Ayúdenme! ¡Ayúdenme! —gritaba al sentir que uno de los hombres tocaba mi cabello — ¡Ayuda! ¡Auxilio! —terminé acurrucada en el rincón sin ninguna otra opción. Sentía mucho miedo. ¿Por qué había decidido ir a París? Gritaba por ayuda, pero nadie acudía a mi llamado. — ¡Andrew por favor! —cerré con fuerzas mis ojos, sin embargo no sentí la presencia de ninguno de esos hombres, a lo contrario, escuché una patada sorda y como una persona caía.
Con temor levanté mi rostro y observé a David dando golpe a diestra y siniestra a dos hombres de su alrededor. Desvié mi mirada a Nathan que fácilmente se deshizo de 4 en una fila india, Nathan perfectamente sabía lo que hacía, sus músculos no solo eran por alardear.
Finalmente observé a Adam que golpeaba a dos chicos hábilmente. Cuando todos estuvieron en el suelo apaleados excepto el niño, Nathan puso un pie sobre uno de ellos y hablo fluidamente francés.
—Avez-vous entendu parler du clan Coleman? —preguntó Nathan y observé que todos palidecieron. Aunque lo único que había entendido es que mencionó su apellido... ¿Tanto temor generaba Nathan?
—Êtes-vous le Roi Coleman? —Preguntó el hombre en el suelo y Nathan asintió. Recordaba que "Roi" significaba Rey... ¿Rey Coleman? ¿Así se le conocía a Nathan?
—Nous sommes désolés —se disculpó el niño entregándome la maleta, también observé que toda la pandilla se arrodilló ante Nathan.
—Lárguense —espetó Nathan señalando un callejón así que rápidamente los hombres obedecieron.
— ¿C-como llegaron aquí? —pregunté con un hilo de mi voz al ver que Adam se acuclillaba a mi altura y me brindaba una cálida sonrisa.
—Ya lo sabía, pensé que estarías llorando en un callejón —respondió limpiando mis lágrimas, las cuales no sabía en qué momento se habían derramado. Forcé una sonrisa y observé a Adam y luego a Nathan y David.
Valoraba mucho que ellos estuvieran aquí. No podía imaginar que hubiera ocurrido sin ellos.
—Vamos —dijo Nathan sonriente mientras se acercaba a mí.
— ¿Dónde? —pregunté un poco confundida.
—Se está anocheciendo, y el centro de la ciudad no es un buen lugar para una señorita —continuó David tomando mi mano. Al salir del callejón estaba parqueada una limosina negra y el chofer nos abrió la puerta. Decidí guardar silencio y observar el paisaje... Tantas cosas habían ocurrido. Mis sentimientos me habían jugado un mal momento.
La limosina se detuvo al frente del hotel Vennetian y un dolor se instaló en mi pecho.
Andrew.
Seguía tratando de pensar que todo fue un error, sin embargo yo lo había visto. Él me había ignorado.
Andrew había hecho que él fuera indispensable para mí, insistió tanto que lo había logrado... entonces ¿Por qué me hacía esto? ¿Porque llegó a mi vida para encender cosas que no había sentido y luego simplemente las apagaba?
Si él buscó lastimarme, lo había conseguido.
Me encontraba junto con Adam, Nathan y David en la sala de una de las suite VIP del Vennetian, la cual además contaba con 4 recámaras cada una en suite, sala de estar, comedor, terraza, sauna, cocina, personal de servicio, piscina y muchos otros lujos.
Observaba fijamente hacia la nada, mientras que Nathan jugaba con sus guantes y Adam miraba concentrado la mesa de centro.
Después de unos minutos, David se acercó hacia nosotros y colgó su celular un poco frustrado.
—Andrew está muy ocupado. Aunque estamos aquí él no puede cambiar su horario — comentó David mientras tomaba el licor que estaba en la mesa.
—Por favor... —bufó irónicamente Nathan. — ¿Está tan ocupado que no puede ni hablar con sus amigos?
—No olvide que su padre murió —defendió Adam. —Tal vez no tuvo otra alternativa que madurar.
"Lo más importante es sacar la mala hierba desde la raíz. Esa que le hace daño al pasto."
Recordaba las palabras de la Sra. Rickford y todo era tan real. Si Andrew no tuvo otra opción que madurar, eso significaba que tuvo que sacar la "mala hierba" para crecer.
—Por alguna razón todo se siente tan diferente —susurró Nathan tomando una lata de cerveza.
— ¿Por qué? —preguntó rápidamente David.
—Él ya no es parte de los F4, ahora es el heredero de la Compañía Rickford —explicó bastante serio. Sin ninguna emoción... Me lastimaba admitir eso. El Andrew de antes, el Andrew que conocía y este Andrew parecían personas diferentes.
—Alice ¿Has visto a Andrew? —preguntó David y abrí mi boca para responder, sin embargo no podía emitir alguna palabra.
— ¿Ah?.. ¿Qué? ¿Yo?... No, no lo he visto —respondí un poco nerviosa. —Creo que debe estar ocupado y también estresado.
— ¿Cómo sabes que está ocupado y estresado? —preguntó Adam rápidamente.
—Ah... bueno...—lo observé forzando una sonrisa mientras pensaba en una excusa. —Supongo. Él es el responsable de este gran hotel, sería muy raro que no estuviera ocupado, además él se estresa con facilidad —mencioné con una risa nerviosa y esperaba que ellos me creyeran.
—Espero que puede sacar un tiempo para nosotros... pero, mientras esperamos ¿Salimos a dar un vuelta? —sugirió David a lo que Nathan sonrió.
—Ok, let's go—dijo Nathan mientras arrugaba la lata de cerveza y la arrojaba a la basura.
En el centro comercial del Vennetian, el cual era atravesado por un bello canal navegable para las góndolas, se encontraban diversos entretenimientos de estilo carnaval. Observábamos el espectáculo de un bufón y luego aparecieron equilibristas en sancos, comencé a jugar como una niña pequeña, pero necesitaba divertirme y lo haría a mi modo.
Después partimos a una tienda de máscaras en la cual, muertos de la risa nos probábamos una tras otra. Nos veíamos realmente graciosos en especial ellos.
—Gracias por lo que están haciendo —susurré mientras me colocaba otra máscara. — ¿Saben que pueden estar haciendo cualquier otra cosa en París? Valoro mucho lo que hacen. En serio. —admití con una pequeña sonrisa.
—Alice ¿Sabes que nunca pensé que estaría en París probándome unas mascaras por simple diversión? —mencionó David mirándose al espejo. —París tiene más de 1000 opciones para mí, contando a cientos de francesas. Pero he decidido estar con ustedes.
—Alice, podemos volver cualquier otro día a París, así que hoy mandas tú —aseguró Nathan colocándose una máscara blanca con una gran nariz.
—Además esto se quedará en mi mente como una graciosa experiencia. Por otro lado si te dejamos sola quien sabe qué otra cosa pueda ocurrir —continuó David tomando una máscara dorada con plumas. — ¿Qué tal me veo? ¿Guapo? —preguntó y me fue imposible no reír.
Luego fuimos a pasear en una góndola, eso era un tipo de embarcación con remos que navegaba en un canal. Yo estaba al lado de Adam y frente a nosotros David y Nathan.
Un hombre uniformado con una camisa a rayas, unas pañoletas rojas y un sombrero beige con rojo remaba la góndola mientras cantaba una profunda canción.
Comencé a escuchar todo distante, y mis pensamientos fueron reinados nuevamente por Andrew. Él había cambiado... Por más que lo negaba eso era una realidad....
Fui tonta al pensar que 6 meses no cambiarían nada. Yo cada día me enamoraba más de él, mientras Andrew se olvidaba cada vez más de mí. Solo pensaba ¿desde que momento todo había sido una mentira? ¿Fue desde que él viajó o fue desde antes?
El collar... La estrella y la luna. ¿Todo lo que dijo fue una mentira?
"La luna de Alice Lawler nunca podrá alejarse de la estrella de Andrew Rickford. No importa que suceda, no perderé a mi luna"
Yo no decidí alejarme de él, Andrew fue el que me alejó y eventualmente comenzaba a perderme.
Siguiente capítulo: madurar
KATHERINE PIERCE
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