29. PRESUMIDO Y MENTIROSO
MARATÓN 2/4 :)
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Abrí pesadamente mis ojos y observé que al frente mío había un gran tarro de metal que tenía la función de una fogata. Mi mirada se concentró en los cuatro sujetos alrededor del tarro que estaban calentando sus manos.
Ellos comenzaron a reír y a señalarme y mencionar que "La chica ya está despierta". Comencé a temblar sin embargo mis piernas y mis manos estaban atadas. Intenté gritar pero mi boca estaba cubierta por una cinta adhesiva negra. Comencé a zarandearme con esperanzas de salir, sin embargo una voz llamó mi atención.
—Todos ustedes esperen a que él llegue —ordenó un sujeto entrando a lo que parecía ser una bodega abandonada. El sujeto se acercó tranquilamente hacia mí mientras los cuatros hombres salían del lugar. —Pareces que tienes mucho que decir —observé que el sujeto arrastró una silla y mientras se acercaba reconocí que era.... Dylan. Él me quitó la cinta con suavidad y aflojó un poco las amarras.
— ¿Por qué haces esto? —susurré al ver que se sentaba en la silla que estaba al frente de mí. Él se sentó en forma contraria, así que apoyo sus manos en el espaldar de esta mientras me observaba.
—Hay una razón... Bueno, hay dos.
— ¿Dos razones? —pregunté con un hilo en mi voz.
—El trabajo de medio tiempo en "Enjoy Entertainment", la tarjeta roja, el laboratorio de ciencias. Todo lo hice yo. Perfecto ¿No? —lo observé bastante extrañada... ¿Fue Dylan el que hizo todo eso? Yo... Había depositado mi confianza en él... Creía que era un amigo. ¿Por qué siempre que intentaba hacer amigos terminaba de una manera desastrosa? No solo Anne Marie, sino que también Dylan. Yo creí en él, y solo salí lastimada.
— ¿Por qué lo hiciste? —pregunté nuevamente.
—Mírame Alice, ¿No te recuerdo a alguien? —lo observé detalladamente pero no podía relacionarlo con alguien. —Tengo un hermano, tú lo conociste. Gracias a él entraste a ese infierno de escuela.
Fruncí mi ceño y traté de recordar, varias imágenes comenzaron a acumularse en mis pensamientos.
"Déjame presentarme. Mi nombre es Dylan Parker"
¿Parker? ¿Parker? Ese apellido ya lo había escuchado antes.
"Hey, en el techo, Parker va a saltar del techo ahora"
"Después de que muera arregla el pago con mi familia"
"Esta no es una escuela, es el infierno"
"¿Has escuchado de F4? Una vez te dan la tarjera roja, te conviertes en el juego de todo los estudiantes de la escuela."
—E-el chico que intentó saltar —dije un poco desconcertada al recordar todo como un torbellino de imágenes.
—Bingo. Le daré tus saludos a mi hermano. Aunque está fuera de sí, siempre sonríe cuando escucha tu nombre. Tú le salvaste la vida.
—Tu...—susurré pero mi voz se atascaba en mi garganta, segundos después Dylan se levantó, cogió un pedazo de madera y lo depositó en el tarro de metal con fuego.
—Solo trataba de vengarme.
— ¿Vengarte?
— Todos tienen aquí 3 o 4 motivos para vengarse de Andrew, ¿Quieres oírlos todos? —bajé mi mirada y escuché la amarga risa de Dylan. — ¿No es gracioso pensar todo esto?
— ¿Qué?
—Deseaba desde hace tiempo hacer sufrir a Andrew Rickford. Pero naturalmente él tiene muchos enemigos, así que pasar sobre sus guardaespaldas es una tarea casi imposible. Sin embargo, cuando estaba perdiendo mis esperanzas recibí una llamada.
— ¿Llamada?
—Una llamada que me auxiliaría para poder recuperar el honor de mi hermano, además me pagarían por hacerlo. Si tan sólo hubieras cooperado, querida Alice. Yo podría haber dividido el dinero contigo, 50/50. Si tan sólo lo hubieras hecho.
— ¿Quién te ayudó a hacerlo? —pregunté mientras rechinaba mis dientes. ¿Quién sería tan inhumano de hacer una cosa como esa?
—No me ayudó precisamente, más bien me ordenó hacerlo. Claro que obedecer la orden sería una forma gratificante de vengarme. Antes de la llamada no sabía cómo lastimar a Andrew, pero la orden de esa persona era más doloroso que cualquier dolor físico.
— ¿Quién es esa persona?
—Tan solo quisiera saber la reacción de Andrew cuando se entere. ¿Cómo crees que me convertí tan famoso de un día a otro? La publicidad y buenas relaciones lo son todos, y la persona que ordenó el trabajo tiene muy buenos contactos.
— ¡¿Quién es?! —pregunté desesperada. — ¿Una persona de buenos contactos que desea vengarse de Andrew?
—No mi querida Alice, confundes las cosas. Esa persona no desea vengarse de Andrew, su objetivo tampoco es lastimarlo. A lo contrario, supongo que lo quiere.
— ¿Si quiere a Andrew entonces porque hace esto?
—Porque quiere proteger a Andrew de ti... o eso fue lo que dijo —abrí de inmediato mis ojos....
"Lo más importante es sacar la mala hierba desde la raíz. Esa que le hace daño al pasto." Recordé las palabras de la madre de Andrew, la única persona que conocía que haría todo eso para separarnos era ella.
—La presidenta Rickford —susurré un poco conmocionada.
—Bingo, Alice, veo que eres buena adivinando. Es gracioso si lo ves de esta manera, Andrew está molesto porque rapté a su querida novia y se pondrá peor cuando se entere que su madre me pagó para esto. Mi trabajo era separar a su hijo de la plebeya Alice Lawler. Recurrí a tantos métodos para separarlos, incluso intenté culpar a Andrew de todas tus desgracias, y tú comenzabas a dudar. No hice esto precisamente por el dinero, pero sabía que si los separaba, destrozaría a Andrew. Solo trataba de vengarme, pero cuando... me acercaba a ti, mis sentimientos me traicionaban. Además llegué a pensar que... podrías ser mía —mencionó tranquilamente mientras yo intentaba procesar lo que decía. —Así ya nada importaría....
— ¡Entra idiota! —escuché unos gritos de afuera y eso también llamó la atención de Dylan, así que ambos observamos la entrada.
— ¡Alice!.. ¡Alice ¿Estás bien?! —escuché de inmediato la voz lejana de Andrew y un dolor se ubicó en mi pecho.
—Cállate imbécil —oí de pronto un golpe y luego un quejido de Andrew... Lo estaban lastimando.
— ¡Andrew! ¡Andrew! —gritaba mientras trataba de zafarme, sin embargo me detuve cuando observé que dos de los cuatros hombres sujetaban a Andrew desde sus brazos. Por alguna razón él no hacía nada para defenderse.
—Alice, ¿Estás bien? ¿No te han hecho daño? —preguntó rápidamente Andrew con una voz preocupada.
—Andrew ¿Por qué estás aquí? ¿Qué crees que estás haciendo? —respondí preocupada por él. Deseaba verlo, pero no de esa manera. No deseaba que lo lastimaran. Dylan dijo que esos sujetos tenían más de una razón para vengarse de Andrew y temía por lo que podía suceder. ¿Cómo la madre de Andrew podría ser tan cruel?
— ¿Vino con alguien? —preguntó Dylan a unos de los hombres.
—No, vino solo. Creo que ha perdido la cabeza. Estás muerto maldito —siseo uno de los hombres antes de darle un puñetazo en el estómago a Andrew. Comencé a temblar y mis ojos se cristalizaron... ¿Por qué había venido? No quería que le hicieran daño. Andrew era el objetivo de ellos, yo no.
Yo solo fui usada para atraerlo y cai directo a la trampa de Dylan.
—Deja que se vaya —susurró Andrew observando a Dylan.
— ¿Ahora te quieres comportar como un caballero? —Dylan soltó una amarga risa antes de continuar. —Así no funciona. Quiero que tu novia sea testigo de la golpiza que vas a recibir. Te aseguro que será todo un espectáculo.... Bien, comiencen —ordenó.
Automáticamente los cuatro cómplices comenzaron a golpear a Andrew. Rodillazos en su estómago, patadas, puñetazos.... Uno tras otro golpe sin parar... Andrew solo se quejaba con algunos golpes y se me heló la sangre al ver su boca ensangrentada.
— ¿No que muy hombre? — espetó uno de los cómplices mientras comenzaba a patearlo en el suelo.
— ¿Dónde quedó el aclamado apellido Rickford? —prosiguió otro mientras se sentaba a horcajadas encima de Andrew y comenzó a darle puñetazos en su rostro.
—Andrew...—sollozaba al ver como los cuatro comenzaron a patearlo mientras él estaba en el suelo. No podía seguir viendo eso, mi corazón se acongojaba. —Deténganse por favor —lloraba mientras suplicaba que se detuvieran, pero simplemente me ignoraban. Andrew intentó levantarse pero alguien le dio una patada en su rostro haciendo que cayera nuevamente. Yo simplemente lloraba ante esa funesta escena, sin embargo Dylan esbozaba una sonrisa socarrona. Suplicaba por ayuda y observaba como la sangre se esparcía en todo el rostro de Andrew.
—Deténganse —ordenó Dylan y los hombres obedecieron. Andrew estaba de cara al suelo, botando algo de sangre de su boca, sin embargo trataba de ponerse en pie. — ¿Qué pasó? ¿Te duele? —Dylan mencionó en tono sarcástico mientras se agachaba para ver a Andrew. —Quiero ver como ruegas por su vida. Pídemelo de rodillas, entonces ella podrá irse.
— ¡No! Andrew, ¡No lo hagas! —empecé a rogar entre llantos al ver que Andrew intentaba levantarse. —Andrew, no, por favor —Andrew se puso de pie y trató de golpear a Dylan, pero él lo esquivó y lanzó a Andrew a los cuatros sujetos para que lo siguieran golpeando.
Sentía como todo se detenía al ver a Andrew acostado en el suelo mientras lo pateaban seguidamente. Yo gritaba por ayuda o misericordia, sin embargo era en vano. Intentaba zafarme de la cuerda que amarraba mis brazos, pero eso también era imposible. Lagrimas tras lagrima cubrían mis ojos y comenzaba a ver nublado por culpa de ellas. No podía seguir viendo a Andrew así.... Pero no podía hacer nada para salvarlo...
—Paren —ordenó nuevamente Dylan. Observé de nuevo a Andrew en el suelo mientras respiraba con dificultad. —Ahora dime que dejaras a Alice Lawler —dijo observando esta vez a Andrew mientras unos sujetos lo sostenían para hacerlo arrodillar. También observé que otro de los hombres sacó una cámara y comenzó a grabar la escena. —Aun no te escucho.
—N-no v-voy a decir eso —respondió después de escupir sangre de su boca.
— ¿Por? —preguntó Dylan observándolo fijamente. Intenté detener mi llanto y solo se escuchaba pequeños sollozos.
— ¿E-eres sordo? N-no voy a decirlo —respondió entre jadeos con un tono petulante a pesar de su estado.
— ¡¿Prefieres morir?! —preguntó Dylan elevando su voz.
—No realmente, pero si vas a matarme, no puedo evitarlo —Dylan comenzaba a perder su paciencia y comenzó a gritar para que Andrew lo dijera, sin embargo él se negó a hacerlo. Observé que los sujetos que sostenían a Andrew lo soltaron y él cayó al suelo nuevamente.
— ¡Dilo! —Dylan insistió mientras cogía la silla rústica en la que se había sentado antes, observé que la levantó, pero antes de que la azotara contra Andrew, reuní todas mis fuerzas y me abalance sobre Andrew para que la silla se destrozara en mi espalda. Sabía que Andrew no soportaría un golpe más...
Escuché como la silla se partió en varios pedazos y sentí el fuerte dolor en mi espalda.
Eso era lo último que recordaba antes de caer inconsciente. Ese intenso dolor... Era imposible saber cuál fue más doloroso, el de mi espalda o el de mi corazón.
(...)
Abrí suavemente mis ojos y observé fijamente un techo blanco, veía un poco borroso, así que con lentitud comencé a bajar mi mirada, aunque simplemente observé una gran mancha -que supuse que era una persona-. Cerré y abrí mis ojos repetidamente hasta poder enfocar mi vista en la persona a mi lado...
—Andrew...—susurré débilmente y observé a Andrew que estaba lleno de vendas y tenía un yeso en su brazo izquierdo. También observé que estaba sentado en una silla de ruedas que parecía a control remoto.
—Alice, ¿Cómo te sientes? —susurró frágilmente.
—Mejor —el dolor de mi espalda aún era sofocante, pero era menos intenso.
—Hey, tonta entrometida. Casi haces que me muera del susto.
— ¿A quién le dices tonta entrometida? —reclamé con un susurro. — ¿Acaso tú no eres el tonto entrometido? ¿Por qué te dejaste golpear? No dices que puedes con 10 de esos matones fácilmente. Eres un mentiroso —refunfuñé tras soltar un bufido.
—Eres una... descuidada. Eres realmente tonta.
— ¿Por qué?
— ¿Cómo podría hacerlo cuando te tenían capturada? Prefiero que me rompan las costillas a mí antes de que te pongan un dedo encima —lo observé un poco sorprendida y una tonta sonrisa salió en mi rostro. Andrew definitivamente había cambiado. Yo era testigo de ese cambio. Todas las tarjetas rojas, todas sus malas decisiones habían quedado atrás. —Aun así, fue tu culpa.
— ¿Qué?
—Que me golpearan no importa, no tenías que haberte metido. Si te lastiman ¿Qué hubiera pasado? Eres demasiado terca.
—Eres un torpe... presumido... egocéntrico...idiota y además mentiroso —refunfuñé mientras formaba un mohín con mis labios. Inmediatamente tomé una almohada de mi lado y la lancé hacia Andrew.
—Hey, no deberías golpearle a un hombre herido —dijo mientras lanzó la almohada hacia mí.
— ¿No? Entonces ¿Por qué le estás pegando a una mujer herida? —reclamé mientras lancé de nuevo la almohada.
—Hey, me está doliendo —reclamó fingidamente.
—Pues a mí también.
Continuamos discutiendo varios minutos más, sin embargo eso era lo que necesitaba... Tal vez la mayoría de mis recuerdos con Andrew se resumían a tontas peleas, pero... No podía pedir algo mejor, porque no lo habría.
Eso era sencillamente perfecto.
Después de unas horas le insistí a Andrew que debía volver a mi casa, tenía entendido que mis padres pensaban que estaba en un viaje, pero aun así debía anunciar que estaba bien. Mis hombros permanecían con dolor, pero era un dolor soportable y me motivaba saber que vería a mi familia.
Busqué las llaves de la casa, y por suerte las encontré en mi bolsillo, así que abrí la puerta, pero me sorprendí con lo que veía.
Mi madre estaba sentada en el suelo mientras lloraba a cántaros, toda la sala estaba destruida, los muebles estaban volteados y las cortinas rasgadas. Seguí caminando y observé que la cocina estaba en igual estado.
— ¿Qué le ha pasado al lugar? —pregunté conmocionada mientras me acercaba a Max que también estaba llorando. —Max, cálmate y dime que pasó.
—El prestamista se llevó a papá —sollozó fuertemente en respuesta.
—Alice, ¿Qué vamos a hacer? ¿Qué pasa si matan a tu papá? Si no podemos pagar venderán sus órganos en el mercado negro. ¿Qué pasaran si hacen eso? Dios mío, ¿Qué vamos a hacer? —dijo mi madre entre lágrimas. ¿Vender sus órganos? Mis ojos se cristalizaron e intentaba negarlo mentalmente.
Intentaba encontrar una solución, pero no había ninguna... Simplemente problema tras problema acechaban a mi familia. ¿Por qué debía ser de esa manera? ¿Qué habíamos hecho para merecer todo ese martirio?
Al siguiente día trabajé horas extras para recibir un poco más de dinero, sin embargo eso no era suficiente para pagar la deuda de mi padre. Mis hombros dolían mucho, pero pensar en mi papá hacía que siguiera trabajando. A las 2:00 am tomé el bus para regresar a casa mientras un nudo se instalaba en mi garganta. Solo rezaba para poder conseguir el dinero antes que le hicieran daño a mi papá.
Abrí lentamente la puerta de la casa, e inmediatamente mis ojos se cristalizaron a ver a mi padre sonriente sentado en la sala.
—Pa. Papi —salí corriendo a su dirección para darle un fuerte abrazo mientras mi rostro era cubierto por mis lágrimas. Mi papá estaba bien, estaba sano y a salvo.
—Hola, mi niña —saludó después de acariciar suavemente mi cabello.
— ¿Te encuentras bien? —pregunté rápidamente mientras me separaba y limpiaba mis lágrimas. — ¿No te lastimaron?
—Claro que no. Estoy bien.
—Qué bueno, estaba muy preocupada por ti —mencioné con un poco de alegría, sin embargo observé que mi madre tenía un semblante muy afligido. Debería estar feliz por el regreso intacto de mi padre, entonces ¿Por qué esa cara? — ¿Sucedió algo malo? ¿Por qué estás triste, mamá?
—Bueno, Alice. No tenía más opciones —susurró mi madre mientras se acercaba a un armario y sacaba dos grandes maletas metálicas.
—No puede ser... tú... —observé un poco desconcertada las maletas. La primera vez que las vi traían un montón de dinero... ese era el trato de la Sra. Rickford.... Y mi madre había aceptado.
—Ella fue sola a la mansión de esa señora —susurró Max mientras jugaba con sus dedos.
—Ya te dije, no tuve opción. No iba a dejar que lastimaran a tu padre. ¿Dónde habríamos conseguido esa cantidad de dinero? La presidenta Rickford fue muy amable en seguir el trato por los mismos 300 millones de Libra esterlina —observaba con horror a mi madre mientras ella se excusaba.
—No podemos aceptar eso. Devuelve el dinero —ordenó rápidamente mi padre.
— ¿Qué?
—Devuélvelo —insistió mi padre, pero mi madre negó y guardó las maletas.
—No sabes todo lo que hice para conseguirlo... Y sin estas maletas, dime ¿Cómo saldremos de las deudas en las que estamos metidos?
—Yo lo arreglaré —aseguró con determinación mi padre. —Me haré cargo de eso. No importa que deba hacer, pero pagaré ese dinero. Alice ¿Puedes quitarle la maleta a tu madre por favor?
— ¿Qué hay de tu deuda? ¿Cómo saldrás? —preguntó con desesperación mi mamá mientras se aferraba a las maletas.
—Hay que devolver el dinero —ordenó mi padre con autoridad. —Margaret, deja de contradecirme en todo. ¿Acaso le preguntaste a Alice lo que ella quería? El contrato la afecta es a ella, no a nosotros. ¿Acaso tuviste en cuenta sus sentimientos y su opinión? —fue lo último que dijo antes de salir por la puerta y azotarla al cerrar.
"Es un contrato donde prometes no reunirte nunca más con el joven Andrew Rickford."
Comencé a morder mis uñas, ¿Qué era lo que debía hacer? ¿Cuál era la decisión correcta? Sí mi padre no pagaba la deuda él saldría lastimado, pero sí aceptaba el dinero significaría separarme de Andrew...
Todo habría sido más fácil si no sintiera todo esto por Andrew. ¿En qué momento lo había querido tanto? Sin embargo también quería mucho a mi padre, y su seguridad estaba en juego.
¿Aceptar ese dinero era la mejor opción?
Me levanté del asiento y tomé una chaqueta de mi padre antes de salir de la casa sin dar una explicación. Rápidamente comencé a buscarlo, y por suerte lo encontré en pocos minutos. Él estaba sentado en un columpio del parque cerca de mi casa.... El parque que Andrew había ordenado decorar aquella vez con luces y flores... y donde nos habíamos besado por primera vez.
—Vas a resfriarte —le dije a mi padre mientras me acercaba a él. —Y olvidaste tu abrigo —dije mientras le ayudaba a colocar la chaqueta gris.
—Alice —dijo mientras soltaba una pequeña risa, sin embargo sabía que era bastante fingida. Lo más duro de hacer es simular una sonrisa cuando quieres llorar. Algo que heredé de mi padre era eso... nunca nos gustó vernos débiles delante de las otras personas. —A ti... ¿Realmente te gusta el joven Andrew? —suspiré pesadamente y decidí sentarme en el columpio mientras me balanceaba paulatinamente. Quería a Andrew, pero la salud de mi papá estaba por encima de todo. —Contéstame por favor.
—Es que... para mí, tú eres muy importante.
—Lo lamento —susurró débilmente. Observé que sus ojos se cristalizaron y eso me destrozaba. Creo que lo peor que puede sentir una persona es ver a sus padres llorar. Y más si es un guerrero como el mío. —Sé que mi hija está enamorada. Y yo nada más soy una carga — se levantó y comenzó a empujar levemente mi columpio.
— ¿Enamorada? ¿Quién habló de amor? —refunfuñé suavemente. Quería a Andrew, pero eso no significaba que lo amara... Solo me gustaba estar a su lado... y me gustaba su sonrisa egocéntrica, su cabello ondulado, cuando se enojaba porque las cosas no salían como él planeaba, como se formaba una pequeña vena en su frente cuando se enojaba, cuando reclamaba como un niño mimado, cuando creía que tenía la razón y aseguraba que todos estaban mal, cuando confundía los refranes y... también me gustaba como él intentaba comprender mi estilo de vida...
—Alice, lo que tú estás sintiendo es amor. Es algo normal para tu edad y es un sentimiento maravilloso.
—Sí yo no sé eso ¿entonces cómo es que tú lo sabes?
—He sido tu padre por muchos años, te conozco mejor de lo que crees —aseguró con una sonrisa y comenzó a empujar el columpio con más fuerza.
Mientras mi papá me balanceaba, recordaba cuando era una niña pequeña que lo único que le importaba era esperar a su padre hasta la noche para salir a jugar con él... ¿En qué momento todo había cambiado? ¿Por qué el dinero debía de definir nuestro estado de ánimo?
Esa noche gracias a mi padre había tomado una decisión. Tal vez él me conocía mejor que yo.
A la mañana siguiente cogí un bus y llegué hasta la mansión Rickford, un mal sentimiento me envolvía, sin embargo sabía que era lo correcto, y mi padre me apoyaba.
—Acércate, ¿Qué puedo hacer por ti? —preguntó la Sra. Rickford mientras escribía algo en su computador y firmaba unos papeles.
—Vengo, a devolverle su dinero —mencioné en un susurro mientras colocaba las maletas en el escritorio de la presidenta Helena.
—Supe que la situación no está bien en tu casa. ¿No crees que sería prudente dejar el orgullo atrás?
—No es para nada orgullo —aseguré con determinación sin titubear un segundo. —Más bien es una decisión que tomamos juntos. Disculpe tantas molestias —mencioné con una débil sonrisa mientras giraba para irme, sin embargo la voz de la Sra. Rickford me detuvo.
—Si no es suficiente dinero, pongan precio. Me doy cuenta que eres muy hábil haciendo negocios, entonces hagamos un trato —sugirió, sin embargo yo negué con mi rostro.
—Y le pido que no vuelva a insultar a mi familia en un futuro. Le pido más respeto.
— ¿Perdona? —preguntó con tono de indignación mientras fruncía delicadamente su ceño. — ¿Me estás diciendo que quieres tener una relación con el heredero de la compañía Rickford?
—Señora, con todo respeto, eso solo nos concierne a los dos —respondí tranquilamente. No permitiría que esa mujer me sacara de mis casillas.
—De acuerdo...—susurró un poco sorprendida. —Entonces, creo que debo ser honesta contigo. Reconozco que empujé a tu familia a una situación económicamente complicada, pero tú debes reconocer que no eres la mujer más adecuada para mí hijo.
—Reconozco que Andrew y yo somos muy diferentes —observé que la Sra. Rickford sonrió débilmente y asintió. —Pero voy a decirle algo, cuando nosotros pasamos el tiempo juntos, esas cosas simplemente desaparecen —la Sra. Helena me observaba detenidamente, sin embargo no dudé en continuar. —Le prometí algo a Andrew, le dije que nunca lo abandonaría a causa de usted —mencioné con un hilo en mi voz. Sabía que mis lágrimas estaban en su borde, sin embargo no debía llorar. Si lloraba mostraría debilidad ante la Sra. Rickford, y no podía darle el lujo de verme afligida.
—Este dinero, fue a cambio de que tu madre se arrodillara ante mí y se arrojara un tazón de arroz en el cabello. Señorita Alice, ¿La humillación de su madre será en vano?
¿Mi madre había hecho eso? ¿Se había humillado para conseguir ese sucio dinero?
—Para cualquier persona el orgullo de su familia es muy valiosa. ¿No se arrepentirá?
—No sabía que el orgullo tuviera precio, así que dígame ¿Qué valor le pondría al suyo? —pregunté con un leve sollozo. "No debo llorar, no debo llorar" Me repetía mentalmente mientras hablaba con la Sra. Rickford. Si lloraba, ella tomaría el control de la situación. Necesitaba demostrar que no le tenía miedo.
—Tu comportamiento es arrogante —mencionó con una sutil risa burlona.
—Espero que usted no tenga en mente comprar el de mi familia, señora. —comenté con determinación sin titubear ni dudar. —Y por supuesto, tampoco el mío, además usted no puede comprar el orgullo de la gente. Apuesto que eso no lo sabía. Por fortuna su hijo ya se enteró.... Me voy —finalicé saliendo por la gran puerta de madera. No esperé la reacción de la Sra. Rickford, simplemente me alejé del lugar... Me era imposible seguir estando en la misma habitación con aquella mujer.
Siguiente capítulo: ESTRELLA Y LUNA
KATHERINE PIERCE
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