25. NUESTRA PROMESA


Observaba al auto alejarse paulatinamente. Mi vista no había fallado, las personas dentro del carro era Andrew y su madre.

Quería llorar nuevamente. Mi corazón dolía fuertemente. Sabía que lo estaba perdiendo, él se estaba alejando de mí y yo no podía hacer nada para detenerlo.

¿Por qué esto tenía que ser tan doloroso? ¿Por qué tuvo que haberme gustado Andrew? Era lo único que podía preguntarme

Todo hubiera sido más fácil si nunca me hubiera relacionado con F4. Todo esto era demasiado para mi pequeño estilo de vida.

—Obleas a £0,60 —susurré en un sollozo. No podía seguir con esto, todo comenzaba a desmoronarse, mis piernas estaban flaqueando y mi corazón pedía a gritos ayuda. Solo podía simular una triste sonrisa ante mi familia.

No debía preocuparlos, ellos ya tenía suficientes problemas.

Cerré con fuerzas mis ojos, hasta que escuché el sonido de las bocinas, sabía que estaba en el andén así que no era por mí, al abrir mis ojos, el motivo del disgusto de los otros carros era que una limosina negra se había detenido a mitad de la autopista.

Mi corazón recuperó sus latidos cuando observé que la puerta del auto se abrió, y de esta bajó Andrew muy decidido caminando entre los otros coches. Los hombres de seguridad bajaron de otros autos y se quedaron estáticos mientras Andrew se acercaba a mí cada vez más.

Mi respiración fallaba y deseaba que eso no fuera solo un sueño. A pesar del ruido de la congestionada autopista, yo simplemente no pude escuchar nada. Era como si todo se hubiera esfumado y solo estuviéramos Andrew y yo.

Solo nosotros.

Andrew llegó a mi lado y antes que pudiera decir una palabra, él sostuvo mi rostro y juntó nuestros labios en un beso que ambos necesitábamos.

Necesitaba fuerzas, y Andrew era el único que podía dármelas. Sentía que el cielo se volcaba y si no fuera algo imposible también diría que el tiempo se detuvo por unos segundos. Esto era justamente lo que necesitaba; perder de vista el camino, mirar a Andrew brevemente y sentir que mi felicidad era junto a él.

Correspondí lentamente al beso, no quería que acabara, sentía que sí nos deteníamos, él se alejaría nuevamente de mi lado. Andrew había aparecido para encender cada parte de mi alma, cada espacio de mi ser.

Y desde que él apareció ya no tenía corazón ni ojos para nadie. Solo para él.



(...)

— ¿Por qué no me dijiste? —preguntó mientras caminábamos sobre un puente. Después de nuestro encuentro, mi madre dijo que estaba bien que me fuera, así que decidí caminar con Andrew debajo del anaranjado atardecer.

—Si lo decía... Otra vez tú me diría "¿Cuánto necesitas?" Y pagarías por todo ¿No es así? —respondí con una pregunta mientras guardaba mis manos en los bolsillos de mi chaqueta.

—Si el casero quiere cerrar la lavandería, puedes reabrirla en otro lado. Es vergonz...—Andrew inmediatamente guardó silencio y no continuo su frase... Aunque sabía lo que deseó decir.

—Sí, sé que mi familia es probablemente vergonzosa, pero no me avergüenzo por eso.

—No, quise decir que...—se excusó pero lo interrumpí.

—Nuestra relación y lo que sucede con mi familia son dos cosas distintas. Además, aunque seas mi novio no significa que puedes involucrarte y hacer todo por mí.

— ¿Entonces qué quieres que haga? ¿Solo sentarme y ver como venden galletas en la calle?

—Sí, exactamente. Solo siéntate y mira.

— ¿Qué?

—No hagas nada y solo observa —mencioné acelerando mi paso, así que él también caminó más rápido.

—Oye lavandera — segundos después de escucharlo solté una pequeña sonrisa tonta.

—Hace mucho tiempo que no me decías así. Pero ¿Qué puedo decir? Ya no soy la hija de un tintorero —susurré con un poco de melancolía a pesar de tener en mi rostro una sutil sonrisa.

—Alice. Ten en mente que no debes tener miedo. No sabemos de lo que será capaz de hacer mi madre después esto—asentí a la advertencia de Andrew mientras sentía una grandes ganas de llorar, sin embargo, si deseaba enfrentar a Helena Rickford, no debía titubear, además debía de tener en cuenta el consejo de Andrew; no sentir miedo.

—Eso pensé. Así se ve su carácter.

—Prométeme algo—dijo  mientras se detenía y se posicionaba al frente de mí. Solo arqueé una ceja para que él continuara. —Si algo sucede, me lo dirás inmediatamente.

—Está bien —asentí un poco melancólica. Me intranquilizaba un poco la siguiente acción de aquella mujer, y al parecer a Andrew también le preocupaba.

—Otra cosa, no importa lo que pase. No te alejarás de mí.

—No puedo prometerte eso. He querido escapar muchas veces, no por tu mamá, sino por ti —respondí entre risas.

—Hey —mencionó  soltando una pequeña sonrisa.

—Al menos, te prometo que si llego a huir de ti, no será a causa de tu madre —prometí haciendo que Andrew sonriera nuevamente.

—Me alegro que Alice Lawler, la chica plebeya y gánster sea mi novia. La promesa me hace sentir más tranquilo.

— ¿Qué fue eso? ¿Fue un cumplido o un insulto? —reclamé entre risas mientras colocaba mis manos a los lados de mi cadera. Ninguno de los dos pudo evitar reír. Estos eran los momentos a su lado que me hacían feliz, los momentos por los cuales me hacían querer luchar por esto. — ¿Quieres beber café? — pregunté mientras sacaba de mi chaqueta una lata de café.

Andrew tomó la lata entre sus manos y comenzó a verlo con una pequeña sonrisa así que decidí seguir caminando. Pronto, Andrew me alcanzó y entrelazó sus manos con las mías mientras sentía el viento en mi cara y el agradable aroma de él.


(...)

Al siguiente día empecé a buscar con desespero un trabajo de medio tiempo para así poder ayudar a mi familia. Inmediatamente en mi descanso del restaurante de avena, tomé la labor de llamar a los trabajos que aceptaban mis requisitos.

— ¿Hola? ¿Están contratando trabajadores a medio tiempo en el turno nocturno? —pregunté un poco esperanzada sin embargo, estos trabajos eran muy apetecidos por las necesidades de la gente. —Oh, entiendo. Gracias —después de soltar un pequeño suspiro seguí buscando más anuncios en el periódico.

—Sale una avena de calabaza —dijo el Sr. Pierre. Observé el reloj y ya había acabado mi descanso, así que corrí rápidamente a la cocina para recibir el platillo.

—La avena de calabaza que pidió. Por favor disfrútela —dije mientras le entregaba al cliente la bandeja. —Está muy caliente, por favor espere a que se enfríe un poco antes de comerlo —sugerí con una sonrisa.

—Señorita, usted es muy considerada —mencionó el señor de no más de 50 años mientras me sonreía.

—No hay porqué. Nuestra avena es muy buena, así que por favor venga más seguido.

—Su cara es realmente bonita, ¿Estudia en la universidad? —preguntó el cliente así que simplemente negué con mi rostro.

—Soy estudiante de preparatoria —respondí un poco insegura.

—Ah, entonces eso sería un poco difícil.

— ¿Qué cosa? —pregunté con evidente interés.

—Nuestra compañía contrata muchos estudiantes como modelos, y realmente me gusta tu imagen.

—Ya veo —dije antes de comenzar a retirarme, sin embargo me detuve y me acerqué nuevamente. —Pero... ¿Cuánto pagan? —el hombre me sonrió y me entregó una tarjeta de una pequeña agencia de modelaje.



(...)

Tuve suerte y me contrataron en una estación de servicio de gasolina, comenzaba ese mismo día en la noche debido a la renuncia imprevista del anterior trabajador. Llevaba 3 horas trabajando, no era muy esforzado ya que solo era llenar el tanque de combustible, sin embargo yo estaba reuniendo el cansancio del colegio, del restaurante y ahora de este trabajo.

—Buenas noches, ¿Cuánto lleno? —le pregunté al dueño de una moto blanca que había entrado a la gasolinera.

—Tanque lleno —respondió, así que tomé el inyector de la bomba y me acerqué al tanque de gasolina de la moto.

— ¿Qué tipo de pago utilizaras? —pregunté, sin embargo el dueño de la moto se quitó el casco y era... ¡Adam!

Después de un rato, ambos estábamos recostados en los pilares de la estación, mientras yo tomaba una bebida energizarte que Adam me compró.

—En realidad pensé que me iba a desmayar porque estaba muy cansada. Gracias Adam —sonreí y decidí darle otro sorbo a la bebida.

— ¿No te estás esforzando demasiado?

— ¿No sabes quién soy yo? —Pregunté de una manera sobre actuada. —Soy la plebeya representante de Cardiff. No soy nadie si me quitan mi energía y mi fuerza de voluntad —dije riéndome levemente, sin embargo Adam seguía en silencio.

—No digas mentiras. En este momento tu cuerpo te está delatando por mentirosa —arqueé una ceja y sentí que algo derramaba de mi nariz, por inercia toqué la zona y observé que en mi mano había gotas de sangre. Pronto, observé que Adam sacó un pequeño pañuelo y sostuvo mi cara. —No te muevas —ordenó mientras limpiaba con delicadeza la sangre de mi nariz. —Esto me está lastimando —susurró, sin embargo automáticamente me soltó y me entregó el pañuelo. —Digo, si yo fuera Andrew realmente estaría destrozado al verte así.

—Por favor no le digas nada a Andrew —murmuré mientras terminaba de limpiar mi sangre. —Quiero hacerme cargo yo misma.

—Estoy algo celosos de Andrew —observé de inmediato a Adam, pero él simplemente sonrió. —Me voy —fue lo último que dijo antes de subir a su moto y alejarse con gran velocidad.



MARGARET POV'S

El día de hoy habíamos trabajado arduamente, podía ser que las obleas y los cafés no costaran mucho, sin embargo vendíamos en gran cantidad. Mi motivo para continuar con eso era saber que pronto el joven Andrew tomaría toda la compañía y su madre ya no tendría ninguna decisión... Si no era que moría primero.

Una señora tan amargada no debería vivir mucho ¿Cierto?

A media noche, cuando la autopista estaba casi solitaria, decidí con mi esposo hacer el pequeño inventario mientras pensábamos que debíamos tener más surtidos. Otros dulces no caerían nada mal, y además a la gente le gustaba mucho.

Pronto escuchamos un carro parquear al lado de nuestro negocio, observé el gran auto negro y de este salieron 5 grande hombres vestidos con unos elegantes trajes.

— ¡Oh! ¿Qué se les ofrece? ¿Pan, café, obleas? —pregunté mientras les señalaba el pequeño puesto.

—No amor, con solo verlos, sé que vienen por las galletas de arroz. ¿Cuánto quieren? —interrumpió mi esposo mientras se acercaba a las galletas y observaba con una sonrisa a aquellos hombres.

— ¿Quién ha dicho que ustedes pueden vender cosas aquí sin permiso? Deben pagar impuestos—mencionó uno de los hombres muy serio. — ¡Destruyan el lugar! —de la nada, todos esos hombres arremataron con todo a su paso.

Comenzaron a tirar las cosas. Solo podía ver las galletas de las obleas siendo desmoronadas y a las latas de café derramadas en el suelo. Empezaron a desmantelar violentamente la mesa y todas las cosas encima de ella. Solo pude hacerme a un lado mientras observaba de manera aterrada como nuestro sustento estaba siendo desbastado.

¿Qué persona tan cruel sería capaz de hacer eso? Solo éramos una pequeña familia con muchos deseos de vivir y ser felices... ¿Entonces porque nos arrancaban nuestro único trabajo existente?

¿Acaso sabían lo que se sentía estar en el borde de la pared? Nos encontrábamos acorralados, sin ninguna otra opción. Cada intento de mejora era terriblemente aniquilado.


HOLA! VOTA SI TE GUSTÓ. MUCHAS GRACIAS!

Ah! y si vieron que estuve actualizando mucho no se preocupen que no eran nuevos capítulos, solo estaba arreglando la ortografía de los primeros capítulos :)

Gracias por leer! El capítulo lo dedico al primer comentario :)


KATHERINE PIERCE

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