17. COMPETENCIA (3-3)


—Solo dilo. Di que te gusto —apreté con mi mano la camisa negra que usaba Andrew. Mis ojos estaban en el límite. No debía llorar, pero quería hacerlo.

Miraba fijamente hacia la nada y agradecí que Andrew no viera que mis ojos cristalinos se encontraban en su borde.

Andrew era Andrew, y a pesar que esa faceta de él fuera bastante extraña. Para mí, eso era indebido, eso no era correcto. No podía hacerlo. Simplemente no debía. Después de unos segundos de divagar en mi mente me solté de los brazos de Andrew.

—Lo siento, lo siento mucho —me disculpé mientras lo observaba fijamente y retenía mis lágrimas.

—Sabes lo que estás haciendo ¿Verdad? —inquirió, así que mi voz se atascó en mi garganta y me era imposible responder. —El gran Andrew Rickford... está rogándote.

— ¿Qué quieres que diga? —pregunté con mi voz entre cortada. Segundos después escuché la sutil risa de Andrew. No era una risa de burla... Simplemente una risa forzada. Una risa de lástima, no por mí, sino por él.

— ¿Cómo terminó gustándome una chica como tú? —lo único que pude hacer fue mirar hacia el suelo. No tenía ni idea que responder. —Acabas de perder tu última oportunidad. No importa cuánto llores mañana. No voy a preocuparme por ti nunca más.

No entendía cómo llegó todo hasta eso. Andrew podía ser insoportable y me ocasionaba más de un dolor de cabeza, sin embargo, él no era malo. Solo estaba solo. Me sentía mal al pensar como terminó todo eso, tal vez el mundo de Andrew era un mundo el cual no debía involucrarme.

Estaba intentando tapar el sol con un solo dedo. Intenté ignorar lo que sucedía, y no fue hasta ese momento en que me vi obligada a reaccionar.

—Eso es lo que yo quiero —comenté con seguridad después de deshacer todo rastro de mis lágrimas.

—No esperaba menos de ti, Alice Lawler. Perfecto, terminemos con esto —aseguró antes de empujarme levemente con su hombro y marcharse en dirección hacia el auto que lo trajo.

Eso era lo correcto ¿Cierto? Pero por alguna razón mi pecho dolía.

Esperé a escuchar el motor del auto alejarse y mis piernas flaquearon obligándome a acuclillarme.

"No voy a arrepentirme, no importa que suceda, nunca me arrepentiré"

Eso lo repetía mentalmente mientras que mis lágrimas de nuevo amenazaron por salir, pero nunca se derramaron, porque lo que hice fue la mejor decisión que pude tomar en ese momento.


(...)

Al siguiente día los nervios me estaban carcomiendo mi mente. Si perdíamos, Adam sería expulsado de F4 y yo de la escuela. Escuché detrás de la puerta, el bullicio de los estudiantes y unas voces femeninas que cantaban al unísono "Andrew Rickford" a pesar de que él no compitiera directamente en la carrera.

También escuché a unos estudiantes hablar sobre la "Segura derrota de Adam y Alice" o preguntándose sobre "¿Quién es lo realmente estúpido para enfrentar a Andrew Rickford?" nadie creía que Adam y yo podríamos ganar eso, incluso un estudiante preguntó sobre qué sucedería si Nathan y David perdían, sin embargo todos los estudiantes comenzaron a reír.

—Ahora, vamos a comenzar la última competencia —anunció Isabelle de manera muy formal, tras decir eso los gritos se escucharon aún más fuerte en la piscina. Yo tenía muchos nervios de salir. —Atletas prepárense —esa era la señal para nuestra entrada. Primero salió David con Nathan y después Adam y yo. — ¿Preparados? —preguntó Isabelle.

En esa primera parte, Adam y Nathan competirían codo a codo, en el momento que llegaran al extremo de la piscina y regresaran, era la señal para que David y yo saliéramos. Solo debía de rezar para que Adam tomara una poca ventaja sobre Nathan y yo tuviera la suerte de salir antes que David.

Isabelle hizo sonar la pistola con aire comprimido que servía de transmisor para ser la señal de salida de Adam y Nathan. Ambos salieron rápidamente y nadaron con toda velocidad, sin embargo Nathan tenía una muy pequeña ventaja.

No obstante antes de tocar un extremo de la piscina, Adam tomó la delantera, era muy pequeña, pero una ventaja que me serviría mucho. Tres segundos después de que yo saltara hacia la piscina, escuché un chapuzón así que reconocí fácilmente que David estaba pisando mis talones.

— ¡Alice vas a perder!

— ¡Vamos David!

— ¡Nadie se mete con Andrew Rickford!

— ¡La justicia siempre gana!

Escuchaba grito tras gritos, sin embargo nada de eso me distrajo, era yo y el extremo, y era mi deber dar el fruto de todo mi esfuerzo. Toqué finalmente un polo de la piscina así que con mis pies tomé propulsión para regresar, pero observé que David también lo hacía.

Mi ventaja se fue acortando velozmente, y a mitad del recorrido de vuelta escuché las brazadas de David casi a mi lado.

Mis brazos comenzaban a doler, pero debía de soportar ese dolor. Visualizaba mi meta, pero entre más nadaba sentía que más se alejaba.

—¡David Cooper! ¡David Cooper! ¡David Cooper! —Era lo único que escuchaba debajo del agua además del movimiento del tan aclamado David.

Observé a pocos centímetros el extremo de la piscina, estiré mi brazo lo más que pude al ver que David estaba un poco más cerca que yo, sin embargo, antes de que alguno de los dos pudiera tocar la baldosa todo se volvió negro.

Literalmente todo se volvió oscuro. Me pellizqué débilmente para confirmar si no estaba en un sueño. No lo estaba, eso era real. La luz se había cortado.

Reinó el silencio durante unos cinco segundos hasta que la luz volvió a iluminar el lugar, sin embargo nuestro final de fotografía había sido mágicamente estropeado.

— ¿Quién ganó? ¿Quién lo logró? —los estudiantes comenzaron a preocuparse sobre conocer al vencedor. Nadie logró ver nada, todos estaban tan distraídos discutiendo entre ellos que no observaron cómo Andrew Rickford salió del lugar con las manos dentro de sus bolsillos.

Isabelle lo observó fijamente marcharse y ella soltó una pequeña sonrisa de su rostro. Tal vez una de orgullo. Nadie más que un Rickford podía intervenir sobre la decisión de suprimir la electricidad aunque sea unos segundos de la institución. Su sonrisa se debía a que ella no lo había hecho.


(...)

Después de salir del colegio tras haber terminado la competencia, Isabelle volteó y me brindó una cálida sonrisa.

—La expulsión de Adam y Alice nunca va a suceder. ¿Alguna queja? —informó Isabelle mientras nos observaba, segundos después se acercó a mí y me dio un gran abrazo. —Lo hiciste muy bien —dijo antes de separarse.

—Gracias.

—Soy yo la que debería decir eso —corrigió Isabelle mientras una limosina blanca parqueó cerca de ella. Arqueé mi ceja en señal de confusión, así que ella continuó. —Gracias a cierta persona, mi hermanito va por el camino correcto—solo pude devolverle la sonrisa antes de verla subir al auto.

— ¡Qué alivio! ¡Me alegro que todo haya salido bien! —mencionó Abby mientras zarandeaba mi brazo con mucha felicidad.

—Alice Lawler —volteé observando a la persona que me llamaba; era David Cooper. —Estuviste increíble.

—Tu también —respondí. 

Después, David sonriendo se acercó a Adam y le dio un puñetazo en el estómago.

—Es bueno tenerte de regreso —mencionó David conservando su sonrisa y dándole tres palmadas a la espalda de Adam. —Iré a ver a Andrew —David se marchó seguido de Nathan, pero este último antes de irse tocó el hombro de Adam y le sonrío.

Adam y yo decidimos caminar en el campus después de que Isabelle, Abby, David y Nathan se marcharan. Aunque Adam no decía nada, la pequeña sonrisa en su rostro lo delataba. Él quería a los F4 y los F4 lo querían a él. Incluso Andrew.

—Gracias —dijimos al unísono. Ambos nos observamos y comenzamos a reír. —Por ti, yo —dijimos de nuevo al mismo tiempo.

—Alice Lawler —Adam me llamó, así que lo observé con una sonrisa en mi rostro. — ¿Te gustaría tener una cita conmigo? —Lo observé un poco perpleja... ¿C-cita?



NATHAN POV'S

David y yo decidimos ir a la mansión Rickford inmediatamente terminó la competencia. Ambos sabíamos que Andrew fue el responsable del apagón de la piscina... Pero lo que nos desconcertaba era ¿Por qué Andrew lo haría?

—Andrew, has pagado tu deuda —mencionó Andrew antes de que nosotros entráramos a su habitación. Él estaba sentado en una silla de cuero marrón mientras apoyaba sus codos en su escritorio central y presionaba botones de un pequeño robot que tenía en un lado la marca Rickford. Creía recordar que ese robot fue el primer prototipo sacado de esa forma, gracias a ese singular objeto, la compañía Rickford despegó como compañía a nivel mundial de la electrónica hace varios años. Sin embargo eso fue hace ya mucho tiempo, A long time ago.

Ni siquiera habíamos nacido. 

— ¿Por qué estás hablando solo? —interrumpió David en el cuarto de Andrew mientras este se sobresaltaba un poco.

—Hey, man. Creo que el shock fue mucho para él —continué mientras nos acercábamos a Andrew.

— ¿Se acuerdan cuando rompí el robot de Adam en preescolar? —preguntó Andrew mientras apoyaba su cabeza en la palma de su mano. Wow. Wait, man. ¿Por qué él hablaba de algo que sucedió hace más de una década?

— ¿El robot de madera? —pregunté.

—Sí, ese. Desde ese día siento que estoy en deuda con Adam —comentó Andrew mientras seguía sentado en tan elegante escritorio. Eso había sucedido hace tanto tiempo que mi cabeza no lo recordaba perfectamente, pero alguna que otra idea difusa cruzaban por mi cabeza.

...

Éramos pequeños, no teníamos más de 7 años. Very, very small. 

Andrew, David y yo jugábamos en la nieve, era un todos contra todos así que nunca nos poníamos de acuerdo sobre quién era el ganador.

Pero eso nos entretenía.

Mis recuerdos de mayor felicidad radicaban en esa edad, todo era tan sencillo, tan fácil y simple. Sabíamos que debíamos heredar grandes cosas en el futuro, pero eso no era un problema por el cual preocuparnos a esa edad.

Al único que le gustaba estar solo era a Adam, él simplemente se sentaba en una esquina y tocaba algún instrumento o jugaba con un pequeño robot de madera.

Eso era habitual para nosotros, hasta que un día, Andrew se acercó a Adam y le quitó aquel robot rústico y algo antiguo. It was very old.

—Adam dame esto —recuerdo que algo parecido dijo Andrew aquella vez cuando le arrebató el muñeco a Adam.

— ¡De ninguna manera! —se quejó el pequeño ermitaño.

—Dámelo y te daré todos mis juguetes —sobornó Andrew... una pequeña sonrisa se escapó de mi boca al recordar aquel día... Andrew siempre, desde pequeño ha sobornado a la gente para conseguir lo que él quiere. Siempre lo ha hecho, no creía que cambiara.

—Noo, ese robot no, Andrew.

— ¿Qué quieres decir? Para mí no hay tal cosa como un "No". Ahora es mío —afirmó aquel pequeño niño de cabello rizado y comenzó a correr siendo perseguido por Adam, sin embargo en un momento de mala suerte, Andrew tropezó con una pequeña roca así que cayó soltando el juguete.

Ese día mientras Andrew y Adam discutían, David y yo jugábamos a construir un muñeco de nieve, sin embargo nos llamó la atención ver a Andrew caer, y que un carro pasara por encima del robot hecho de madera.

Esa fue una de las pocas veces que vimos a Adam llorar, él solo observaba el juguete y lo abrazaba con cariño mientras lo bañaba en sus lágrimas. Ninguno de nosotros entendíamos la razón por la que lloraba hasta que el Sr Tanne, el principal guardaespaldas de la familia Rickford, nos contó lo que sucedía.

Ese robot lo había hecho el papá de Adam antes de morir. Ese juguete viejo, era el último recuerdo que tenía Adam... y gracias a un terco niño de ojos azules, su recuerdo estaba hecho trizas.

....



ALICE POV'S

La palabra cita rondaba en mi cabeza.... Todo parecía tan irreal. Parecía como si el destino hubiera jugado a mi favor. No me expulsarían de la escuela, mis padres no tendrían que preocuparse y sobre todo... ¡Adam me había pedido una cita!

Observé el reloj y comencé a vestirme rápidamente, al salir de mi cuarto intenté ser lo más precavida posible, en todo el pasillo no hice ningún movimiento en falso para alertar a mi familia, sin embargo a punto de abrir la puerta principal escuché el bullicio de mis padres y mi hermano acercándose velozmente hacia mi dirección.

¿Por qué a mí?

Mis padres me observaron con una gran sonrisa en sus rostros esperando a que dijera algo.

—Voy a salir a tomar algo de aire fresco y hacer algo de ejercicio —me excusé con la esperanza de que no hubiera ningún interrogatorio.

— ¿Con esa ropa? —preguntó mi padre con una gran sonrisa pícara.

—Bueno... En realidad....

— ¿Vas a tener una cita con Adam Walcott? —interrumpió mi hermano. —Me gustaba un poco más el cuñado Andrew, pero Adam se ve buena persona.

— ¿Qué? —pregunté un poco confundida. ¿Cómo sabían que tendría una cita con Adam?

—Es una pena que el corazón de Andrew esté roto, pero el amor no es siempre lo que se planea —comentó mi madre con una mano en su pecho. ¿Cómo podía ella decir tantas incoherencias en una sola oración? — Me gustaría tener otra hija de tu edad para que ayudara a arreglar el hermoso corazón de mi yerno An... digo de Andrew —corrigió rápidamente después de que yo la mirara mal por haberle dicho yerno a Andrew.

—Mamá...

—Tranquila, Andrew o Adam da lo mismo. No importa la ruta, el punto es tener el destino correcto —mencionó mi madre. Nunca entenderé lo que pasa por su mente.

— ¿Eso qué significa?

—Eso significa que debes lucir bien para Adam —palmeé mi frente al escuchar a mi madre.

—Hermana, ¿Esa vestido no es un poco largo? No es muy sexy — observé mi vestido café con unos encajes negros y no lo veía tan mal. De hecho ese era uno de mis pocos vestidos presentables...

—Alice, tus labios están demasiado secos, ¿Por qué no los humedeces de esta forma? —tras decir eso, mi padre comenzó a lamer su boca con su lengua de una manera muy extraña.

—Alice, el olor de una mujer es muy importante. Ya sabes, la irresistible fragancia de la tentación —mi madre comenzó a esparcir mucha loción encima de mí. Tuve que tapar mi rostro al menos que quisiera que el líquido cayera en mis ojos. — ¡El maquillaje! Voy por él —dijo antes de salir corriendo hacia su cuarto.

¿Por qué tenía el presentimiento que llegaría tarde a la cita? No quería que Adam pensara que lo había dejado plantado.

—Hija, cuando estés con Adam recuerda cuatro cosas muy importantes —mencionó mi madre mientras terminaba de colocar unas sombras encima de mis ojos.

— ¡Dueño de la Fundación de arte centro del milenio de Gales! —dijo mi padre con una gran sonrisa.

— ¡Patrocinador del Real Madrid y los Yankees! —gritó Max con mucha emoción.

—Tu serás la bisnieta nuera del ex primer ministro —continuó mi madre con una gran sonrisa... ¿bisnieta nuera? ¿Acaso eso existía?

Decidí ignorar los cantos de mi familia y salir a encontrarme con Adam. De hecho estaba 20 minutos atrasada.

Al llegar a la estación, Adam dijo que había acabado de llegar, así que no debía de preocuparme. Caminamos en completo silencio. No sabía hacía donde íbamos pero eso no me importó hasta que vi la entrada del hipódromo.

—Ven —dijo Adam tomando con delicadeza mi mano y guiándome a una caballeriza (recinto donde se guarda especialmente caballos). Reconocí de inmediato el caballo blanco que Adam montó aquel día de la competencia. —Kathe me dio a Tornado en nuestra primera navidad juntos —mencionó mientras acariciaba el hocico del caballo y le daba unos cubitos de azúcar.

— ¿Te dio un caballo como regalo? —él asintió como si eso fuera lo más normal. —Cuando era pequeña hice huelga de hambre para conseguir un cachorro.

— ¿Y cómo resultó eso?

—Recibí una paliza de mi madre —dije mientras formaba un puchero. Adam solo soltó una pequeña sonrisa. — ¿Cómo sigue el caballo de Andrew? —pregunté antes de que todo el semblante divertido de Adam se desvaneciera.

—Ven, sígueme —dijo mientras me guiaba hacia un gran establo. Adam abrió una puerta de madera muy rústica y observé a un caballo de pelaje negro acostado en el suelo.

— ¿Ese es Prince? —pregunté señalando el único caballo del establo.

—Hoy por la mañana vinieron cinco grandes veterinarios. Viajaron desde Suecia, China, Corea, Alemania y EEUU.

— ¿Qué dijeron? —pregunté mientras me acercaba al caballo y comenzaba a acariciarlo.

—Bueno... —escuché como Adam tomó un gran suspiro. —Lo van a someter a dos cirugías, aseguran que podrá caminar dentro de un mes, pero es poco probable que vuelva a cabalgar.

—Prince, tranquilo. Todo va a estar bien. Estaré apoyándote — le susurré a Prince mientras acariciaba su lomo. — ¿Andrew que está haciendo? Es su caballo.

— ¿Quién crees que fue el que llamó a los veterinarios y está pagando costosas medicinas? —inquirió Adam acercándose a Prince. —Aunque no lo diga, él se siente culpable. Andrew no midió las consecuencias antes de hacer cabalgar a su caballo cerca del acantilado. Fue mucho para Prince.

— ¿Por qué Prince está en otra caballeriza? —pregunté.

—Andrew así lo quiso, mandó a construir un establo solo para Prince después del accidente.

— ¿No es mejor que esté acompañado por otros caballos? Debería sentirse muy triste estando solo.

—Quizás —respondió Adam antes de darle una caricia al caballo. —Vamos —salimos del establo de Prince para volver a la caballeriza principal. —Sobre tu deseo de un perrito. ¿Qué te parece un caballo en lugar de un cachorro? —simplemente sonreí.

Salimos del hipódromo y decidimos dar un pequeño paseo en Tornado. Con nerviosismo tomé la correa del caballo y Adam me indicó como utilizarla para guiar a Tornado. Adam estaba sentado detrás de mí y me sostenía con sus brazos para evitar que yo cayera. El paseo fue muy relajante y tranquilo. Sin duda eso era lo que necesitaba después de la tediosa semana anterior.

Después de una hora, devolvimos al caballo a la caballeriza y decidimos caminar debajo del casi oscuro cielo. Seguimos caminando sin que yo supiera el rumbo hasta que mis piernas me obligaron a detenerme.

No porque estuviera cansada sino porque... estábamos en la plaza al frente de la torre principal. Observé detenidamente el lugar y recordé la figura de Andrew debajo de la nieve esperando por más de cuatro horas mi llegada.

Recordé como él temblaba aquel día, como después de reclamarme por mi tardanza se recostó encima de mí. Recordaba perfectamente como su piel estaba fría y como le dificultaba hablar por la baja temperatura.

—Alice, ¿deberíamos subirnos a eso? —observé donde Adam estaba señalando y era el teleférico en forma de rueda de la fortuna.

Simplemente pude asentir forzando una sonrisa.

— ¿Quieres beber algo? —preguntó Adam señalando una máquina expendedora de... café

"Toma, Este café es de £1,89."

"Solo cállate y bébelo, este café es de lo mejor"

"Yo tenía razón, ¿o no? Es igual que un café en el "sky lounge" de un hotel."

—No, estoy bien. Gracias —respondí tras haberme acordado de aquel día con Andrew. Al fin de cuentas el terco de Andrew tomó el café y podría asegurar que le gustó por la forma en que sonrió esa vez.

Seguimos derecho hasta llegar al teleférico y pronto nos subimos a él.

—Es la primera vez que me subo a esto —dijo Adam observando el cielo estrellado. Estrellas... ¿Por qué sentía esa fuerte opresión en mi pecho?

"¡Hay tantas estrellas!"

"Esas no son estrellas, son satélites, chica estúpida."

"No quiero escuchar eso de ti, tú... chico estúpido."

"Tú, tonta"

"Tú eres más tonto."

— ¿Has estado aquí antes? —asentí con una sonrisa a la pregunta de Adam y me recosté en un extremo de la cabina.

Ciertas imágenes recorrían mi mente... A Andrew acostado encima de mí, cuando comenzó a temblar y sentí que tenía fiebre, cuando tomé una cobija y lo abrigué con ella... Cuando él durmió en forma plácida en mi hombro y yo recosté mi cabeza en su suave cabello rizado.

¿Por qué ese dolor en mi pecho se estaba intensificando? Sentía que me faltaba aire, pero podía respirar, así que no lo entendía. ¿Qué era lo que sentía? Se suponía que debería estar feliz por estar en una cita con Adam... pero no era así. No iba a negar que hoy me había divertido, pero no me sentía satisfecha.

Esperé durante tanto tiempo esto, incluso soñé en tener una cita con Adam, pero ahora que estaba con él.... no entendía ¿por qué no podía dejar de pensar en Andrew?

Intenté despejar todas esas imágenes de mi mente y observé el piso de la cabina, sin embargo antes de mirar el suelo, mi vista captó que en un extremo de la cabina había algo escrito con tinta negra, así que lo leí.

"Andrew R. ❤ Alice L. ¡Primera noche!"

Recordé que aquel día, lo único que tenía en mis bolsillos era un marcador negro, marcador que utilicé para amenazar a Andrew para que no se acercara a mí. Observé nuevamente el escrito y pude reconocer que esa letra pertenecía a Andrew.

Él lo había escrito... ¿pero por qué? 



Hola!! Presiona la estrellita si te gustó el capítulo. Intentaré actualizar cada 4 días ;)

KATHERINE PIERCE

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top