16. COMPETENCIA (2-3)


Un fuerte nudo se ubicó en mi pecho. Esa era la razón por la cual Nathan y David estaban en contra de la competencia. Adam temía manejar un auto después del accidente.

Debía decirle que se detuviera, prefería ser expulsada antes de lastimar el corazón de Adam. Pero ¿El dejaría la competencia? Intentaría convencerlo y en el peor caso, apoyarlo.

Decidí ir a mi casa y preparar un rico almuerzo para Adam, cuando finalicé vi el reloj de la pared y supuse que tal vez él estaría en la pista de carreras en donde se realizaría la competencia de mañana.

Antes de salir cogí un gorrito de lana blanco y subí a un bus, el cual en menos de una hora me dejó cerca de la pista. Entré al autódromo y observé un auto rojo marcado con el número 01 y con el apellido "RICKFORD" escrito en letra blanca.

Supuse automáticamente que Andrew estaba conduciendo el auto. Sus vueltas eran muy limpias y no parecía que le dificultara manejar con esa rapidez. A alguien que le tenía fobia a los carros le sería difícil llegar a esa velocidad.

Arriba de las gradas del perímetro había una habitación encerrada de cristal, así que pude observar a Adam sentado en la barra siguiendo con su vista al auto de Andrew.

—Hay algo que quiero preguntarte —dije después de sentarme a su lado, y apoyé mi cabeza con la palma de mi mano.

—Dime.

— ¿Cómo conseguiste tu licencia de conducir? —tenía entendido que aunque manejara moto, con el instructor debía manejar un carro. Así que no entendía cómo consiguió la licencia si nunca subió a un auto.

— ¿Así que ya lo sabes? —asentí a su pregunta. —Katherine me enseñó.

— ¿Qué? Yo pensé que...

— ¿Qué no sé manejar? —completó mi pregunta. Así que asentí. —Sé manejar. No sé si lo recuerdo, pero aprendí hacerlo. No me siento cómodo manejando un carro así que no te puedo asegurar que le pueda ganar a él —explicó mientras señalaba el auto rojo que corría a gran velocidad. —La verdad es que no quiero hacerlo, pero tampoco quiero renunciar, así que haré lo mejor que pueda.

—Por favor, detente —susurré mientras tocaba nerviosamente mis manos.

— ¿Por qué debería retirarme?

—Porque nada de esto vale la pena. Ni siquiera asisto a esa escuela porque quiero.

—Vale la pena —mencionó inmediatamente Adam. —No sé si ganaré. Pero voy a dar lo mejor de mí. Quiero hacerlo —Adam estaba haciendo tanto por mí, ni siquiera sabía cómo devolverle el favor. Él se estaba enfrentando a Andrew por mí. — ¿No me ibas a dar eso? —señaló la cajita de comida que dejé encima de la barra de al frente.

—Oh, es cierto. ¿Quieres comer? —pregunté con una sonrisa intentando olvidar eso de la competencia. Adam asintió así que le entregué el almuerzo que había preparado.

—Es delicioso —dijo después probar un bocado y luego continuó comiendo en silencio mientras yo lo observaba con una sonrisa. Sin embargo, en breves segundos Adam y yo levantamos nuestros rostros debido a un ruido de la pista de carrera.

El carro que conducía Andrew se había resbalado haciendo que rechinara fuertemente, observé que el auto se resbaló 360 grados antes de detenerse y de que unos sujetos uniformados bajaron corriendo hacia la pista. Escuché enseguida la sirena de una ambulancia que se acercó de inmediato al carro rojo.

Mis nervios se pusieron de punta, sin embargo mi corazón se calmó cuando observé que Andrew salió intacto del carro.

— ¡Que porquería de carro! ¡Hagan bien su trabajo! —gritó Andrew a diestra y siniestra mientras le arrojaba el casco a un señor uniformado.

No comprendía por qué Andrew se enojó con los señores que trabajaban en el autódromo, eso era algo muy irracional. Decidí ignorar sus gritos y amenazas de despidos y concentré mi vista de nuevo en Adam el cual estaba sonriendo.


(...)

Llegué al salón de recepción del autódromo, me sorprendí al ver la cantidad de estudiantes que estaban esperando la carrera. Esta competencia podía ser la victoria de Andrew o la nueva oportunidad de Adam.

—Alice, hola —saludó Isabelle mientras me invitaba a sentar en la mesa en la que estaba con David y Nathan. —Hola a ti también Abby —saludó a mi amiga con una sonrisa, gesto que respondió Abby de la misma manera.

Después de desayunar, decidimos bajar en donde Adam estaba... solo que Abby y yo tuvimos que esperar a que terminara de hablar con David para poder nosotras hablar con él.

—Hola, disculpe. ¿Sabes que si pierdes, todo esto termina? —preguntó Abby un poco apenada hacia Adam. — ¿Tienes alguna estrategia o un as bajo la manga?

— ¿Un as bajo la manga? —Abby asintió así que Adam suspiró y pensó durante unos eternos segundos. —La tengo —observé que se acercó hacia mí y se inclinó para abrazarme. Estaba tan sorprendida que no pude mover ni un solo músculo. —No te muevas —susurró en mi oreja. —Es algo ridículo, pero esta será nuestra estrategia, así que ayúdame —asentí así que correspondí al abrazo. Segundos después se acercó nuevamente, pero esta vez era para besar mi frente

Después de estar unos segundos así, Adam observó a su izquierda así que por inercia también lo hice, y al final del pasillo sólo pude ver que se alejaban unas cinco personas de traje formal negro, suponía que eran los guardaespaldas de Andrew.

¿Andrew nos estaba viendo? ¿Esa era nuestra estrategia? No lo entendía.


...

OMNISCIENTE POV'S

Los gritos de no solo de los estudiantes sino de otras personas no se demoraron en escuchar, cada quien apoyaba a su favorito, sin embargo el nombre de "Andrew Rickford" se escuchaba con mayor claridad.

Andrew aceleró estratégicamente su auto de carreras negro con franjas naranja tomando delantera del auto blanco de Adam, sin embargo, este último presionó el acelerador reduciendo la ventaja del Rickford.

Alice solo podía cubrir sus ojos con sus manos mientras Adam apretaba fuertemente el volante recordando el incidente que marcó no solo su infancia, sino toda su vida; la muerte de sus padres.

Andrew tomaba las curvas muy abiertas y comenzaba a encerrar el auto blanco que Adam manejaba, sin embargo, al observar al público que miraban impacientes la carreras, sus ojos se desviaron a una pequeña chica de cabello castaño que cubría sus ojos con sus manos.

El heredero Rickford recordó algo que no podía ocupar su mente en una carrera de tan alta velocidad. Recordó como al que consideraba como un amigo abrazaba y protegía a la mujer que despertó nuevos sentimientos en él.

Su mente fue invadida en aquella escena que hizo hervir su sangre. De la misma forma en que perdía control en todo su sistema también perdió control en su auto al recordar aquel abrazo. Su auto resbaló en la curva y el auto de Adam tomó la evidente delantera, y mientras Andrew sacaba hábilmente el auto de la arena, Adam tomaba la victoria.

Esto fue una sorpresa para todos, David y Nathan se levantaron de sus asientos algo conmocionados y Alice solo pudo abrazar a su amiga Abby.

La siguiente competencia era la decisiva. Esa determinaría el futuro de Adam y Alice en la institución  Rickford, escuela de un heredero que observaba a Adam cruzar la meta mientras él golpeaba fuertemente el volante.



ALICE POV'S

—Esta es la competencia final. Vamos a abrir la esfera de Alice —dijo Isabelle mientras abría el cofre y sacaba una bola azul. Removió de esta un papelito en donde decía el nombre del deporte y después de leerlo en silencio, nos observó.

— ¿Qué es? —preguntó Nathan al ver que Isabelle no decía el nombre del deporte así que ella mostró el papelito con una palabra impresa de color negro que decía "Natación" Inmediatamente todos observamos a Andrew que se veía muy sorprendido. Recordaba perfectamente el día en el que Andrew se cayó a la piscina y tuve que salvarlo. Andrew no sabía nadar.

— ¿Qué es esto? Es ridículo —siseó mientras se levantaba del asiento y le quitaba el papel a su hermana. —Hey lavandera, ¿Tu lo hiciste a propósito? —inquirió bastante enojado como si la suerte no hubiera influenciado en la esfera escogida. —No lo voy a hacer, no lo haré.

—Has lo que quieras, pero si te retiras, Adam gana automáticamente —comentó Isabelle mientras le daba un sorbo a un té de hierbas. —Aceptaron al inicio que todos iban a estar completamente de acuerdo con el resultado. Y por si no lo recuerdas, hace unos días, Adam no deseaba participar en la carrera de autos, ¿Qué era lo que tú dijiste? —preguntó mientras tocaba sutilmente su cabeza. —Ah, ya. La suerte también es una habilidad.

—Aunque estén todos de acuerdo, si la competencia termina aquí, Andrew y nosotros no nos sentiríamos bien de perder así —comentó David mientras señalaba a Nathan.

— ¿Entonces? —preguntó Isabelle.

—Si ustedes aceptan, me gustaría competir en lugar de Andrew —respondió David. —Adam se pasó de la raya esta vez. No puedo perdonarlo fácilmente.

—Bueno, eso me parece razonable. ¿Están todos de acuerdo? —preguntó Isabelle observándonos a cada uno. Esto era ridículo, ¿Por qué Adam sí pudo participar en la competencia a pesar de su temor y Andrew no podía hacerlo?

—Estoy de acuerdo —respondió automáticamente Andrew.

—Yo también —continuó Nathan, observé que Adam abrió su boca para decir algo pero yo lo interrumpí.

—Estoy en contra —todos me observaron un poco extrañados. —Yo también quiero competir —respondí suavemente. Me parecía algo injusto que Adam hubiera tenido que participar en ambas competencias para salvar mi estadía en el colegio y yo no pudiera hacer algo para ayudarlo. —Como David representará a Andrew, yo quiero representar a Adam.

—Alice, tu competencia será David. Él es un hombre muy ágil y fuerte, además es muy bueno en la natación —comentó Isabelle para convencerme de retirar mi oferta, pero no cedería fácilmente. Con esfuerzo todo se lograba.

—Esto tiene que ver conmigo. No puedo solo quedarme sentada y mirar —respondí con una sonrisa un poco nerviosa. Estaba consciente que todo dependía de esa última competencia, pero simplemente no podía quedarme quieta esperando a que Adam solucionara mis problemas.

—No seas ridícula. ¿Cómo una chica puede competir contra un chico? Simplemente no te metas —dijo Andrew como si mi decisión fuera lo más descabellado que hubiese oído. Ese comentario no pudo haber sido más machista así que lo fulminé con mi mirada.

—Yo también puedo ser expulsada de la escuela. Así que también tengo que dar lo mejor de mí. —me defendí ante el comentario de Andrew y él simplemente se resignó a guardar silencio.

—Entonces... ¿Qué les parece dos contra dos? —sugirió Isabelle observando a Nathan.

—Estoy de acuerdo —mencionó Adam. —Alice, si así lo quieres, que así sea.

—Andrew, no dejaré que me gane solo porque sea una chica así que mejor relájate —David le dijo a Andrew antes de que Nathan también hablara.

—Y yo daré lo mejor para ganarle a Adam —Nathan y David se levantan del sofá y extendieron sus puños delante de Andrew, él se levantó y chocó sus puños con ellos. Observé a Adam que simplemente miraba un jarrón azul de la casa Rickford.


Faltaban menos de 70 horas para que llegara el día de la competencia, así que en esos días tuve que trabajar arduamente. Adam me ayudó a entrenar en la piscina del instituto mientras media mí tiempo de ida a vuelta y me daba ciertas estrategias para mejorar mi brazada.

Él también me dijo que Nathan y David habían sido entrenados por profesionales incluyendo a Ian Thorpe, un nadador australiano ganador de 5 medallas de oro en los Juegos Olímpicos. Esto ponía mis nervios de punta, pero no podía simplemente rendirme ahora.

Adam dijo que estuvo cerca de una de las piscinas de la mansión Rickford y pudo observar a David y Nathan nadando velozmente siendo orientados por Mireia, una nadadora española, campeona mundial, europea y doble subcampeona olímpica.

Olvidando lo de David y Nathan y los carísimos profesores que Andrew financiaba, yo estuve mejorando cada vez mí tiempo. Me enorgullecía de mi misma, sin embargo, eso no era suficiente para ganarles a los chicos. Debía de esforzarme más, aun si me doliera demasiado los brazos. No podía permitir que Adam perdiera por mi culpa.

Abby estaba un poco escéptica sobre si yo podría ganarle a David y Nathan, incluso sugirió que le pusiéramos laxantes a sus comidas o los atropelláramos con mi bicicleta. Pero eso era algo de muy poco gusto, además el Sr. Pierre nos escuchó hablar y le dio una gran reprimenda a Abby por esas ideas tan extrañas e incorrectas.

Después de terminar mi entrenamiento con Adam decidí que era hora de ir a mi casa, no le había avisado a mi madre que me demoraría tanto en el colegio. Cuando abrí la puerta de mi casa, mi madre tomó mi muñeca y me arrastró hasta nuestra pequeña sala.

— ¿Por qué? —inquirió mi madre.

— ¿Por qué que? —pregunté un poco extrañada mientras veía a mi padre y mi hermanito Max sentados en la mesa.

— ¿Qué es eso de las competencias y tu retiro de la escuela? —palmeé levemente mi frente ¿Mi madre como se había enterado de todo eso?

—Mamá... acerca de eso...

—Engañaste a mi cuñado Andrew Rickford con ese tal Adam Walcott y ahora serás expulsada de la escuela. ¿Es eso cierto? —preguntó mi hermano mientras negaba con decepción con su rostro.

—Bueno... —yo no engañé a nadie, bueno si, pero Andrew nunca me preguntó si quería tener algo con él, así que ¿Eso sería engañar o no? —sobre eso...

—Responde sí o no —me interrumpió mi madre.

—¡SI! —afirmé bastante enojada. No lo dije porque lo considerara cierto, solo estaba muy cansada. La escuela y mi familia, todos me apuntan como si hubiera cometido un gran pecado.

— ¡Oh! Mi Dios. ¿Cómo pudiste hacerlo cuando vas a esa escuela? —preguntó mi madre exaltada.

—Sobre la escuela, ¿Puedo regresar a mi anterior colegio? —pregunté jugando nerviosamente con mis dedos.

— ¿Escuela? ¿La anterior? ¿Acaso estás loca? —preguntó mi madre bastante enojada. — ¿Acaso en tu anterior escuela hay otro Andrew Rickford? —preguntó mi madre mientras se le marcaba una vena en su frente. Lo que ella no sabía es que lo que más deseaba es que no hubiera otro Andrew en mi anterior escuela.... De hecho, que no existiera otro Andrew en todo el mundo. Lidiar con uno era más que suficiente.

—Cariño cálmate, Desde un inicio pensábamos que era demasiado bueno para nosotros. No te desanimes, aún tenemos nuestra tintorería —mi padre acariciaba el hombro de mi madre para poder tranquilizarla por lo menos un poco.

—Si la expulsan, el negocio se acaba. Nadie vendrá a nuestra tintorería nunca más —dijo mi hermano acusándome con su dedo.

—Hija, este no es el momento para que te expulsen. Vamos a disculparnos por esto —mencionó mi padre cambiando totalmente su idea anterior. —Cariño, Max vamos bien arreglados, usen la mejor ropa que tengan —dijo mi padre mientras se levantaba.

— ¿Qué van a hacer? —pregunté al escuchar que debían arreglasen.

—Vamos a pedir disculpas. Una pregunta hija, ¿Dónde queda la casa de Andrew? —inquirió mi padre en tono confidente.

— ¡No pueden hacer eso! —detuve a mi papá desde la manga de su camisa.

—Hermana, ¿Dónde quedaron tus valores? Estoy muy decepcionado.

—Tú, el día que te expulsen, te quedas sin familia —amenazó mi madre muy enojada. Sé que no hablaba en serio, pero si me llegaran a expulsar, eso les rompería el corazón a mis padres. —Aunque lo pienses mil veces, todo es tu culpa. ¿Cómo te atreves a engañarlo? Es un Rickford. ¿Qué le pasa a ese tonto cerebro tuyo? —reprendió mi madre.

—Ese cerebro lo heredó de ti —dijo mi padre después de dar un suspiro. Max y yo miramos de nuevo a mi madre que intentó callar a mi padre pero no lo consiguió. —Alice, te digo esto porque lo he experimentado

— ¿Qué? —pregunté bastante confundida.

—Cuando alguien te engaña es realmente deprimente, pero cuando la chica pide perdón, es el trabajo del hombre perdonarla —respondió mi padre con una sonrisa un poco forzada. Observé a Max, y él estaba igual o más sorprendido que yo. ¿Mi madre había engañado a mi padre?

— ¿Entonces?....

— ¡Discúlpate! ¡Discúlpate! ¡Discúlpate! —gritaron al unísono mi familia.

¿Por qué tenía que disculparme de algo que no había hecho?

Decidí ignorar a mi familia y salir por un poco de aire fresco, bajé al primer piso y antes de irme aseguré con llave la puerta de la tintorería. Afuera estaba haciendo demasiado frío, así que tuve que guardar mis manos en los bolsillos de mi sencilla chaqueta.

Mañana era el día de la competencia, y si perdía, no solo me expulsarían, sino que también decepcionaría a mi familia. Debía de esforzarme.

A pesar de la hora, decidí ir a la escuela para practicar, pero antes que pudiera caminar, una luz demasiado fuerte me cegó así que tuve que cerrar mis ojos hasta que me acostumbrara a aquel brillo, sin embargo, la luz se apagó.

Cuando abrí mis ojos observé que al frente mío se había detenido una limosina negra de donde salió Andrew.

¿Andrew por qué había venido al frente de mi casa?

¿Se habrá perdido? No, no lo creo.

—Hola —susurré levantando mi mano en forma de saludo, sin embargo el no respondió y decidió jalar mi muñeca y llevarme hasta el acogedor parque de al frente.

— ¿A dónde ibas tan de noche? —preguntó después de arrastrarme por la calle.

—A nadar ¿Por qué?

— ¿Tanto quieres ganar?

—Nosotros no tenemos ninguna otra opción —respondí después de otro suspiro. Si mañana perdía, será el fin de todo esto.

— ¿Nosotros? — decidí guardar silencio ante su pregunta. Creía que era demasiado claro que hablaba también de Adam. — ¿Por qué tuvo que ser con él? Si no fuera Adam...

—Andrew. —dije su nombre al ver que no continuó su oración. Sin embargo antes de poder decir alguna otra cosa, me tomó por sorpresa que sostuvo tiernamente mis hombros y me acogió en un cálido abrazo.

—No es demasiado tarde —susurró cerca de mi oído sin romper aquel cómodo abrazo. —Solo dilo —susurró nuevamente en un tono aún más leve. —Di que te gusto.



KATHERINE PIERCE

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