14. ERRORES
En la portada de la farándula, Katherine estaba sonriente sosteniendo el brazo de un hombre rubio.
—Él pertenece a una familia élite y puede llegar a ser el primer ministro de Francia. Parece que Adam sabía esto desde antes que regresara de América — continuó David.
—No lo he visto desde la tarde — dijo Andrew mientras observaba las ilustraciones.
—Sus cosas aún siguen en su habitación ¿Qué deberíamos hacer? —preguntó un preocupado Nathan.
—Lo conozco, se pondrá bien— contestó Andrew indiferentemente. Sentí como la mano de Abby me tocó levemente y luego me agarró de la muñeca para que la siguiera.
—Tu príncipe... ahora entiendo por qué ha cambiado —dijo Abby casi en murmuro, estabamos en una distancia considerable, pero era mejor ser precavidas.
—Abby... ¿Qué debo hacer? — me sentía muy culpable...
"Esto es solo mi imaginación pero me gustaría que se casara con el miembro de una familia real o con un presidente o algo así, como una princesa que se dedique a la paz mundial como Lady Diana o Audrey Hepburn." Aquellas palabras nunca las dije con intención de herirlo, ni siquiera sabía que conocía o que estaba enamorado de Katherine en aquel entonces...
- ¿Qué?
-Mis palabras se hicieron realidad. Adam en verdad me va a odiar.
Llegué a mi habitación y quedé sumisa ante mis pensamientos... En ese entonces Katherine solo era mi ídolo nunca quise lastimarlo adrede...
—Hey— mi visión se dirigió a la persona dueña de esa voz.
- ¿Cómo entraste aquí? —le pregunté a Andrew... recordaba haber asegurado la cerradura con llaves.
—¿Has olvidado quien es el dueño de este lugar? —dijo mientras sacudía unas llaves, luego las guardó y se acercó a mí. —Alice —-dijo apoyándose en la mesa al frente mío. —Mi corazón... ¿Lo entiendes? —
No respondí... solo lo observé, me sentí intimidada por sus profundos ojos azules... ¿Corazón? No estaba lista para aceptarlo, tampoco para entregar el mío.
Andrew se acercó a mí quedando unos pocos centímetros lejos de mis labios, sin embargo y por algo más que inercia retrocedí volteando mi cara... ni siquiera estaba lista para que me besara, mucho menos para recibir su corazón. Escuché a Andrew suspirar mientras se alejaba.
—No me hagas esperar demasiado —dijo antes de irse.
Todo esto me estaba confundiendo... Andrew..... No estaba lista para algo más formal... intenté alejar todo pensamiento de Rickford y pensar en lo estúpida que fui con Adam... Debía disculparme, nunca fue mi intención, ¿Cómo iba a saber que Katherine se enamoraría de alguien de la política? Decidí salir a buscarlo y lo encontré en el mismo lugar donde lo vi anoche.
—¿Es cierto? — pregunté algo agitada. —Es un rumor ¿cierto? ¿Una noticia falsa? —quería creer eso... Adam no estaba listo para abandonar a Katherine. Esperé unos segundos y no contestó, solo miró al vacío. —Lo siento —proseguí con mis ojos cristalinos al entender su respuesta no dicha.
—Supongo que tú la conocías mejor que yo. Él es un hombre que encaja con Kate — murmuró mientras observaba la arena. -Él es mejor que yo.
-Eso no es verdad. No hay forma en que eso sea cierto — sollocé para intentar reconfortarlo. Sabía perfectamente sobre ese sentimiento. El querer desearle lo mejor a una persona pero no ser suficiente para ser su completa felicidad. Me destrozaba ver a Adam así.
Observé a Adam y él se levantó de la banca para acercarse a mí y envolverme en sus brazos.
Yo lo necesitaba a él y Adam necesitaba que alguien fuera su cimiento. No quería verlo en este estado; débil, triste y solitario. No deseaba verlo así.
—Por favor sé feliz. Dime que lo serás — mencioné mientras ocultaba mi rostro en su confortable pecho. Escuché su corazón palpitar rítmicamente y reconocí en ese momento que no deseaba estar en otro lugar además de allí. —Porque si eres infeliz, yo también lo seré — sollocé nuevamente intentando detener mis lágrimas.
Adam amaba a otra chica pero... aunque suene muy tonto, yo seguía amándolo a él a pesar de ser consciente de que él nunca me llegaría a querer de la forma en que yo lo hacía.
No estaba en sus recuerdos, tampoco en sus pensamientos, y esto era algo lamentable porque gran parte de mi mente estaba ocupado por él. Solamente por él. No sabía si era su mirada o su forma de ser o la tristeza que sentía cuando me alejaba de él, pero podía asegurar que me gustaba Adam, aunque no sabía porque.
—¿Por qué no me enamoré de una chica como tú? — susurró rompiendo el afable abrazo. Me observó detenidamente durante varios segundos y mis latidos comenzaron acelerarse. De la misma forma en la que la brisa nos acompañó en ese cómodo abrazo, también lo hizo cuando nuestros labios se juntaron.
Aunque deseaba ser feliz por eso, sentía que Adam no sintió lo mismo. De hecho más que un beso de amor de novelas y películas sentí que fue un beso unilateral, en donde la única que se sintió bien fui yo... Y eso sería exagerar.
Mis lágrimas cayeron una detrás de otra durante el beso. Comprendí durante esos segundos que ocupar la parte en donde estaba Katherine en el corazón de Adam era una tarea imposible. Pues ella se había encargado de llevarse esa parte de su corazón.
Abrí mis ojos un poco decepcionada por ello. Katherine era la dueña de su corazón y siempre lo sería. Solté un pequeño suspiro y pensé que era momento de marcharme y que esto quedara solo como un lindo recuerdo. Pero en el instante en que giré para irme, observé a la persona que menos deseaba ver ahora.
—Así que era eso — susurró Andrew mientras se acercaba paulatinamente hacia nosotros con sus manos en sus bolsillos.
—Andrew — murmuró Adam antes de que Andrew sacara su puño del bolsillo y lo estampara en el rostro de Adam. Divisé como de la boca de Adam un hilo de sangre se derramaba.
—Andrew por favor detente — musité débilmente.
- ¿Qué vas a decir ahora? ¿Fue otro error? ¿Caíste nuevamente en otra trampa? — intenté responder pero solo balbuceaba estúpidos monosílabos. —Quise creer en ti, no quería arrepentirme después. Así que lo intenté lo mejor que pude.
—Lo siento — sollocé con mis lágrimas más amargas. Nunca quise lastimarlo y estaba consciente de que lo hice.
—La última vez te juzgué y juré no volver a hacerlo hasta saber tu versión de los hechos. Dime que lo que acabé de ver tiene una explicación valedera — seguí llorando, me era inevitable detenerme. — Bien, lo entiendo. Alice Lawler no quiero verte nunca más.
—Andrew... —Adam detuvo a Andrew tocando su hombro, pero este último apartó iracundamente a Adam.
—¡Cállate! — ordenó elevando su voz. Antes de que volteara para irse, observé sus ojos, su habitual azul había sido opacado y aquella mirada egocéntrica simplemente se había esfumado. —Si oigo una sola palabra más de ti, te juro que te acabaré.
Fue lo último que dijo antes de emprender su camino lejos de nosotros. Observé a Adam que cayó a la arena y cerró sus ojos, por mi parte parecía que todas las lágrimas que había guardado decidieron salir a flote alrededor de mi mejilla para terminar su curso un poco más debajo de mi barbilla.
Lo sentía tanto. Nunca fue mi objetivo lastimar su corazón. Él se abrió a mí, y lo único que hice fue destrozarlo. Todo esto no era más que solo mi culpa.
(...)
-Sí, ¿Cuándo se fue?, ¿A qué horas?, bien, sí, entiendo. Gracias —Nathan cortó la llamada que había hecho mientras tratábamos de desayunar.
—¿Si se fue? — preguntó inmediatamente David.
—Sí. Se marchó en un jet privado al amanecer — respondió Nathan antes de darle un sorbo a un jugo de naranja.
—Ah, loco estúpido ¿En que estará pensando? — resopló David mientras tocaba repetidamente con sus dedos la mesa de madera. Andrew estaba demasiado enojado con Adam. Yo me merecía su odio, pero Adam no, no quería pensar que estaba acabando con una amistad de hace mucho más de 10 años.
—Alice, ¿Sabes algo? — preguntó Nathan dejando el vaso con jugo encima de la mesa y fijó su vista en mí. Simplemente guardé silencio y decidí levantarme de la mesa.
Mientras me alejaba de ellos, Adam se acercaba hacia la mesa de Nathan y David. Nuestras miradas se cruzaron pero ninguno de los dos nos inmutamos a decir nada. Era como si simplemente toda nuestra presencia se hubiera esfumado.
Al llegar a mi casa, todo fue aún más doloroso, mis padres y mi hermano solo preguntaban sobre "El joven Rickford" y parecía como si el mundo conspirara ante mí para hacerme sentir peor de lo que ya me sentía.
—¿En verdad la Isla es de él? No hay nada que un Rickford no pueda tener — mencionó mi madre con mucho entusiasmo. No quería que siguieran hablando de Andrew, yo solo quería desaparecer.
Siempre lo critiqué sobre que él debía considerar más los sentimientos de las otras personas. Pero yo era la más egoísta al fin de cuentas.
—Es un verdadero príncipe — continuó mi padre.
—Entonces si mi cuñado Andrew se casa con Alice ¿Ella en que se convertiría? —¿Casarse? ¿Cuñado? Si tan solo supieran que ya no tenía ni el mínimo derecho de estar cerca de él.
—Se convertiría en una princesa — dijo mi padre con mucha determinación.
—Yo sería la suegra de un príncipe — continuó mi madre con mucha ilusión. Apostaría que su mente tenía creada cientos de historias.
—Bueno, ya no tienen que preocuparse por nada de eso — interrumpí para tener que bajarlos de aquella nube imaginaria. No me gusta explotar las fantasías, pero esa excedía límites. —No hay razón para que yo tenga algún tipo de relación con Andrew — mi familia me miraba con asombro. No entendía lo que pensaban, mi madre y mi padre dejaron su boca abierta en señal de conmoción. — ¡Dejen de estar soñando! — grité para luego levantarme y dirigirme a mi cómodo cuarto.
Recordé que en nuestra estadía en la Isla, vi a Abby con una pulsera artesanal similar a la que Andrew me regaló, a diferencia que esa era de color verde y su diseño era un poco diferente. Abby me contó que cuando lo compró, la vendedora le dijo que se lo debía regalar a la persona con la que quería estar para siempre.
Me sentía tan culpable. Fui una idiota. En todo eso nunca pensé en Andrew, nunca pensé lo que él sentía. Abrí la mesa de noche de mi habitación y saqué de él un estuche azul oscuro. Lo sostuve con fuerza y mi corazón comenzaba a doler.
Él compró los googles autografiados que yo tanto quería, él espero por mí durante muchas horas debajo de la fría nieve, él me auxilió cuando más necesitaba una ayuda, él me mostró su corazón.
Fue hasta ese momento que comprendí que incluso un millonario no hacía esas cosas simplemente por un juego. Lo sentía, lo siento tanto Andrew.
Al siguiente día me vi obligada a ir al colegio, pero me era imposible seguir escuchando al profesor hablar, y para la siguiente hora decidí faltar. Caminé hasta las escaleras de incendio y observé a Adam sentado con un libro sobre su rostro. Lo miré durante breves segundos antes de devolverme, sin embargo su voz me detuvo.
—Quédate — mencionó en un susurro, así que me senté a su lado. —No debes preocuparte por mí. Tú también tienes problemas — me dediqué a asentir. —Ahora que lo pienso, siempre estás en problemas.
—Adam, siento mucho lo que pasó en la Isla — me disculpé. Andrew además de enojarse conmigo -y está en todo su derecho- también se enojó con Adam. No quería que Andrew y Adam se separaran, ellos han sido amigos desde el jardín de niños, y arruinar una amistad desde hace años era algo de lo que no quería ser culpable.
- ¿Por qué te disculpas?
-Si no te hubiera buscado...
-Yo fui el que te besó, así que yo debería disculparme contigo.
-Pero fui yo la que ha lastimado a Andrew — susurré con un hilo de voz.
Observé a Adam que cogió una tiza amarilla y dibujo en una pared de ladrillos un círculo con tres rulos en su parte superior. Dentro del círculo había dos palitos ubicados paralelamente, un punto debajo de los palitos y por último debajo del punto había una V invertida.
—Andrew debe estar así en estos momentos — dijo Adam con una sonrisa. Observé la V invertida y esta simulaba ser la boca fruncida de Andrew.
—Claro que no—dije antes de quitarle suavemente la tiza a Adam y acercarme al dibujo. —Él tiene un gesto muy feo en su rostro — dibujé dos palitos diagonales encima de los ojos. El solía fruncir mucho el ceño —Además él tiene el cabello más rizado — tracé muchos más rulos encima del círculo, sin embargo me detuve y no pude evitar soltar una lagrima.
Mi madre una vez me dijo que Nunca decepciones a alguien que ha dado todo por ti. Tal vez lo que él hizo no fue todo para él, pero si fue mucho para mí.
Divisé el cielo, y este comenzó a llover. Tal vez la lluvia caía porque la nube ya no podía soportar más peso.
Y yo lloro tal vez porque mi corazón no puede soportar más dolor.
(...)
En la hora del almuerzo movía de un lado al otro el arroz con el tenedor. No tenía ánimos ni de comer. Fui tan tonta, una completa idiota.
Mientras observaba mi almuerzo intacto, escuché un pequeño alboroto así que supuse que F4 estaba cerca, levanté mi rostro y observé a Andrew en la cabecilla entre David y Nathan.
—En nombre de F4, tengo que decir algo — todos los estudiantes se reunieron alrededor de Andrew como si fuera algún tipo de celebridad. —Desde ahora en adelante, Adam Walcott no forma parte de F4 — solté mi tenedor y escuché como el ruido y murmullos aumentaron.
—¿Qué? — mencionó David con sus ojos abiertos.
—Andrew ¿Qué significa eso? — preguntó Nathan con el mismo semblante asombrado de David...
—Y en una semana, Adam Walcott y Alice Lawler serán expulsados de esta escuela — sentenció Andrew antes de irse por las escaleras. Sentí la vista de todos puestas en mí, incluso las de David y Nathan antes de marcharse
—¿Expulsada? — pregunté retóricamente a mí misma.
—Sí, expulsada. ¿No entiendes lo que significa? — dijo Ginger con sus brazos cruzados observándome con desprecio.
—¡Te vamos a echar a patadas! — se rió Miranda mientras me acusaba con su dedo.
—No me importa que te expulsen, pero ¡Por tu culpa Adam también fue expulsado! ¿Qué vas a hacer?
—Estas cosas pasan cuando alguien como tú, pone un pie en esta escuela — continuó Sunny. —Es la primera vez que el gran Andrew Rickford y Adam Walcott se cruzan con una plebeya como tú. ¿Cómo es posible que arruines una amistad de tantos años? ¡Toma la responsabilidad!
—Yo me haré responsable — volteé mi vista hacia el dueño de aquella voz, y confirmé que no era nadie menos que Adam. —¿Qué quieren que haga?
—Adam, por favor entra en razón. Entre todos los estudiantes podríamos a hablar con Andrew para que por favor reconsidere el hecho de expulsarte a ti — mencionó Ginger jugando con su cabello.
—¿No son ustedes la que no tienen razón? — inquirió Adam. —¿Una plebeya? Cuando se expresan así parecen ustedes las pobres.
—Adam, si sigues apoyándola a ella ya no podremos apoyarte a ti, y eso me duele — dijo Miranda colocando su mano en su pecho.
—¿Quién te pidió tu apoyo?
—Te vas a arrepentir de eso, Enserio. Andrew va a destrozarle a vida a ambos. Yo solo quería ayudarte — sollozó Ginger antes de marcharse con Miranda y Sunny.
—Ya puedes quitar esa cara — dijo Adam mientras se acercaba a mi mesa y sonreía. Intenté sonreír, pero el resultado fue una torpe sonrisa fingida.
Decidimos ir de nuevo a las escaleras de incendio, debido a que todos los estudiantes comenzaron a cuchichear cosas.
—Ahora, ambos estamos en problemas — dijo Adam mientras colaba sus manos en su bolsillo.
—Por mí está bien ser expulsada. Pero a ti, Adam, eso no debería pasarte. Incluso si se trata de Andrew, él no puede hacer nada ¿Verdad? El director no puede expulsarnos sin ningún motivo— observé como Adam negó con su rostro.
—El director está consciente de las Tarjetas rojas. Es lo suficientemente inteligente para no enfrentarse contra alguien como Andrew. El grupo Rickford está bajo órdenes de él. ¿Ya olvidaste de quien es esta institución? — bajé mi mirada y sentí como estaba acorralada entre la espada y la pared. —No pongas esa cara. No voy a sentarme sin hacer nada mientras nos ataca.
—¿Nadie puede detenerlo? — pregunté, pero mis esperanzas fueron esfumadas al ver como Adam negó.
—La única persona capaz de detener a Andrew, es la presidenta Rickford.
—¿La presidenta Rickford? ¿La madre de Andrew? — observé que él asintió. —¿Ella no nos podría ayudar?
—No lo creo. Incluso estoy seguro que ella estará muy feliz cuando se entere que Andrew me expulsó.
—¿Qué? —¿Por qué una madre se alegraría de que su hijo se peleé con uno de sus mejores amigos?
—Ella me odia. De hecho odia a David y Nathan también.
—¿Por qué?
—Su madre dice que alguien como Andrew no necesita tener amigos.
—Ya veo — susurré.
-Quita esa cara fea.
—¿Tienes algún plan? — pregunté intentando borrar esa expresión de mi rosto.
—Tengo que encontrar uno, ya que ahora tengo una razón para que luchar.
—Es cierto. No puedes aceptar el hecho de haber sido botado de F4 de esa manera — recordaba el rostro de David y Nathan, y estaba segura que ellos no sabían de esa decisión. F4 no es solo Andrew, también son Nathan y David y ellos quieren mucho a Adam.
—No eres tan inteligente —dijo Adam con una pequeña sonrisa. —Eso no es lo que me importa. — guarde silencio esperando a que dijera el motivo, pero observé que el dedo índice de Adam tocó mi mejilla. —Otra vez esa cara —dijo antes de marcharse por la puerta.
(...)
Caminé hasta mi casa, pero antes de subir decidí ir al primer piso en donde estaba la tintorería.
—¿Dónde has estado? Hay mucho que hacer —dijo mi madre mientras sostenía un uniforme de algún colegio. Observe todo el local y había muchos uniformes por todas partes.
—Las cosas están yendo muy bien, gracias a ti, hija mía — dijo mi padre mientras planchaba un uniforme.
—Hay un rumor de que si la gente limpia sus uniformes aquí, conocerán a hombres guapísimos —dijo Max muy emocionado.
Espera, ¿Qué?
—Mira, Taibah School, Cardiff Academy, el colegio femenino Steiner, todas ellas vienen incluso del Kings Monkton School —dijo mi madre señalando el uniforme del respectivo colegio.
—Hermana he escuchado que en lugar de Andrew, estás saliendo con Adam Walcott.
—¿Tu de donde escuchaste eso? — pregunté bastante sorprendida. Mi hermano en respuesta señaló unos uniformes colgados, el Uniforme de la escuela Rickford.
—De las chicas de Rickford. Ellas fueron las primeras en traer sus uniformes.
—Esperen. ¿Cómo así? ¿Qué pasó con mi yerno Andrew? ¿Quién es Adam Walcott? — preguntó mi madre mientras cruzaba sus brazos.
—Al igual que Andrew, es otro miembro de F4. Es el nieto del ex ministro y es dueño de la fundación de arte del milenio de todo Gales — dijo mi hermano extendiendo sus manos.
—Me gusta más el señor Andrew. Él es el heredero de toda la compañía Rickford — refunfuñó mi madre. —Bueno, Andrew Rickford o Adam Walcott. ¡Tú admisión a la escuela Rickford es como un sueño cada día! —
Pensé en cómo decirle que en una semana sería expulsada, pero no encontraba las palabras.
DAVID POV'S
Llegué a la casa de Adam. Todo esto de la expulsión de él me está rondando mucho en la cabeza. Andrew era una persona imposible de tratar, y hacer que revoque una decisión es casi más que imposible.
Me tomé la libertad de abrir la puerta y me dejé guiar por una melodía de violín que reconocía perfectamente. La romanesca. Esa pieza era una de las favoritas de Adam.
—Habla —dijo mientras bajaba el violín.
—Siempre he tomado en cuenta tus acciones. Sin embargo, aunque cuestiono la decisión de Andrew no pensé que tendría que hablarte de esta manera.
—Antes solías ir directo al grano — mencionó Adam mientras volteaba a verme.
—¿Por qué lo hiciste? — pregunté... Él sabía, yo sabía, Nathan sabía, todos sabíamos que Andrew estaba interesado en Alice. Nunca lo había visto actuar de esa forma.
—Por que quise.
—A Andrew le gusta Alice.
—Ya lo sé — respondió secamente mientras ubicaba de nuevo el violín en su hombro.
—¡Adam! — elevé mi voz haciendo que Adam dejara su violín en la mesa al frente de él. —Si hubieras seducido a mi hermana menor y la hubieras dejado tres días después, no estaría tan furioso.
—Tú no tienes hermana menor.
—Adam no estoy bromeando. Estoy diciendo que tomar a la chica de tu amigo es cruzar la línea —dije en un tono serio. Eso no era ningún juego, no era algo para tomar a la ligera. —Nathan y yo podemos hablar con Andrew, y tal vez podamos convencerlo de que no te expulse. Pero no podremos hacer nada para ayudar a Alice.
—Me siento mal por Andrew también pero...
— ¡¿Pero qué?! — exigí iracundo.
—No puedo dejar que la expulsen de esa manera.
—Entonces, ¿Qué vas a hacer? — no podía creer que él tuviera en mente hacer algo contra Andrew. Todos sabíamos quién saldría perdiendo.
—Haré lo que pueda.
—Te lo advierto de una vez. No habrá nadie de tu lado, así que no te decepciones si nadie te apoya — avisé antes de irme de ahí. Usualmente hay muchas cosas en las que no coincido con Andrew, y aunque creo que la expulsión es una decisión algo exagerada, esta vez estaría de su parte.
NATHAN POV'S
Observé como Andrew jugaba al billar en el salón de los F4, tenía entendido que David fue a hablar con Adam y yo me encargaría de que Andrew se calmara aunque sea un poco.
Pero no estaba seguro de poder hacerlo.
No entendía como Adam fue tan idiota de meterse con la chica de Andrew. Todo el mundo en especial nosotros de F4 conocemos que Andrew no conoce ningún límite, para él los principios de moral ni los legales existen. Él hace lo que quiera, como sea y cuando sea.
—Entiendo cómo te sientes Andrew, pero expulsarlos es demasiado — le dije mientras me sentaba en el borde de la mesa de billar.
—¿Demasiado? Demasiado será cuando los mate a todos —afirmó después de que la bola de billar entrara en el agujero. Andrew un día podría estar feliz y otro día podría querer matar a todo el mundo. Era una persona muy inestable emocionalmente y si juntas eso con mucho dinero y ninguna barrera que te prohíba hacer algo, puede ser muy peligroso.
—Adam no está en su mejor momento. Ya sabes lo que es Kathe para él. A pesar de su carácter, él la siguió a América. Ese matrimonio inesperado lo enloqueció —Adam solía ser muy calmado, siempre estaba leyendo o estaba tocando algún instrumento, no podía creer que haya intentado quitarle la chica a Andrew... menos a la mujer que a Andrew le había gustado.
—Tienes razón. Él no hizo eso porque le guste Alice, él la está usando para olvidar a Katherine. Eso es aún más imperdonable ¿No lo crees?
—Andrew... — le toqué el hombro y él me observó desde el rabillo de su ojo.
—¡No te pongas de su lado de nuevo! — gritó mientras movió su hombro bruscamente para soltarse de mi agarre. -Di una cosa más y serás botado del F4 también.
KATHERINE PIERCE
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