5 |Satén Negro y Rosas Rojas | Final


Llamó a la exclusivísima diseñadora de interiores del hotel para que, en menos que cae un rayo, ella y su equipo redecoraran el Penthouse suite que se encuentra en la última planta del hotel y desde donde se expande las más increíble vista panorámica a la montaña y a la pista de esquí.

Solo tenía una estricta consigna que cumplir: color negro.

Jimin quería que en ese reducto, que sería donde ambos tendrían su primera cita oficial, se respirara en negro por todos los rincones. Él confiaba ciegamente que la diseñadora crearía una obra de arte con la dosis exacta de negro para que el lugar no se tornara sombrío bajo la gama oscura.

El próximo paso sería…
¿Cuál era el próximo paso?

A Jimin se le atiborraba la cabeza de ideas, cena privada, flores, velas…
Eso no era problema, con solo chasquear los dedos, tendría todo lo que deseaba.
Lo que a él realmente le preocupaba era la inminente realidad de qué a partir de ahora ellos se verían todos y cada uno de los días. Entonces la mente se le iba a lugares dónde ninguna mente debería ir, pero Jimin tenía verdaderas dificultades para detener esas trampas mentales y sufría de antemano por cosas que no han sucedido y que tal vez nunca sucedan.
¿Y si a Jungkook no le gusta estar con él todos los días? ¿Y sí se decepciona al enterarse de que él será su nuevo “jefe”?

En ese momento en que la tortura mental le estaba carcomiendo el seso, le llegó un mensaje de voz.

»Buenos días al nene más bello…

El corazón le latió tan fuerte que lo sintió patalear en el cuello.

           ... Hola Jimin, aunque quise ser más fuerte para no molestarte tan pronto, no pude evitarlo, y aquí me tienes, diciéndote que ya te extraño y ni siquiera partí a mi destino. Bueno, necesitaba que lo supieras. Trataré de no ser tan pesado con los mensajes, pero no prometo nada…«

Jimin pudo visualizar a Jungkook tras la risa final con la que concluyó el mensaje y él se llevó el teléfono al pecho para sonreír como un tonto.
Jimin ya estaba en camino a la montaña y claramente llegaría primero porque iba en su coche y Jungkook en bus, eso le daba la ventaja de tiempo necesaria para hacer todo lo que quería hacer.

En cuanto llegó convocó al departamento de recursos humanos, necesitaba ultimar detalles y dejar muy en claro que su nombre no fuera pronunciado entre los nuevos contratados para las distintas áreas hasta que él hiciera una presentación oficial.
Mediando el día, llegaron todas las personas para los nuevos puestos, tres recepcionistas, un subdirector general que será su mano derecha y ocupará el puesto que él tenía antes de que su padre partiera al más allá y los cinco instructores para la pista de nieve entre los que se encontraba su chico. Y otra vez sonrió como tonto al descubrirse pensando en Jungkook como “su chico”.

Su chico” llegó y se le destinó una habitación sencilla pero luminosa y la mejor noticia era que no tenía que compartir con nadie, un cuarto para él solo, sonaba genial, había imaginado tener que compartir cuarto y baño con alguien más y eso no le entusiasmaba para nada. Lejos estaba de sospechar que detrás de eso estaba la decisión del rubio de hacerle la estadía más grata y de paso, sonaba ideal no compartir a "su chico" con nadie, pero ese secretito se lo guardó para sí.

JK dejó sus pertenencias y se reunió con el grupo de nuevos trabajadores para ser llevados por el jefe de personal a conocer las instalaciones del hotel.

Enorme, bello, lujoso, todos los adjetivos se quedaban cortos para definir esa colosal estructura montada en medio de la cumbre nevada. Los cinco nuevos instructores fueron trasladados en teleférico a lo alto de la estación para recibir indicaciones sobre sus tareas.

A Jungkook le fue asignada una de las tareas más delicadas, estaría a cargo de instruir niños y jóvenes en las artes del snowboard.
Se sintió feliz porque desde siempre, él ha tenido una dinámica especial con las criaturas y siempre le ha resultado más fácil enseñar desde cero a los niños que a los adultos que vienen con malas mañas y peores actitudes.

El resto de la tarde la pasaron conociendo el lugar, las diversas pistas, las salas de descanso para ellos y en el primer alto en el entrenamiento, se sentó a tomar un café y a observar por los ventanales a los turistas que llegaban en las telesillas.

Una persona le llamó la atención y no supo por qué, todas iban enfundadas en trajes especiales, guantes, cascos y enormes gafas de ventisca que dejaban solo una pequeña porción destapada de la cara. A lo lejos vio alguien de blanco y él creyó reconocer esos labios prominentes pero pensó que se estaba volviendo loco ¿Jimin? Qué delirio… se sintió obsesionado, habían pasado tan solo pocas horas de no estar con él y ya creía verlo en todas partes.
Sus otros cuatro compañeros lo sacaron de los pensamientos cuando se inició una ronda de presentaciones y él perdió de vista al esquiador parecido al rubio.

Regresó feliz tras su primer día de trabajo, en su habitación encontró una nota que decía:

“Cena de bienvenida, presentarse a las ocho p.m en la sala 雪月 Yukitsuki*. Código de vestimenta, riguroso negro"

A las ocho en punto ya se encontraba en la sala indicada en la nota, pero estaba solo. Le pareció extraño que ninguno de sus nuevos compañeros estuviera allí, pero no le dio importancia. Ocho y un minuto una señorita se acercó a él y le entrego un sobre negro con lacre de plata.
Abrió el sobre y adentro había una tarjeta, también negra con letras plateadas.

Donde el negro de la noche se encuentra con el brillo de la nieve, allí me encontrarás. Hoy en el cielo más oscuro, quiero ser tu luz"

¿Pero qué es esto?

—Acompáñeme, por favor.

Jungkook siguió a la joven totalmente desconcertado. Si así recibían a todos los ingresantes le pareció muy original pero extraño.
Ella se detuvo frente a la doble puerta de la suite de lujo, le entregó la tarjeta para que él pudiera ingresar.

Al abrir la puerta de la suite de lujo una atmósfera de elegancia y sofisticación lo envolvió, no podía creer lo que veía.
Esa era la habitación digna de un rey.

¿Qué hacía él ahí?

El color negro dominaba el espacio, desde las paredes hasta los muebles creando un ambiente de lujo y misterio. Pero el mayor misterio era saber por qué estaba allí…
Sus ojos se posaron en la cama de sábanas de seda negra y lo primero que se le vino a la mente fue Jimin.
Jimin. Jimin. Jimin
Jimin desnudo sobre las sombrías sábanas de satén.

Descubrió un sendero pétalos rojos y lo siguió hasta el ventanal, lo abrió y una ventisca helada dejó entrar unos tímidos copos de nieve. El sendero de rosas terminaba en los pies de una figura conocida y deseada.
Jimin.

Frente a él estaba el chico que le había quitado el aliento desde que lo conoció. Jimin, de negro y con una rosa roja entre sus manos.

—Hola, Jungkook…

Él ni siquiera se molestó en contestar, solo caminó hasta estar frente a frente y lo besó, dulce y de a bocados como a Jimin le gustaba.

—No sé qué mierda es todo esto pero espero que no sea un sueño —. Recorría su rostro con las dos manos tratando de convencerse que ese Jimin era real.

—Quiero que sea nuestra primera cita, Jungkook, una cita oficial. ¿Quieres ser mi cita hoy?

—Claro que quiero, nene.

—Hace frío aquí, empezó a nevar, entremos.

Entraron de la mano y lo atrajo a su cuerpo.

—Este lugar, Jimin, ¿qué es esta belleza? ¿Cuándo llegaste? ¿Y cómo es que conseguiste esta suite de lujo?

Medialunó sus ojitos ante tanta pregunta.

—Tengo mucho que contarte, Koo. Ven, hay algo que deseo antes de seguir hablando.

Jungkook le gruñó al cuello y Jimin emitió una carcajada cantarina...

—No, no, eso después, ahora quiero brindar y solo hay una persona que puede hacer que la bebida sea única y sagrada.

Señaló la mesa sobre la que un vodka negro y un champagne rosado invitaban a Jungkook a preparar un delicioso Amor Brujo para celebrar y dar inicio con burbujas, a lo que se convertiría en la noche más importante de su vida.



La habitación que Jimin hizo decorar


¡Holaaaa!! llegó el final, vayan a leer el epílogo!!  Ya está publicado.

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