El tiempo pasó y las semanas se convirtieron en meses. Kylie vivió intensamente su experiencia en París, sumida en la creatividad, pero siempre con Malia en su mente y en su corazón. Malia, por su parte, continuó con su escritura, sabiendo que su amor estaba allí, a kilómetros de distancia, pero siempre presente.

Finalmente, llegó el día en que Kylie regresó a Londres. Se habían mantenido en contacto durante todo ese tiempo, pero nada podía prepararlas para el momento en que se reencontraron en el aeropuerto. Cuando sus ojos se encontraron entre la multitud, el mundo pareció detenerse.

Kylie (sonriendo ampliamente): No sé cómo pude vivir todo este tiempo sin verte.

Malia (con lágrimas en los ojos): Lo mismo digo. Cada día parecía interminable.

Sin palabras, se abrazaron con una intensidad que hacía que todo lo demás desapareciera. El amor que compartían era más fuerte que nunca, y sabían que, aunque el futuro aún era incierto, su conexión no iba a desaparecer. A partir de ese momento, no importaba lo que viniera, porque lo enfrentaría juntas.