CAPÍTULO 24: VIDAS SEPARADAS
CAPÍTULO 24: VIDAS SEPARADAS
El curso comenzó y Blaine seguía deprimido. Sus amigos de Dalton lo habían intentado animar esos días pero era casi imposible. El moreno extrañaba a Sam tanto que ya ni siquiera cantaba. Eso era una señal de alerta para ellos.
Jeff y Nick lo acompañaban al ensayo de los Warblers cuando lo vieron. Era el chico nuevo, de su mismo curso, y que ya se había ganado la fama de "chico malo" de Dalton. Los tres amigos notaron que se quedaba mirándolos y no tardaron en darse cuenta de que examinaba el cuerpo de Anderson sin ningún tipo de vergüenza.
– Creo que le gustas al nuevo. – El rubio susurró sin dejar de mirar a Sebastian.
– No me interesa... – El ojimiel cortó mientras siguió su camino.
– Sam dijo que debíais hacer vuestra vida... – Duval intervino.
– ¿Qué me quieres decir? ¿Que salga con el nuevo porque es el otro gay de Dalton? – Anderson parecía enfadado.
– No... Pero puede que te ayude a olvidar... – Sterling intentó rebatir pero no le dejó.
– No quiero olvidar a Sam... No quiero...
Sam entraba por primera vez a su nuevo instituto. Sus padres habían conseguido buenos trabajos y la familia volvía a estar bien económicamente. Tanto así que si seguían así, los gemelos podrían ir a un colegio mejor el siguiente curso.
Ser el chico nuevo no era algo que le gustara y había sucedido demasiadas veces en los dos últims años. Estaba seguro de que debía ser una especie de récord o algo. Se sentía tan fuera de lugar y extrañaba tanto a Blaine que no se sentía con fuerzas para hacer nada.
Apenas había dado dos pasos cuando vio que unos jugadores del equipo de fútbol, claramente identificables por sus chaquetas, empujaban a un chico.
– ¡Maricón de mierda! – Uno de ellos gritó y Evans sintió como si retrocediera en el tiempo y estuviera de vuelta en el Westerville High, viendo como agredían a Blaine por su orientación sexual. Sintió como si todo a su alrededor se quedara tan frío como el hielo. Tendría que volver al armario, y esa vez probablemente por mucho tiempo.
– ¿Te han dicho alguna vez que eres lo más sexy que existe en este planeta? – Sebastian aprovechó que había encontrado a Blaine solo por primera vez para intentar ligar con él. Estaban en los pasillos que llevaban a las duchas de los dormitorios. El resto de alumnos o estaban en sus habitaciones, en las duchas o en las salas de estudio. El moreno llevaba sus cosas para darse la ducha antes de dormir.
– Alguna que otra vez. – El ojimiel respondió sin ningún reparo.
– En Dalton no hay ningún gay y no he visto ningún chico de fuera por aquí esperando verte, lo que me hace pensar que eres soltero... ¿Estás seguro de que te lo han dicho? – El castaño insistió.
– ¡Oh! ¡Qué dulce! ¿Crees que eres el primer gay que conozco? – Anderson puso una voz melosa, casi como si estuviera hablando con un niño.
– No sé si seré el primero, pero seguro que soy el mejor. – La seguridad de Smythe era increíble.
– Lo que tú digas... – El más bajo negó con la cabeza y siguió su camino hacia las duchas con una sonrisa en los labios. No había olvidado a Sam y no creía que lo fuera a hacer pronto, pero su ego se sentía bien cuando un chico le coqueteaba y era claro que Sebastian lo deseaba. Su autoestima agradecía esas atenciones.
Sam llegó a casa y sentía ganas de llorar. El día había sido un desastre. Estaba tan preocupado por la homofobia de su nuevo instituto y por lo que echaba de menos a Blaine que fracasó en las pruebas para el equipo. No llevaba mucho tiempo pero sabía que, sin esa "protección", no iba a eludir el acoso.
– ¿Qué tal el día? – Mary preguntó y, antes de ser consciente de lo que pasaba, se encontró a su hijo mayor abrazándola con fuerza. – Todo saldrá bien.
Sebastian estaba en la sala de los Warblers preparándose para la audición. Frente a él, Thad, Blaine y Nick, los nuevos miembros del consejo, esperaban a ver su actuación.
– Quiero dedicarle esta canción a Blaine porque... Bueno, él me inspira... Para ti Blaine.
La canción elegida era totalmente inapropiada, con muchas frases con doble sentido y alto contenido sexual. Los tres Warblers se miraron con intriga porque no sabían qué decir.
– ¿Estás seguro que no te importa que sea un Warbler? Lo último que queremos es que te sientas incómodo. – Thad comentó mientras los miembros del consejo hacían la lista de admitidos en los Warblers.
– No me importa. Por mucho que lo intente, es inofensivo. No va a hacerme olvidar a Sam. – Blaine se encogió de hombros.
– No creo que quiera tener una relación contigo, sólo quiere sexo. – Nick matizó.
– No importa lo que quiera, la respuesta es no. – Anderson insistió.
– Claro... No querrás perder la virginidad con semejante idiota... – Harwood se dio cuenta de que las mejillas del otro se ponían rojas. Abrió los ojos porque sólo podía imaginarse un motivo. – ¡No!
– ¡Blaine! ¿Por qué no nos lo contaste? – Duval se quejó.
– No es lo mismo hablar de chicas que de...
– ¡Alto ahí! – Nick lo interrumpió. – Eres nuestro amigo y nos has escuchado hablar de nuestras novias y de nuestras primeras veces. ¿Por qué no vamos a escucharte a ti?
– Iré a buscar a los chicos, nos lo vas a contar todo. – Thad salió de allí corriendo en busca de sus amigos, estaba deseando obtener detalles de la relación Blam.
La lista de los Warblers admitidos se publicó dos días después y Sebastian estaba ahí. En cuanto el castaño se dio cuenta, fue a buscar a Blaine. El moreno estaba en la sala común del edificio de los dormitorios, haciendo un trabajo con Jeff. El ojiverde se puso detrás de la silla del que quería que fuera su conquista y se agachó para acercarse a su oído.
– Ya he visto que me has aceptado en los Warblers. – Susurró con el tono más seductor
– Yo no te he aceptado, los miembros del consejo hemos votado y el resultado ha sido positivo. – El ojimiel informó sin volverse para mirar al otro, ni siquiera levantó la vista del cuaderno en el que estaba tomando notas. Miró con disimulo a Sterling, que se había incorporado y tenía una sonrisa en los labios.
– Bueno, como sea... – Smythe no iba a rendirse fácilmente. – Te prometo que me voy a esforzar para conseguir todos los dúos de los Warblers.
– Los Warblers no hacemos dúos. Uno canta, los demás lo acompañan. – Anderson se sentía incómodo porque el otro se acercaba cada vez más y ya notaba parte del cuerpo del otro en su espalda.
– Eso puede cambiar... Cuando todos vean la gran química que tenemos, no se negarán a que la mostremos. – Sebastian sonrió con suficiencia.
– Sigue soñando. – Blaine se cansó de tanta insistencia. Se levantó y recogió las cosas para seguir con su estudio en su habitación. – Jeff, nos vemos en la cena.
Los dos vieron como el moreno se marchaba. En cuanto estuvo seguro de que no le escucharía, Jeff decidió hablar.
– Si no aflojas un poco, lo alejarás definitivamente.
– Lo conquistaré, ya lo verás. – El castaño afirmó muy seguro.
– Lo veremos.
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