CAPÍTULO 18: EN FAMILIA

CAPÍTULO 18: EN FAMILIA

Blaine y Kurt deciden visitar a los Evans al motel. Los padres están fuera y a Sam le venía bien una ayuda con sus hermanos. Ellos no dudaron en ofrecerse voluntarios, no querían dejar solo a su amigo. Nunca pensaron que la situación de la familia podría ser tan mala.

En cuanto Stacy vio a Anderson, saltó a sus brazos con tanta velocidad que al moreno casi no le da tiempo a reaccionar. Por suerte, pudo sujetarla con sus brazos antes de que cayera.

– ¡Blaine! ¿Por qué no has venido a visitarnos antes? – Los ojos verdes de la pequeña buscaron los avellana del otro.

– Lo siento, pequeña. No he tenido mucho tiempo. – El moreno no sabía qué decir, no podía explicarle la situación que había entre Sam y él.

– ¿Quieres jugar? Tengo dos muñecas que me trajo Papá Noel y que todavía no conoces... – La niña ya estaba con sus pies en el suelo, había cogido la mano del chico y lo arrastraba hacia el rincón donde tenía sus juguetes.

Sam observaba la escena sintiendo mariposas en el estómago. Había extrañado ver esas escenas y seguía gustándole sentir que su familia había integrado al chico que amaba con tanta facilidad. Era cierto que Stevie mostraba menos interés, pero sabía que era principalmente porque su hermana lo acaparaba siempre que llegaban.

Kurt observaba todo con una sonrisa. Era cierto que le dolía porque seguía sintiendo algo por Blaine, pero también se alegraba de ver que poco a poco encontraba la felicidad. Sabía que habían tenido muchos problemas, tal vez Sam había cometido muchos errores... Incluso Anderson había cometido alguno.

Sin embargo, un amor tan puro y hermoso no podía ignorarse de esa manera. Ver que los niños también querían al novio de su hermano era un indicativo más de que esos dos debían estar juntos y Hummel sabía que él no podría ser un obstáculo. Mientras pensaba que el amor de Blaine no era correspondido, él quería luchar. Pero, como sí era correspondido, no iba a hacer nada. Sólo sería el amigo que necesitaban.

Sam se despidió de Kurt y Blaine después de que éstos pasaran otra tarde con él y sus hermanos y ya eran cinco... Eso si no se contaba la tarde que Anderson fue a cuidar a los mellizos durante dos horas ya que Evans tenía turno en la pizzería y sus padres tenían entrevistas de trabajo, por lo que no tenían a nadie que cuidara de los menores. El moreno se ofreció y lo hizo sin esperar nada a cambio.

Durante esas visitas, Blaine y Sam habían conseguido hablar con tranquilidad e incluso podría decirse que volvían a ser amigos. El rubio no podía ser más feliz.

Miró a Stevie y Stacy que estaban jugando tranquilamente y suspiró. No entendía por qué sus amigos estaban ayudándolo tanto, pero no iba a quejarse. Sólo le gustaría poder compensarles todo lo que hacían por él y su familia.

Estuvo tumbado en su cama, pensando, durante dos horas cuando escuchó que alguien llamaba a la puerta. Era algo raro porque no recibían visitas. Sus padres no llamarían, entrarían directamente, por lo que se puso nervioso.

Todos sus nervios se esfumaron cuando se dio cuenta que era Blaine el que había ido a visitarlo. Era un poco tarde, pero a él no le importaba. Cualquier minuto que pudiera pasar con el amor de su vida, era suficiente para él.

Cuando terminó su shock, se dio cuenta de que el moreno había llevado dos cajas con él y las había dejado en el suelo y él no sabía qué era nada de eso. Había una funda de guitarra (la que él había empeñado) junto a las cajas, apoyada en la pared.

– Hola... ¿Puedo pasar? – Blaine preguntó con una sonrisa.

– ¿Qué es todo ésto? – Sam quiso saber mientras agarraba unas cajas y las entraba dentro, dejando para el moreno la funda de la guitarra.

– Verás... – Las mejillas del ojimiel se sonrojaron y los dos dejaron las cosas en el suelo, junto a la cama. – Yo... Tu madre me dijo que habías empeñado tus cosas y... Bueno... Sé que estaba a punto de pasar el periodo para que las pudieras recuperar y que no tenías el dinero...

El rubio lo miró sorprendido y se levantó a toda prisa para abrir las cajas. Su sorpresa fue mayúscula al darse cuenta de que ahí estaban todas sus cosas. Su consola con todos los juegos, su teléfono, su Ipod... Absolutamente todo. Con la mano temblorosa, cogió la funda de la guitarra y, al levantarla, notó que pesaba demasiado para estar vacía. La apoyó en la cama y la abrió con delicadeza, como si temiera que fuera a romper lo que había en su interior. Unas lágrimas escaparon al ver que era su guitarra, tal cual la había empeñado.

El estudiante de Dalton lo observaba en silencio. Sabía que había hecho lo correcto, incluso si el otro se molestaba o enfadaba. Cualquiera podría verse atrapado en una situación así y a él le dolía pensar en que el ojiverde estaba pasando un momento tan malo.

Evans miró a su amigo y se acercó a él para abrazarlo. Anderson rápidamente lo rodeó con sus brazos, feliz de volver a sentir un contacto tan íntimo de la persona a la que más quería en el mundo. No se había dado cuenta de cuánto extrañaba esos momentos, pero estaba seguro de que no dejaría que pasara tanto tiempo antes de volver a sentirse así. Era como si estuviera en el cielo, como si no pudiera pasarle nada, como si el dolor no existiera entre esos brazos que lo protegían y le transmitían amor.

– ¿Cómo...? – Sam no tenía valor para terminar la pregunta, pero Blaine no lo necesitó, sabía cuál era la duda de su amigo. Muy a su pesar, se separó un poco de su amigo para poder mirarlo a los ojos.

– Le dije a tu madre lo que quería hacer. Intentó negarse pero le dije que te debía muchos regalos de este año que hemos estado separados y que se acerca tu cumpleaños, por lo que en vez de comprarte algo, prefería recuperar todas tus cosas. Buscó los recibos entre tus cosas y me los dio ayer. No había podido ir antes porque no quería que Kurt se enterara. Quería que fuera algo entre tú y yo, si no te importa. – El moreno sonrió.

– No tenías que hacerlo. – El rubio dijo seriamente.

– Pero quería hacerlo... Sé que te resulta incómodo recibir ayuda, pero piensa un momento. ¿Qué harías tú si fuera yo el que estuviera en esta situación? – El Warbler se acercó un poco más.

– Te ayudaría en todo lo que pudiera. – El estudiante del McKinley respondió con sinceridad. Entendía el punto de vista del otro.

Los dos se quedaron en silencio, mirándose a los ojos. Iban acercándose tan lentamente que apenas era perceptible. Parecía que todo había desaparecido de su alrededor y que sólo estaban ellos en el mundo. Se olvidaron de todo lo que les había separado, de todo el dolor que habían sentido, y se concentraron en el amor que se seguían profesando.

Sus labios estaban a escasos centímetros cuando un grito los sacó de "su mundo". Stacy acababa de darse cuenta de que Blaine había vuelto y corrió hacia él para abrazarlo. Ese momento se había roto, pero ambos sabían que tal vez en el futuro habría otros. Sólo era cuestión de tiempo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top