CAPÍTULO 1: EL PRIMER DÍA

CAPÍTULO 1: EL PRIMER DÍA

Un año antes...

Primer día de un nuevo curso en Westerville High School y todo parecía normal. Nuevos estudiantes buscando los lugares a los que tenían que ir, otros alumnos que ya conocían el lugar se juntaban con sus amigos para comentar lo que había pasado en sus vacaciones de verano. Profesores que se preparaban para comenzar a enseñarles a esos adolescentes.

Sin embargo, para Blaine Anderson ese día era algo complicado. Sus últimos meses en su anterior escuela habían sido malos puesto que varios compañeros habían descubierto que él era gay. A sus catorce años tenía claro que le gustaban los chicos y no las chicas... Bueno, lo tenía claro desde los doce años, pero tardó algo en salir del armario.

La primera persona a la que se lo contó fue a su mejor amigo Jack, pero éste se distanció de él al conocer su secreto. Al siguiente que se lo contó fue a Cooper, pero su hermano estaba muy metido en su mundo como para mostrar ninguna reacción a noticias que no tenían que ver con él mismo.

Tal vez lo más complicado fue contárselo a sus padres. No sabía cómo reaccionarían y tenía que vivir con ellos. Para su sorpresa, ambos fueron muy comprensivos y le dejaron claro que lo amarían sin importar nada.

Aun así, prefería que su orientación sexual quedara en la sombra para poder tener algo de tranquilidad en el instituto. Desgraciadamente, no sería ni el primero ni el último en sufrir bulling por su orientación sexual.

Después de conseguir su horario, supo que debía acudir al laboratorio de biología. Era una manera interesante de empezar la semana. La sala tenía mesas para dos alumnos y todas contaban con al menos una persona, por lo que decidió sentarse en una de la primera fila. El chico que estaba sentado le sonrió amablemente cuando levantó su vista del libro que tenía frente a él.

– Hola, soy Sam Evans.

– Hola, soy Blaine Anderson.

Los dos chicos se saludaron con un apretón de manos que provocó una sensación nueva a los dos. No sabían definirla, era como una corriente eléctrica que recorrió sus cuerpos. El rubio volvió su mirada a su libro, incómodo porque no sabía qué había pasado.

– ¿Estás estudiando? – El moreno preguntó algo incómodo, pensando que el otro había descubierto que era gay y quería evitarlo.

– Bueno... Soy disléxico y me cuesta mucho leer... Por eso intento hacerlo antes de que comience la clase para que no me cueste tanto seguirla después. – El ojiverde respondió algo sonrojado.

– Lo siento, no lo sabía... – Blaine no sabía qué decir.

– No te disculpes, es algo que todos sabrán tarde o temprano... Seguro que algún profesor me hace leer en voz alta y no lo voy a poder ocultar. – Sam informó.

– No es algo de lo que tengas que avergonzarte. No hay nada malo en ello... Lo único es que seguramente necesitas más esfuerzo para conseguir aprobar los exámenes y realizar los deberes... Si quieres, yo puedo ayudarte. – El moreno ofreció a forma de disculpa. Sin embargo, no obtuvo respuesta porque el profesor entró en el aula.

– Buenos días a todos. Soy Mr Brown, el profesor de biología. Quiero que miréis a la persona que está sentada junto a vosotros porque ese será vuestro compañero de laboratorio durante el resto del curso...

Evans y Anderson se miraron y sonrieron, tenían la sensación de que ese curso sería muy interesante. A ninguno le molestaba que su compañero de laboratorio fuera el otro.

Blaine llegó a casa encantado, acompañado de Sam. Le sorprendía que quisiera ser su amigo aunque temía que eso dejara de ser así cuando se enterara de su secreto, aunque aspiraba a que eso no sucediera.

Cuando los dos entraron a la habitación, notó rápidamente que el rubio abría los ojos sorprendido. Se dio cuenta de que podría darse cuenta de que era un Nerd al que le gustaban los cómics y las películas de ciencia ficción. Estaba pensando en una escusa cuando el otro habló.

– Tu colección es genial... Yo no tengo tantos cómics... ¿Podríamos prestarnos algunos para leerlos? Tienes algunos que llevo tiempo buscando. – El rubio propuso mientras sacaba uno de los Avengers de la estantería y comenzaba a pasar las páginas para ojearlos.

– ¡Claro! Hasta podemos leer ahora si quieres. – El moreno propuso, pero pronto se dio cuenta de que no sería así.

– No... Veo que tienes todas las películas de Harry Potter que han salido en DVD... Tal vez podamos hacer una pequeña maratón. – El ojiverde propuso.

– ¿No las has visto? – Anderson quiso saber.

– No... Mis padres no me han dejado porque no podíamos llevar a mis hermanos al cine y mis amigos no... – Evans negó con la cabeza, le habría encantado verlas todas.

– Bueno, ya tenemos algo que hacer. Iré a preparar palomitas, ¿vienes? – Blaine sonrió para animarlo.

– Claro... ¡Luego vemos las de Star Wars! Tampoco las he visto y quiero verlas. – Sam parecía realmente nervioso e ilusionado por la posibilidad de ver todas esas películas.

– Tenemos mucho tiempo, podrás ver todas las películas que tengo. – El moreno le tranquilizó.

Ron Weasley estaba dirigiendo la partida de ajedrez cuando Pam Anderson entró a la habitación de su hijo. Vio a los dos jóvenes sentados en la cama con sus espaldas apoyadas en el respaldo, con un bol vacío entre ellos y sus miradas fijas en la pantalla de la televisión.

– Chicos, ¿queréis que os traiga algo? – La mujer preguntó. Blaine pausó la película para poder prestar atención a su madre sin distraer a su amigo.

– No mamá, gracias. Por cierto, te presento a Sam Evans, es un compañero del instituto. – El moreno informó.

– Encantado, señora Anderson. – El rubio sonrió amablemente.

– Igualmente, Sam. Si queréis algo, podéis avisarme. Dejo que sigáis con la película. – Pam salió de la habitación satisfecha porque parecía que el primer día de instituto de su hijo había sido un éxito.

Cuando Sam se fue, Blaine decidió ayudar a su madre a hacer la cena. La mujer le sonrió en agradecimiento. El menor se puso a cortar los tomates para la ensalada cuando ella decidió hablar.

– Sam es muy atractivo... – Pam comentó distraída mientras removía el pollo para que no se quemara.

– Y heterosexual... Mamá, tienes que dejar de buscarme novio... Cuando algo surja, prometo que serás la primera a la que se lo diga... O la segunda, eso depende de si Sam y yo nos hacemos amigos o no... – A pesar de lo que había dicho, el joven sonrió imaginándose a sí mismo junto a Evans, besándose dulcemente antes de caminar los dos agarrados de la mano.

– No pasa nada por encontrar a un chico atractivo aunque sea heterosexual. No te estoy pidiendo que me reconozcas que acabarás casado con él y con varios hijos... Intento tener una charla sobre chicos contigo. – La mayor se defendió.

– ¿Hiciste lo mismo con Cooper? – Blaine levantó la ceja mirando a su madre.

– Créeme, tu hermano jamás necesito que se le animara a hablar de chicas... Su imaginación ya estaba llena de ellas... – Pam rió ante su propio comentario.

– ¿Y cómo sabes que yo no? – El moreno se interesó.

– Porque tú eres como tu padre mientras que Cooper es como yo...

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