Te mentí, ¡Me gustas mucho!
Pudo ver a Clara con el corazón roto salir de su habitación, en verdad le daba pesar en la conciencia, pero no podía, no podía hacer lo que estaba pensando con Clara presente.
Ella tal y como Mihrimah se lo había dicho en su vida pasada, era solo un capricho de verdad no la amaba y nunca había Sido su gran amor, siempre la había apreciado al ser su primera concubina, la primera mujer que él había tocado.
Solamente sentía por ella lo mismo que su padre sentía por Gulfem, agradecimiento y cariño, nada más.
──Esto es demasiado complicado.── Susurró para sí.
Tenía en claro lo que haría, el viaje le había servido para aceptar sus sentimientos por la griega.
Iba a romper ese espejo, no permitiría que Emine regresara al lado de Ahmed, él quería ser el dueño de su corazón y sus pensamientos, quería que Ella lo llamase por su nombre, que siempre sonriera al verlo llegar y que cuando él se convirtiera en Sultán, por qué estaba seguro de hacerlo, que ella fuese su Haseki y la madre del príncipe Heredero.
Camino por los pasillos en busca de la sala del espejo y abriendo sus puertas, se encontró con Emine de espaldas mirando el espejo, agarró un trapo para comenzar a limpiarlo.
──¡Suelta eso!── Grito asustado Mehmed al pensar que ella pudiese volver a su tiempo.
──¿Que le ocurre?── Pregunto Emine enarcando una ceja.──Es solo un espejo común, no encontré el otro.
──Gracias a Allah.
──Alteza, ¿Podría ser tan amable de guiarme hasta el espejo?
──No.
Emine parpadeo al recibir la respuesta de Mehmed, y sin previo aviso, se abrió paso por su lado, saliendo de la habitación, si él no iba a ayudarla a volver, Entonces lo haría ella sola.
Avanzaba con los pasos de Mehmed detrás de ella, hartandola poco a poco por una parte, la otra estaba más que contenta de que el la siguiese.
Y con este juego llegaron hasta el jardín del Manisa, era de noche y solo la luna iluminaba.
──¿No se supone que debería estar con Clara?── Pregunto Emine en un intento de que él se fuese.
──Ya termine de hablar con ella.
──Entonces vaya viendo cómo va a evitar morir.
──Me encargaré después de eso.
──¿Es conciente que puede que no haya un después?
──Siempre habrá un después, incluso de la muerte.──Mehmed miro el brazo de la griega y no dudo en tomarlo, dándole la vuelta, quedando frente a frente.──Emine...
──Alteza.
──No se por donde empezar, pero...──Mehmed tomo ambas manos de la griega y sonrió levemente.──Pero ya no quiero mentirme, no puedo seguir negandome que te veo como algo más que una simple amiga o hermana menor, al principio si era si, lo admito, pero con el paso de los meses eso fue cambiando.
Emine miraba a Mehmed con cierto nerviosismo, quería salir huyendo.
──Pero con todas nuestras teorías raras, con nuestras caminatas por el jardín y nuestras bromas, me di cuenta que no era así.──Mehmed hizo una pausa y se acercó un poco más a la griega.──Empezaste a ocupar un lugar muy importante dentro de mí, mucho más que cualquier otra persona habria ocupado, después de todo...
──Despues de todo me conociste mejor que cualquier otra persona en estos meses.──Completo Emine entrelazando sus dedos con los de Mehmed.──No sé cómo, pero en un momento llegaste a reemplazar todo lo que alguna vez logré sentir por Ahmed.
──Nunca ame a Clara.──Aclaro Mehmed.── Mihrimah siempre tuvo razón, ella solo era un capricho, me demore mucho en entender eso.──Hizo una pausa y libero una mano para acomodar un mechón de cabello detrás de la oreja de Emine.── Quiero que te quedes, quiero que estés a mi lado, no quiero que te vayas, no sabría que hacer sin tí.
──Yo no quiero irme.
──Quiero que siempre estés conmigo.──Susurro Mehmed.── No quiero ascender al trono si no estás tú a mi lado para ser mi Haseki.
Emine soltó la mano de Mehmed, lo miro un par de segundos y colocó sus brazos alrededor de su cuello tal y como en su sueño, solo que está vez si beso los labios de Mehmed.
Era un beso dulce y sin ninguna mala intención de por medio.
Duraron unos segundos así, para luego separarse y volverse a tomar la mano.
──El espejo.──Menciono Emine mirando atrás de ella.
──¿Puedo romperlo?
──Claro que no.──Emine rodó los ojos y lo tomó con una tela.──No pasará nada, no me iré.
──¿Me lo prometes?
──Te lo prometo.── Sonrió Emine.──Volvamos al palacio y guardemos esto dentro de una bóveda, un objeto mágico no puede estar por ahí tirado.
Ni un paso lograron dar cuando vieron que estaban rodeados por un montón de hombres vestidos de negro.
──Maldita sea, Mustafá.── Mascullo Mehmed sujetando la mano de Emine.──Hagas lo que hagas, quédate detras mío.
Los hombres poco a poco empezaron a acercarse más a ellos, acortando el poco espacio, ambos jóvenes buscaban una forma de escapar de la situación, pero simplemente no había manera.
──Lo lamento Mehmed.──Mustafa apareció con una sonrisa.── Pero no puedo dejarte con vida, nuestro padre, El Sultán Suleiman Khan, es capaz de nombrarte príncipe Heredero algo que yo no voy a permitir.
──Si no es la madre es el hijo.── Soltó Emine con molestia.──Mehmed...
──Creo que podemos hacer eso...──Dijo Mehmed no muy seguro.──Nuestra carta a favor.
Sin decir más, Emine soltó el trapo con el que había agarrado el espejo, decidió tocarlo con las yemas de sus dedos, ocasionando una luz cegadora, que hizo que Mustafá y su ejército retrocedieran a una distancia considerable.
Sin previo aviso, Emine y Mehmed desaparecieron del lugar, dejando solo el espejo, el cuál cayó al suelo, agrietandose.
Mustafá y su ejército se quedaron confundidos ante el acto y sigilosamente se acercaron al espejo.
★════◈◈◈◈◈◈◈◈════★
Ahmed miraba desde su trono el jardín, era una mañana espléndida, solo que se sentía vacío.
Extrañaba a la joven griega, extrañaba a su "Nasya."
Mahfiruze miraba a Ahmed con cierto enfado, a pesar de que había tenido su atención todo el tiempo durante su embarazo, el joven Sultán había Sido incapaz de olvidar a Anastasia.
Esa maldita niña no era más que un estorbo para su brillante futuro, no sabía cómo se había ido del palacio pero lo agradecía profundamente.
──Mi querido nieto.── Hablo Safiye mirando a Ahmed.── Abandona la búsqueda de Mahpeyker, la has buscado por todo el imperio y no a apareció, lo mas probable es que haya muerto en la revuelta, ¿O me equivoco Handan?
──En lo más mínimo Sultana Safiye.
La Sultana Handan deseaba que si hijo se olvidase de Anastasia, claro que estaba agradecida con ella por salvar la vida de su hijo y proteger el trono, pero un Sultán no podía quedarse varado por una mujer.
──Ella no pudo haber desaparecido de la noche a la mañana, debe haber una explicación.
──La explicación es que la mataron en la revuelta y arrojaron su cadáver al Bosforo, no hay otra explicación.── La Sultana Safiye dió por cerrado el tema.
Pero antes de que Ahmed pudiera siquiera refutar, dos jóvenes cayeron del cielo hasta el jardín, sorprendiendo a todos los presentes.
──Por Allah...──Susurro Mahfiruze dejando a Osman en su cuna.
──Esa no es...── Handan palidecio al ver a la muchacha que se levantó primero antes que el joven.
──Nasya...── Susurro Ahmed con emoción al verla.
──Mehmed...──Llamo Emine intentando despertar a Mehmed.── Mehmed, despierta, abre los ojos.
──Voy a matar a Mustafá.── Fue lo primero que dijo Mehmed abriendo sus ojos para mirar a la griega.── Y tú me vas a ayudar.
──Tenlo por seguro.
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