Empieza su venganza.
Rafat camino alegre por que sabia que con esto le alegraría el día a Hande, ella siempre había querido un collar de zafiros y oro blanco, y gracias a la ayuda de Joshua, lo había conseguido.
Después de la conversación que tuvieron ambas, sabía perfectamente que su melliza se había quedado triste, por lo que quería alegrarla con algo, un pequeño detalle, una vez que se lo diera, pasarían el resto de la tarde abrazadas y dibujando, tal y como siempre lo habían hecho.
Se detuvo en seco cuando escucho los gritos de su madre, gritos desgarradores, por lo que guardo la caja entre sus ropas y corrió hasta donde se escuchaban los gritos, al llegar a la puerta de la Habitación de Hande, se helo por completo.
──Déjenme pasar.──Hablo con los Aghas cuando consiguió palabra.
──Lo siento Sultana.──Le respondió uno.──Pero no tengo autorización para eso.
──¡Déjame pasar!──Grito empujando a los Aghas y abriendo la puerta de la habitación, encontrándose su peor temor en el mundo.
Su mundo se quedo en silencio, dejaron de sonar incluso los gritos desgarradores de su madre, sus piernas perdieron la fuerza que necesitaba para mantenerse en pie, sentía que todo a su alrededor perdía color.
Entre jadeos y lagrimas, consiguió la fuerza que necesitaba para parase y caminar hasta su madre, la cuál lloraba amargamente la perdida de su hija, cuando estuvo lo suficientemente cerca, tomo los brazos de su madre y la levanto levemente.
──Mamá, no es sano.──Kosem tomo la cara de Rafat entre sus manos.
──Rafat.──Kosem aun llorando oculto su cabeza en el cuello de su hija.
Las puertas se abrieron, dejando ver a Mehmed, Emira, Hurrem, Mihrimah e Iván, él primero se dirigió al cuerpo inerte de su amada hija.
──Mi pequeña.──Susurro el Sultán.──¿¡Quien te hizo esto?!
Emira estaba completamente pálida, como Mehmed se enterase que fue ella, la mataría junto a sus hijos, esto no podía estarle pasando, se supone que tenían que morir Onur y Aslan, Hande no, Hande es intocable, ella era la hija favorita del Sultán.
Su presión bajaba considerablemente, hecho que no paso desapercibido por la Sultana rubia, Rafat se dio cuenta que Emira estaba nerviosa.
Mehmed se alejo del cuerpo frio de su hija, y en cambio rodeo en un fuerte abrazo a su esposa, Mehmed beso la frente de Kosem, aun con lagrimas en los ojos.
──Mehmed.──Kosem pronuncio su nombre en una mezcla de tristeza y dulzura, él Sultán por su parte había colocado su cabeza en el cuello de su esposa.
Realmente ninguno quería pelear con él otro en este momento, ambos eran padres devastados por la muerte de su pequeña, pero había alguien a quien si le molestaba el que Mehmed estuviera con su esposa.
A un ser humano sin conciencia al que le valía un comino lo que acababa de hacer, la mujer moría los celos al ver esa escena, deseaba que su hechizo fuera más fuerte, decidió repetir el conjuro, esta vez haría que todos en la habitación no les importara la muerte de Hande.
Y justo cuando iba a abrir la boca para recitar en hebreo antiguo, Rafat se le abalanzo encima y comenzó a golpearla, sorprendiendo a todos los presentes.
──¡Maldita!──Grito mientras que le arañaba la cara.──¡Te odio!
Kosem y Mehmed se separaron, querían alejar a Rafat de Emira, mientras que Hurrem y Mihrimah intentaban alejar a Emira de Rafat, por que por mucho que Mihrimah la odiase, era la madre de dos príncipes.
──Haré que tengas una muerte dolorosa.──Rafat le susurro estas ultimas palabras a Emira, para que solo ella pudiese escucharlas, antes de que ella se alejase.
Emira tembló en el suelo ensangrentada, tenía que deshacerse de Rafat como sea.
Kosem, Mihrimah y Rafat estaban las tres juntas en una habitación, había pasado un día desde el funeral de Hande, otro momento en el que su vida había quedado en silencio.
──Madre.──Mihrimah y Kosem dirigieron su mirada a Rafat.──Se que no es el momento, pero, ¿Crees en la brujeria?
──Claro y no solo eso, creo en las cosas sobrenaturales.
──Entonces hare mi acusación, aunque me tomen por loca no me importa.──Rafat miro con seguridad a su madre y tía.──Emira es una bruja, hechizo a mi padre, a mi abuela, a todos.
──¿Estas muy segura de lo que dices?──Pregunto Mihrimah.──No es que desconfié de ti, pero es algo difícil de creer.
──Lo estoy, aun recuerdo esa noche donde me cole en la habitación de la abuela.──Rafat guardo silencio unos segundos.──Esa noche Emira susurro unas palabras, las cuales se traducen como: "Señor de la mente, dame el poder de hacer que esta mujer se convierta en mi marioneta."
──¿¡Por que no lo dijiste antes?!──Pregunto Mihrimah.
──De hecho, es un recuerdo que acabo de desbloquear ayer.──Rafat miro con cierta confusión a su tía.──No se por que no lo conté ese día.
──¿Qué haremos ahora?──Pregunto Mihrimah a su cuñada.
──Jugaremos con magia, eso es lo que haremos.──Una sonrisa se coló en el rostro de Kosem.──Si ella me quito todo sin importarle nada, yo le quitare todo sin que me importe nada.
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