Era una noche oscura, sin luna ni estrellas en el cielo. Beam Baramee conducía por una solitaria carretera hacia un destino que prometía ser el inicio de una nueva vida junto a su prometido, Phana. Las luces de los faros cortaban la oscuridad, y el sonido del motor se mezclaba con el viento nocturno.

El corazón de Beam latía con la anticipación de su encuentro. Después de todo lo que habían pasado, por fin se reunirían según lo habían planeado. Habían sido compañeros de trabajo en el Hospital Kongthanin, donde Beam, Phana y su mejor amigo Kit compartían no solo el trabajo, sino también sus sueños y esperanzas.

Beam, un médico de 26 años, estaba emocionado por la idea de pasar el resto de su vida junto a Phana, un hombre guapo y hermoso que había conquistado su corazón. La promesa de su amor los había mantenido fuertes a pesar de los desafíos que habían enfrentado.

Sin embargo, esa noche, el destino tenía otros planes. En medio de la oscuridad, algo inesperado se cruzó en su camino. Un objeto no identificado pareció de la nada y provocó que el automóvil de Beam se desviara violentamente de la carretera. El mundo de Beam se volvió del revés en un instante.

El vehículo se precipitó por un barranco, dando vueltas en una danza frenética que parecía no tener fin. El estruendo de la colisión se mezcló con el sonido de metal retorcido y cristales rotos. El mundo de Beam se volvió negro y silencioso mientras su vida entera se derrumbaba en medio de la oscuridad.

Esa noche, la noche que había prometido ser mágica, se convirtió en la peor de todas. Beam no lo sabía entonces, pero su vida daría un giro inesperado, y la oscuridad que lo rodeaba en ese momento era solo el comienzo de una nueva y desconcertante realidad.