7
Para SydLovBook.
Sam.
El aire estaba fresco pero pesado por la reciente lluvia. El viento me pegaba en la cara. Estaba tan frustrado que cada vez que B aparecía en mi mente pisaba más el acelerador. Cada vez más, más y más. Tenía el pensamiento perdido, lleno de ira y frustración. Sus labios, su aliento, su perfume, su cuerpo, todo en ella me volvía loco. Había accedido a verme con Sarah para olvidar a B, pero fue imposible. La lencería de Sarah no había logrado hacerme olvidar de los problemas, ni me había puesto cachondo, pero B... Ella con una sola mirada lograba todo eso y más en un sólo segundo, ¿cómo era eso posible?.
Luego de arreglar las cosas con B me fui a mi habitación. La lluvia caía afuera como un océano sobre el tejado, los truenos y relámpagos le deban ese toque especial, ese que te decía "ve a la cama y no salgas de allí en todo el día". La oscuridad de la habitación me tranquilizaba, me daba paz. De repente oí un tintineo: mi celular. Revisé la fecha del día para saber si era lo que pensaba que era.
"Estimado señor Jenner: le comunicamos que el receso de verano ha comenzado, por lo tanto la estudiante a su cargo regresará a casa hasta el comienzo de clases.
Saludos, Escuela Harrington para niñas."
Era lo que creía. ¡Maldita sea!, había llegado el tiempo en el que el mismísimo diablo regresaba a mi casa sólo para hacerme la vida imposible. ¿Que de quién hablo?, pues nada más y nada menos que de Lisa Jenner, mi hermana. Ella parecía una simple chica de dieciocho años, pero era en realidad mi pesadilla más temida, desde que nuestros padres dejaron esta tierra, cada uno a su momento, era una muchacha resentida, cruel, que juzgaba hasta por el más mínimo defecto a quien fuera, y lo que más me dolía de todo era que me hacía la vida imposible ya que, según ella, era mi culpa que nuestros padres hubieran muerto.
En fin, en unos dos días tendría a mi peor pesadilla aquí. Me pregunto qué pensará de B...
De repente oí unos toquidos a mi puerta.
—¿Sam?—era ella. Me levanté de un salto de la cama y apoyé mi cuerpo sobre la puerta.
—Aquí estoy, B—le dije en susurros.
—¿Qué quieres cenar?—sonreí.
—No lo sé, ¿qué sugiere usted, Mademoiselle?—la escuché reír en voz baja como una niña después de una travesura.
—No lo sé, la lluvia me provoca flojera—me reí.
—A mi igual—parecíamos dos niños hablando a través de la puerta, aún así su fragancia se me introducía en la nariz y me hacía ver las estrellas. Abrí la puerta de repente y ella cayó en el suelo de mi cuarto.
—¡Auch!—gimió en el suelo.
—Lo siento—le dije con una sonrisa.
—Sé que lo hiciste a propósito, descuida—me reí.
—Si, como digas. Oye, escucha.
—Dime—me dijo mientras se ponía de pie nuevamente.
—Mañana quiero presentarte a alguien.
—¿A mí?, ¿y eso por qué?—parecía bastante sorprendida. Sus ojos azules me miraban, cuando me miraba así me volvía loco, me hacía sentir unas ganas tremendas de besarla, de tocar su piel suave y perfumada y de pasar mil y una noches a su lado.
—Ella se quedará con nosotros por todo lo que resta del verano—su sonrisa se apagó en un sólo segundo.
—¿Y quién es ella?—me preguntó.
—No te lo diré, quiero que sea una sorpresa—le dije, aunque no parecía estar muy contenta con la idea.
—¿Puedes al menos decirme cuál es su nombre?.
—Su nombre es Lisa—le dije con la sonrisa más dulce que pude regalarle—no te preocupes, ustedes se llevarán muy bien, ambas son crueles y gruñonas.
—¡Oh, mira quien lo dice!—refunfuñó. Me reí mientras ella me miraba con los brazos en jarras.
—Eres muy linda cuando te enojas, B—le dije con sinceridad. Mi corazón se aceleró nuevamente. Me miró por unos segundos, los cuales se me hicieron eternos.
—Pedí una pizza, ¿hice mal?—dijo mientras salía de mi habitación con prisa. ¿Acaso estaba escapando de mis elogios?.
—¡B!—la llamé, ella volteó y el cabello la golpeó en el rostro; sus ojos azules brillaban intensos.
《Lo siento, B》, pensé antes de tomarla por la cintura y posar mis labios sobre los suyos.
Nos separamos por un segundo para coger aire. Me miró, tomé su rostro entre mis manos, le coloqué un mechón de cabello que le cubría un ojo detrás de la oreja, pasé mi dedo índice sobre sus labios y mientras lo hacía ella cerró sus ojos. Cuando los abrió nuevamente me miró con atención, luego sus ojos se posaron en mis labios, rodeó mi cuello con sus brazos y me atrajo más cerca de ella, me miró por unos segundos más y me besó. Era un beso largo, con deseo, repleto de pasión, era algo que deseaba hacer desde la primera vez que la vi atentamente. La tomé de la cintura con más fuerza y la pegué más a mi cuerpo, su aroma viajaba por mis fosas nasales, su lengua jugueteaba con la mía y enredaba sus dedos en mi cabello. Un pequeño salto bastó para que rodeara mi cintura con sus piernas y se amarrara con más fuerza a mi cuello. La apoyé contra la pared sin dejar de besarnos, llevaba puesto unos jeans que le había regalado que se le ajustaban perfectamente al trasero y a las piernas, una blusa suelta de color rojo que resaltaba su piel bronceada y suave, la cual me permitía tocar su espalda debajo de ella.
—¿B?—dije agitado sin separarme de sus labios.
—¿Si?—me dijo ella también separándose sólo unos cortos centímetros de mi vida.
—Eres mi desafío—susurré, estábamos tan cerca uno del otro que podía oír su respiración acelerada.
—¿Tu desafío?.
—Tú eres quien cambiará mi vida para siempre—le dije y la besé nuevamente.
—Dime... ¿Qué estás haciendo conmigo?...—le dije a centímetros de sus labios. Ella me dio un beso más.
—Sam... Yo...
—¿Si?—le dije mirándola a los ojos fijamente.
De repente oímos un ruido que nos hizo sobresaltar: el timbre. El maldito y condenado timbre, el cual hizo que nos separaramos. Ella se acomodó la ropa y el cabello y antes de salir de la habitación volteó y me miró una vez más con esos ojos increíblemente azules que me volvían loco. Cuando ella salió cerré la puerta de mi habitación, apoyé mi espalda sobre ella y me deslizé hasta quedar el suelo. ¿Qué carajo había sucedido?. Aún sentía sus manos en mi cabello, sus labios en los míos, el sonido agitado de su respiración, el dulce aroma de su cuerpo, mi corazón saliéndose de el pecho y las tremendas ganas de hacerla mía.
—Sam—me llamó en susurros del otro lado de la puerta. No respondí.
—Sam, ven, la comida está aquí—no respondí, no podía, las palabras no me salían de la boca—tiene muzzarella, sé que te gusta.
《No quiero pizza, sólo quiero que estés aquí a mi lado.》
—¿Sam?—dijo.
—B, quiero estar solo, por favor, vete—podía oír un suspiro de tristeza que venía del otro lado.
—De acuerdo—me dijo, podía sentir su dulce sonrisa de compresión—pero no puedes estar sin comer.—pude oír sus pasos alejándose.
《No te vayas, no quiero estar solo, quiero que te quedes conmigo.》
¿A quién engaño?, mi hermana tenía razón, todo es mi culpa, y todo lo que amo lo acabo destruyendo. No quería destruir a B. Si lo que te preguntas es si la amo, pues estás en lo cierto, lamentablemente la amaba, pero no quería hacerlo, no quería destruirla como destruí todo lo demás.
—Sam—me sobresalté al oír su voz. Me levanté del suelo y apoyé mi oído contra la puerta.
—Sam, yo... Tú... Debes cenar, necesitas alimentarte—me dijo con cierta felicidad que noté en sus palabras—te dejaré la comida aquí, ¿de acuerdo?—Se quedó en silencio esperando una respuesta, pero no se la di, abrí la boca para responder pero las palabras no salieron.
《—¿Te ha comido la lengua el gato, Samy?》, me decía mi madre cuando me metía en problemas.
—Bien—dijo con sin perder la dulzura. Oí el sonido de la porcelana tocando el suelo—te lo dejaré aquí, ¿está bien?—siguió esperando una respuesta que sabíamos que no iba a obtener—si necesitas algo llámame, Sam—y a la ausencia de una respuesta pude oír sus pasos alejándose de la puerta que nos separaba.
Dejé pasar unos diez minutos para poder abrir la puerta. Allí estaba el plato con tres deliciosas pizzas para mí. Me puse en cuclillas para poder recogerlo y muy cerca de él había un arete de diamantina en forma de rosa. Las rosas. ¿Tendrían algún significado en su vida?, si así lo fuera, y fuera importante para ella, pues también lo serían para mí. ¿Qué me estaba sucediendo?... ¿estaba enamorado acaso?, si era así no lo podía evitar... Pero, ¿qué rayos es eso de el amor?, sólo necesitaba estar a su lado... para ser feliz... Mi hermana llegaría en unas horas... espero que no arruine mi así llamada "felicidad"... aunque era probablemente que así fuera. Me estaba volviendo loco.
《—Samy, el amor verdadero no sólo existe en los cuentos de hadas... créeme.》
《Ahora sí lo creo, madre.》
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Holaaaaa!!!
Aquí estoy con un tan esperado nuevo capítulo. Espero que les guste. Estén atentos a mi canal de youtube:Guadii Viera, porque muy pronto haré algo nuevo allí.
¡¡Besos de dinosaurio!!
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