1

Sam.

Habitualmente no solía sentir ese sentimiento extraño.

El color rojo estaba apoderándose de mí por completo.

Ese sentimiento que a veces te hace llorar hasta la última lágrima de tu cuerpo o que, en ocasiones también, te hace sentir una cosa maravillosa e indescriptible en el pecho. Me gustaban las mujeres, lo admito, me he acostado con muchas a lo largo de estos años, jamás había tenido nada serio, ni tampoco es que me preocupara por ello, ¿para qué sentir esas estúpidas mariposas en el estómago cuando la vida puede ser tan divertida?.

Estaba con mis amigos, Logan Smith y Austin Foster, en esa loca noche en la que la música sonaba fuerte, la discoteca estaba repleta, el alcohol sabía a gloria, las luces de colores alrededor de la pista de baile brillaban, el descontrol y la diversión se apoderaban de todo, las chicas se movían de aquí para allá con vestidos cortos y ajustados, esos que se les veían tan sexy a la hora de bailar.

  —Hola, guapo—me dijo una voz femenina a mis espaldas. Voltee para ver a Alexa Towers, una compañera de la universidad.

Se decía por ahí que era la típica niña de papi. Llevaba puesto un vestido negro, el cual tenía un escote que favorecía sus pechos, y tacones del mismo color que hacían que sus piernas morenas midieran kilómetros.

  —Hola, Alexa—la saludé—
¿qué tal todo?.

  —Bien, gracias por preguntar—le dió un sorbo a su bebida sin que se le corriera el labial rojo que cubría sus labios carnosos—¿tú como estas, cielo?.
  —Bien, gracias.

  —¿Sabes?—se acercó más a mí—podrías estar mejor—me dijo seguido por un guiño.

  —¿Sabes?—le dije repitiendo sus palabras—creo que tienes razón, mi cama aguarda—le dije mientras le guiñaba un ojo.

  —No te arrepentirás, ya lo sabes.

  —No, no lo creo, mañana tengo que ir a resolver unos asuntos y me tengo que levantar temprano, como te dije, mi cama aguarda—
levanté mi vaso y tomé la bebida de un sorbo—esto quizás ayude a conciliar el sueño.

  —¿Disculpa?—se había enfadado y las ganas de reírme a carcajadas ya casi no las aguantaba—¡te vas a arrepentir, Sam Jenner!.

  —Pero si tú me dijiste que no me arrepentiría... —dije fingiendo estar apenado. Alexa se dio media vuelta y se perdió en el montón de gente. Esa noche no tenía ganas de... Eso.

  —¡Hey!, ¿acaso Alexa Towers te rechazó, amigo?—gritó Austin mientras se reía a carcajadas.

  —Nadie puede rechazarme a mí.—dije orgulloso.

  —Viejo, ¿como puedes rechazar a esa nena?. Ya llevas cinco en una hora, ¡es todo un record!.

  —No tengo ganas, es simple—le dije.

  —Oh, vamos, Sam, nunca has rechazado a una chica como ella, ¿qué te sucede?.

  —No lo sé, quiero cambiar mi rutina, quiero probar algo nuevo y diferente.

  —Oye, viejo, no puedes fijarte en niñas, eso es ilegal—le dio un sorbo a su bebida, la cual tenía un tono azul chillón que me daba la sensación de que era una toda una bomba de químicos y alcohol—es un previo aviso—
me dijo mientras reía fuerte.

Estaba ebrio, demasiado, y se notaba hasta a mil millas de aquí.

  —Nos vemos, Austin—dije volteándome para darle la espalda a mi ebrio amigo.

  —¡Sam!, ¿adónde vas?—me gritó Logan que venía con una pelirroja que estaba tan ebria como él—¡mira lo que son las chicas, amigo!¡ven a divertirte!—exclamó mirando a la muchacha como un tigre que acecha un trozo de carne.

  —No gracias, amigo, diviértete tú—mis amigos se reían como dos payasos de circo y sus carcajadas se oían aún estando en la entrada del lugar.

Me dirijí al estacionamiento donde había dejado mi automóvil, a dos cuadras de la discoteca, mientras caminaba pensando en ese desafío, en ese riesgo que quería correr, oí unos murmullos, pero no le dí importancia. Al llegar al aparcamiento comencé a oir unos ruidos casi imperceptibles.

  —Déjame, por favor—sollozó una voz débil. Una voz femenina. La curiosidad me invadió y me acerqué al lugar de donde provenía el sonido.

  —¡¿Oye, que haces?!—Grité.

Apenas me dio tiempo de contemplar la situación con detenimiento, heché a correr y luego me lancé al ataque. Había una muchacha casi inconsciente, debido al alcohol que había ingerido supongo, un tipo, al que no pude reconocer, que se bajaba los pantalones para condenar a la muchacha a una vida de traumas y dolor.

  —¡Oye, imbécil!—grité mientras lo apartaba de ella. No pude ver su rostro, llevaba una chamarra negra con capucha que le daba un aspecto sombrío a su rostro—¡espera!—le grité nuevamente, mientras echó a correr.

Me quedé mirando como un imbécil al tipo que corría a toda velocidad.
 
  —Estúpido—mascullé por lo bajo.

  —¿Cómo... cómo me has llamado?.

Observé a la chica, sorprendido de que me hubiera oído. Estaba demasiado borracha.
 
  —No te lo dije a ti. Aunque lo de estúpida es discutible.—me puse en cuclillas—
¿Qué haces sola, aquí?, ¡Eh!—exclamé. Al ver que no contestaba, la sacudí ligeramente.

Mala idea.

Lo siguiente que recuerdo es a la chica vomitando sobre mis pantalones.

  —Maldita sea—murmuré.

  —¿Te encuentras bien?—le dije cuando terminó de devolver todo lo que había ingerido—oye—le dije y la sacudí por los hombros.

Grave error. Otra vez. La chica me respondió vomitando todo lo que había ingerido sobre mis pantalones, nuevamente.

  —Al parecer no—dije con sarcasmo.

¿Qué debía hacer?, si la dejaba ahí el tipo ese o cualquier otro podría intentar aprovecharse de ella nuevamente. Pero no sabía nada de ella, no sabía dónde vivía, ni siquiera sabía su nombre, no pensaría llevarla al hospital en ese estado, podrían hacer todo un escándalo, no llevaba cartera ni nada para poder saber su nombre por lo menos, lo único que se me ocurrió fue llevarla a mi casa, la cargué en brazos, la subí a mi auto y nos fuimos. En el camino observaba como se movía apenas, y como murmuraba cosas que no llegaba a oír.

Luego abrió los ojos, esos ojos azules y extraños que me miraron con atención por unos segundos, los cuales hicieron que no dejase de mirarlos.

Me di cuenta en el momento exacto y pisé el freno justo a tiempo, la luz estaba roja e indicaba que los autos de mi derecha debían pasar. Sacudí mi cabeza para quitarme el susto que me provocó el momento, sus ojos continuaban mirándome con atención y yo a ellos, hasta que los cerró nuevamente y se ovilló en el asiento.

Al llegar la recosté sobre la cama de la habitación de huéspedes, olía horrible, pero aún así era increíblemente hermosa. Piel bronceada, ojos azules como el cielo, cabello color avellana, curvas en las que podía perderme por siempre, y más allá de apestar a vómito y alcohol, su cabello tenía un aroma a rosas que me hacía viajar a otro mundo, pechos medianamente grandes al igual que su trasero, labios carnosos pintados de un color rojo sangre, vestido del mismo color, corto y escotado que parecía una segunda piel, era perfecta.

«Como me gustaría tener a esta mujer en mi cama».

Sacudí mi cabeza para quitar esa idea de mi mente, la tapé con las sábanas blancas y dejé que descansara, aunque necesitaba un baño urgentemente no pensaría en tocarla, porque cuando despertara y supiera que un desconocido tuvo el atrevimiento de desnudarla para darle un baño, lo único que pensaría es que soy un pervertido que acosa desconocidas en discotecas, y no quería eso, así que sólo la dejé dormir.

Abrí los grandes ventanales que daban al balcón para que pudiera entrar un poco de aire fresco. Entonces la miré.  Parecía un ángel caído del cielo.

Habría que ver si en realidad era el ángel que aparentaba ser...

B.

Desperté confundida, imágenes borrosas rondaban en mi cabeza, la misma me dolía mucho en el lado izquierdo, seguramente por la resaca que me invadía. Me senté en la cama y luego de desperezarme me dí cuenta de que no tenía ni la mínima idea de dónde estaba, lo primero que pensé hacer fue fijarme si no tenía ninguna cicatriz o marca que indicara que me hubieran quitado los órganos o algo parecido: todo en orden.

Luego se me ocurrió salir de esa habitación enorme—que me hacía sentir diminuta—y buscar a alguien que me pudiera ayudar.

Sentía un olor asqueroso que provenía de mi vestido: vómito seco.

«¿Qué estupidez habrás hecho para terminar tan ebria de esa forma?.»

Escuché ruidos que provenían de una cocina que más bien parecía un palacio, percibí un aroma a panqueques y a caramelo quemado. Antes de entrar tomé un jarrón que encontré en el camino, el cual usaría de arma en cualquier caso de defenza. Al entrar a la cocina ví a un muchacho, aparentemente de mi edad, con el torso desnudo que hacía un intento por no quemar su cocina entera. Abrió sus ojos como platos y abrió la boca apenas, como si estuviera hipnotizado. Luego me regaló una sonrisa de costado.
 
—Oh, preciosa, ya despertaste—me dijo mientras dejaba un plato con wafles sobre la enorme isla que estaba en el centro de la cocina.

Me quedé en un estado de shock con sólo mirarlo. Era alto, piel bronceada, cabello castaño claro y lacio, su cabello estaba revuelto y despeinado, aparentaba que se acababa de despertar, sus abdominales bien marcados, sus brazos eran fuertes, tenía ojos de un celeste increíble, labios rosados, una tímida barba masculina que deseaba salir, y había una barra desayunadora que lo cubría de la cintura para abajo.

«Dios mío que lleve algo puesto ahí abajo si no quiere que me desmaye de la vergüenza»

  —¿Quién eres?—tartamudee, saliendo de mi estado de shock—dime que no... hicimos... nada anoche.

  —Pues no lo sé, no lo recuerdo—dijo con desinterés —¿y tú?, ¿quién eres?.

  —Yo pregunto primero—dije con firmeza—¿quién eres?.

  —Soy Sam Jenner—dijo tendiendo la mano, pero no se la estreché—de acuerdo... mi turno, ¿tú quién eres?—preguntó, ladeando la cabeza.

Me puse a pensar en esa pregunta y en qué respuesta debería darle.

  —Yo... No lo recuerdo—dije intentando recordar algo.

  —Oye así no se vale, yo te dije mi nombre y tú me dices ahora que no lo recuerdas, eso no es justo, nena.

  —Primero, no me llames nena. Segundo, sé que suena estúpido pero no lo sé, no sé cuál es mi nombre—me examinó, como si estuviera buscando algo.

  —Mira eso—me dijo después de unos segundos, señalando el colgante que tenía en mi cuello. Era pequeño y redondo, plateado, brillante y tenía una letra "B" grabada.
 
—Debe ser la inicial de mi nombre...—murmuré.

  —O "B", de boba—me dijo, burlón.

  Fruncí el seño, molesta. Este no era momento para chistes.  ¿¡Yo estaba por desesperarme por ni siquiera saber quién era, y él me molestaba?!

  —Oye, ¿de veras no recuerdas nada de nada?—no, sólo estoy haciendo chistes estúpidos como tú.

Negué con la cabeza.

  —Pero, ¿por qué?

  —¡Pues no lo sé!—Exclamé, mientras me mordía una uña.

—¡¿y por qué estoy hablando contigo?!.
 
—Descuida, no te secuestré, si es lo que quieres saber—me dijo levantando las manos en señal de inocencia.

Enseguida su expresión se volvió la de todo un pervertido.

  —Aunque... no sería mala idea, nena.
 
  —¡Deja de mirarme así!— chillé.

  —¿Así cómo?—levantó una sola ceja, una expresión que lo hacía ver bastante atractivo.

Chasqueó la lengua.
 
—Estás en mi casa, preciosa, anoche estabas muy alcoholizada, vomitaste en mis pantalones favoritos, y no me quedó de otra que traerte aquí, eso es todo. De nada.
 
—¿Y eso por qué?.
 
  —Yo... ¡no lo sé!. Sólo sé te salvé de un cerdo que quería abusar de ti.
 
  —¡¿Qué?!—pregunté atónita.
 
  —Sí, un tipo intentó aprovecharse de tu debilidad y yo te salvé—dijo, orgulloso, con las manos en la cadera y una sonrisa altiva.

Me quedé atónita, intentando recordar algo. Nada.

—Seguramente te golpeaste la cabeza al intentar huír, aunque en el estado en el que te encontrabas no creo que pudieras hacer mucho...
 
  —¡¿Y cómo sé que tú no me golpeaste en la cabeza y abusaste de mí?!—dije cubriéndome con las manos.
 
—Oye, yo no podría—hizo una pausa—bueno sí, pero piénsalo bien, ¿por qué te traería a mi casa entonces?.
 
  —¿Para secuestrarme y que no diga nada?—pensé un segundo—¡y luego vender mis órganos!.
 
  —Un momento, preciosa—
dijo alargando las palabras—
o tú ves demasiadas películas de misterio/suspenso o eres muy dramática.
 
  —Eres irritante—le espeté.
 
  —Oye, nena, escucha, primero toma un baño, por favor. Apestas—dijo agarrándose la punta de la nariz con los dedos, haciendo que su voz sonara graciosa.
 
—Antes muerta, ¿dónde está la salida?.

  —¿Vas a irte sin siquiera saber dónde estás?.

  —Así es—dije sin vacilar.
 
  —No creo que nadie quiera ayudar a una loca que apesta a vómito—dijo examinándome de pies a cabeza. Bufé.

  —Tú ganas.

  Dejó todo lo que estaba haciendo, me tomó de la mano y me condujo a la habitación donde había dormido por la noche. Allí había un baño, del que no me había percatado antes. Abrió la puerta y me guío hacia adentro.
 
  —Aquí está la ducha, puedes usar lo que quieras, pero no tengo ropa limpia para ofrecerte. Aunque... Si quieres puedes quedarte desnuda, no me molesta—me dijo en tono juguetón.

  —Eres un maldito pervertido
—le espeté con una mirada asesina—¿no tienes una bata de baño por casualidad?
 
—Claro, dame un minuto—me dijo y salió de la habitación en busca de lo que le había pedido.

Me quedé contemplando esa enorme habitación, era realmente lujosa y de muy buen gusto, las paredes eran color crema, la alfombra que cubría el suelo era de color rojo pastel, la cama era un somier de dos plazas cubierto con unas sábanas blancas y un cubrecama del mismo color.

¿Por qué este chico me ayudaba, si no nos conocíamos?, ¿sería un secuestrador?. Sí, lo sé, sueno exagerada pero no podía  confiar en la gente, ¿y si sólo quería acostarse conmigo y ya?.

Estaba sola, no recordaba quién era, de dónde venía, porqué me embriagué tanto, ni sabía porqué no recordaba absolutamente nada de mí.
 
—Aquí tienes—me dijo con la bata en la mano, sacándome de mis pensamientos, me la tendió y yo la tomé con desconfianza—de nada—me dijo sarcásticamente cuando estaba por entrar al baño nuevamente.

  —Gracias—respondí, y me sonrió. Luego cerré la puerta y comencé a desvestirme.

El agua estaba perfecta, necesitaba tomar un baño con urgencia, el baño tenía un tocador con un enorme espejo, la tina tenía una cortina blanca de baño que la rodeaba.

De repente oí que la puerta se abría.

Movimientos dentro del baño.

Asomé la cara y vi a Sam tomando mi vestido.

  —¿Qué carajos haces?, ¡sabía que eras un acosador!—me precipité a decir, él abrió los ojos sorprendido y elevó las cejas.

  —Solo vine a tomar tu vestido para lavarlo—¿Qué dijo?—¿pensaste que vine a espiarte mientras te duchabas?. Toqué la puerta varias veces y como no respondiste entré por mi cuenta—oh por dios, él sólo quería lavar mi ropa, sin tener la obligación de hacerlo, y yo lo acusé de ser un pervertido—lo siento, no debería haber entrado.

  —Disculpa—dije apenada—
Gracias, Sam Jenner.

  —No hay de qué—dijo con una dulce sonrisa a duras penas—y dime sólo Sam.

Asentí.

Él me miró y pude sentir como se imaginaba mi cuerpo desnudo detrás de la cortina que me cubría.

—Oye si no sigues con lo tuyo y no me dejas ir voy a terminar duchándome yo también—
me dijo, señalándome.

Me sonrojé y me cubrí con las manos aún estando detrás de la cortina

—A menos que quieras que me duche contigo...—retiro lo dicho, sí era un pervertido.

  —Eres un pervertido—dije para mí misma, él me guiñó un ojo y se fue.

Al terminar de ducharme, ya en la habitación, me encontré con que había sábanas limpias, Sam debía haberlas cambiando mientras me duchaba.

  —¿Sam?—lo estaba buscando para decirle que cuando mi vestido se secara me iría, le agradecería por salvarme y por su ayuda, y luego me iría.

Pero ¿a dónde?, no recordaba absolutamente nada, por más que intentara no podía recordar nada.

  —¿Qué sucede, B?—me dijo, apareció tan de repente que me sobresalté cuando escuché su voz.

  —Sam, yo quería agradecerte por todo—él sonrió como si lo estuviera halagando o algo por el estilo—pero en cuanto mi vestido esté seco me iré—le dije sonriente mientras veía cómo su sonrisa se esfumaba.

  —¿Por qué quieres irte?—
me preguntó como un niño desilusionado...

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¡Hello!
Soy guada-no quiero hacer un testamento:v-y este fue el primer capítulo de Amor a segunda vista, espero que les haya gustado y que continúen leyendo esta dulce historia de amor.

Y finalmente, vamos a darle la bienvenida a nuestros protagonistas:

Barbara Palvin como nuestra dulce B (se pronuncia "Bi" por si hay dudas xd), un aplauso por favor.

👏👏👏👏👏👏

Sé que esta hermosa actriz es muy cliché aquí en wattpad, mas ella se ganó el papel como protagonista porque es exactamente como me imginaba a la bellísima B, así que dejemos de lado el cliché porque esta joven tiene su papel bien merecido.

Y como nuestro apuesto y sexy protagonista tenemos a Sterling Folkestad. Un hermoso modelo que con sólo mirarlo se te hace agua la boca jsjsjsjsjs. Un aplauso mijos.

👏👏👏👏👏👏

😍😍😍😍😍😍😍😍, me enamoré (grito de fan obsesionada) es taaaannn perfecto 😍😍 *se desmaya * ahre.

Literalmente se me hace agua la boca. ¡Es perfecto!, él es el indicado para interpretar a este donjuan, es dulce, simpático, sexy y da esa sensación de ser todo un romántico.

Al final sí hice un testamento :v
En fin.

¡Besos de dinosaurio beibis!

¡Hasta el próximo capítulo! \^w^/

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