Escena extra (Cita de Mamá)
Carla había salido de casa a las cinco treinta, no le había contado nada a su hija pero tenía un pequeño encuentro o una cita como ustedes lo llamarían.
Se había puesto una falda crema que contrastaba con aquella blusa roja de tela fina, las manos le sudaban y su corazón latía a mil por hora. No sabía porque se sentía tan nerviosa, sólo sería una pequeña cena.
Se detuvo en el pequeño edificio de paredes de piedra y vitrina transparente, dejó escapar un suspiro y empujó la puerta. El sitio estaba repleto de personas que mantenían conversaciones fluidas.
Miró al fondo y pudo ver a Samuel, su cita, sus miradas se encontraron y este le regaló una gran sonrisa haciéndola ruborizarse.
Caminó hasta la mesa del fondo.
—Buenas tardes, bella dama —saludó Samuel poniéndose de pie y brindándole asiento.
—Buenas tardes, caballero —sonrió y tomó asiento—. Gracias.
El mesero pasó a su mesa inmediatamente y extendió la carta de menú. Carla estudió la carta con lentitud y pensó por unos largos segundos para elegir su plato.
El mesero los abandonó y mientas este regresaba Samuel inició la conversación.
—Te ves mucho más bella que cuando usas el uniforme.
—Yo le diría lo mismo, pero siempre acostumbro verlo así.
—Espero no te moleste —sonrió— mi closet está lleno de estas cosas —dijo señalando su hermoso jaque azul.
—No, no me molesta, tus jaques son hermosos y quedan muy bien en ti.
—Entonces, ¿Te gustan los jaques o el cuerpecito que los viste?
Carla no pudo aguantar una risotada.
—Samuel que ocurrente eres, te mentiría si no te dijera que me gusta el cuerpo que los viste.
Ambos rieron, pero se detuvieron cuando vieron el camarero acercarse. Éste, dejó los platos y vino sobre la mesa y se espumó.
Tomaron la cena en silencio, una que otra vez se dedicaban una miradita pretenciosa.
[...]
—Me encantó la cena —pronunció Carla limpiando sus labios.
—Una reina como tú se merece esto y más.
—La próxima vez seré yo quien invite —dijo con una gran sonrisa— No te imaginas los ricos tacos que preparo.
—Entonces, ¿Me invitarás a tu casa?
—Si, quiero que conozcas a Claire. Es todo un encanto.
—¿Ya le hablaste sobre nosotros?
—Lo haré esta noche, se que se lo tomará bien.
—Suerte con eso —Samuel le dio un pequeño beso en los labios y la acompañó hasta la puerta del taxi— te amo, preciosa.
—Y yo a ti, precioso —le posteó otro beso antes de subir al auto y alejarse de él.
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