33

—Las horas parecían ser eternas —dijo Marcos caminando a mi lado.

—Si —sonreí —. Ya me moría de ganas de verte.

—¿Ah sí? —dijo un poco sorprendido.

—Si, ¿Acaso te sorprende? —le di un codazo.

—No —sonrió —. Después de saber que yo fui la causa de tu visita a detención, no me sorprende.

—¡Ja! —solté —. Ahora ¿qué te crees?

Caminábamos hasta la parada del bus, me había ofrecido acompañarlo, necesitaba estar cerca de él un poco más. Seré más clara no quería separarme de él en ningún momento.

—Me gusta que me acompañes a tomar el bus —sonrió —. Me gusta pasar tiempo extra contigo —dijo tomando mi mano entre las suyas.

—A mi también —sonreí.

Nos quedamos en silencio por un largo rato, solo nuestras manos unidas.

—¡rayos! —dije por lo bajo, deseando que no me escuchara.

—¿Sucede algo? —su ceño se frunció un poco.

—¿No lo has notado? —alcé las cejas a modo de sorpresa —. Mis manos están más sudadas que el señor Fernández cuando trata de dar una vuelta a la cancha.

—No molesta en lo más mínimo —rió —; eres tan ocurrente.

El bus apareció de la nada o al menos eso pensamos y se detuvo frente a nosotros, nos pusimos de pie aún tomados de la mano, Marcos me acercó a él con extremada lentitud y posó sus labios encima de los míos.

—Nos vemos mañana, preciosa —susurró antes de alejarse de mí y subir al bus.

Me quedé justo en el mismo lugar observando cono se alejaba con una sonrisa boba.

«Nos vemos mañana».

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top