Mamá ya había salido, me encontraba sentada viendo la televisión «Sí, veo como diez malas series en la t.v. local». Mi estómago estaba a dolorido de las tantas veces que había reído.

Dos series más tarde decidí ponerme en marcha con los ejercicios del señor Evans, «¿Ponerte en marcha? Será cocer tu cerebro» dije para misma. Tenía razón a penas y podía lidiar con las operaciones básicas.

Dejé el mando a distancia sobre la mesa y corrí a mi habitación por mis pertenencias, si tan sólo pudiera recordar donde acabaron mis lápices y borrador. Rebusqué por todos lados: mesita de noche, bajo mi almohada, debajo de la cama.

Mi teléfono, que estaba sobre la mesita de noche, se iluminó. Lo tomé con un poco de prisa "Mensaje de Marcos", no dudé ni medio segundo para abrirlo «Y cómo lo harías si este niño te trae boba».

"[16/3 3:40 p.m.] Marcos: ¿Qué tal tu día madre e hija?

[16/3 3:40p.m.] Claire: ¡Súper!  pero ya acabó -.-" mamá tuvo que salir de imprevisto.

[16/3 3:42 p.m.] Marcos:  ¡Que lástima! ¿Qué andas haciendo?

[16/3 3:43 p.m.] Claire:  Me pondré a trabajar en unos ejercicios de matemáticas, a ver que llego a hacer. 

[16/3 3:43 p.m.] Marcos:  ¿Problemas con matemáticas? Puedo ayudarte si así lo deseas. No es que sea un genio pero me desenvuelvo un poco.

[16/3 3:44 p.m.] Marcos:  Gracias por la oferta, si llego a perderme no dudes en que te escribiré."

Tomé el teléfono junto a lo demás; por cierto mi lápiz estaba dentro de mis cuadernos todo el tiempo; y me dirigí al pequeño salón que mamá había designado como el salón de las tareas, lugar que no era muy usado.

—A ver, vamos a ver que tal me va en esto —dije en voz alta.

 Abrí mis cosas y empecé a leer la unidad antes de empezar a realizar los ejercicios. «No parece tan difícil», empecé con el primer problema, todo marchaba muy bien «Muy fácil, creo que no tendré que molestar a Marcos después de todo».

Una hora más tarde ya había realizado la mayor parte de los ejercicios «¡Viva yo!»