«¿No me han pellizcado?» «Háganlo»

—Es lo más hermoso que he visto. «No, lo más hermoso fue verlo sonrojarse».

—Diría lo mismo —sonrió —, pero hay una chica cuya belleza no se puede comparar con nada.

—¿Ah sí? —me sonrojé —. Es muy afortunada.

—Yo he se ser el afortunado —sonrió, su cara rompió un poco de la distancia que había entre ambos.

Saltó a mis labios, todo mi cuerpo se puso tenso. Marcos se alejó un poco.

—Relájate, Claire —acarició mi rostro.

Volvió a unir nuestros labios, esta vez los míos se sincronizaron con los suyos, mis manos inconscientemente se posaron en su pecho, sus manos rodearon mi cintura.

«Me está besando, me está besando»

—Claire, no sé si es muy pronto, pero te quiero —su frente se unió a la mía y mantuvimos la mirada.

—Yo... Yo también te quiero, Marcos —sonreí.

Mantuvimos la mirada un largo tiempo, como aquellas batallas con la señorita Fiona. «No es el momento para hablar de eso», desvió la mirada riendo, así es una victoria más para mi tablero.

—Ahora que ambos sabemos que nos queremos el uno al otro, ¿Seguiremos siendo amigos?

—Supongo que... no —reí como estúpida —los amigos no andan besándose y agarrados de la mano ¿o sí?

—Supongo que eso lo hacen los novios —sonrió —. Entonces, ¿Quieres ser mi novia?

—Amm... No quiero ser aguafiestas, pero podría darte la respuesta en otro momento— mis mejillas ardieron y sentí como mi corazón se derrumbaba « ¿Qué acabas de decir? ¿Lo estás rechazando?»

— Tómate el tiempo que necesites— sonrió— esperaré lo que sea necesario.

Le di un pequeño beso en los labios y volvimos a observar el bello atardecer.