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Desperté en la mañana más agotada de lo que me acosté la noche anterior. La verdad estos días no he podido pegar ni un ojo durante la noche, todavía me inunda el recuerdo de Laureano y yo, en aquella situación. Nuestros cuerpos rosando y su boca aproximándose a la mía
No podía creer que haya permitido esa clase de cercanía entre nosotros, esto es un grave pero hermoso error.
Me dispongo a prepararme para ir al colegio, me apresuro ya que estoy llegando tarde.
Salgo apurada de casa tras despedirme de mí madre y hermanas. Llegué casi justa a la hora, con mí cabello despeinado y mí ropa toda arrugada sin dudas era un desastre.
Estaba por dirigirme a mí aula cuando diviso la figura de Logan, siento una extraña sensación en mí cuerpo y estoy segura que no es de felicidad es más bien ansiedad. En estos días de escuela no había aparecido por el colegio, pero sin dudas en algún momento debería volver.
Cuando nuestras miradas conectaron, me sonrió son una sonrisa burlona. Maldito hijo de puta, me apresuro a irme al aula, cuando llego me encuentro con mis amigas, al parecer Ro tuvo una aventura con Alex el otro día, o eso llegue a escuchar ya que enseguida entró el profe.
Una vez que salimos de clase y ya estábamos en el recreo les conté a mis amigas lo que había pasado con Laureano, ellas se emocionaron, claro llevo mucho tiempo enamorada de ese idiota.
— Ay amiga, ¿Imaginas que algún día seas la novia de Lau? — Dijo Ro, mirándome con una sonrisa al igual que Shei, pero repentinamente esa sonrisa se esfumo de su rostro.
Estaba mirando algo detrás de mí espalda, gire mí rostro viendo la peor escena que podía llegar a ver.
Laureano y Cintia, abrazados.
Cintia, la ex novia de Laureano, supuestamente de había ido pero volvió.
Lágrimas se me acumularon en mis ojos, pero no las iba a derramar. Ya no iba a hacerlo, no por él, parpade para que no se notarán que estuve a punto de llorar.
—¿Estás bien? — Interrogó Ro, cuando volví a mirarlas.
—Si, ¿Porque no iba a estarlo?— dije sonriendo.
Ambas se miraron como si estuviera loca.
—Por la escena tan horrible que acabamos de ver.— dijo Shei, mirándome obvia.
—Es solo Cintia, al parecer volvió y es solo Laureano, su ex — dije bajando la mirada— Y entre Laureano y yo no pasará absolutamente nada, ni ahora ni nunca.
Maldita sea, esas palabras si que queman adentro de mí ser. Me levanté con la mirada agacha y me fui de ahí; bajo la atenta mirada de mis amigas, que estaba casi segura me miraban con lástima. Al cruzar por al lado de la "parejita feliz" pude observar el rostro de Laureano. Tenía una sonrisa, la cual demostraba lo feliz y cómodo que se sentía a su lado.
Volví a bajar la mirada y continúe con mí caminata. Pueden decirme loca, pero sentí una mirada detrás de mí nuca, pero al girarme solo vi la misma escena desgarradora y me dispuse a seguir caminando.
Entre al aula y me senté en mí lugar a esperar a mí amigas; el aula se fue llenando.
Las chicas al verme, se sentaron a mí lado y no emití sonido en toda la clase.
<•>
—¿Puedes creer que Naty cancelo las prácticas por un mes? Es indignante —comentó Shei, estábamos en el patio, y era eso de las 10:20am.
—A lo mejor, consiguió otro trabajo ¿Tu que opinas, So? —dijo Ro, mirándome.
—¿Qué? Eh si, muy indignante —balbucee no muy segura de lo que decía.
En realidad, no estaba prestando atención, solo quería irme a mí casa, agarrar un tarro de helado y encerrarme en mí habitación a llorar como que es debido.
Pero no, a Sofía nunca le salen las cosas bien.
En frente de mí, se posó una figura que conocía a la perfección, elevé la vista y me topé con el rostro de Laureano.
—¿Qué? —pregunte, tratando de no sonar borde, aunque creo que no lo logré.
—Solo quería saber a dónde me tocaba la próxima tutoría, quedan tres semanas para el examen.
Asentí, dándole la razón.
—Si quieres, puede ser en mí casa, no tengo problema —prosiguió hablando, mientras que yo me mantenía en silencio.
—En tu casa suena bien, luego de la escuela. —dije, aunque la desganades era extremadamente notoria.
El frunció el seño, pero luego asintió.
—De acuerdo, nos vemos. —y se fue, dejándome con mí pequeño corazoncito en el piso.
—So ¿Estás segura de que estás bien? —me preguntó Ro.
Quise decir que si, en serio quería decir que estaba bien y que no me importaba lo que Laureano hiciera con su vida, pero claramente, mí fuerte no es hacerme la valiente y de mí garganta salió un quejido seguido de pequeños sollozos.
Las chicas me abrazaron, mientras me susurraban que todo estaría bien, aunque yo sabía que eso no era cierto.
<•>
Me encontraba afuera de la escuela esperando a que saliera el cabeza hueca. A lo lejos, veo que viene con su grupo de amigos; brandon a su costado, y Alex por el otro. Parecían los tres mosqueteros, y detrás de ellos venía la zorr... Cintia, venía. Cintia.
Los cuatro llegaron hasta donde estaba yo, los chicos me saludaron con un abrazo, cuándo Laureano me estaba por saludar, Cintia lo agarro del brazo y se puso enfrente nuestro.
—Lauri —Quise soltar una carcajada, ¿Lauri? —¿Quieres ver una peli en mí casa? — oh, se a lo que se refería.
Baje la mirada e intenté concentrarme en los chicos. No tenía que demostrar que me afectaba.
—Lo siento, tengo tutorías, otro día quizás —le dijo el rubio. Es gracioso, porqué q hace mucho deje de llamarlo así. Supongo que son las viejas costumbres.
Cintia le dio una sonrisa de boca cerrada y sin despedirse de nadie, se fue del lugar.
—¿Vamos? —dijo Lau, dirigiendose a mí.
Asentí, mientras me despedía de los chicos. Caminamos en silencio, no tenía ánimos de hablar y al parecer, él tampoco.
Cuándo llegamos a su casa, me recibió su hermanita pequeña con un abrazo; rodeo con sus manos mí cintura y depósito un beso en mí mejilla. Detrás de ella, se encontraba Damián, al parecer se habían echo muy buenos amigos.
—Hola Damián ¿Cómo estás?
—Bien. Vamos Cassy.
Salieron corriendo los dos de la mano. Me dirán loca, pero estos dos, algún día serán algo.
Nos sentamos en el living a estudiar. Paramos un momento en la tarde para distraernos y continuamos hasta que se hicieron las 19:00pm.
Laureano se levantó a llevar las cosas y yo salí afuera un momento a tomar aire. El cielo estaba estrellado y muy iluminado, casi por inercia, solté un suspiro algo melancólico.
—¿Un mal día? —escuche la voz de Laureano a mis espaldas.
—Un día cansador, es todo —dije, él se colocó a mí lado. Decidí sentarme, lo cuál, el repitió mí acción.
—Hablando enserio ¿Qué tienes? No te quise decir nada antes, pero parecías triste, incluso ahora, tienes la mirada triste.
Evite mirarlo porqué sabía, que si lo lo mirada, le diría todo. Me mantuve callada y casi fue mí sorpresa, cuándo él me abrazo, aspire el aroma de su ropa.
—Hay un chico... —comenze, senti como se tensaba, me miró atento, esperando a que continuara. —El... Yo, creí que algo estaba comenzando a surgir entre nosotros pero... Hoy lo vi con una chica, parecía que se querían y... —adios autocontrol, pequeñas lágrimas se deslizaron por mí mejilla, mojando su remera. El me apretó más con sus brazos dándome afecto y yo me aferre a su remera.
—Maldito imbecil ¿Quién sería tan idiota de hacerte eso? —murmuró
Tú, idiota.
—La tonta fui yo, que creyó cualquier cosa —dije separándome.
—No tendría que haberte dado falsas esperanzas, eso es de poco hombre.
Mira quién habla, estúpido.
—Lo se, pero prefiero olvidarlo. Debo olvidarlo, para siempre —dije mirándolo fijo.
El no dijo nada y solo volvió a abrazarme.
«Deja de hacerlo, dejá de intentar consolar lo que tú provocaste.» Pensé
Me volví a separar, está vez me levanté del piso y entre adentro en busca de mis cosas.
—Ya me voy, nos vemos en la escuela —me despedí con un beso en la mejilla y me fui lo más rápido que pude.
Llegué a casa y no saludé a nadie, no hable con nadie. Me encerré en mí cuarto y me tiré en mí cama a derramar las lágrimas que guardaba desde la mañana.
Te voy a olvidar, y es una promesa.
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