IX [Especial]

Rosario

—¡Rosario, ayudame con tu hermano! —Escuché el grito de mí madre que provenía de la cocina.

Me apresure a terminar de arreglarme, está mañana no me sentía para nada bien, sentía picason en mí garganta y mí cabeza me dolía a mil, sin importar agarre mí mochila y salí rápido de mí habitación a fijarme que le pasaba a mamá con Nicholas o como nosotras le decíamos, Nick.

— Acá estoy mamá, ¿Que sucede?

— Porfavor hija, puedes calzarlo que conmigo no se queda quieto ha, y por cierto ¿Podrías cuidar a Nick, hoy en la tarde?. Estoy con mucho trabajo de la escuela y no puedo hacer ambas cosas.

Mí madre era maestra jardinera en mí colegio.

— Si, yo lo cuido ¿Lo paso a buscar? — Dije poniéndole las zapatillas y dejándolo listo.

— Si, cuando salgas de la escuela, ve por tu hermano.

— De acuerdo, ya me voy, nos vemos.

Salí de casa apurada, ya se me hacía tarde y no quería el profesor me volviese a regañar.

Llegué a la escuela a cinco minutos de que tocará el timbre para entrar a las aulas. De pronto me avanzo un mareo que tuve que detenerme para no caer, toque mis mejillas y las tenía calenturadas. Me dirigí al aula  en donde me encuentro con mis mejores amigas; Shei y Sofi. Ambas son mí todo.

— Hola chicas— Saludé a cada una con un beso en la mejilla.

— ¿Cómo estás, Ro? — Preguntó Sofi, sertandose en su lugar.

— Muy bien, ¿Ustedes?

— Bien; hablábamos de que nuestras madres no sospecharon nada sobre lo del viernes.

— Es verdad, ¿Tu madre no te dijo nada Ro? — Preguntó Shei.

— No, ni siquiera menciono nada. Pero dejando eso de lado. Sofi ¿Nos vas a contar lo que pasó entre Laureano y vos? — Dije levantando ambas cejas.

—¿Laureano y yo? N..no paso nada — Murmuró nerviosa

— Vamos, yo vi como estaban en su cocina. Una escena medio candente si quieres mí opinión — Dije, con una sonrisa.

— En la cocina no paso nada..—

— Porque llegó Ro, si no..— Interrumpió Shei.

— Bueno ya, miren llego el profesor. Silencio — Dijo mirando hacia el frente y si efectivamente el profesor ya había llegado.

Paso la hora, cuando toco el timbre del recreo, les dije a las chicas que vayan yendo, ya que tenía que ir al baño. Después de refrescarme un poco la cara, me mire al espejo y tenía las manillas coloradas y ojeras debajo de mis ojos.

Creo que estoy próxima a enfermarme.

Salí del baño, cuando estaba por avansar me dio otro mareo que casi caigo de no ser por los brazos de alguien.

Levanto apenas la vista y me encuentro con el rostro de Alex, tenia sus manos sujetando mí brazo para que no cayera.

—¿Estás bien? — Preguntó después de unos segundo en silencio.

— Si, solo fue un mareo. Gracias — No quería estar cerca de el, me ponía nerviosa con tan solo verlo.

—¿Te ayudo en algo?

— No, estoy bien. No tienes porque preocuparte — Dije cortante cuando en realidad solo le quería decir que se quedará conmigo como hace un año atrás.

— De acuerdo, nos vemos — Dijo soltandome.

El se fue para el lado de las canchas y yo me fui hacia donde estaban mis amigas

—¡Ey! ¿Porque tardaste tanto ? — Preguntó Sofi, al verse llegar.

— Perdón, el baño estaba lleno.

— Bueno, no importa. Ven vamos a comer.

Saque solo un manzana para comer, no sentía hambre solo ardor en mí estómago.

(...)

Cuando terminaron las clases, me dirigí al sector de infantes del colegio, en el cual estaba mí madre esperándome con mí hermano a su lado.

— Hola mamá, hola Nick — Saludé.

— Hola cariño, bueno vayan a casa y porfavor cuida de tu hermano llegaré tarde tipo las 20:00pm. Ahora dale de comer a tu hermano, deje el almuerzo en el horno y acuérdate de que tome su merienda ¿Si?

— Si, mamá. Descuida yo me encargo.

Mamá se despidió con un beso en la frente a cada uno y se adentro de nuevo a la escuela.

Comenzé a caminar con Nick en brazos, cuando de nuevo me azoto un mareo horrible, sentía la voz de mí hermano muy lejana, toque mí frente y ardía.

— Ey ¿Estás bien? — Escuché una voz muy especial para mí — Ro, ¿Me escuchas?

— Alex...— Susurré poniendo a Nick en el piso — Si, estoy... — no pude continuar hablando ya que se volvió todo negro de repente.

(...)

Desperté sobresaltada. ¿Mí hermano? Tantee el lugar, el cual era irreconocible a mí simple vista, todavía me dolía la cabeza pero la fiebre había desminuido.

—Veo que despertaste— La voz de Alex, provocó que me sobresaltara aún peor.

—¿Donde está Nick? — pregunté sin esperar, tenía que saber que había pasado con mí hermanito.

— Está con mí mamá, ya lo traigo.

Salió de la habitación, que hasta ese momento, me había dado cuenta que estaba en ella.

Era bastante espaciosa, de color gris; tenía póster de jugadores y una televisor grande en la esquina.

Divise a mí hermano, que entraba en los brazos de Alex, en cuanto me vio se tiró hacia abrazándome.

—Roro— Murmuró, con sus ojitos con lágrimas.

— Ey, ¿Porque lloras? Estoy bien.

— Yo asustado, el ser bueno pero...

— Ya ya, perdón por asustarte. ¿Que me pasó? — Pregunté mirando a Alex.

— Te encontré a la vuelta de la escuela con el pequeñín, te hablé pero te desmayaste como no conozco tu casa, te traje a la mía.

— Ay dios, ¿Qué hora es?

— Las 17:40. Tu hermano almorzó con nosotros y estábamos por merendar ¿Que merienda?

— Solo, una leche con galletas. Disculpa por darte problemas, Alex — dije avergonzada. Dios tragarme tierra.

—No hay problema, ven vamos a merendar.

Intenté levantarme pero un ardor en mí rodilla hizo que me detuviera.

—¿Que me pasó? —Dije revisando mí rodillas, por dios.

— Uh, debió ser cuando te caíste, disculpa no te pude agarrar a tiempo. Solo agarre a tu hermanito.

— No hay problema, lo importante es que Nick no se lastimó.

— Espera que llevo a Nick con mí madre, y vengo por vos— Dijo llevando a Nick. A los segundos volvió a la habitación, sorprendiendolo me agarró al estilo princesa.

— Mm Alex, no es necesario puedo caminar — Dije avergonzada. Tenerlo tan cerca no es una buena opción.

— Tranquila, está todo bien — Comenzó a caminar hacia lo que supuse era el comer, allí se encontraba una mujer con el cabello color castaño, vestía un hermoso vestido color beige, y una sandalias no muy altas. Aún no llegaba el invierno y hoy era un día medianamente soleado.

— Hola querida. Mí nombre es Karla,  soy la madre de Alex.

— Mucho gustó, señora Karla. Soy Rosario Marchan.

— Que niña tan encantadora Alexito, pero dime solo Karla, ¿Y este guapo hombresito es tu hermano?

Asentí con mí cabeza, cuando Alex me dejó en la silla.

—Ay es hermoso ¿Cuánto tiene?

— Tiene cuatro, el 2 de noviembre cumple los 5.

— Que maravilla cariño, bueno vengan ya está la merienda

Merendamos en casa de Alex, su madre era una mujer muy simpática; charlo conmigo de todos los temas posibles y solicito que volviera.

— Otro día vengo, Karla— fueron mis palabras al salir de la Alex, antes de que se hicieran las 20:00.

Llegue a casa con Alex a mí lado y Nick dormido. Abrí la puerta de casa y por suerte mí madre aún no llegaba, solté un suspiro de alivio.

— Mí madre aun no llega, es un alivio — Dije dejando a Nick en el sofá.

— ¿Porque un alivio? — Preguntó Alex, mirándome con una ceja alzada.

— Porque, ¿Cómo le explicó que no estaba en casa cuando ella llegó?

— Pues dile que estabas con un sexi chico y su madre— Dijo arrogante, cómo siempre.

— Si, pero yo solo estuve con vos y tu madre. El chico sexi no estaba — dije para hacerlo enojar.

— Muy graciosa — comentó soltando una carcajada

— Bueno, adiós. Cuídate — dije despidiendome

— Tu igual, para la próxima avísame cuando te vayas a desmayar. Te hubiera atrapado.

— Atrapaste a mí hermanito, es más que suficiente

— De acuerdo, chau Ro.

— Adiós Alex.

El chico se fue, y comenzó a desaparecer unas cuadras más adelante. Cerré la puerta tratando de no sonreír aunque era casi imposible ya que ese chico me tenía pérdidamente enamorada.

N/A

¡Hola a todos!

Este es un capítulo diferente, ya que es narrado por Ro, la mejor amiga de Sofi.

Espero que les haya gustado y nos vemos pronto.

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