Capítulo 7: Wanda Maximoff
El soldado subía las escaleras sigilosamente. Tenía que conseguir entrar a la habitación de la chica sin que Steve se enterase. Rogaba por que la puerta de su amigo estuviese cerrada.
Cuando llegó al pasillo observó las dos puertas, una cerrada y la otra abierta, "joder" fue lo único que dijo Bucky. ¿Cómo hacía para que Steve cerrase su puerta?
Una idea le vino al soldado y no dudó en realizarla. Se acercó decidido a la habitación de Steve y traspasó la puerta.
-Hola Steve, ¿puedes dejarme tus deportivas?- preguntó el soldado. El capitán levantó la mirada algo asustado, ya que la voz de Bucky le había hecho sobresaltarse.
-Sí, cógelas- el rubio volvió a bajar la mirada.
-Oye, ¿por qué no te das una vuelta por ahí y te despejas?- le propuso Bucky a su compañero.
-No me apetece.
-Puedo decirle a Nat que te acompañe.
-No me apetece Buck- negó Steve.
-Vale y gracias por las zapatillas- Bucky se dirigió a la puerta y agarró el pomo de esta.
-De nada, y recuérdame que te compre unas.
-Vale- Bucky se marchó cerrando la puerta detrás de él. Paso uno conseguido.
Ahora silenciosamente agarró el pomo de la puerta de la habitación de la chica y lo giró para abrirlo.
Muy sigilosamente entró y detrás de él cerró la puerta muy lentamente para hacer el mínimo ruido. Cuando por fin estaba dentro de la habitación, dejó las deportivas de Steve en el suelo y se dio la vuelta para ver la habitación.
La habitación era muy grande y luminosa, tenía muchas cosas de decoración y varios libros en las estanterías, también había una guitarra y partituras. La cama estaba perfectamente hecha y los muebles impecables.
Bucky se acercó a las partituras y las miró, eran cosas extrañas para él, pero le parecía interesante como ella podría ser capaz de leer las notas.
Ahora estaba en frente del escritorio, este tenía un lapicero lleno de lápices de colores. En la esquina derecha del escritorio había un montón de hojas, agarró una y se dio cuenta que era un dibujo. En la otra esquina había un porta retratos, era una foto de ella con el arquero y Pietro, cosa que a Bucky le llamó la atención, ¿quién era él?, se preguntó el soldado.
Se acercó a la enorme estantería de libros y leyó los nombres, la mayoría trataban de artes mágicas, ¿por qué ella leía este tipo de libros?, esa pregunta rondó por la cabeza del soldado.
El soldado no tenía pensado abrir ningún cajón, ya que quería respetar la intimidad de la chica, él no era quien para hurgar en los cajones de un chica desconocida.
Se sentó en la punta de la cama lentamente y sacó la fotografía de su chaqueta.
BUCKY
Tenía que admitir que esta chica me llamaba mucho la atención, su mirada despertaba en él curiosidad, tenia unos ojos color verde muy bonitos, pero que a su vez, mostraban un dolor interno. En cierto modo me recuerda a mí. Además de que me parece una chica bastante atractiva, nunca me hubiese imaginado que pudiese ser una compañera de los Vengadores.
NARRADOR UNIVERSAL
El soldado contempló la foto durante unos segundos y la volvió a guardar en su bolsillo.
Se levantó de la cama y anduvo hasta la puerta, ahí miró por última vez la habitación e intentó memorizarla en su mente.
Abrió la puerta y miró antes de salir, por suerte la habitación de Steve seguía cerrada, cerró la de Wanda y entró otra vez en la de su amigo.
-He tenido una idea- dijo Bucky entrando. Des esta manera volvió a asustar otra vez a su amigo.
-Podrías tocar antes de entrar- se quejó el rubio.
-Lo siento, es que aún no me acostumbro.
-¿Que idea se te ha ocurrido?
-Podemos ir a correr juntos.
-Vale- Steve se levantó y se acercó a Bucky. - Pero estas zapatillas son mías- Steve le quitó las zapatillas a Bucky.
-Aunque vaya descalzo te seguiré ganando- se burló Bucky.
-He cambiado mucho desde esa época, verás como ahora el que acaba tirado sin aliento en el suelo eres tú- dijo Steve mientras se quitaba la camiseta para cambiarse.
-Si fuera mujer ya me hubiese derretido- dijo Bucky contemplando el perfecto cuerpo de Steve.
-Anda ves a cambiarte- Steve le lanzó la camiseta a Bucky.
-Sí, mi capitán- Steve rió.
Los dos añoraban estos momentos, cuando eran jóvenes reían por cualquier cosa, se divertían, pasaban grandes momentos, eran verdaderos amigos.
-Bucky, ¿sabes una cosa?- dijo Steve.
-¿Qué cosa?- preguntó Bucky aún con el tono de alegría que se le había quedado desde hace unos segundos.
-Te echaba de menos- Steve agarró a Bucky del hombro y le sonrió.
-Yo también amigo- Bucky atrajo a Steve en un gran abrazo. Uno de esos que son sinceros y reconfortantes.
-Ala, vamos a ver quién aguanta más corriendo- dijo Steve mientras se separaba.
-Yo, por supuesto- habló Bucky con tono de superioridad.
-No creo- rió Steve.
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