18 meses
*o*O*o*
Sabia que la ayuda de Carlo no seria gratuita. Conocía los riesgos de hacer aquella llamada y lo que traería a su vida tomar la decisión de volver sobre sus pasos para pedir el apoyo de alguien de su pasado.
A pesar de todo escuchar esas palabras le cayeron como un baldé de agua helada a Andrea.
Negociar es un arte que implica demasiado tiempo y esfuerzo, además de una mente clara. Seria algo agotador enfrentarse a la determinación de Carlo.
Con un suspiro resignado le miro fijamente.
-Negociemos. -Acordó, asistiendo con un movimiento de cabeza.
Tomaron algo de distancia, sentándose en otra mesa para obtener algo de privacidad.
A esas alturas Alexander estaba a punto de estallar, pero una mirada fría de la pelirroja lo silencio.
Luka se limito a observar el intercambio de palabras entre Andrea y Carlo, tratando de evaluar la situación.
La personalidad de Lowell era metódica. Disfrutaba de observar antes de apresurarse a emitir un juicio por el contrario de su mejor amigo que actuaba sin pensar.
Sus ojos viajaban de la pareja en la otra mesa a la joven pelirroja que tenia delante. El nerviosismo en ella es evidente, parece además disgustada como si la hubieran obligado a estar ahí.
Había algo misterioso en esas chicas. Le parecían demasiado jóvenes para conocer tanto del medio donde podían conseguir información confidencial privilegiada, además de disponer de recursos de seguridad de ese calibre. Podría decirse que eran espías, pero ese papel no encajaba con las dos mujeres que tenia delante.
En menos de 15 minutos vio a Andrea y a Carlo darse la mano para cerrar lo que seguramente era un buen trato, al menos para el hombre que parecía satisfecho.
Carlos se acerco con paso seguro a la mesa donde les esperaban. Puso su gran mano sobre el hombro de Luana quien se encogió al sentirlo.
-Creo que es momento de hablar sobre su seguridad.
. . .
Alex y Luka estaban sorprendidos. En pocos minutos Carlo desplego sus artes, asignando 4 hombres como escoltas, dos para Lowell y dos para Becker.
Cuando salieron de aquel lugar, les esperaban dos autos "limpios" con los elementos de seguridad a su cargo.
Hicieron algunas paradas técnicas, la primera en las oficinas centrales de Alexander, donde limpiaron el lugar, descubriendo algunos micrófonos ocultos en los teléfonos fijos, además de dos cámaras en lugares estratégicos.
Un segundo grupo fue enviado con Lukas a su propio lugar de trabajo, realizando la misma limpieza. Los resultados fueron similares, estaban siendo vigilados de cerca.
Era conveniente establecer un nuevo domicilio que pudieran compartir los amigos, de esta manera seria mas sencillo mantenerlos a salvo. Vivir juntos no era inconveniente, se conocían desde la infancia. El dinero no era ningún problema, obtendrían lo mejor en poco tiempo.
Eligieron una enorme mansión en una exclusiva zona residencial, los accesos eran restringidos. Se instalaron cámaras de seguridad, sensores de movimiento, alarmas inteligentes, en resumen, un circuito completo cerrado en torno a ellos.
Antes de que terminara el día, una mujer arribo a su nuevo hogar, cargada con computadoras y teléfonos nuevos, protegidos con fuertes programas anti-espionaje.
Carlo se encargo de controlar, organizar y poner en marcha todo un programa de seguridad. En menos de un día puso en marcha todo con tal eficiencia que para la noche estaba listo para retirarse satisfecho. No sin antes despedirse de Andrea y Luana.
-Mi trabajo esta hecho.
-Gracias Carlo. -Se acerco Andrea para besar su mejilla a manera de despedida.
-No olvides nuestro trato.
Andy puso los ojos en blanco.
-Siempre cumplo mi palabra.
-Lo se, solo estoy deseando que el tiempo pase más rápido.
Le sonrió con cariño acariciando su mejilla.
-Luana, cuida bien de Andrea. -advirtió en tono frio.
La pelirroja se mostro ofendida, estaba dispuesta a gritarle un par de cosas a su hermano, pero este se giró ignorándola por completo y se marchó.
Aun se encontraban en la enorme sala de la nueva mansión de Becker. De hecho, ambos amigos observarlos el intercambio entre Andrea, Luana y Carlo, con curiosidad y cierta molestia por parte de Alexander.
-Gracias.
Fue Luka quien se adelanto para ponerse frente a las jóvenes.
-Les debemos demasiado.
Moviendo la mano, Andrea le resto importancia.
-Cuanto nos va a costar su ayuda. -El desprecio en las palabras de Alex, tomo por sorpresa a las dos jóvenes.
Andy no se mostro ofendida, por el contrario, el comportamiento voluble de Alexander le recordó a otra persona haciéndola sonreír.
Ignorando intencionalmente a Alex, se giró hacia Luka.
-Aun no agradezca. Falta hablar sobre nuestro pago.
Luka levanto la ceja con curiosidad.
-¿Qué quieres?
-De momento una fachada para ambas. -Dijo señalando a su amiga y a sí misma.
-¿Una fachada? -Repitió, sin comprender. - ¿A qué te refieres?
-También a nosotras corremos ciertos peligros, nos buscan y por ustedes hemos quedado expuestas.
-No te pedimos nada. -Contesto con brusquedad Alexander.
-Lo se Becker, los ayudamos por que se me dio la gana. Eso no cambia que hay consecuencias por ello, creo que no pido demasiado a cambio de proteger sus vidas.
-¿Qué debemos hacer? -Pregunto completamente dispuesto Luka.
-Tenemos 18 meses por delante, por ese tiempo necesitamos de la misma protección que acabamos de brindarles. Después de ese tiempo nos marcharemos, todos ganaremos algo. Ustedes su seguridad y nosotras un poco de libertad. -Dijo de manera misteriosa.
-Con eso quieres decir que vivirán en esta misma casa por ese tiempo. -Pregunto Luka.
-No solo vivir aquí, se trata de crear una vida completa. -Esta vez era Luana quien hablaba con la misma seguridad que su amiga.
-Hablen claro. -Casi rugió las palabras molesto, Becker.
-Digamos que tu y tu amigo están a punto de contraer matrimonio con nosotras.
Ambos hombres abrieron los ojos con sorpresa.
-¡No! -Grito Becker.
Andrea sonrió aún más en respuesta.
-No te preocupes, seria algo temporal. Podemos realizar un contrato específico para dicho fin.
-¡No! -Repitió en el mismo tono furioso.
-Bueno, como quieras. -Dijo Andrea sin perder la calma. -vámonos Luana.
Luka sabia que no eran tan sencillo, que si las dejaba marchar habría algún tipo de consecuencia. El tampoco deseaba casarse, el plan era descabellado, pero parecía de Andrea estaba en las mismas circunstancias no quería casarse, pero parecía que no tenia salida.
Su amigo imaginando sus intenciones se interpuso en su camino.
-Déjalas ir. Ya no las necesitamos.
Cuando ya se encaminaban a la puerta, Andrea hizo una llamada, pronunciando solo dos palabras en italiano.
-Annulla tutto (anula todo)
Con calma salieron de la mansión.
Luka salió unos minutos después no solo Andrea y Luana se habían marchado. Afuera ya no estaba nadie. Ni los autos o los guardias.
-¡Maldición! –Grito en voz alta.
Entrando a la casa comenzó a gritarle insultos a su amigo.
Andrea no se andaba por las ramas, su palabra era ley. Esa fue la primera lección aprendida para Becker y Lowell.
48 horas después estaban firmado sus respectivas actas de matrimonio. Andrea tomo el apellido Becker y Luana el de Lowell.
Les esperaban 18 meses llenos de complicaciones.
. . .
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