Rosa caminaba, había dejado a Cian cuidando a Naranja, ella estaba buscando objetos afilados, para poder abrir y retirar cosas como ramitas incrustadas por haber estado corriendo como un loco desquiciado por el bosque, ese chico estaba un poco grave, no sabía si podía lograr que sobreviviera, si no lo lograba se sentiría muy culpable, y muy responsable, más por tener que mirarle la cara a Cian.

Algo sonó en el suelo, había pisado una flecha, ¿de dónde había salido una flecha?, entendería haber encontrado alguna pluma, la gente solía hacer campamentos por esas zonas, pero no andaban con arcos y flechas por el bosque.

Rosa sintió un escalofrío en la espalda, algo la estaba vigilando, retrocedió lentamente, se dio la vuelta e iba a salir corriendo cuando una mano le tomo el brazo y la obligo a darse la vuelta.

-Haaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!- Grito Rosa con los ojos cerrados por el miedo, una mano rápida le cubrió la boca.

¡-Cállate Rosa, que los animales de este lugar van a atraparnos!

Rosa se calló y miro sorprendida a Morada, ambas respiraban agitadas, Morada retiro la mano lentamente de la boca de Rosa y de una sola vez la beso, después de tanto caos ya no podía esperar más.