2💎Hellooo, vaquero.

💎

Cuatro horas, cinco, o seis horas. Ya no lo sabía. Había estado tan confinada dentro de ese gigantesco autobús, compartiendo espacio con un montón de sacos de testosterona revoltosos, (con fuerte olor a desodorante para machos) que de no ser por la presencia constante de Frank, (quien se robaba toda mi atención la mayor parte del tiempo). Estaba completamente segura de que habría muerto del aburrimiento o me habría lanzado por una de las ventanas aún con el vehículo en movimiento.

Finamente habíamos llegado, al "rancho" de Leo Valdez. Y lo he colocado en comillas, porque aquello era todo menos un rancho. Porque es que, ¡solo miren! ¡LA CASA, (mejor dicho mansión). ERA CASI DE TRES PISOS! Poseía un aire rústico y elegante al mismo tiempo; y también tenía un enorme jardín que finalizaba hasta donde comenzaba la línea del bosque, a casi un kilómetro.

Era simplemente, impresionante. Y pensé aliviada, que al menos los integrantes del grupo sabían como invertir el dineral que se ganaban todos los días, a parte de putas y lujos ridículos. Percy lanzó un largo silbido asombrado. Admirando al mismo tiempo que todos nosotros, la casa que teníamos delante.

— Parece una de esas casas de rancheros ricos que aparecen en las películas. — Jason comentó, y no pude estar más en acuerdo con él. En un gesto orgulloso y petulante, Leo se sopló los nudillos de su mano derecho y acto seguido, se los frotó contra su pecho.

— Sí, sí, lo sé. — Soltó el latino, con una sonrisa arrogante. — Luego no vengan a decirme que tengo mal gusto, ¿ok?

— En casas tal vez, ¿pero en mujeres...? — Comentó Nico con una burlona ceja alzada, dejando las demás palabras al aire implícitas; y fingiendo como que no veía el gesto desdeñoso que le envío Leo.

En eso, Percy sacó su celular de su bolsillo trasero, e inmediatamente empezó a sacarle fotos a la casa y a los alrededores, para luego subirlo en todas las redes sociales que promocionaban y daban noticias sobre la banda. Nuestro rubio integrante, Jason, (tan lleno de pircing en los labios como si una grapadora salvaje lo hubiera besado apasionadamente), se dio cuenta de esto.

— ¡Sácame una foto! — Le pidió Jason, dándole una codazo a su costado a la vez para que le hiciera caso. Entonces, se puso delante de la casa, (dándole la espalda) y fingió una pose despreocupada y un rostro neutro, pero con un aire sensual. — Así, toma la foto. Como que no me doy cuenta que me la estás sacando.

Mi hermano bufó una risa en respuesta. Ambos compartimos una mirada burlona. E ignoré deliberadamente, (ocultando lo más que podía mi preocupación) las bolsas oscuras que rodeaban sus ojos, delatando su insomnio y todas aquellas malas noches en las que probablemente no habría podido dormir por la ansiedad, de escribir o crear algo nuevo. Pronto.

Demasiada presión por parte suya, demasiada presión de los fans, demasiada presión por la disquera, demasiada presión por los medios de comunicación e incluso por parte de los miembros de la banda. Él podría controlar todas sus emociones perfectamente, y ocultarlos sobre un rostro imperturbable y relajado siempre, pero no podría engañarme a mí, no cuando movía aquel anillo en forma de calavera de su dedo con tanta inquietud.

Quería abrazarlo, darle un beso en la mejilla y apapacharlo para que se sintiera mejor. Pero me contuve, hacer aquello sería peor que tratar de consolarlo con bonitas palabras de aliento. Cosa que tampoco le gustaba mucho recibir. Sí, mi hermano era "algo" bastante problemático. 

— ¡Hey, holgazanes! — Lucas nos llamó, desviando nuestra atención. Estaba abriendo los compartimientos del autobús uno por uno, en donde los chicos guardaban sus instrumentos musicales y la mayor parte del equipo que se pueda transportar. — No perdamos tiempo y empecemos a bajar todo esto. Me muero por una siesta para quitarme todos estos calambres en mi trasero.

— ¡Ya oyeron chicos! ¡Hora de trabajar! — Exclamó Leo, para luego dirigirse hacia la casa a paso apurado, en donde una bonita jovencita con botas, falda vaquera y camisa ajustada, había salido por la puerta y ahora nos esperaba en el porche con una bandeja de limonada en las manos. 

— ¿Y tú a dónde vas? — Demandé saber,  alzando un poco la voz para que alcanzara a oírme; mientras una molesta mosca al parecer había decidido que quería tener un nido dentro mi abundante cabello.  — ¿No piensas en ayudarnos?

—¡Solo a saludar a Dorothy, nena, no te pongas celosa! — Me respondió Leo, volteándose para caminar de espaldas y enviarme un guiño coqueto a hurtadillas de mi novio. — ¡Qué no la veo desde que teníamos 7 años! ¡Ya volveré, tranqui!

Le puse los ojos en blanco a su espalda, la cual estaba cada vez más alejada de nosotros y sus rizos castaños rebotaban sobre su cabeza como pequeños resortes. Leo era una causa pérdida, era así, y siempre lo sería, solo por esa razón Frank no solía darle un puñetazo en la cabeza, según me había confesado un día, cuando le pregunté si le molestaba que él siempre me coqueteara.

"Leo es el típico machito que siempre prueba a sonrojar a todas las chicas para subirse el ego, y probar si una letra hace caso, sin embargo, extrañamente posee suficiente moral como para evitar traicionarme. Por eso no me preocupa mucho" había dicho Frank una vez, sentados en un bar, donde comíamos un par de quesadillas. "Además, confío en ti más que en mí mismo, Hazel, podría encontrarlos desnudos en un cuarto juntos pero... espera, no, no quiero ni imaginarlo. Perdón".

Suspiré como la loca enamorada que era al recordar aquello.

— ¿Me ayudas con esto cuñado? — Llamó Nico a mi novio, indicándole para que lo ayudará a levantar los tambores más grandes del equipo de la batería. — Supuestamente VALDEZ, debería estar llevando esto, pero siendo él tan torpe que un burro...

—Mejor nos encargamos nosotros. Claro. — Frank terminó la frase por él, echando una risita divertida. Ellos se llevaban muy bien, lo cual solo afirmaba más que Frank era el novio perfecto.

Mientras Lucas me pasaba un par de pequeños estéreos para llevarlos hasta la casa, Leo ya estaba subiendo los escalones del porche con pequeños saltos enérgicos. La chica había dejado la bandeja sobre una mesita, por lo cual no tuvo problemas en recibir el enorme abrazo que le dio el latino, para luego alzarla y hacerla girar en el lugar, mientras ella echaba un gritito contento.

— ¡¡Leeeeo!! ¡Basta! ¡Qué haces que se me levante la falda! — Le recriminó la tal Dorothy, con un supuesto tono molesto; pero al mismo tiempo, ella estaba riéndose sin parar con la cara roja y llena de dicha. En mi opinión, ni tan mosqueada parecía la tipa. — ¡Wooooooow! ¡Cómo has cambiado de ese niñato flacucho, Valdez! ¡TE ves muy bien! — Le felicitó Dorothy, dejando casualmente una mano sobre su estómago. Miradas y sonrisas ardientes, empezaron a aflorar justo en ese momento.

Leo puso un brazo encima de su hombro, con su rostro aún muy cerca del suyo. Nico y Frank, pasaron cerca mío justo en ese momento, y mi hermano rodó los ojos con fastidio al observar también la escena.

— ¿No quieres ver en que cosas he cambiado y cuales han crecido mucho también, Dory? — Le dijo Leo, adoptando el tono más seductor que sus cuerdas vocales podían lograr. Al igual que mi hermano, rodé los ojos.

— ¿Cuánto apuestas a qué la chica será más usada esta noche, que una playera de instituto? — Oí murmurar a Percy detrás de mí. Dioses, iluminenme con más paciencia. Giré mi rostro para encararlo a él y a Jason, quienes venían juntos llevando una guitarra en cada mano. Le di una mirada recriminadora al azabache y de inmediato, el chico me sonrió con esa sonrisa torcida tan atractiva suya, como pensando que así podía despistarme del asunto.

Oh por favor, tal vez él fuera uno de la chicos de la banda, más solicitados por las chicas para pasar un gran rato. UN GRAN RATO. Pero eso solamente era porque no habían visto lo que Frank se traía entre sus prendas. Me sonrojé apenas me di cuenta de lo que había pensando. Pero el punto es que, no había comparación. Y no era solo porque estuviese enamorada.

— Lo siento, dulce haz. — Percy se disculpó, formando un tierno mohín, que admito que éste gesto, sí me afectó un poco. — No volveré a decir semejante cosa, — volteé de nuevo hacia el frente — en tu presencia, claro está. — Término, y Jason bufó divertido.

Percy era el único que podía verse endiabladamente sexy y arrolladoramente atractivo, cuando quisiera y cuando no, y a los cinco segundos con solo un cambio de mirada, verse tan tierno y apapachable como una foca bebé. Él era una arma muy peligrosa y mortal para cualquier mujer. Con unos ojos capaces de ahogar las intenciones más inocentes de cualquier mujer, y quedarse a sus pies con un chasquido.

Solo pensaba, pobre mujer que estuviese bajo sus garras. La chica tendría que ser tan fuerte, testaruda y cabeza dura como él para que la relación funcionará, y no lo aburriese. Una mujer con carácter y fría, capaz de ignorar su atractivo para no ser arrollada y vencida. Era cierto que Percy no podría ser controlado, (una simple orden lo sacaba de sus casillas) no me refería a eso, de lo que hablo es que, solo sería feliz con una de su igual, a la que podría escuchar, porque la respetaba y confiaba en ella.

Como sea, siendo sincera, estaba segura de que cada uno de los integrantes de inframundo (excepto Frank) tenían un solo tipo de mujer exclusivo y específico para ellos. Las únicas que podrían sostener y amar sus corazones. Oh, y también descartando a mi hermano, él se conseguiría a un hombre con laa cualidades mencionadas.

💎~~~💎

Un par de horas después, finalmente logramos mediante la ayuda de todos  (excepto Leo bad boy, Valdez, demasiado ocupado en sonreírle seductoramente a Dory) meter todos los instrumentos y la mayor parte del equipo en el sótano de la casa. Lo colocamos ordenadamente y con cuidado en algunos lugares determinados, de tal manera que ya estaban listos para ser utilizados en cualquier momento en que quisieran practicar.

Por ahora, ni uno de ellos querían ver ni en pintura sus instrumentos musicales. Especialmente Nico, quien ya se adelantó antes de que cualquiera pudiera lanzarle una propuesta de probar el sonido u otras cosas problemáticas. Con sus maletas en manos, se dirigió a elegir algún cuarto del segundo piso.

— ¡Hay cinco habitaciones en esta casa! — Nos avisó Leo desde la cocina, mientras Frank y yo llegábamos junto a él, llevando nuestras propias maletas — obviamente Nico, dormirá solo, no dejaré que mate a uno de los miembros de la banda.

— Mejor para mí. — Le respondió Nico, desde las escaleras, para luego desaparecer por el pasillo. — ¡Qué nadie me moleste! 

— ¡¿A dónde vas?!

— Déjalo irse a dormir un rato, Leo. — Le reprendí a mi amigo, — no lo dirá, pero está exhausto física y mentalmente. No es fácil escribir, toma mucho de uno. Y él idiota, se ha sobrepasado este último mes.

— ¿Entonces como antes escribía cinco canciones en un día, sí tan difícil era? — Me interrogó Percy, frunciendo el ceño en confusión. Me senté en uno de los asientos de la mesa, mirándolo seriamente. Al mismo tiempo, Dorothy le mostraba el contenido de cada alacena a Leo para que fuera aprendiendo el lugar de las cosas

— Oye, que es por esa misma razón por la que ahora está así. Sobrepasó su límite, y ahora su cerebro está frito. — Contesté con ligero tono enfurruñado,
aún no podía superar que Nico se hubiese descuidado tanto, y yo se lo hubiese permitido. — un gran don de escribir, conlleva unas grandes ganas de dormir.

— Pobrecito, está muy estresado,— Comentó Leo, en fingido tono lastimero. — Necesita de un buen sexo para relajarse. — Dicho eso, empezó a murmurar con Dorothy, sobre cosas que no llegué a oír, sin embargo Percy sí escuchó ya que estaba más cerca de ellos, y pronto estaba sonriendo en grande sobre lo que sea que decían.

— ¿Cuánto apuestas? — Percy siseo en voz baja, demasiado emocionado para darme buena espina.

— Haz, ¿vienes conmigo? — Frank me llamó, mirando hacia las escaleras y el pasillo del fondo. — Elijamos una habitación antes que el resto.

— Tienes razón. — Accedí con un suspiro, rindiéndome a lograr alcanzar la conversación de Leo. — Vamos.

— Ey, les recomiendo la habitación de este piso, la última cerca del baño. — Leo nos gritó, al darse cuenta de nuestra marcha. Apuntó hacia una dirección, y luego subió el pulgar. — Por dos razones, tiene una linda cama más grande que el resto de las habitaciones. Y lo más importante, — guiñó un ojito castaño y desvergonzado. — Nico no los oirá allí mientras se divierten...

💀~~~💀~~~💀~~~💀

Fue hermoso mientras duró.

Había intentado escribir un poco, pero luego de un montón de fallos, decidí tomar otra segunda siesta en este día. Sin embargo, todo eso se arruinó, cuando el atroz ruido de una cortadora de césped que provenía de afuera, me saca de mi deliciosa siesta, abruptamente sin compasión. Mis ojos se abren con pereza, y mis cejas se fruncen automáticamente con gran odio e ira, ante el ser inmundo que había osado despertarme de mi letargo sueño.

Hijo de puta, quién sea que fuese.

Aprovechando de la fuerza de mi furia, me levanté de la cama, forzadamente de un salto con apuro. Abrí la ventana de mi habitación y con la misma rapidez, el aire caliente del mundo texano se estampó contra mi cara como un monstruo hambriento de agonía. Ugh, odio el puto calor. Y no, nunca me cansaría en repetirlo mientras estuviese aquí.

No me tomó mucho tiempo en encontrarlo, estaba justo debajo de mí, pasando la cortadora de césped cerca de la pared donde estaba mi ventana.

— ¡Hey, tú! — Le grité desde mi puesto, pero el tipo ni siquiera hizo un amago de alzar la mirada. —¡¿Puedes parar con eso para hacerlo después?! ¡Trato de dormir aquí arriba! — de nuevo nada. — Imbécil, ¡te estoy hablando!

El tipo tenía un sombrero cowboy en la cabeza, de un viejo color marrón, el cual ocultaba la mayor parte de su rostro; aunque alcancé a ver que era bastante bronceado. (No era de extrañar con el sol de aquí) Forzando un poco más mi vista, pude distinguir unos auriculares puestos en sus oídos, y un mp3 viejo dentro de su bolsillo trasero.

Genial, debía estar oyendo música mientras trabajaba.

De esta manera, nunca iba a lograr escucharme, a no ser que le tirará algo en la cabeza, como una maceta o algún ventilador; pero no conocía las leyes de Texas para hacerlo. Era demasiado temprano para acabar de nuevo en la cárcel de los campiranos ¿Y quién sabe? Tal vez la ley número uno de este lugar, era no tirar objetos pesados en la cabeza de nuestros pueblerinos. Genial.

—¡Hey! ¡Hola, aquí arriba, sordo! — Volví a gritar, pero de nuevo fue un intento inútil, bufé con hastío y zapatee el piso en un gesto demasiado infantil. Entonces, decidí mover mi culo hasta él.

No me molesté siquiera en agarrar una camisa para vestirme, salí de mi habitación, cruzando el pequeño pasillo para llegar y bajar las escaleras, y encontrarme a Leo y a Percy en la cocina, preparando unos Wafles. El cielo afuera se veía ligeramente naranja, lo que me advertía que ya había dormido un gran rato. Aún así, el problema recaía en la forma de haber sido despertado.

Tal vez sólo estaba más irritado de lo normal, por mi condición, pero no iba admitirlo. Así que continúe. 

— ¿Qué es ese ruido? — Demandé con voz imperiosa, apenas ambos me vieron aparecer. Percy, señor sonrisas torcidas, se apoyó contra la heladera casualmente con elegancia, mirando con una ceja levantada hacia mí pecho desnudo. Trataba de molestarme, nada nuevo.

— ¿Qué cosa? Ah, ¿ese ruido? — dijo Leo, inclinando su cabeza hacia donde provenía el molesto sonido. — Es una cortadora de césped, daah ¿en italia no hay de esos o qué?

— Sé lo que es, idiota. — Rezongue, cruzándome de brazos. — ¡¿Por qué está haciendo eso ahora?! ¿Lo llamaste a propósito, no? Imbécil.

— Oye, primero, tranquilizate Drama Queen, ¿quieres? — Me ordenó, apuntándome con una cucharona gigante a la vez. — Te van a salir arrugas hasta en el culo, ah espera, ¿eso ya hay allí no? — Le preguntó a Percy, sin embargo, este lo ignoro, para contestarme.

— ¿Por qué no vas y le dices que pare? — Ladeó su rostro, mirándome bajo sus párpados caídos. — y buena decisión en no ponerte una camisa.

— Ve a buscar a Jason si quieres jugar, Perseus. — Le dije, con voz aburrida, sin mirarlo directamente a la cara. ¿Siempre sería así de incómodo con él? ¿Luego de aquella intimidad en la que habíamos experimentado? — No te metas conmigo.

Ambos habíamos conseguido nuestras respuestas aquel día. Lo lamentable fue, que nuestros descubrimientos no habían coincidido. (Já, en nada).  O mejor dicho, fue lamentable solo para mí. Él había se había asegurado luego de usarme, que no le "gustaban los hombres". Y yo, había descubierto, que me había enamorado de él.

O al menos, eso era el pasado... Aunque, habían días que, solo recordar aquellas manos... Y ciertos labios, con sabor a menta y a sal como el mar.

Antes de salir por la puerta de enfrente, observé mediante el espejo que estaba colgado por la pared delante de mí, el momento exacto en que por alguna razón, Leo y Percy chocaban los cinco con triunfo. No lo entendía, y aunque se los preguntará, jamás me dirían la verdad así que seguí con mi idea inicial y salí al campo caluroso del mundo exterior, a encontrarme con ese molesto tipo despertador de sueños tranquilos.

Rodeé la casa hasta llegar al patio, cruzándome en el camino con varias hortalizas y calabazas casi maduras. El cielo estaba asquerosamente brillante encima de mí, no había ni una sola nube allá arriba para darme algo de sombra, y ni siquiera los árboles parecían brindar un poco de aire fresco a este lugar.

Era un completo infierno, y no del tipo que me gustaba.

Finalmente lo encontré, al responsable de mi despertar, o bueno, a su espalda primeramente. Y debo decir, que gran espalda el que estoy viendo. ¿Desde hace cuánto no me calentaba por ver una simple espalda torneada y sudorosa?

"Ahh... hola, vaquero". Lo saludé mentalmente, y no con el tono de voz enojado e indignado que esperaba usar cuando lo viera. Oh mierda, me disculpo honestamente, con todo el estado de Texas por mi montón de insultos dirigidos a su ser.

Empujando su cortadora de césped con las dos manos. Haciendo flexionar los impresionantes músculos de su brazo a causa del esfuerzo. Se encontraba un hombre casi tan, o aún más guapo que Percy Jackson. Con una mandíbula creadora de sueños húmedos. Aquello despertó cada célula mía que había estado dormida por seis meses.

Adoraba el inframundo. Sí. Pero lo admitía, aquel hombre tan infartante, fácilmente podría hacerme amar y profesar también los cielos de Dios, los cuales están atrapados en esos ojos tan cautivadores suyos.

💀~💎~💀

HEY, HELLO, OHAIO (? MBA"ETEKOIGO.

Seré sincera, no debi haber empezado esta historia. Soy muy destructiva con mi propia mente. Dios. Pero, la amo, apenas empieza y ya la amo y tenía que hacerlo. Pensaba sacrificar alguna historia para seguir con esta. Pero...

Instituto no la dejo de escribir ni en un millón de años,  Perseus le pertenece a una amiga muy querida, y No te escondas del sol, la dejo de escribir cuando se me caigan los dedos. Y tal v, ni aún así, la dejé. Esa si es mi favorita sobre esta Que también es mi favorita.

El punto es que, tardarán las publicaciones en esta historia. Y les recomendaría esperar a que haya un montón de cap subidos para leerla... peeeero si igual quieren leerla y sufrir por la espera, rayos, no puedo obligarlos. Pero siempre tendrá 3 mil palabras. Para compensarlo.

Los quiero muchísimo. ESTOY IMPRESIONADA MUCHÍSIMO. Por el gran apoyo a esta historia. Pero también triste, porque no seré tan constante como quiero.

Por muchas razones que ya saben.  Pues ya que; ¡Nos vemos, en mis otras historias! Bye bye.

♡ ¿les gusta la historia?

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top