17 🌞 Recompensado.

Luego de que Mister Tides hubiese "robado" a Nico de mi lado para llevárselo consigo a darle un buen chapuzón en el lago, el próximo en correr la misma suerte; fue el castaño y trigueño de Leo Valdez. El latino había estado riéndose y gritando burlas desde lo alto, de pie a centímetros de la pendiente, como un rey romano disfrutando del espectáculo de sus esclavos siendo comidos por Leones, sin tener la más remota sospecha de que alguien a sus espaldas empezaba a acercársele peligrosamente.

— ¡Qué idiota, Nico! — Leo había gritado, con los ojos brillándole con pequeñas lágrimas que su risa descontrolada había provocado; luego me miró, con gesto malicioso— No entiendo como no lo vio venir, debiste estar diciéndole algo realmente...

Entonces, justo en ese instante, Frank Zhang decidió que era un buen momento para demostrarle su latente amor tóxico al baterista de la banda Inframundo. Apareció a su lado como un camión tráiler a toda velocidad, que no tenía pensado frenar aunque eso significara atropellar a siete vacas en el trayecto; y sin dar tiempo a que Leo pudiera soltar un sonido de sorpresa siquiera, alzó una pierna, y en un movimiento veloz y ágil que me tomó por sorpresa debido a su tamaño robusto, le asestó una patada digna de Jackie Chan a Leo, justo sobre su espalda baja, junto con las suaves palabras amorosas de:

—¡AHORA CAE DE TU ESTÚPIDO ARCO IRIS, DUENDE LATINO! — con una sonrisa feroz de oreja a oreja.

La cabeza de Leo se fue hacia atrás como un resorte por el impacto, su cuello curvándose exageradamente, de forma tan violenta, que me preocupó de que se hubiese dislocado en el acto; sin embargo, aquello pasó a segundo plano rápidamente al momento en que lo vi trastabillar hacia adelante. Entonces, Leo se quedó tambaleándose sobre la punta de sus pies en el borde, zarandeó sus brazos como una gallina enloquecida por un momento mientras gritaba, y luego, estaba cayendo hacia abajo, hacia el lago, de cabeza y en picada.

—¡A HAZEL LE GUSTÉ PRIMERO, IMBÉCIL! —Gritó Leo, justo antes de impactar contra el agua con fuerza, dejando un gigantesco círculo de burbujas y olas blancas en la superficie detrás de sí.

Pero aquella bulla, no tuvo el efecto cizañero que probablemente Leo esperaba. Frank simplemente gritó un: "SOLO EN TUS SUEÑOS, VALDEZ", y acto seguido, rompió en unas carcajadas llenas de exultante malicia por su travesura. Se había reído tan fuerte, que había tenido que colocar la palma de sus manos sobre sus rodillas para sujetarse, mientras su torso se doblaba hacia adelante por los jadeos que la risa incontrolable le provocaba; y con sus ojos ya achinados, haciéndose aún más pequeños hasta convertirse en rendijas sobre su rostro ruborizado.

Un poco tambaleante, Frank se giró en redondo aún riendo y entonces, encontró a su temible novia, de pie delante de él; con una peligrosa ceja arqueada en su dirección que le confería un aire acusador severo. Frank dejó de reírse al instante, su rostro poniéndose un poco pálido del susto, mientras Hazel ladeaba sutilmente la cabeza al costado, en plan: "Justifícate, y rápido". Frank carraspeó antes de hablar.

—Eh, bebé, eso... no te preocupes, es... es cosa de hombres — empezó a explicarse, retorciéndose las manos a la vez—. Ya sabes, así nos llevamos nosotros...

Dejó salir un risita nerviosa y sin aliento. Hazel se cruzó de brazos, el gesto dotándole de un aire intimidante que hizo temblar al hombre de más de uno coma noventa delante de ella. Era como ver a un caniche haciendo orinar a un musculoso rottweiler con solo la fuerza amenazadora de sus pequeños ojitos de ratón. Frank carraspeó con nerviosismo, y seguidamente, apuntó débilmente sobre su hombro con un pulgar levantado.

—Yo... Iré a ver si no murió — Dijo, acto seguido, se volteó y caminó hasta la orilla, y cuando el suelo ya no le sostenían los pies, descendió hasta el lago con la velocidad de un ancla que un barco había dejado caer.

Frank se hundió en el agua con un fuerte "PLASH", muy cerca de donde Leo había emergido tosiendo. La fuerza del impacto provocó que fuera lanzado un poco hacia atrás, sin embargo, se estabilizarse rápidamente para poder

zambullirse bajo el agua de nuevo, probablemente para empezar una pelea de buceadores con Frank. Y arriba, aún en el mismo lugar, estaba Hazel, llevando una mano sobre su rostro mientras negaba con la cabeza, en parte divertida y en parte molesta por la actitud de sus hombres.

Con respecto a mí, decidí que era mejor mantenerme alejado de la orilla de la cascada por mi propia seguridad. Temía que Jason Grace apareciera delante de mí como un rayo y en cualquier momento, me lanzara también al lago como cebo de caña de pescar; lo busqué por el rabillo de mi ojo, y con gran alivio, lo descubrí muy lejos de mí, estudiando distraído una soga vieja atada a una rama de un árbol alto, la cual Leo y yo de niños siempre habíamos utilizado para lanzarnos desde aquí.

Debí haber adivinado lo que haría, cuando éste levantó la mirada otra vez con los ojos azul eléctrico chispeando tan fuerte que me pareció sentirlo como estática sobre mi piel.

—¡Ah! ¡Jason! ¡No creo que eso sea una buena...! — Hazel no terminó su oración, porque ya era tarde.

Jason corrió, con la soga en manos, y saltó; pero no cayó al vacío, sino que se elevó en el aire y luego más y más, mediante el balanceo de la soga que lo sostenía desde la rama del árbol; como un tarzán rubio columpiándose en sus anchas. Abajo, Percy, Nico, Calipso y Frank, estaban mirándolo asombrados; en tanto Leo, había empezado a cantar una canción de la película Toy Story, de la parte donde Buzz Lightyear se había tirado de una baranda intentando volar hasta una ventana.

—¡¡No, puede creer, que de volar no tenga el poder, —coreó, estirando la mano hacia Jason, quien volvía a elevarse más alto luego de una descendida veloz — ni los cielos cruzar, como un ave volar... y voooolaaaaar!!

—¡PUEDO VOOOOLAAAR! —Jason gritó con júbilo, y la soga, que había soportado lluvia, sol, frío, humedad y probablemente el desgaste de dientes de animales mordisqueando pensando que era comida durante más de quince años: Se rompió. Y Jason se precipitó hacia abajo, de espaldas, con las palabras arrancadas de sus labios antes de impactar contra el agua— ¡NO PUEDO VOLAAAAR!

¡Plas! Se oyó su espalda responder a la superficie de la laguna, cuyo sonido provocó varias muecas de dolor sobre sus compañeros de banda. E incluso en mí. Leo, en cambio, volvió a cantar, pero esta vez, con el rostro arrugado de pesar y la fingida tristeza agravando su tono de voz a un bajo barítono (que en realidad sonaba bastante bien).

—NOOOOOOOO podréééé naveeegaarrr nuuuncaaaaa máááááás...

Y Frank empujó su cabeza dentro del agua otra vez, con una sola mano mientras Leo se retorcía entre brazadas y burbujas. Lo último que vi fue a Percy, nadando con rápidas brazadas para llegar junto a su amigoconelquesebesaperonoesgay, y después; mi atención se concentró en Hazel, quien se había acercado lentamente hasta ponerse a mi lado. No me hizo caso, su mirada estaba puesta hacia abajo, sobre cada uno de ellos.

—¡Hombres! — exclamó con matiz enojado, pero en sus ojos, no había nada más que amor infinito derritiendo el metal dorado de sus iris—. Y luego se preguntan por qué la tasa de mortalidad es tan alta para ellos— echó un resoplido divertido—. Pero bueno, no serían ustedes mismos si no hicieran cosas estúpidas de vez en cuando, ¿no?

—Cierto— había coincidido con una pequeña risa, mientras empezaba a quitarme los zapatos con un empujón de mis pies.

El resto de la tarde transcurrió sin más incidentes de ese estilo. Hazel había optado por bajar de vuelta por la pendiente y meterse al lago como una persona normal lo haría, luciendo un comedido traje de baño amarillo mostaza, que hicieron brillar los ojos de Frank cuando la vio. Él había nadado como un delfín enérgico hasta ella, y cuando la tuvo en sus brazos, el asiático rodeó sus mejillas y le dio un sonoro beso que hizo sonrojar hasta a Calipso.

Mi amiga, quien finalmente se había rendido en llamar la atención de Jackson con su atractivo traje de baño rojo prestado por la hermana de Nico, esperó a que Frank dejara de acaparar a Hazel, para acercarse después a ella e intentar entablar una típica conversación de chicas. Por suerte para ella, Hazel era una chica sencilla y agradable, así que un rato después, ambas estaban conversando tanto que Frank quedó relegado y enviado al grupo de orangutanes de nuevo.

Seguía estando en la cima de la cascada, cuando reparé en la mirada fija de Nico sobre mí, mientras me quitaba la camiseta con rápidos movimientos por sobre mi cabeza. Y entonces, mi cuerpo quedó al descubierto; abdomen, pectorales y brazos bien definidos por el rudo trabajo de campo, al desnudo como si estuviera en un escaparate esperando ansiosamente a ser elegido. Porque era lo que Nico estaba viendo. Y con una voluntad de hierro, resistí el ridículo deseo de querer pavonearme delante él, como lo haría un animal en celo tratando de llamar la atención del otro.

"Como si no quisieras acabar apareándote salvajemente con él de todos modos" —me susurró una voz de mi subconsciente, y la alejé rápidamente con un manotazo invisible.

Luego me había lanzado al lago, el vértigo haciéndome sentir como si todos mis órganos hubieran ascendido hasta atorarse en mi garganta mientras caía con aplomo. Solamente duró unos segundos, y entonces, mis pulmones quedaron atrapados con el poco aire que había cogido velozmente mientras me hundía voluntariamente, hasta tocar el suelo lodoso y resbaladizo. Ahí, bajo agua, recordé porque me había gustado tanto venir aquí de niño. El agua era oscura, y apenas podías verte las manos por delante del rostro; era como si no existieras, y al mismo tiempo, conectado con la naturaleza como un todo, o a algo más grande que mi pequeña y patética vida.

Cuando volví a emerger, Jason y Percy estaban subiéndose de nuevo por la empinada para llegar a lo alto. Y Hazel, advirtiendo de esto, les preguntó a voz en grito:

—¡¿Qué narices planean hacer ustedes dos?! ¡Van a matarse!

— Una competencia — gritó Jason, mientras Percy se le adelantaba— sobre quién hace una mejor voltereta mientras cae. Solo relájate, mamá.

Y Nico, quien los había estado observando mientras escalaban, gritó:

—¡HEY, PERCY, COMO ME GUSTARÍA VERTE CAER DE CABEZA SOBRE UNA PIEDRA, IDIOTA! TAL VEZ ASÍ, TUS TORNILLOS VUELVAN A AJUSTARSE EN SU LUGAR.

—¡JÁ! —Percy soltó, e incluso desde la distancia, sus ojos relucían como esmeraldas—. LO QUE TE ENCANTARÍA ES QUE CAYERA SOBRE TI, CALAVERITAS, ¡NO LO NIEGUES!

En respuesta, Nico se limitó a bufar con sorna, para luego echarse a reír de forma jovial. Se había movido hasta llegar a una roca incrustada en la parte menos honda del lago, en donde se sentó plácidamente con las manos apoyadas detrás de la espalda, como una pantera tomando el sol. Se veía impresionante. Nico tenía un montón de gotitas de agua retenidas sobre su piel, y la luz que se colaba por entre las ramas de los árboles, las hicieron brillar como si se tratasen de diminutos diamantes desperdigados por todo su cuerpo. Todo él, parecía estar estallado con diamante y obsidiana, un ser casi perfecto, que se desvivía ahora mismo por otro.

Descubrí que Nico estaba enamorado de Percy.

No fue difícil. La forma en que lo miraba, lo decía todo. Sus ojos se iluminaban como una noche estrellada al observar a Percy. Y me sentí un poco desmotivado al respecto, aunque no podía culpar a Nico por enamorarse de él, porque, ¿era lógico, no? Es decir, ¡su vocalista era salvajemente atractivo! Todos los miembros de la banda eran muy guapos, pero, ¿él? Se destacaba de entre todos ellos como una maldita cría producto del desenfreno entre un majestuoso ángel y un gallardo demonio de la lascivia. ¡Fue procreado para tener a los hombres postrados sobre sus rodillas! ¿Cómo demonios iba a competir contra eso?

O sea, no es como que yo quiera competir por el corazón de Nico, no me mal entiendan, me refería a... Como sea.

Lo que no sabía, era si ese amor, Percy se lo correspondía.

Las horas pasaron volando después de que Percy y Jason dieran un espectáculo de volteretas en el aire para todos. Me había mantenido cerca de Leo en todo momento, pero mis ojos volaban a hurtadillas a cada rato para mirar hacia Nico, y para mi grata sorpresa, lo había descubierto en varias ocasiones conectando con la mía también. Mi pecho se llenó de apullante esperanza. Me hizo sentir como si flotara... Sí, ya sé, estaba flotando en el agua, dah. Pero... había otra razón más, que me hacía querer acortar la distancia con él ahora, pero por cobardía, no podía. (Supongo que sin alcohol en mi sangre solo era un miedoso más).

Era entrada el crepúsculo cuando la banda, Cali y yo, subíamos los escalones del porche de la casa de Leo otra vez, sintiendo los músculos pesados y lánguidos, y una somnolencia tan poderosa que me estaba dando una buena batalla con mis párpados para mantenerlos abiertos. En la cocina, Dorothy ya nos esperaba con salchichas recién hervidas sobre rodajas de pan y una jarra llena de jugo de naranja. El aroma me hizo doler las tripas de hambre, pero antes, debía darme una ducha.

—Puedes usar el baño al final del pasillo— me indicó Leo luego de preguntarle, apuntando hacia el fondo con el mentón mientras comía el embutido con glotonería al igual que Frank—. ¿Necesitas nuevos calzones? Puedo prestarte los míos, aunque dudo que puedan contener tus gordas nalgas, viejo. ¡Desgarrarían la tela!

—No, no hace falta— contuve una carcajada, a la vez que me encaminaba hacia el baño— Los míos ya se están secando.

🌞~~🌞~~🌞

Percy estaba subiendo las escaleras cuando terminé de bañarme, y volvía a entrar a la cocina arrastrando un olor a mandarinas sobre mi piel, a causa del jabón que había usado. Con un rápido vistazo hacia la mesa, me di cuenta de que Frank y Hazel ya habían desaparecido probablemente dentro de sus dormitorios. Y Nico, aparentemente había decidido abandonar la cocina, para estirarse sobre el sofá de la sala como un gran gato lleno y aburrido, con la camiseta ligeramente levantada que dejaba al descubierto un pequeño ombligo hundido de aspecto pálido.

Percy, quien ya iba a mitad de camino por las escaleras, se detuvo abruptamente cuando me vio llegar, y me regaló una torcida sonrisa que haría temblar hasta al mismísimo Hitler; no obstante, por primera vez, me encontré siendo inmune ante su encanto. Me pregunté si ya me estaba acostumbrando a su guapura o había otra razón más para estar sintiendo un leve resentimiento hacia él. (Sabía la respuesta, pero no quería admitirlo).

—¡Will! Justo a tiempo para despedirnos, ya me iba a dormir.— dijo Percy, al tiempo que se apoyaba con un hombro sobre la pared, como si le costara aguantar su propio peso—. Estoy hecho polvo, ya ves, pero bueno. Espero que hayas disfrutado del día tanto como nosotros lo disfrutamos contigo, Solace.

—Y con Calipso — añadió Jason hacia Percy, con una expresión divertida—. No te olvides de ella.

—Claro que no— Percy sonrió, mirando fugazmente hacia Cali, quien ahora lucía un poco incómoda, sentada en medio de Jason y Leo—. Estaba por mencionarla. Ambos han sido muy agradables hoy.

—Igualmente — me apresuré a contestar, por alguna razón, sentí como que debía cambiar de tema rápidamente—. Me alegro de haberlos acompañado. Y en algún otro día, deberíamos volver al lago otra vez.

—Claro — Percy asintió complacido, y luego, sus ojos brillaron con malicia, cual revoltosas olas que se divertían empujándote y lanzándote al fondo del mar una y otra vez tratando de ahogarte— ¡Oh! Y tranquilo, prometo que la próxima vez, ya no te robaré a Nico de tu lado— entonces, su voz bajó hasta convertirse en un susurro aterciopelado—. Perdón por eso por cierto. Pero descuida, ya te lo he recompensado.

Y dicho eso, Percy me lanzó un guiño de forma enigmática, dejándome completamente confundido y sin palabras delante de él. ¿Qué ya me ha recompensado?, ¿qué? De qué estaba hablando, ¿qué había hecho? Pero antes de que pudiera preguntarle, Mister Tides ya se había dado la vuelta y huía por los escaleras soltando una pequeña risita risueña detrás de él. Lo último que vi fue su espalda, luego una última mirada divertida de su parte y ya había desaparecido por los pasillos.

Me quedé con cara de idiota delante de las escaleras por diez segundos más, (frunciéndole el ceño a la nada) y después, me encaminé lentamente hacia la cocina y me dejé caer pesadamente sobre una silla en la cabeza de la mesa. Inmediatamente, Leo empujó un plato con una salchicha en medio hacia mí,y le dio un par de palmaditas al lado antes de decir:

—Toma, te guardé uno. Para tú.

Volví a mirar la salchicha: tenía un mordisco en la punta.

—Vaya, muchas gracias. Eres muy considerado.

—¿Verdad? — Leo asintió enérgico, sin notar mi sarcasmo— Debería haber hecho caso a la Hermana Fredesvinda y convertirme en sacerdote. Pero ya sabes, la parte de no sexo por el resto de mis días suena muy riguroso para mí —finalizó, y después se entretuve con un celular.

—¿Fredesvinda? — repitió Jason, dejando de lado momentáneamente el helado de menta que había estado devorando en un pote —¿Lo has inventado, no?

—No— se apresuró a contestar Calipso, tenía el entrecejo severamente arrugado, una mueca de confusión claramente implícita en su faz — Ese nombre es real, pero... — se giró para mirar a Leo, quien la ignoraba mientras intentaba subir un video a instagram— ¿Tú cómo conoces a la hermana Fredesvinda?

—¿Eh? — Leo alzó una ceja, fingiendo desinterés, sin embargo, un músculo en su mandíbula estaba delatando su nerviosismo; Calipso pareció no advertirlo — Ah... Vivía con ella antes...

— ¿Cuándo?

—Hace mucho tiempo — respondió Leo, irritado.

—¿Cuánto exactamente es "hace mucho tiempo"? — Presionó Calipso, y Leo, tomando por sorpresa a todos; golpeó la mesa con su celular en mano, dirigiendo una mirada exasperada hacia el techo.

Entonces, se giró hacia Calipso, tenía una sonrisa alegre y amable en su rostro, pero sus ojos eran filosos y punzantes como las astillas de una rama. Lo cual, incluso dejó momentáneamente atónita a mi amiga, a quien nunca nadie, había logrado callar antes.

—Cariño, belleza, mamita de mi corazoncito— aquello último lo dijo en español, lo reconocí simplemente por el cambio de acento de su voz — ¿Qué eres?, ¿una periodista? Si tanto te interesa mi vida personal, búscalo en Wikipedia como el resto de mis fans. A mi no me jodas con el pasado.

La cocina quedó en silencio después de eso, con el único sonido de fondo, proveniente de la televisión que Nico había encendido hace unos minutos atrás. Lo había dejado en Cartoon Network, y la voz del pato Lucas estaba gritando por toda la sala ahora mismo: "Es temporada de conejos". En tanto Nico, silenciosamente como quien no quiere cosa, alzaba una pierna por encima del soporte del sofá, y la dejaba tranquilamente colgada al aire como un señuelo. Y sí, mis ojos inevitablemente terminaron investigando el blanquecino interior de esos muslos, que la tela de sus bermudas estaba dejando al descubierto ahora. Irremediablemente, lo estaba disfrutando.

Y reitero, parecía una carnada llamándome: "Ven, cómeme depredador" —parecía decir— "¿No ves que estoy jugoso?" O estaba muy hambriento después de nadar, o simplemente estaba muy trastornado y estaba oyendo las primeras voces de la locura provocada por mi frustración sexual. Podría ser. Al final, Calipso contestó a Leo (distrayéndome de mis cochinadas), en un tono inesperadamente calmado:

—Vaya, como quieras, hombre — empezó, mientras se planchaba la parte delantera de su camiseta con mucha concentración. Había pasado tanto tiempo con Calipso, para saber que aquello era un tic nervioso que hacía cuando estaba avergonzada o acorralada—. No sabía que era un tema delicado.

Leo no le respondió, se limitó a apartar la mirada y la volvió a colocar sobre la pantalla de su celular, en donde un video de Jason saltando con Percy se reproducía mil veces mediante un gif. Su expresión aún era dura, pero, juraría que ahora la razón era distinta, más bien, porque la culpa y el arrepentimiento lo estaban carcomiendo por dentro. Y sin embargo, solo no sabía cómo disculparse o justificar su arrebato.

—Creo que ya es hora de que nos marchemos — anuncié, (antes de que la bonita sensación de camaradería de la tarde se arruinara) — ¿Cali, te parece bien?

—Por supuesto — accedió, levantándose inmediatamente de su silla.

Jason a su lado, miraba a todos con una extraña expresión de entretenimiento, como si estuviera viendo una escena particularmente graciosa de una telenovela; luego, metió más helado en su boca, con un poco de menta resbalándose por los piercings de sus labios, los cuales se los quitó lentamente mediante una lamida. La acción, resultó en sobremanera seductora. Y él lo sabía, porqué me miró automáticamente, sonriendo de forma traviesa en mi dirección.

Y antes de mirarlo con otros ojos, recordé su estúpida oferta: "Acuéstate con Nico y te pago". ¿De dónde había sacado esa idea descabellada? Nico me mataría y luego lo mataría a él si incluso se enteraba de la sola existencia de aquella conversación. No había forma de que eso terminara bien para ninguno de nosotros, e intenté decírselo con la mirada, no obstante, resultaba poco creíble que Jason fuese capaz de leer mentes. Mi silencio debería bastar por ahora.

Nos despedimos. Calipso agradeció a Jason y a Nico por el buen trato, y después incluyó a Leo a regañadientes. Mi amigo, le respondió su agradecimiento educadamente con palabras similares, y le regaló una pequeña sonrisa algo apenada que poseía un aire de disculpa en cada arruga de sus ojos marrones. Jason y Leo me estrecharon la mano, pero Nico permaneció acostado sobre su sofá, (aún con la pierna estirada hacia arriba) con rostro inexplicablemente malhumorado de pronto mientras veía caricaturas de Looney Tunes. Aunque es cierto, él siempre se veía enojado con la vida.

—¿Vas a devolverme mi mp3 alguna vez? — lancé la pregunta hacia Nico, deteniéndome en el alféizar de la puerta. A mis espaldas, Calipso ya estaba subiéndose a mi camioneta dando un fuerte portazo detrás de sí.

Nico ni siquiera me miró al contestar:

—No sé de qué cosa me estás hablando — para luego lanzar airadamente una almohada contra la cara de Jason, quien sigilosamente había intentado poner hielo sobre su rodilla. Delante de mí, Leo sonrió.

—Intentaré robárselo de su habitación cuando esté distraído— dijo, con el pelo lleno de ramitas y hojas como si hubiera tenido una pelea campal con un arbusto— Te lo llevaré hasta tu casa cuando lo consiga — alzó las cejas dos veces—. Será una buena excusa para ir a visitarte.

Sonreí, y comencé mi marcha hasta mi camioneta. Dentro, descubrí a Calipso mirando hacia el porche, es decir, mirando a Leo si estaba en lo correcto, aunque todas las señales indicaban a eso. Lo más raro, parecía tener un semblante contemplativo, como si acabara de descubrir que el gnomo que siempre la fastidiaba no era tan malo como parecía.

—¿Qué? —pregunté, sacando las llaves de mi bolsillo a la vez.

—Nada, solo... — me miró, muy seria— Me acabo de dar cuenta, que Leo es bastante sexy luciendo enojado.

Me la quedé mirando con cara de poker.

—Oh por favor, solo es una observación, ¿ok?— Cali rodó los ojos, irritada— ¡No voy a acostarme con él!

Estaba a punto de contestarle, cuando en eso, reparé en que mi camioneta no estaba encendiendo, y ya iba por el quinto intento. Lo único que estaba consiguiendo era provocar ruidos raros que parecían estar gritándole al mundo que este estúpido rubio lo estaba torturando cruelmente.

—¿Qué pasa? — preguntó Leo, ya bajándose del porche y encaminándose en nuestra dirección—. ¿Problemas con el motor?

—No lo sé —asié la puerta y salí luego de estirar el interruptor para que el capó se abriera. De forma fugaz, observé que Jason y Nico habían salido y ahora estaban de pie observándonos en el umbral de la puerta—. Estaba funcionando bien estos días, en realidad, jamás he tenido problemas con este vehículo.

Leo no esperó una invitación, él ya estaba abriendo la tapa de mi camioneta antes de que llegara a su lado, y estudiaba cuidadosamente el motor, radiador, y otros montón de cosas que aunque hubiese querido repararlas no habría podido. Lo único que sabía de coches era cómo poner agua al radiador y listo, ¡oh!, y con mucho esfuerzo, cambiar una rueda. Así que me quedé esperando, observando a Leo tocar y toquetear cosas, con la linterna de su celular iluminando hasta los rincones más oscuros.

—Qué raro— dijo, luego de un rato, ladeando el rostro con el ceño fruncido — Es como si alguien... — y se calló abruptamente, y después se empezó a carcajear muy fuerte, dejándome a mí y a Calipso descolocados en nuestros lugares— Que hijo de puta, que hijo de puta... — susurraba para sí mismo, y finalmente, nos miró—. Lo siento chicos, —pero él no parecía lamentarlo ni un poco— pero esta belleza no podrá moverse hoy, y solo podré repararlo mañana. Será un trabajo duro y muuuuy largo.

—¿O sea, que estamos varados? — habló Calipso, y lució ligeramente turbada— Pero, entonces, ¿cómo vamos a regresar a nuestras casas?

—Bueno, pueden pasar la noche... —Leo inició juguetón.

—Ni hablar— Calipso sonó rotunda censurándolo— Mañana es lunes. Debo estar en mi lugar de trabajo antes de las seis. No puedo quedarme.

Antes de que Leo pudiese decir algo, Nico lo interrumpe:

—Yo puedo llevarlos a casa— cuatro pares de ojos cayeron sobre él de golpe, este pareció no perturbarse por ello, su voz mantuvo su tono despreocupado habitual, y sin mostrar ninguna sublevación en sus ojos que me dieron un indicio de sus pensamientos—. Es decir, de ese modo podré traer la camioneta de vuelta...

Era más evidente que había dejado a patidifuso a Leo, incluso a Jason, quien se había quedado muy quieto a su lado mirándolo con los ojos desorbitados y brillantes como lámparas azules.

—Aunque claro, —continuó Nico, viendo que nadie hablaba y empezaba a lucir ligeramente incómodo— podrías solo prestarle tu camioneta a Will y él simplemente...

Al final, Leo recuperó la compostura, con muchas cachetadas mentales me pareció.

—¿Eh?, no, digo, ¡sí! Excelentísimo plan, Nico. Las llaves de mi camioneta están en la cocina, ¿sabes conducirlo? Es una camioneta mecánica...

—Claro que sí. Es fácil— contestó Nico muy digno, antes de desaparecer en el interior de la casa, y dando un pequeño empujón con el hombre a Jason al pasar— Ya regreso.

— Bueno, que novedad—Leo tenía los ojos muy abiertos, llenos de asombro, mientras se volvía y ponía el capó nuevamente en su lugar. Con un murmullo muy bajo, agregó: — Eso fue más fácil de lo que pensé.

Calipso y yo compartimos una mirada, solo que ella se veía ligeramente divertida, mientras yo intentaba comprender las implicaciones de lo que Leo había dicho; y entonces, lo escuché, como si lo tuviera a mi lado ahora mismo, con su voz llena de promesa y encanto, retumbando palabras de Percy en mi oído, una y otra vez:

"Pero descuida, ya te lo he recompensado".

Y lo comprendí todo.

🌞~~🌞~~🌞


Hey, nuevo cap, nuevo regalo para ustedes para distraerse en la cuarenta. ¿Qué les ha parecido? :v Dejen un enorme comentario diciendo que les gustó ahre. o no. La verdad últimamente no sé que decir en mis despedidas jajajj. eh...

eh...

Bueno, la próxima actualización podría ser instituto o Sol, sabrán la respuesta cuando vean la actualización xd. 

eh...

¿Y a qué hora salen por el pan? ok, bye. Los quiero muchísimo. :3 ;3


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