13🌞 El león ha sido apaciguado.

Me senté a lado de Calipso, el césped se sentía suave y acolchado debajo de mis manos, luego de haber sido perfectamente podado, (cortesía mía). A mi lado, Leo imita mi postura y se echa al suelo, con sus brazos trigueños sosteniendo la mayor parte de su peso; mientras barría con la mirada las personas de su alrededor, para finalmente, sonreír complacido con su fiesta.

Oa. Sé que ha pasado un tiempo, pero me gustaría que comentaras (una o dos veces, las partes que te gustó). Claro que si no quieres, está bien, pero sería lindo de tu parte :3 lo hice con amor para ti ahora sí, continúa leyendo.

Esta noche estaba tornándose cada vez más caliente, sin embargo, no era por el fuego creciente que se refugiaba dentro de las lisas paredes metálicas de un par de contenedores, (colocados alrededor del patio trasero de la casa para iluminar el entorno) sino por el fulgor radiante que se extendía dentro de los pechos añorantes de los invitados a la Casa de Leo Valdez.

¿La razón de este? Una competencia de fuerza y resistencia, a punto de ocurrir para el deleite del público. Percy Jackson vs Troy Stenson. Como alíen vs depredador. Colocados lado a lado, a 5 metros de distancia del otro, de pie enfrente de sus respectivas y gigantes ruedas de tractor; los cuales debían de pesar mínimo 120 kgs cada uno. Peso suficiente para que te quebraras la espalda, o en el mejor de los casos, sufrir de un calambre nivel Dios.

Percy sonreía, y dejó caer un pie sobre la dura llanta, su pose arrogante transmitía: "Fácil", mientras se estiraba los brazos hacia arriba y alzaba su camiseta, para dejar ver de forma "accidental" sus abdominales. Lamentablemente, Troy era tricampeón en el tire flip, o como mejor se conoce, carrera de volteo de neumático; y era muy probable que lo sea también este año. El hijo de puta tenía la fuerza de un minotauro, (y también el cerebro de uno).

Mi preocupación iba para Percy, es decir, visiblemente, el hombre se veía (deliciosamente) musculoso y atlético; signos inequívocos de que trabajaba diariamente con pesas. Pero esto era diferente, él era un hombre de ciudad que jamás había levantado una rueda de la mitad de su tamaño, y cabía la posibilidad de sufrir lesiones graves. No obstante, él mostraba un semblante despreocupado frente a su competencia, incluso emocionado; lo que me hacía cavilar.

O Percy tenía mucha autoconfianza, o era un completo idiota.

Mientras Jason le decía algo a Percy en la oreja, y Troy fanfarroneaba con sus camaradas, recordé como se había desenvuelto la competencia hace un par de minutos antes. Luego del reto que había devuelto Jason hacia Joey, Troy se había abierto paso entre la multitud para ponerse a su lado, y con esa característica voz estruendosa suya, había vociferado:

— ¿Qué clase de reto marica es este?

Troy Stenson. Un hijo de perra egocéntrico de la preparatoria, lo detestaba, por dos razones: Uno. Era un idiota de categóricas épicas. Dos. Un homofóbico de mierda. Quien se había tomado la "molestia" de hacerme la vida imposible en mi época de "autodescubrimiento homosexual" en mi frágil y patética adolescencia. En ese entonces, mi yo de dieciséis años solo le incomodaba su actitud.

Pero luego, cuando en quinto pegó toallitas higiénicas en mi pupitre diciéndole a todos: "la mariquita necesitará pañal después de su primera desfloración", y luego de colocar pañales con algunas manchadas con cátsup en ellas; supe que lo iba a odiar para siempre.

—Los retos deberían de ser divertidos y una demostración de agallas. ¿Esto?, — apuntó a Jason y a Percy, quienes lo miraban impasibles— Un acto de depravación. Si hubiera querido ver a dos putos besarse, hubiera buscado a Will Solace para eso... Oh, miren, ¡allí está! —Troy había dado una vuelta entera en su lugar hasta encontrarme, y acto seguido, me sonrió, mostrando sus prominentes dientes. Mis propios labios permanecieron tiesos. — ¡No te emociones demasiado, Solace, que solo era una broma! Jamás caería tan bajo.

Risas. Un rumor de risas burlescas alzándose a mi alrededor automáticamente después de su innecesaria bulla. Porque él era "gracioso", el favorito del pueblo que nadie puede darle la contraria porque además de ser "simpático", también es hijo del alcalde. Traté de mantener mi rostro imperturbable. Podía sentir la ira contenida de Calipso burbujear sobre su piel, e incluso a Leo ponerse tenso a mi lado.

A lo lejos, sentí los ojos de cierto italiano posarse sobre mí, y mantenerse estudiándome por cualquier gesto o reacción que mi cara pudiera dejar entrever; pero mi mirada se mantiene desafiante con la de Troy, con mi barbilla elevada, orgullosa, aún intacta ante su provocación. Entonces, un movimiento detrás de él desvío mi atención. Percy se había puesto de pie, y con dos lánguidos pasos, se colocó delante de Troy. Ambos medían casi lo mismo.

—Te ves como un hombre chistoso. —Le dijo, sus labios alzándose en una sonrisa perezosa y ladeando el rostro con curiosidad al preguntar: — ¿Cómo te llamas?

—Troy Stenson— contestó el imbécil, mirando a Percy de pies a cabeza, como si este fuera estiércol en sus zapatos. Si el azabache notó su hostilidad, él no lo hizo notar, sonrió aún más ampliamente, sin embargo, como si Troy fuese un chiste tan malo, que al final daba gracia. — ¿Qué? —exigió Troy con exasperación, dándose cuenta de lo mismo que yo.

—Nada— Percy negó inocente, y continuó—. Solo que tienes razón, Troy. Los retos deben de probar la bravura de un hombre, no sus ganas de follar. Perdóname, amigo, supongo que vivir en Los Ángeles me ha ablandado un poco.

—La vida en el campo es muy diferente al libre y despreocupado albedrío de la ciudad—. Empezó Troy, con desdén goteando de cada sílaba de sus palabras—. Nosotros, sí, trabajamos como los hombres de verdad, consiguiendo dinero con el...

—... polvo de sus ropas, el sudor de sus frentes, y sus pelotas, sí, sí. Así que, Troy... — pronunció su nombre, con una cadencia encantadora que incluso Troy debía admitir que era hipnotizante— ¿Por qué no me enseña un espectacular campirano como tú, un buen reto que demuestre nuestra... "virilidad"?

Troy sonrió ante eso, su expresión de desprecio gritando a todas luces: "Te destruiré, y te humillaré asquerosamente frente a todas estas personas". Y en respuesta, Percy le había devuelto la sonrisa entusiasmado, con el ardor de la adrenalina centelleando sus ojos verdes; haciéndole ver más atractivo de lo que era saludable.

Luego de aquella confrontación, henos aquí. La mayoría de los invitados, incluyéndonos a mí, Calipso y Leo, habíamos salido para formar parte de los espectadores también; algunos estaban aglutinados alrededor de los competidores, y otros como nosotros, habían adoptado sentarse en el césped o en sillones de hierro y goma.

— ¿Qué haces? —le preguntó Calipso a Leo, cuando lo vio insertar los extremos de un trípode en el suelo y acto seguido, colocar su celular en este, para que quedara suspendido en el aire, con la cámara mirando hacia Percy y Troy.

—Un directo para YouTube, — le contestó Leo, con un tono de obviedad que le valió un fruncir de ceño por parte de Cali— como dije en la cocina. Siempre debemos mantenernos al día con nuestros fans, incluso con las pequeñas nimiedades de la vida. Lo importante es, no desaparecer completamente —. Finalizó, guiñándole un ojo.

A la distancia, oí a Troy volver a insultar a Percy, lanzar bromas pesadas y reír como si fuera el hombre más divertido del mundo, y el azabache siguiéndole la corriente también; con risas, como si nada de lo que le dijera pudiera afectarlo. Estrellas de rock, recordé, pero eso no disminuyó mi preocupación.

—Leo, — lo nombré, este me miró esperando— sé qué me dijiste que no hacía falta que fuera a advertirle a Percy sobre Troy, pero...

—Tranquilízate, Will — me interrumpe inmediatamente, despachando mi preocupación con un gesto rápido de su mano—. Créeme, aunque odio admitirlo, él, sabe lo que hace. La mayoría del tiempo, al menos.

En eso, una chica se abrió paso entre la multitud, y la reconocí automáticamente. Merce, mi ex compañera de preparatoria, estaba más buena que nunca. Se había vestido para impresionar, traía una camisa a cuadros atada a su cintura, dejando entrever una buena cantidad de piel de su estómago plano; sus piernas largas, torneadas y tonificadas, estaban desnudas mediante un short de vaquero, el cual se apretaban como una segunda piel sobre un trasero grande y redondeado.

—Wow — Leo soltó al verla de inmediato, sus ojos abiertos de par en par con admiración—. ¿Esa mujer es real?

Ella se colocó en medio de los competidores, con su largo cabello negro, brillando, mediante el fuego de su alrededor. Los chicos de alrededor soltaron silbidos apreciativos, como perros en celo, queriendo montarla allí mismo frente a todos. Acto seguido, sacó una pañoleta roja del interior de su pequeño bolsillo, y lo alzó a la altura de su cabeza, viéndose como una de esas chicas de la película rápidos y furiosos.

— ¡A la cuenta de tres! — Gritó, su voz fuerte y decisiva, — Ambos voltearan los neumáticos hasta la línea de meta, el cual consiste en un recorrido de más de diez metros. No se permiten empujones, rasguños, o zancadillas, caballeros. Y al final, —sus labios se ensanchan en una sonrisa seductora, está mirando directamente hacia Percy (obviamente), y sus ojos le invitan a una noche de placeres carnales, que el azabache entiende a la perfección; y le devuelve una sonrisa torcida a su vez— el ganador puede llevarme a la cama esta noche.

Furiosos aplausos explotan cuando los hombres oyen el premio. Algunos muestran caras de arrepiento por no ser parte de la competencia, incluso Leo a mi lado, suelta un sonido lastimero. Entonces, mueve la pañoleta en el aire con intención. Percy y Troy se posicionan, las rodillas flexionadas, manos sosteniendo el borde de sus respectivas ruedas de tractor; Jason le da una palmada en la espalda de Percy, y luego se aleja moviendo el puño emocionado.

— ¡¿LISTOS?! —Merce vocaliza, pero no espera que uno de los dos le conteste, en cambio, empieza la cuenta regresiva rápidamente— ¡UNO!

Jason se acerca a nosotros casi corriendo, detrás de él, le seguía el chico que estaba en el comedor a su lado; cuyo rostro se había sonrojado violentamente por lo que le había dicho su ídolo en el oído. El rubio se sienta a lado de Leo, de inmediato, coge la muñeca del chico y con un solo jalón; obliga a su seguidor a que se siente muy cerca de él, cuando este parecía querer huir a otro lado.

— ¡...DOS! — Merce dejó caer la pañoleta hacia abajo, y gritó: — ¡¡TRES!!

Troy tomó la delantera al instante, como era lo usual en el tire flip.

El amortiguado estruendo de la rueda al impactar contra el suelo con cada caída, estaba acompañado de sus salvajes gruñidos, y bufidos que parecían los de un toro jalando una carreta con refrigeradores. En la tercera voltereta de su rueda, su cara empapada de sudor había empezado a ponerse rojo, junto con las venas de sus brazos que parecían estar a punto de estallar por el tremendo esfuerzo físico que hacía.

Era impresionante, un hijo de puta homofóbico, pero impresionante al fin y al cabo, lo admitía a regañadientes. Ya que a simple vista, parecía que lo único que tenías que hacer era empujar y empujar una rueda, poniendo toda tu fuerza en ella. Una competencia infantil y ridícula, pensarías. Pero no. Necesitabas cierta técnica, cierta experiencia, y entrenamiento para lograrlo; sí consigues nada más que una rotura en el camino, puedes sentirte afortunado.

El público bullía, Jason soltaba improperios para alentar a Percy desde su lugar, y este empujaba su respectiva rueda con la urgencia de un hombre que tiene todo el tiempo del mundo, más la prisa de una tortuga moribunda; lo cual me sorprendió en sobremanera, ¿ni siquiera se esforzaría en tratar de ganar?, ¿acaso sólo era un charlatán más? Estaba enfadado, realmente enojado, no me había dado cuenta, de que inconscientemente había puesto todas mis esperanzas en él para que le diera una lección a Troy; para que hiciera "justicia" por mí.

Creí que sería un héroe.

Aparté la mirada enfurruñado, y en su lugar, me fijé en Jason (a dos metros de mí) y a su nuevo "amigo", muy cerca de él, quien miraba a su ídolo con admiración ciega en sus ojos. Me tomé un momento para estudiarlo, el chico debía haber cumplido los dieciocho hace poco. Estando en la flor de la juventud, tenía el rostro dulce y hermoso; labios rosados y rellenados; pestañas largas, con grandes ojos almendrados, y una maraña de rizos castaños en su cabeza.

Tenía el tipo de belleza que hacía despertar los instintos protectores de cualquier hombre, y además, otros instintos más profundos.

—Hola, Will — me saludó, cuando fue muy obvio de mi parte que lo estaba mirando demasiado, ya que su rostro me resultaba bastante familiar ahora que estábamos más cerca del otro—. Soy Archie, — sonrió con timidez, —El hijo de Lucky.

Mis ojos se abrieron en reconocimiento. ¡Claro! Era hijo del comerciante Lucky, cuyo hombre era el único que vendía instrumentos de buena calidad en el pueblo. Era rico, bueno, lo más rico que podías llegar a ser en un pueblo pequeño.

— ¡Archie, Hola! ¿Tu padre sabes que estás aquí?

—No, — respondió con nerviosismo, y soltando un pequeño escalofrío cuando Jason había agarrado un pequeño rizo suelto, para luego colocarlo detrás de su oreja con cariño, — yo... ¿puedes guardar el secreto? Se supone que estoy en casa de mis primos, juntando boñiga o algo así. Yo solo... — miró a Jason con bochorno, — quería conocer a mi guitarrista favorito.

En respuesta, Jason soltó un largo "owww" enternecido, cogió a Archie de la barbilla con dulzura, y acercó tanto sus rostros que el pobre joven; parecía querer explotar como un huracán caliente.

— ¿No les parece la cosa más adorable que han visto en la vida, chicos? —Inquirió el rubio, formando un mohín azucarado, para luego soltar en un tono peligrosamente ronco—. Me dan ganas de comérmelo enterito...

Archie quedó anclado a sus penetrantes zafiros, con una expresión de temor y anhelo a partes iguales, probablemente atrapado entre el deseo de un placer culposo y la huida de un peligro inminente. Leo soltó una risa contenida, bebiendo un sorbo de su cerveza para después, mirarme y sentenciar: "Está perdido" y volver su atención al frente.

— ¡No puedo creerlo! —Escuché la voz de un hombre gritar cerca de mí, desviando mi atención inmediatamente — ¡Le está rebasando! ¡Lo está superando!

Luego, otro gritó también:

— ¡Vamos, Troy, ponle más empeño! ¡Nos estás avergonzado! — ¿avergonzando?, pestañeé confuso, ¡pero si Troy tenía la delantera! ¿No? Giré mi cabeza en dirección a la competencia, y quedé boquiabierto.

Algo más impresionante había estado ocurriendo delante de nosotros, en tanto, yo me había distraído con Jason y Archie. ¡Percy había superado a Troy finalmente, y el público no cabía en su asombro! Mis propios labios siguieron entreabiertos por el estupefacto, y Calipso estaba aplaudiendo jubilosamente, ante la derrota que cada vez era más cercana para un desesperado Troy que había duplicado sus inútiles esfuerzos.

Pero el azabache ya estaba tomando a delantera por mucho, y él estaba siendo dejado atrás.

Y la vista era gloriosa. Los tríceps y bíceps de Percy se marcaban con cada firme jalón y empuje perseverante que daba a la rueda, y no sólo eso, incluso debajo de la fina tela de su musculosa; su espalda ancha también estaba dando un excelente espectáculo para los ojos femeninos y masculinos que lo animaban a su alrededor. Pujaba, ahora tenía a Troy a dos metros detrás de él, sin ninguna gota de sudor en su apuesto rostro, (contrario a Troy, que parecía estar a punto de sufrir un infarto, lo cual si sucedía, tal vez haría la vista gorda).

Tres metros, dos metros para la meta, y me encontré a mí mismo también reaccionar con entusiasmo junto con el público. No habíamos visto una competencia así, de emocionante, desde aquel chico que quedó paralítico por tanto empuje sin técnica hace dos años.

—Es increíble, ¡va a ganarle! —exclamé riéndome, más para mí mismo, pero que de todos modos Jason contestó:

—Es tan típico de él, ¿sabes? Dar una falsa ventaja a su oponente, y luego, contra todo pronóstico, fácilmente rebasarle y ganar —formó una sonrisa irónica—. Percy es un buen chico, pero bastante cruel si se lo propone. Después de esto, la reputación de Troy estará totalmente destrozada con completa humillación en un laaaargo... tiempo. Auch.

Estaba sin palabras, así que volví mi atención al frente. Los ojos verde mar de Percy mostraban una fiereza cautivante, ahora que daba sus últimos sobreesfuerzos para lanzar la rueda hacia adelante, a la vez que un exhausto (y único) jadeo salía de sus labios entreabiertos. Los invitados se estaban volviendo locos, animando a Percy y dejando a Troy totalmente en el olvido ahora, lo cual, (quitarle su popularidad) era ya la peor derrota para alguien como él.

Ya no había forma de vencerlo, de ninguna manera.

Justo ahora, Percy lo había brutalmente destronado y a la vista de todos los que lo habíamos subestimado por ser un "chico de ciudad", ahora se alzaba ante nuestros maravillados ojos, como un símbolo de la perfección masculina. Estaba él, en el pico más alto de hombría que todos querían alcanzar alguna vez en sus vidas, y por la sonrisa victoriosa que iba extendiéndose por sus labios, estaba claro que era justo eso, lo que Percy quería lograr.

Dio un último empujón que dejó sus brazos lánguidos delante de él, la rueda se tambaleó un segundo al chocar contra el césped antes de quedarse quieto, y finalmente, declaró al ganador. Percy Jackson, había llegado a la línea de meta, y su primer premio fue, recibir un largo y apasionado beso por parte de una contentísima Merce.

A mi lado, Calipso bufó irritada.

—Esa perra, siempre supo llegar a los chicos guapos antes que todos — chasqueó la lengua, y luego, apartó la mirada decepcionada, agregando en un murmullo más bajo: —No lo entiendo, ¿qué hice...?

Jason gritó de felicidad, poniéndose de pie de un salto, con energía rezumbando alrededor de su cuerpo. Miraba en dirección a Percy con una sonrisa orgullosa en sus labios, y después, se giró hacia Leo Valdez, quien justo estaba por abrir otra cerveza en sus manos. Sin previo aviso, Jason se acercó a él, su mano saliendo disparada para aferrarse a la muñeca de Leo, quien lo miró anonadada cuando este intentó, forzadamente, ponerlo de pie.

— ¿Pero qué demonios haces, Grace? —Inquirió el latino, tratando de zafarse de su fuerte agarre, sin embargo, Jason estaba lejos de querer soltarlo—. ¡Deja de jalarme!, ¿qué coño quieres?

— ¡Vamos, Leo, hay que ir juntos a felicitar a Percy por su victoria! —Exclamó, a la vez que lo jalaba ahora utilizando sus dos manos— ¡Come on, man! ¡No le has hablando en todo el día, es más que suficiente! Es hora de que se reconcilien.

¿Reconciliarse? Repetí confundido en mi fuero interno, la curiosidad quemó en mi mente como un mosquito irritable. En la tarde del viernes, y en el bar, ambos se habían visto como uno de esos grandes amigos que jamás pelearían entre ellos, entonces, ¿qué habría pasado entre ellos? No podía imaginar sobre qué o quién se habían peleado.

— ¡No! Me niego, ¡él debe disculparse conmigo! ¡Que él venga, no yo! —azotó Leo, con testarudez infantil. No obstante, Jason estaba más que decidido a hacer lo que había dicho, así que, poniendo todo su peso hacia atrás, jaló al castaño hacia arriba, y lo obligó a levantarse casi a volandas. Un poco de líquido de su cerveza se derramó en el césped, y Leo le frunció el ceño enfadado por ello—. ¡Basta, Grace! ¿No entiendes? ¡Que quiero seguir enojado con él!

—Y yo quiero que se reconcilien. Ahora. ¡Vas a ir a hablarle como los putos buenos amigos que son, y luego se amarán, y se abrazarán y si me siento caritativo; te lo prestaré para que lo folles! — Sentenció, y luego, miró en dirección a Cali y hacia mí, impasible ante nuestras expresiones de sorpresa por sus palabras —Ustedes dos, también pueden venir para dar apoyo moral a Leo. Archie, tú también, ven.

Dejando salir una risita incrédula entre dientes, me incorporé sobre mis pies junto con Cali. (El semblante de mi amiga era meditabundo, al tratar de interpretar un mensaje que ya era bastante obvio de parte del guitarrista). A mi lado, Archie también se puso de pie, y se limpió algunas hojitas de césped cortado de su pantalón; sus ojos brillaban ante la expectativa de conocer a otro de sus ídolos muy pronto.

Llegamos a Percy, mediante leves empujones para abrirnos paso entre la multitud. La mayoría de la gente estaba sudada, apestosa y asquerosamente pegajosa cuando tuvimos que cruzar entre pequeños huecos de dos personas, y además de eso, tuve que proteger que nadie probara mano larga con Calipso. Afortunadamente, después de unos cuántos minutos, nos encontramos de pie frente a Míster Tides; el azabache estaba saliendo en fotos, Merce a su lado, colgaba fuertemente de su brazo como una sanguijuela que no se solitaria nunca aunque la quemaras viva.

Él aún no nos veía, entonces, Jason se lanzó hacia su compañero; abrazando sus hombros en el lado que Merce no estaba monopolizando y lo zarandeó en sus brazos, feliz, mientras exclamaba:

— ¡Felicidades, Broooooo! ¡¡No sabes lo jodidamente viril que te veías, con tus grandes músculos empujando esa gigantesca rueda! —Halagó, al mismo tiempo que agarraba uno de sus grandes bíceps y le daba un fuerte apretón. Percy rio, sus ojos ahora miraban solamente a Jason (dejando totalmente olvidada a Merce) mientras su brazo rodeaba su espalda baja. — ¡Sorpresa no tan sorpresa! Estás en tendencias en YouTube ahora mismo, ¿sabías?, ¿qué raro, no?

Percy suelta una carcajada, Jason le sigue de inmediato. La chica Merce, notando que había sido desplazada a convertirse en la tercera rueda, decidió despedirse de Percy rápidamente antes de sufrir más vergüenza. Sin embargo, lo dejó claro antes de marcharse: "Búscame, sí necesitas quitarte las ganas con una buena chica más tarde". Con esa oferta lanzada despreocupadamente al aire, estaba más que claro que permanecería cerca, para atender el llamado de su ganador favorito.

Jason se despidió de ella con la mano, mirándola de pies a cabeza mientras se alejaba, con un brillo apreciativo en sus ojos azules. Luego, volvió su atención a Percy, y habló en voz alta:

—Por cierto, ¡mira quienes vinieron a felicitarte también! Will, y Calipso.

— ¡Fue asombroso, Percy! —Calipso profirió enérgica, adelantándose a mí— Les hiciste un gran favor a todos al poner a Troy en su lugar...

—Así es, — asentí, corroborando al comentario de mi amiga—. A nadie del pueblo le agrada ese tipo aunque proyecte lo contrario. Es una suerte que por fin hayamos encontrado a alguien para hacerlo callar.

Y mientras lo decía, alcancé a ver a Troy por el rabillo de mi ojo. Estaba a un par de metros de nosotros, a la derecha. Sus amigos parecían burlarse de él ahora, y él no estaba feliz con ello. Para nada. Feliz. Sin embargo, eso no parecía inquietar al guitarrista principal, para nada.

—Gracias, a ambos. Aprecio sus palabras— Percy nos sonrió despreocupado, ignorando deliberadamente la presencia de Leo a mi costado. — Ahora, sí me disculpan...

— ¡Oh, espera! ¡Leo también vino a darte algunas palabras de aprecio, Percy! ¿No es genial? — Jason anunció, sosteniendo firmemente a su amigo del hombro para que permaneciera con nosotros—. Ahora, Leo, dile a Percy ese montón de lindas palabras que me dijiste que te morías por contárselas hacer rato. ¡Vamos, no seas tímido!

Leo le respondió con la mirada más mortífera que alguna vez le había visto dar a alguien, en la vida, que por un momento, realmente pensé que Jason podría haber explotado de repente, en una columna de fuego intenso. "Vete a la mierda, Grace" — debía ser, lo más dulce que el latino debía estar pensando ahora mismo.

No dijo nada.

Compartí una mirada incómoda con Calipso, y supe al instante, que ambos estábamos preguntándonos lo mismo en ese momento: sí debíamos seguir incómodamente parados delante de ellos, o si era mejor largarnos en silencio, y dejar a la banda resolver sus propios problemas solos. Sin embargo, ninguno de los dos hicimos algún amago para movernos, en cambio, permanecimos con ellos. Callados. Quietos. Solo atestiguando el momento, al igual que el nervioso Archie a mi lado.

Casi como si Leo estuviera siendo obligado a punta de pistola, al final, no tuvo de otra más que mirar hacia Percy; con los ojos entrecerrados, y su mano haciendo chirriar el aluminio de la lata de cerveza entre sus dedos. Resultaba bastante obvia la animosidad que había entre ambos. La tensión era casi tangible en el aire alrededor de ellos, mientras un músculo de la mandíbula de Leo se crispaba con fastidio.

Frente a él, los ojos ahora, helados de Percy, le obsequiaron sólo unos cuantos segundos de atención; antes de virar de nuevo su rostro bruscamente hacia otra dirección, como si Leo no fuese digno siquiera de estar delante de él.

Leo no habló. Percy tampoco. Jason sonreía como si todo estuviera bien... Hasta que llegó a un punto que la incomodidad se hizo tan palpable, que podría hacerme vomitar. Le di un codazo a Leo, con poco disimulo, y cuando eso no bastó; le pellizqué el brazo.

— ¡Auch! —Se quejó el latino, mirándome enojado.

— ¡Leo! — inicié, utilizando una de esas típicas "sonrisas" que a Leo siempre le aterraron. —Estamos esperando, amigo. —Otra sonrisa "dulce", y mi amigo se alejó instintivamente lejos de mí, cuidando de su integridad física.

Soltó un suspiro de derrota, y me envió una última mirada fugaz de reproche, (que decía algo como, esperaba una traición de todos, menos de ti) antes de mantener sus ojos castaños, firmemente sobre los orbes marítimos de Percy.

—Buena competencia — espetó, como si lo hubieran abofeteado para decirlo.

Jackson le respondió con un gruñido malhumorado, cual León disgustado porque le han negado injustamente, el derecho de arrancarle la tráquea a su presa; Leo continuó:

— Se nota que comes tus vegetales.

Gruñido.

— ¿Te duele algo?

Gruñido.

— ¿Se te descompuso las cuerdas vocales con tanto empuje?

Otro gruñido por parte de Percy. Leo dejó salir un sonido exasperado de su garganta, luego, se rio con amargura. Lo intentó una vez más:

— ¿Quieres una cerveza?

Un segundo de duda, los ojos de Percy, perdieron algo de su dureza.

—Sí. — Contestó, en forma de otro gruñido.

El semblante de Leo, tomó algo de calidez en respuesta. Dio un paso al frente, y le pasó su lata de cerveza con una sonrisa conciliadora. El orgulloso león agarró la cerveza, entonces, aceptando la oferta de paz; decidiendo o posponiendo a regañadientes, que por hoy, no le desgarraría el cuello.

N.A: He hecho una referencia, con el signo zodiacal de Percy. Es leonino, para los que no sabían. No lo puse al azar.


Había sido un pequeñísimo paso, pero un paso al fin y al cabo y Jason se veía especialmente orgulloso por su logro, tanto que; soltó a Percy y se lanzó hacia Archie para rodear uno de sus musculosos brazos por encima de su pecho y empezar a frotar juguetonamente el pelo rizado del fanático jovenzuelo.

—Misión cumplida muchachos, —Exclamó aliviado, y luego, miró a su pequeño fan con ojos algo codiciosos, mientras hablaba para todos. —Ahora, dejémoslos un momento a solas. Ellos harán el resto— entonces, sonrió de una forma que no transmitía nada de confianza. — En tanto, Archie, ¿qué te parece si, tú y yo, aprovechamos ese momento para mostrarte las guitarras que uso en el escenario?

Los labios del susodicho se abrieron con incrédula felicidad en respuesta. Creí que empezaría a dar saltitos de alegría. Era tan dulce y adorable. Muy pocos chicos son así hoy en día, temerosos de ser molestados por esa razón. Vi como Archie estaba a punto de asentir emocionado, pero en el último segundo, una idea pareció cruzarse por su mente; pestañeó... Y rápidamente, el nerviosismo reemplazó el entusiasmo. ¿Qué podría haber recordado? Ahora el chico se veía reticente.

Traté de compartir una mirada con Cali, pero ella estaba muy ocupada mirando a Percy con ojos de borreguito abandonado.

—Yo... No, no creo que sea buena idea...— farfullaba Archie, con los ojos al suelo, al no poder sostener los penetrantes ojos azules de Jason. —Creo que es mejor quedarnos aquí... Sí, es mejor. Con el resto de las personas...

— ¿Seguro?— Jason recargó todo su peso sobre el hombro de Archie, su rostro sereno muy cerca del suyo. Sentí una divertida pena por él, tener la completa atención de este guapo guitarrista, estaba seguramente haciendo abismales estragos en su sistema. —Okay. Es una lástima, pensé que te gustaría ver por primera vez una Fender Stratocaster frente a tus propios ojos.

Quedé con la boca abierta. Al igual que Archie, quien no pudo evitar dejar salir un fuerte jadeo de estupefacto, y tambalearse hacia atrás como si le hubieran dado un puñetazo en el pecho. No lo juzgaba, esto era épico. ¿Jason Grace, tenía la legendaria Fender Stratocaster? Esa guitarra con un precio estratosférico, ¿descansando en algún lugar de esta indigna cosa de campo como si nada?

Los zafiros de Jason adoptaron un brillo santurrón, al descubrir la debilidad de Archie. No era sorpresa. El chico era hijo de un comerciante de instrumentos musicales, era como invitar cocaína a un drogadicto. Volvió a atacar.

—Es decir, ¿cuándo podrías tener otra oportunidad como esa en tu vida? —se separó de él, metió sus manos dentro de los bolsillos de sus jeans y se encogió de hombros. — Pero como quieras, chico. Yo solo quería ser amable contigo...

N.A: Es una guitarra más cara que sus vidas, chicos. Muchas famosos la usaron. Es como de la élite. Perdón. Es, la élite.

— ¡Espera! — Archie aún no cabía en su asombro, sus palabras salían atolondradas. — ¿En serio? ¿Tienes una... Stratocaster contigo? ¡¿Y... no temes que te la robe después?!

— ¿Vas a robármela? —interrogó Jason, Archie sufrió un sonrojo.

— ¡No! Pero...

—Basta, sé que te mueres por ver mi guitarra, —lució una sonrisa provocativa— Te la mostraré, y tal vez te deje tocarla un poco... — ¿mi imaginación?, o eso sonó algo con doble sentido. — ¿Vamos entonces?

Archie me miró con timidez, y finalmente, adiviné que su única preocupación en esto, resultaba ser yo, y sobre lo que pensaría de él, yéndose con Jason, "solos" para ver una "guitarra" en su cuarto o donde sea que estuviese. Me sentí algo ofendido por ello, sin embargo, le regalé una sonrisa tranquilizadora antes de decir:

—Ve, ya estás aquí al fin y al cabo. —Le guiñé un ojo, —tómale un par de fotos y envíamelas más tarde.

—Está bien—. Respondió Archie, dejando salir todo el aire de su sistema. Jason no desaprovechó ni un segundo, lo agarró del antebrazo y pronto, ambos estaban perdiéndose entre la multitud y detrás de la puerta de salida de la casa de Leo.

Por unos valiosos segundos, quedé solo.

Aproveché para disfrutarlo tanto como pude, la dulce sensación de la soledad acompañada de una tranquila libertad. Duró casi un minuto, fue casi un récord, antes de que Nico llegara como salido de las sombras para ponerse delante de mí, con sus brazos entrecruzados sobre su abdomen. Estaba guapísimo, pero eso no iba a decírselo, no voluntariamente.

— ¿Dónde fue Jason con ese chico? —exigió, sin saludar, sin charlar, y mucho menos con amabilidad. Contuve una mueca que rayaba entre lo divertido e irritado.

—Jason lo llevó para mostrarle su guitarra Stratocaster en privado. Fue muy amable de su parte, por cierto.

Nico bufó, poniendo una expresión de desagrado en su rostro, como si hubiera olido mierda de vaca.

—Ese idiota. —Siseó, y miró en la dirección que se habían ido, luego regresó su vista de nuevo hacia mí —Algún día hará que nos asalten.

— ¡Hey! —Le fruncí el ceño instintivamente, sentía que debía proteger el honor del chico por alguna razón. —Archie no es ningún ladrón, descuida. En realidad, creo que será al revés. Del único que se van a aprovechar hoy, es del ingenuo Archie, ¿sabes?

Noté a Nico sorprendido y confundido por lo que le había dicho, preguntó:

— ¿A qué te refieres?

—Jason— lo nombré en un tono de obviedad, — debe de estar haciendo dudar a Archie sobre su sexualidad en este mismo momento. No es que esté mal, sin embargo, sólo espero que no le "haga daño".

—Él... —Nico me miró anonadado, su entrecejo arrugándose con reproche—. No, Jason no es así. A él no le gustan los chicos...

— ¿De verdad?— No pude evitar el tono de mofa en mi voz, casi solté una carcajada además, pero la mirada de odio que me lanzó Nico me detuvo de hacerlo—. Bueno, casi me engañó después de ese ardiente beso con Percy Jackson.

—Percy es diferente. — Nico contestó de inmediato, y había una extraña seguridad en su tono de voz que me desconcertó— Fuera de él, a él NO Le gustan los hombres.

— ¿No como a ti?— solté de sopetón, y me gustó el brillo desafiante que causé en esos oscuros ojos, que querían aplastarme como una cucaracha— He estado mirándote hace rato, —ni siquiera me molesté en ocultarlo—. Tratando de coquetear con una chica, riendo, haciendo como que te gustaba que te tocara... ¿Por qué finges?

—No es de tu incumbencia—. Rezongó, apartando la mirada.

—Estamos en tiempos modernos, sabes, tus fans no te abandonarán sólo porque te gusten los penes.

—Dije. Que no es. De tu. Incumbencia.

Alcé las mis manos en señal de rendición. No te rías. No te rías. Sería el peor momento para hacerlo. Los ojos de Nico eran peligrosamente fríos y afilados ahora, y presentí, que si seguía insistiendo; recibiría un puñetazo en la cara.

—Por otro lado, —Nico habló, alzando una ceja altiva a la vez— ¿por qué no le respondiste a Troy cuando te humilló en el comedor frente a todos? Te quedaste callado, como un cobarde.

—He lidiado con Troy, muchos más años que tú—respondí con un vago encogimiento de hombros—. Hay personas, que solo debes ignorar y ya. No merecen más que eso.

Nos quedamos en silencio unos segundos más. Nico escrutaba mi rostro con abierta curiosidad ahora, como si fuese un acertijo demasiado complicado y largo, y él demasiado flojo para resolverlo. En cambio yo, lo miraba con aburrimiento, como si todos sus problemas fuesen posibles de resolver con la facilidad de un chasquido de dedos.

—Debo irme... — Dijo al final, con la mirada perdida en la distancia. Asentí, y lo vi caminar hacia mí, hacia el objetivo a mis espaldas.

Ocurrió velozmente, en un parpadeo. Justo cuando Nico iba a cruzar mi costado sin drama alguno, un tipo que había estado peleándose "amigablemente" con su amigo, había sido lanzado en nuestra dirección y chocó contra Nico con fuerza bruta, a quien casi lo arrastró consigo al suelo, donde probablemente se habría hecho algún daño leve.

Fue por reflejo, cuando vi a Nico tambalearse bruscamente y perder el equilibrio, lo agarré de sus antebrazos sin siquiera pensarlo dos veces; acercando nuestros pechos y muslos de golpe, sin siquiera haberlo planeado. La corta distancia (casi inexistente) que ahora ambos compartíamos, había resultado totalmente involuntaria de mi parte, pero del cual, ahora no me arrepentía en lo más mínimo.

La cercanía era embriagante.

Una de sus manos había caído sobre mi hombro para utilizarlo de soporte, la otra, sobre mi vientre, muy cerca de mi cinturón; sus dedos se sujetaron de la tela de mi camiseta y un miembro dormido de mi cuerpo, saltó de repente, (ante mi sorpresa) desplegándose con la velocidad y urgencia de un virgen sin experiencia. (Doble sorpresa). Consecuentemente, sentí su aliento en mi mandíbula, y luego, noté que su rostro estaba a centímetros del mío, estudiándome, calibrándome en silencio.

Por un mísero microsegundo, Nico parecía esperar algo, que mi mente demasiado nublada por la descarga sensorial de nuestros cuerpos apretados, no podía adivinar.

Mirándolo de cerca, su belleza me parecía casi angelical. Sin embargo, sus ojos y sus labios estaban lejos de serlo. Especialmente esos labios, perfilados y sensualmente contorneados, daban la impresión de ser capaces de desollarte vivo verbalmente; sin una pizca de misericordia en esos fríos orbes oscuros.

Nunca deseé besar tanto a alguien como en este mismo instante. Me preguntaba la forma en que él besaría, ¿con dulzura? O, ¿con crueldad?

Nico fue el primero en separarse, rápidamente con todo su cuerpo rígido en tensión, y luego yo alejé mis manos de su piel con una voluntad sobrehumana. Su pálido rostro, se veía imperturbable, como si no hubiese ocurrido absolutamente nada. Pero sé que también lo ha sentido, lo sé, aquella corriente eléctrica que empezó desde mis dedos que tocaron su piel, y recorrió mi espalda hasta la punta de mis pies.

Sé qué él también lo sintió, aunque se viera inalterable por fuera. O al menos eso quería creer. No podía ser el único que había sentido que todo su cuerpo se estremecía de placer ante sólo un breve toque entre ambos. Sus ojos... sólo un segundo habían esperado algo también.

—Sabes, a veces es necesario "conversar" con los idiotas a puñetazos, para lograr conseguir algo de paz — comentó, distrayendo mi atención de sus labios forzadamente, y de pronto, el recuerdo de nosotros siendo niños, dándonos una paliza en un pequeño parque abandonado llegó a mi mente al instante. — Deberías intentarlo alguna vez.

Dicho eso, se fue. Caminando lejos de mí con paso decidido y apurado.

🌞~~🌞

Adelanto:

—Espera, no tengo condones.

— ¿Quién dice que vamos a coger? — susurra Jason excitado, pegando su miembro al mío y...

Continuará... Muajjaja.

QUE. BELLEZA DE CAPÍTULO. JODER. Me amo. Soy mi propio fan.

Pregunta: Usted, lector/a, ¿Besarías a Percy o a este Jason con montón de pirciengs? :3 

Este es uno de mis capítulos favoritos, solo me gustó, y eso que viene la mejor parte. Falt el lemon que no alcancé agregar. 

Vota, y nos vemos para la próxima. Bye, chicuelos. 

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