Capítulo 1
Advertencia. Si no has visto la pelicula de Bungou Stray Dogs DEAD APPLE, te recomiendo salir de esta obra o continuar con el conocimiento de los spoilers que tendrá.
Capítulo uno.
La tela que se escapo en la oscura noche.
Después del ataque a la ciudad de Yokohama provocando a las habilidades ir contra a sus portadores, Akutagawa tenía mejor relación con Rashoumon, estaba orgulloso que no solo él. Su habilidad no soportaba a la del chico tigre y eso le alegraba.
Lo que no sabía eran los daños secundarios que había dejado aquel ataque.
Atsushi caminaba por las calles de Yokohama, bostezaba con gran amplitud, era la noche más cansada que había tenido. Kyouka tenía horas que había caído rendida en las piernas de Yosano, por un lado se alegró, podía llegar a casa y dormirse en el futon sin tener que encerrarse en el ropero.
De hecho eso había hecho. Cerro la puerta de su casa, camino como si de un vagabundo se tratase y se dejó caer al suelo. Cerró sus ojos y suspiro. Atsushi solo termino su suspiro y abrió sus ojos amplios y amarillos. Frente a él, la feroz creatura que tanto conocía. Rashoumon.
Atsushi miro a exoesqueleto, su forma natural era presente, como si un samurái se tratase, el albino se levantó mientras re busco al mafioso - ¡¿Qué quieres Akutagawa?! – grito molesto, habían allanado su morada pero el traje rojo con negro seguía en la misma posición frente a él, con sus cuernos hacia atrás y sus ojos amarillos - ¿Akutagawa? – pregunto Atsushi dudoso.
Rashoumon se acercó caminando, sus telas tomaron los tobillos de Atsushi dejándole arrodillado, no olvidemos que Atsushi llevaba un día agotador, ¿llamar al tigre? ¿Con que energía? Le miro preocupado y con sincero miedo, pues aquella tela podría hacer cualquier cosa que la mente del mafioso pensase
Rashoumon tomo la barbilla del albino, Atsushi se sorprendió de ello – eres... realmente cálido – menciono confundido. La tela se sentó a su lado, restregó su cabeza entre el cuello del albino - ¿qu-que haces? – pregunto. Pero la tela continuo causando al albino cosquilleos – eres como un lindo cachorrito – menciono divertido. Entre risa y risa, el albino recordó bien – Akutagawa ¿Qué te ocurre? – Pregunto confundido – ¿Por qué estas encerrado en Rashoumon? Hey ¿puedes oírme?
Los ojos amarillos se vieron molestos, ¿Por qué? Bueno Atsushi no lo entendía, la tela tomo los hombros del albino y le dejo en el suelo – A-Akutagawa, detente, si quieres matarme espera a que me recuperé y tendremos una batalla que nunca olvida... -
Los ojos del albino estabas completamente fuera de órbita, no comprendía como habían llegado a eso, aquella tela estaba besándole, más lejos de eso, pequeños hilos negros con rojo comenzaban a invadir su cuerpo, Atsushi mortificado, intento forcejear y la tela solo le detuvo.
Los hilos recorrían el cuerpo de Atsushi con rapidez, ya algunos se mantenían en la boca del albino causando que Atsushi no pudiera cerrarla y así poder seguir besándole con gran pasión, otros envolvían el cuello del albino, continuaban bajando por debajo de su ropa como si estas fueran ligeras caricias – mmgh... es-eshpera – pedía con su boca aun siendo manipulada. Fue entonces cuando la tela continuo, arropándose entre su cuerpo, llenándolo de aquella tinta roja y negra, era peor que una sombrada que se refugiaba en el cuerpo ajeno
No importaba lo mucho que el albino forcejeará, Rashoumon lo tenía entre sus hilos, tan fuertes y calientes que no iba a poder librarse de él fácilmente. Atsushi estaba molesto, quería que el azabache diera la cara en lugar de ocultarse bajo las telas - ¿el gran perro mafioso está oculto? – le dijo intentando sacarle de él, pues lo sabía bien, el mafioso amaba la admiración y el sentirse orgulloso de sus supuestos triunfos pero aquello era todo lo contrario al Akutagawa que conocía- No hablaba, aun sabiendo lo gran parlanchín que era el azabache. No le insultaba, conociendo su gran desprecio. No le miraba con odio y mucho menos... daba la cara para regocijarse. Ese ¿realmente era Akutagawa?
Las telas llegaron a la ropa interior del albino, solo se depositaron allí como si fueran una tela más pero su alta temperatura tenia al albino mal, lo suficiente para hacerle sentirse desesperado.
La tela le tenía atrapado, y el albino ya se había acostumbrado a ello, la calidez recorriendo su cuerpo, los hilos enredándose en su piel, y aquella fuerza que le impedía mover sus piernas, brazos e incluso sus labios. Fijo su mirada en la forma de Rashoumon, sus ojos eran su única expresión y que fueran, literalmente, dos puntos amarillos no le ayudaban mucho. Para suerte de nuestro amado tigre, Atsushi conocía bien las expresiones, y aquel sentimiento que presenciaba era uno nostálgico, no entendía que pasaba pero comprendía que Rashoumon no quería hacerle daño, al contrario, los hilos le abrazaban, y por la mente de Atsushi solo se preguntó si la tela en realidad... necesitaba un abrazo.
― Akutagawa – le llamo
La tela lo miro una vez más
― Ven – dijo Atsushi con una cálida expresión
Así es, le invitaba a abrazarlo pues no podía mover sus brazos.
Rashoumon se acercó, abrazo al chico, se quedaron así unos segundos, incluso Atsushi lograba sentirse bien en aquel acto, quizá podría ser liberado pronto.
Recordó vagamente, no era la primera vez que sentía la tela en su piel, a diferencia de está vez, Rashoumon siempre le cubría para defenderse de algún enemigo, o si no estaba atravesándolo, o en su mayor caso golpeándolo. A diferencia de aquellas ocasiones, Rashoumon era sumamente suave y como ya he mencionado, cálido. Su suave hilar provocaba a Atsushi sentirse feliz, y su fuerte agarre confirmaba el hecho de que un abrazo con Rashoumon era como tomar un algodón de azúcar, con esa dulce sensación que se derrito dentro tuyo. Literalmente.
La tela seguía siendo caliente como ropa interior, el albino estaba aguantando aquel acto con valentía pero al fin del día solo era un chico que estaba sufriendo de las consecuencias de la falta de afecto y una adolescencia trunca.
Ese fue el momento en que todo cambio, el momento en el que Rashoumon se percató del estado del albino.
La tela se refugió una vez más entre el cuello del albino – Akutagawa ¿qu-e? – pregunto, pero el azabache obviamente no respondería estaría en lo más oculto de la tela. Los hilos debajo de su ropa se movieron con gran velocidad cubriendo su cuerpo, con aquella misma velocidad, dieron fin a la ropa del albino, mostrando su cuerpo desnudo y su rostro sonrojado. Rashoumon cubría la intimidad del albino, sus telas le recorrían y tomaban su cuerpo. Atsushi no podía resistirlo.
― Aagh mmh... es-espera Akutagawa – pidió una vez más, pero no era escuchado
Rashoumon se olvidó del mal para el chico, olvidándose de los simples hilos, decidió usar la tela como tal, dejando un grueso pedazo de tela entrar en la boca del albino, forzándole una vez más a mantenerla abierta, con diferencia de estar ocupada.
Rashoumon miraba y rebuscaba entre su mismo exoesqueleto, lo sabía bien, el solo era tela pero no debía enloquecer por ello pues al ser tela, era todo lo que necesitaba
Comenzó a alzar el cuerpo del albino, hilos ligeramente más gruesos comenzaban a entrar en el agujero del albino, causando a Atsushi gemir por la sensación, pues nada como una tela que pudiera llegar tan lejos como está deseará, volviéndole loco en un segundo.
Por enfrente, la tela había envuelto su miembro, no solo causando la más caliente sensación también moviéndose para provocarle, en su boca tenía la misma sensación. Y por todo su cuerpo un hormigueo de aquellos hilos que no le soltaban. Era la peor tortura.
― ¡MMg! A-Akutagawa – volvía a llamarle
La tela hizo más gruesas sus fibras dentro del albino, sus movimientos eran fuertes, rudos y fastidiosamente cálidos, estaba adolorido, cansado pero aun así le notó. Rashoumon se veía molesto. Incluso teniéndolo de la manera más patética que se pudo haber visto, teniéndole sometido, pero era cierto... Akutagawa seguía sin mostrar su rostro
Atsushi debía resolver el enredo y mirar sobre los hilos para encontrar la respuesta, pero ¿Cómo? Su mente estaba en blanco, sus sentidos estaban más allá del placer, pero era cierto, aun así puso atención a aquella tela y entre gemidos logro preguntarle
― Aahg... ¿Ra-Rashoumon? – le llamo.
Así fue como Rashoumon cambio su semblante, se vio más... feliz aunque aquella sonrisa era... demente. La criatura que conocía bien, aquella parecida a un dragón que aparecía junto al azabache, ahora salía de las telas de Rashoumon, Atsushi entro en un estado de shock, pues ya estaba bastante distante por lo que su cuerpo pasaba como para pensar como habían dos Rashoumon o si solo era uno, y más allá de todo... ¡¿DONDE ESTABA AKUTAGAWA?!
― Mmmgh, aaah – sus gemidos comenzaron a ser más fuertes
Atsushi comenzaba a olvidar lo que estaba pensando una vez más, pues Rashoumon había quitado la tela gruesa de su boca pero no significaba que los hilos no lo mantenían con ella abierta, su cuerpo era levantado y acomodado a como la tela gustase, sin detenerse y mucho menos sin tener consideración, penetro al albino con la mayor fuerza que tenía la tela, causando un gran grito en el albino y también, literal, manchar a la tela.
Rashoumon se veía feliz con ello, y sin pensarlo dos veces continuo con aquel proceso, Atsushi no se molestó en pedir clemencia, ni mucho menos, estaba disfrutándolo y aunque hiciera algo estaba débil para hacerlo. Entonces ¿Por qué no solo dejarse llevar?
Una segunda ronda comenzó teniendo al albino completamente envuelto en la tela, Atsushi se dejó boca abajo, la tela hormigueaba toda su piel incluso en su interior y en su miembro, era peor que un síndrome, pues lo que sentía era difícil de explicar.
Para Atsushi, su cuello estaba rígido, su pecho tenía la necesidad de expandirse y quedarse fijo a lo alto pero su columna vertebral pedía un descanso o se rompería por el arco que creaba al intentar aquello, pues su trasero aunque lo encontramos a lo último era lo que mantenía al cuerpo en aquel estado, buscando estar más alto, buscando estar más amplio y sobre todo, buscando del placer que la tela le regalaba.
Para la tercera ronda, Atsushi apenas podía respirar pero la tela resolvería su pesar, esta vez usaba sus telas como picos, picando cada lugar del cuerpo del albino, eran peor que piquetes de mosquitos a diferencia que estos picaban directo en los nervios del albino creando único y genuino placer
Para la cuarta ronda, Rashoumon había recolectado todo el semen que el albino había dejado en sus fibras, dejando a Atsushi en el suelo y boca arriba, la tela solo le sostuvo esta vez, entro en su intimidad haciéndole gemir una vez más, irónicamente ya la voz de Atsushi era más un hilo, pues si, cualquiera se cansa después de llevar tres horas gritando aun así fuese de placer.
Está vez, Rashoumon intento ser más precavido y preparado, aunque solo lograba crear un cilindro, la sensación gruesa e imperfecta de gruesos y delgados dentro del albino no desaparecía, ni olvidar que los hilos llegaban aún más profundo de lo que el albino podía sentir, no le sorprendería tener hilos incluso dentro de su estómago.
Para cuando el albino se encontraba casi devastado por las sensaciones, Rashoumon uso una vez más su ingenio, ayudándole a terminar al humano debajo de él y usando su propio semen para rellenar el agujero de Atsushi. El chico tigre no pudo soportarlo más, sonrió a Rashoumon para después cayó en un sueño profundo, Rashoumon acaricio la mejilla del albino quien descansaba. Beso tiernamente la frente del albino
Rashoumon atrajo los hilos una vez más hacia él, limpiando el cuerpo del albino y el desastre que había creado, busco una tela suave con la cual tapo el cuerpo del albino, sin más que hacer, salió por la ventana, se aseguró de cerrarla y se ocultó entre las sombras de la noche hasta llegar a su hogar.
Entro por la ventana la cual permanecía abierta, cerro y miro la habitación, encontrando un bulto en la cama. Los hilos fueron adquiriendo la forma del abrigo quedándose encima de la cama. En ese instante, el azabache despertó asustado. - ¿Quién está allí? – Pregunto molesto – deberías ser un imbécil por entrar en mi casa y – toco su pecho, no llevaba su abrigo.
Miro alrededor, su abrigo estaba encima de la cama – Yo no te deje allí – afirmo. Se colocó una vez más su abrigo y la criatura Rashoumon apareció en su hombro somnoliento - ¿Qué paso? – Pregunto pero la tela miro alrededor tranquila – comprendo, debió ser un sueño nada más – confirmo el azabache mientras bostezaba. Toco la tela mirando una mancha blanca - ¿Qué rayos?
Quizá Rashoumon necesitaba aprender a pedir permiso de su portador y no salir por la noche solo.
La tela dormiría tranquila, pues su humano favorito había sonreído para él, pero aun... el tigre estaba presente dentro de él.
...
¡Hola a todos!
Sinceramente está idea comenzo para un OneShot que subiría a mi apartado de "Creando sueños" pero ¿adivinen que? que me gustó y tuve buenas ideas para más capítulos, no seran muchos, pienso hacer 3 capítulos aunque podría llegar a tener 4 pero no pienso llegar más alla de eso.
Los que siguen mis Fanfic's por más tiempo saben bien que amo a Rashoumon en medio de la relación AkuAtsu, y no me mal interpreten, tambien amo al tigre en medio de ella, no olvidemos las tiernas orejas y cola de Atsushi. Pensé en todo lo sucedido con la pelicula, así que....
¡Espero les guste esté nuevo proyecto!
¡Gracias por leer!
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