Capítulo 47:Una noticia nada agradable

Por los tejados de las calles de Orario iban tres chicas corriendo a gran velocidad persiguiendo a un hombre el cual huía de ellas con una expresión preocupada pero por más que corría no podía perderlas.

—¡Maldición! —se quejo empezando a correr por unos callejones.

Ese tipo era un miembro de nivel tres de Evilus alguien el cual había salido un rato para robar y matar personas en la ciudad ya que ciertos sucesos ocasiono que le diera miedo entrar al calabozo pero tuvo la mala suerte de encontrarse con un grupo de la familia de la justicia.

—¡Aún no he hecho nada! ¡¿Porque me persiguen con una mirada llena de odio?! —pensó asustado al sentir que estaban cada vez más y más cerca.

Y cuando menos se lo espero alguien lo tomó del cabello y lo estampó con una enorme fuerza en el suelo rompiéndole unos cuantos dientes.

La chica que lo estampó era Neze la cual miraba con enojo al tipo.

—tsk no me dejaste tirarle unas cuantas bombas —susurro la hobbit guardando las tres bombas que planeaba lanzar.

—m‐malditas perras —susurro el tipo con dolor pero fue silenciado por una fuerte patada en el rostro de parte de otra chica.

Ella era Kaguya la cual estaba reteniendo sus ganas de rebanarlo con su espada.

—lo dejaste inconsciente —susurro Neze soltando el cabello del hombre el cual ya no se movía por la fuerte patada.

—deberíamos matarlo —propuso Kaguya con odio en su voz.

—por mucho que me gustaría hacerlo somos la familia que representa a la justicia, las personas nos tendrán miedo si empezamos a tomar ese tipo de acciones —dijo Lyra no muy conforme.

—entreguemos a este tipo y sigamos patrullando —susurro Neze tomando al hombre como un costal de papas y salir del callejón con las otras dos.

Ya había pasado un poco más de una semana desde que Bell murió y aunque la familia Astrea poco a poco iba aceptando que había muerto aún era difícil volver a ser las mismas.

No era fácil superar la muerte de alguien tan cercano a ellas.

—buen trabajo —agradeció un hombre de la familia Ganesha tomando el cuerpo inconsciente del tipo.

—¿No han considerado en legalizar la pena de muerte? —pregunto Lyra cruzada de brazos.

—e‐eh no lo se, solo soy un subordinado —susurro el hombre nervioso.

—callate tonta y sigamos patrullando —dijo Kaguya dándose la vuelta y alejarse siendo seguida por las otras dos.

Mientras el miembro de la familia Ganesha se quedó de pie observando como se iban junto con otro de sus compañeros.

—sin ofender pero antes parecían solo un grupo de adolescentes jugando en los patrullajes pero ahora si que imponen —susurro uno de ellos con una sonrisa nerviosa.

—las personas cambian, mira a Ardee, ya no ha vuelto a sonreír —dijo el otro con tristeza.

—maldicion, al principio tenía celos que ese Bell Cranel fuera tan cercano a ella pero ahora solo quiero que vuelva con ella otra vez.

—eso es imposible.....mejor sigamos con nuestro trabajo.

Mientras las chicas otra vez estaban caminando por los tejados buscando algún miembro de Evilus.

—se siente raro que volvamos a ser nosotras tres otra vez en los patrullajes —susurro Lyra viendo de reojo a su lado, lugar donde siempre estaba Bell patrullando.

—¿Tan fuertes eran esos líderes de Evilus? —pregunto Kaguya viendo a Neze.

—unos monstruos —respondio Neze recordando ese dia—. Allen pudo haber ganado en su batalla uno contra uno pero al final apareció ese maldito de Sava y todo empezó a caer......je es frustrante no haber podido ayudar a Bell en ese momento a pesar que estaba a su lado.

—no te atormentes por ello Neze, Bell no dudo ni un segundo es sacrificarse por ti, eso demuestra lo mucho que te quería.

—nos quería a todas Kaguya, eso era lo que más me gustaba de él, nunca hizo a nadie de la familia de lado, siempre buscaba la manera para pasar tiempo con todas nosotras, ya sea jugando naipes con Noin y Asta, cocinando con Ryana o leyendo algún libro de la biblioteca junto con Celty —dijo la loba con tristeza.

—o aumentando el ego de Alise —susurro Lyra recordando como esta le pedía que la llamara Alise‐sama.

Obviamente esa actitud Alise la había dejado de lado desde la muerte de Bell, tardaría un tiempo en volver a comportarse como antes aunque sería difícil para ella.

—malditos de Evilus —murmuró Kaguya apretando su katana con odio.

—hablando de Evilus ¿Han escuchado lo que ha estado sucediendo últimamente? —pregunto Lyra viendo a sus dos compañeras.

—¿Te refieres a lo del calabozo?.

—si, esta última semana han estado encontrando miembros de Evilus muertos en distintos pisos —dijo Lyra recordando lo que decían algunos miembros de la familia Ganesha—. Por ejemplo ayer en el piso veinte encontraron a un grupo de Evilus empalados con sus propias armas, parece que el tipo que los está matando siente un gran odio hacia ellos.

—me pregunto quien será —susurro Neze.

—me da igual, por mi que asesine a todos esos bastardos —dijo Kaguya con enojo.

—pues lo esta logrando, a asesinado a casi todos los que rondaban en el calabozo, los pocos que quedaban decidieron regresar a la ciudad como el idiota que acabamos de atrapar.

—eso ha hecho que algunos aventureros vuelvan a explorar el calabozo aunque algunos tienen miedo pensando que los mataran a ellos también —dijo Neze.

—lo dudo, desde hace tres días volvieron a empezar a hacer exploraciones y no han asesinado a ningún aventurero, solo asesina miembros de Evilus —comentó Kaguya viendo la ciudad.

—sea quien sea es un aliado o al menos eso quiero creer —agrego Lyra.

—ni siquiera han visto el rostro de esa persona, de seguro es fuerte —susurro la loba apretando sus puños—. Es un poco frustrante que un desconocido se esté encargando de eliminar a Evilus, me hace sentirme más inútil.

—entonces sigue entrenando para volverte más fuerte, es lo que hacia Bell cada vez que se sentía así —dijo la oriental recordando al albino—. Bell nunca se rendía.

—¡Auxilio un ladrón! —grito un hombre captando la atención de las mujeres.

—lo mejor será que sigamos con nuestro trabajo —susurro Kaguya sacando su katana y perseguir al ladrón seguida de Lyra.

—me volveré más fuerte —susurro Neze apretando sus puños—. Aunque ya no estés conmigo me esforzaré para convertir de esta ciudad un lugar pacífico justo como queríamos......te lo prometo.

Y con esos pensamientos la loba de un salto siguió a sus amigas para atrapar a ese ladrón.

Mientras en otra parte de la ciudad.

Cierta diosa de la justicia estaba tomada de la mano con la pequeña Haruhime y junto a ella estaba Iska sirviendo de guardaespaldas.

Y frente a ellas estaba el dios Hermes el cual tenia una carta en sus manos.

—¿Estas segura Astrea? —pregunto Hermes con los ojos entrecerrados.

—completamente, Hera tiene derecho a saberlo —susurro la diosa con amargura.

Hermes era el único fuera de la familia que sabía del verdadero origen de Bell, sobre ser decendiente de la familia Zeus y Hera, no le costó mucho darse cuenta ya que logró verlo cuando solo era un bebé, pudo reconocerlo de inmediato cuando lo vio en Orario.

Hermes se sintió triste cuando se entero de la muerte del albino.

—se que tiene derecho a saberlo pero......es Hera, me da miedo pensar en lo que hará —susurro el dios asustado.

—lo se pero será peor si más me tardo en decirlo —dijo Astrea bajando la mirada—. Ya pasó una semana desde que Bell murió, creo que ya es momento de hacérselo saber.

Iska apretó los puños al escuchar esas palabras, aun no se acostumbraba a la ausencia de Bell.

—bueno, es tú decisión después de todo —dijo Hermes guardando el sobre—. Se lo daré a uno de mis hijos para que lo entregue, probablemente tarde cinco o seis días en llegar.

—muchas gracias Hermes.

—solo recuerda que Hera no se quedará de brazos cruzados, ella aun tiene a algunas de sus hijas vivas fuera de Orario y si no estoy mal Alfia es una de ellas........le importa nada haber sido exiliada de Orario......¿No tienes miedo que también se desquite contigo?.

—no.

—vaya, me gustaría tener ese valor que tienes —rio Hermes de manera nerviosa—. Espero no ver en unos días a Hera flotando en el cielo de Orario con los brazos extendidos y susurre unas palabras destruyendo toda la ciudad.

—no puede utilizar su Arcanum.

—lo se pero si pudiera utilizarlo lo haría sin dudar —dijo dándose la vuelta—. Entonces mandare la carta de inmediato y prepárate mentalmente para lo que suceda en el futuro.

Y con esas palabras el dios se fue dejando solas a las tres.

—¿La abuela de Bell‐sama da tanto miedo? —pregunto la pequeña Haruhime.

—Hera es una de las diosas más temidas......sea lo que suceda estoy preparada —susurro Astrea.

—¿Necesita hacer algo más Astrea-sama? —pregunto Iska.

—perdón por molestarte pero quisiera dar una vuelta por la ciudad, no quiero estar en la sede.

—no se preocupe, yo estaré con usted.

—¿Podemos visitar a Bell‐sama? —pregunto Haruhime refiriéndose a su tumba.

—claro, planeaba ir allí después de todo —acepto Astrea con una pequeña sonrisa acariciando el cabello de la niña—. Han florecido unas flores muy hermosas en el jardín y quiero llevarlas, vamos.

Así la diosa sin soltar la mano de la pequeña empezó a caminar siendo seguida por Iska desde atrás.

Aunque la amazona se detuvo abruptamente al sentir una mirada en la espalda.

Lentamente se dio la vuelta y pudo ver como a unos metros de esa calle estaba un hombre vestido de payaso con una sonrisa y con unos globos en sus manos viéndola.

—...... —la amazona solo puso una expresión seria viendo directamente a los ojos a ese payaso.

—¿Iska? —llamo Astrea al ver que su hija no la seguía.

El payaso solo sonrió amablemente y se dio la vuelta alejándose de allí bajo la atenta mirada de la amazona.

—Astrea-sama no se aleje mucho de mi —susurro la chica empezando a caminar junto a su diosa la cual se confundió un poco por el repentino actuar de su hija.

—¿Sucedió algo?.

—nada, simplemente es por precaución —susurro volteando a ver una vez más atrás viendo que el payaso ya no estaba—. Que raro.

Mientras en el calabozo.

En el piso diez de dicho lugar estában un grupo de la familia Ganesha siendo comandados por una chica.

Esa chica era Ardee Varma la cual esta vez no estaba con su rostro al descubierto, lo tenia tapado con una máscara.

Desde que Bell murió la personalidad de Ardee había cambiado mucho, estando con una expresión decaída y de suma tristeza, tristeza y dolor que ocultaba bajo esa máscara, la última vez que estuvo así de deprimida fue cuando murió el último de sus hermanos quedando solo Shakti con ella y ahora otra vez había vuelto esa depresión.

La perdida de Bell de verdad la afecto mucho.

—vaya, no se si sentir pena o felicidad —susurro un miembro de la familia Ganesha viendo lo mismo que estaba viendo Ardee.

Un grupo de Evilus estaban decapitados en ese piso, por las expresiones de horror que tenían esas cabezas supieron que se toparon con algo más terrible que un monstruo.

—me pregunto quien hace todo esto, todos los días encontramos a un grupo de Evilus muerto —susurro otro—. Me da miedo que ese alguien empiece a asesinar personas que no pertenecen a Evilus.

—y lo que me aterra más es que no sabemos si es un humano o una nueva especie de monstruo que aún no ha sido descubierta —comento otro—. O un monstruo fusionado con un espíritu, de esos que menciono Deneve.

—esto da miedo.

Como toda persona sentian miedo de lo desconocido y que no pudieran controlar dicha cosa.

—¿Tú que opinas Ardee? —pregunto uno de ellos a la chica—. ¿Es una persona o un monstruo?.

—........Una persona —susurro Ardee viendo los cadaveres—. Los cortes de cabeza fueron hechos limpiamente, esto fue obra de una persona.

A pesar que estaba deprimida no había dejado de lado sus obligaciones en la familia, de hecho ahora se esforzaba mucho más en cada trabajo que le encargaban pero manteniendo esa misma expresión.

Shakti no le gustaba ver a su hermanita así, quería que volviera la animada y sonriente de siempre pero sabía que eso ahora era imposible por mucho tiempo.

Lentamente Ardee se arrodillo en el suelo y tomó lo que parecía unos cuantos mechones de cabello blanco que estaban tirados.

Después observo los cadáveres y vio que ninguno de ellos tenía cabello blanco.

—quizás sea del agresor......o el pelaje de algún monstruo —pensó no muy segura y ponerse de pie—. Regresemos a la sede, no creo que encontremos algo más aquí.

—¡Si!.

Y así los demás se dieron la vuelta y empezaron a irse dejando atrás a Ardee la cual observaba ese poco de cabello blanco en sus manos.

—Bell —susurro con tristeza y dolor.

Lo que más le dolía era no haber podido despedirse de él cuando fue a esa misión, tenía tanto trabajo que no pudo ir a despedirlo en la entrada al calabozo, eso era lo que más le dolía, no haber cruzado unas últimas palabras con el chico que tanto amaba y que hizo tanto por ella.

—te sacrificaste por salvar a Neze.....de verdad eras un héroe Bell, mucho más que las historias que tanto adoro —pensó con una débil sonrisa bajo su máscara—. G‐Gracias por haberme dado tantos momentos felices a tú lado.

—Ardee.

Sus compañeros al ver que ella no los seguía la llamaron.

—perdón, vamonos —susurro empezando a caminar volteando una vez más atrás.

Por un momento pensaba bajar hasta el piso dieciocho pero al final descarto la idea, tenía miedo que lo que estuviera matando a los de Evilus estuviera en ese piso y matará a sus compañeros, jamás se lo perdonaría a ella misma si algo así sucedia.

A parte que dudaba que hubiera algo en ese piso, la existencia de Evilus en el calabozo era casi nula así que no había razón por la cual arriesgarse.

—tengo que reunirme con Ryuu después de esta misión, lo mejor será no tardarme.

Y con esos pensamientos el grupo se fue del calabozo e informar lo sucedido.

Piso dieciocho del calabozo.

Por el enorme bosque de dicho piso un hombre de cabello blanco se iba arrastrando por el suelo con todo su cuerpo ensangrentado queriendo sobrevivir.

Ese hombre era Olivas, otro antiguo alto mando de Evilus.

—¿Donde quedó toda tú confianza que tenias al principio?.

Y atrás de él a unos cuantos metros alejados estaba otro hombre de cabello blanco caminando a paso lento.

Era Bell Cranel el cual cargaba una expresión seria.

Antes de que Olivas siguiera arrastrándose Bell puso un pie en su espalda y lo obligo a permanecer allí.

—p‐por favor —susurro el hombre sintiéndose humillado.

Desde que Bell comenzó a asesinar a todos los miembros de Evilus que estaban en el calabozo, Olivas de alguna manera siempre lograba escapar de Bell durante toda esa semana.

Pero desgraciadamente para él está vez no logro escapar cayendo en la ira de un ser consumido por el odió.

—hagamos un trato, si me das algo de información te dejare ir —propuso Bell—. ¿Cuantos miembros de Evilus quedan en el calabozo?.

—¡Nadie! ¡Tú los mataste a todos! —grito Olivas desesperado.

—¿Seguro? —pregunto haciendo presión en la espalda la cual empezaba a crujir.

—¡Hablo enserió! ¡Los pocos que quedaban decidieron irse para la ciudad! —grito con dolor sintiendo que su espalda se partiría—. ¡Créeme!.

—bien —susurro dejando de hacer presión—. ¿Cuantos miembros de Evilus hay en la ciudad?.

—n‐no lo se —susurro y Bell empezó a hacer presión otra vez—. ¡No se! ¡Son muchos como para que sepa la cantidad exacta!.

—entonces dime quienes son los más importantes.

—h‐hay altos mandos dispersos en toda la ciudad.

—¿Cuantos son? —susurro aplicando más presión.

—¡Veintidós! ¡Son veintidós altos mandos sin contar a los que están en el Knossos!.

—¿Que es eso?.

—e‐es la guarida principal de Evilus, solo l‐los tres líderes y otros cuantos más están allí.

—¿Cómo llego a ese lugar?.

—n‐no puedes, n‐necesitas una llave especial pero yo no la tengo.

—.......bien, dejare eso para después —susurro Bell volviendo a hacer presión en la espalda de Olivas—. ¿Que tan fuertes son esos veintidós altos mandos que están en Orario?.

—¡La gran mayoría son nivel cuatro! S‐Solo unos dos o tres son nivel cinco.......eso es todo lo que se, lo juro.

—está bien, te creo —dijo quitando su pie de la espalda de Olivas el cual suspiro de alivio.

Pero ese alivio no le duró mucho cuando Bell lo tomó del cabello y empezó a arrastrarlo por el suelo adentrándose más al bosque.

—¡Oye maldito! ¡Te dije todo! ¡El trato era que me dejarías vivir!.

—¿Enserio? No recuerdo haber prometido eso —susurro Bell con indiferencia llegando a un hoyo un poco profundo que estaba en el lugar.

Y sin esperar le rompió las dos piernas a Olivas y lo lanzó allí quejándose del dolor por el golpe.

—¡Maldito desgraciado! —grito Olivas viendo como Bell estaba de pie en la orilla de ese agujero viendo para abajo—. ¡Sácame!.

Aunque segundos después se dio cuenta que no estaba solo en ese hoyo viendo muchos ojos rojos en la oscuridad.

Eran distintas especies de monstruos que estaban allí viendo fijamente a Olivas.

—oye Olivas, sonríe un poco —dijo Bell viendo como el hombre retrocedía—. Es bueno sonreír, recibe la muerte con una sonrisa.......son las frases del maldito de tú líder así que ponlas en practica.

—¡AAAAAH AYUDA!.

Los gritos desesperados de Olivas empezaron a oírse en ese lugar siendo devorado por todos esos monstruos no dejando ni sus huesos.

—buenas noches —susurro Bell dándose la vuelta y alejarse del lugar.

Bell había cambiado mucho en esa semana que había estado solo en el calabozo cazando miembros de Evilus.

Después de unos tres días había logrado controlar esa extraña locura que le daba miedo ahora solo manteniéndose con una expresión seria o apagada cuando asesinaba miembros de Evilus.

En el pasado aunque el tomo ese camino sentía remordimiento por todas las personas que asesino en Rakia y aunque no se arrepentía se sintió muy afectado hasta el día de su muerte por la forma tan grotesca que asesino a Cain.

Pero ahora eso había desaparecido.

Podía asesinar a un miembro de Evilus de la peor manera posible y no sentiría ningún tipo de remordimiento ya no teniendo dudas de que era un monstruo.

Su único temor era que sentiría al ver a las chicas, temor de sentir esa sed de sangre, no quería hacerles daño aunque en esos últimos días habían entrado aventureros a exploración y no aparecía esa sed de sangre como cuando miraba a los miembros de Evilus.

Pero aun así no quería arriesgarse.

Pero su otro temor era el rechazo......

Que las chicas sintieran asco o miedo hacia él por lo que se convirtió, en un monstruo sádico, tenía miedo de ver ese tipo de expresiones en ellas.

Así que por esa razón se había mantenido en el calabozo, para no verlas.

Pero parece que tenía que volver a la ciudad.

—así que veintidós altos mandos —susurro Bell sentándose en la rama de un árbol.

Bell no había dormido ni una sola vez desde que volvió a la vida, eso se notaba en las grandes ojeras bajo sus ojos, en todo ese tiempo se había dedicado a solo matar y matar.

—tengo que volver —susurro viendo el techo del piso—. Tengo que acabar por completo con Evilus......es mi deber matarlos.

En eso un monstruo paso por ese camino y Bell en un rapido movimiento lo mato y se comió su piedra mágica.

Bell no le agradaba para nada hacer eso ya que se sentía mucho más monstruo pero desde que comió una gran cantidad sintió como su fuerza mejoraba así que sin ninguna otra opción tuvo que hacerlo.

—Orario —susurro con una mirada apagada—. Tengo que ir.....tengo que eliminarlos.

Bell tenia miedo de encontrarse con las chicas pero su odio y deseo de venganza eran mucho más fuertes dándole el valor de subir a esa ciudad después de más de una semana.

Un fantasma consumido por la venganza estaba a punto de poner un pie en sus calles.

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En un pueblo lejos de Orario.

Una bella mujer de cabello morado iba caminando tranquilamente por una calle de tierra solitaria en dirección a una pequeña montaña donde se encontraba su hogar.

Esa mujer era Galatea, la maestra de Bell.

(Galatea).

—mmm que día tan cansado a pesar que no he hecho nada —suspiro la mujer con cansancio.

Desde hace unos tres años Rakia había dejado de invadir ese pueblo, Ares se había rendido en conquistarlo después de tantas aplastantes derrotas que tuvieron, en su mayoría ocasionadas por Bell y Galatea.

—me pregunto que estara haciendo Bell —pensó con una sonrisa recordando el rostro de su querido alumno—. Hace una semana cumpliste años, me preguntó si haz cambiado de apariencia o sigues igual con ese rostro lindo jeje.

Galatea quería mucho a Bell, para ella era lo más importante que tenía, después de todo ella lo vio crecer hasta convertirse en el guerrero que era hoy en día.

—perdón por no haber ido a tú cumpleaños pero me hacia falta dinero para el viaje, pronto iré a visitarte........y conocer a tú familia.

Galatea frunció un poco el ceño al recordar que Bell pertenecía a una familia de solo mujeres, cuando Hera dijo que lo mandaría a esa familia no estaba del todo de acuerdo.

En pocas palabras Galatea estaba celosa que alguna de esas mujeres le robaran la atención de su adorado pupilo.

—aunque es más que obvio, tiene un rostro muy lindo, tarde o temprano alguien se enamoraría de él.......es igual que su madre.

Obviamente ella no sabia de la primera novia que tuvo Bell, el albino no le contó sobre ello, si Galatea se hubiera enterado probablemente hubiera dañado a esa chica.

—¡Pero no! Toda aquella mujer que intente salir con mi Bell tiene que ser más fuerte que yo, en pocas palabras tiene que derrotarme en una batalla —pensó apretando sus puños—. Jejeje y se muy bien que ninguna de ellas son nivel seis, la victoria será mía.

A pesar de que habían pasado muchos años Galatea aún seguía en el nivel seis, nivel el cual subió hace diecinueve años, en pocas palabras ella ya había alcanzado su limite pero no se sentía desanimada por ello, su tiempo de aventurera ya había terminado.

—pero él muy desgraciado ni siquiera me ha mandado una carta desde hace meses, parece que esta disfrutando mucho de su vida haya para olvidarse de su hermosa maestra —pensó apretando sus puños—. Pero espera, cuando te mire te daré un fuerte golpe, esos que te daba de niño cuando no podías hacer bien el ejercicio.

A pesar que lo quería y lo adoraba ella siempre fue muy estricta con Bell en los entrenamientos al punto de golpearlo algunas veces cuando se quejaba del entrenamiento.

Pero después de eso le daba un beso en la frente como disculpa y se ofrecía a leerle uno de sus cuentos de héroes para dormir.

Galatea era una mujer muy curiosa.

—al fin en casa —pensó llegando a la cima de esa pequeña montaña y ver la casa donde vivía con cierta diosa tirana—. Espero que no esté de mal humor otra vez, desde que se fue Bell a vuelto a ser una vieja amargada.

—¿U‐Usted es la Diosa H‐Hera?.

—¿Uh?.

Galatea se dio la vuelta al escuchar una voz a sus espaldas encontrándose con un chico respirando con dificultad, tenía cara de haber caminado mucho.

—maldito Hermes, ni siquiera me dio para el taxi —se quejo el chico siendo uno de lo hijos del dios.

—no soy la vieja bruja pero soy una de sus hijas ¿Que quieres? —pregunto curiosa.

—t‐tengo una carta —dijo mostrando el sobre intentando recuperar aire.

Galatea lo tomó y le dio una rápida mirada pudiendo ver que la carta venia de Orario.

Al ver eso una gran sonrisa apareció en su rostro.

—¡Bell al fin me escribió! —grito feliz abrazando el sobre—. Estúpido idiota, más vale que tengas una buena razón por no haberme mandado una carta.

Y manteniendo su sonrisa feliz Galatea se dio la vuelta para entrar a su casa.

—o‐oye espera —la detuvo el chico.

—¿Que quieres?.

—he venido desde muy lejos a entregar esa carta ¿No crees que merezco un.....?.

El chico hizo un gesto de dinero con los dedos de las manos.

—aaah tienes razón —susurro la chica llevando la mano a su bolsillo y sacar algo dandosela al chico—.  Ten, disfrútalos.

Y con esas palabras Galatea se fue dejando solo al chico el cual miraba con un rostro en blanco su "pago".

Era una barra de chicles y ni siquiera estaba completa, tenía mucho menos de la mitad.

—odio mi trabajo.

Volviendo con Galatea.

—¡Anciana! ¡¿Adivina que?!.

De una patada Galatea abrió la puerta la cual por poco se partió.

—cuantas veces te he dicho que no me llames así —susurro Hera con un tic en el ojo la cual estaba en el sofá pintando sus uñas.

A pesar que Bell la llamaba abuela, Hera no era una anciana, era una mujer muy hermosa teniendo la apariencia de una bella mujer que rondaba los treinta o cuarenta años, en pocas palabras era una belleza como todas las diosas.

(Hera).

Pero su carácter era muy fuerte, demasiado fuerte, con la única persona que se comportaba de forma suave y amable era con Bell.

Aunque amable no era la palabra correcta pero si era la única persona que trataba de forma cariñosa dándole abrazos de vez en cuando, incluso aprendió a cocinar por él.

Antes Hera se negaba a tocar una cocina pero cuando decidió cuidar a Bell y criarlo como su nieto se tomó enserió su papel aprendiendo a cocinar para su pequeño a pesar que no le gustara mucho.

Incluso lo llego a amar mucho más de lo que llego a amar a Meteria, era su hijo después de todo.

—más vale que tengas una buena razón para entrar haciendo ese escándalo —dijo la diosa enojada—. Aún no se porque no te he corrido de la casa.

—jeje ¡Bell nos escribió una carta! —informo Galatea feliz mostrando el sobre.

La expresión enojada de Hera fue desapareciendo poco a poco al escuchar el nombre de su nieto sonriendo levemente.

—al fin que ese tonto se digno a escribirnos, parece que ha tenido muchas aventuras como para tardarse en hacerlo —susurro Hera negando levemente.

—me pregunto que clase de aventureras nos contará, quizás ya tiene novia.

—no —susurro Hera con una mirada oscurecida—. Bell no puede tener una novia hasta recibir mi aprobación.

—pues hubieras pensado en eso antes de mandarlo a una familia de solo mujeres.

—Astrea es en la única diosa en que podía confiar, los demás dioses lo corromperian —dijo enojada—. Mejor dame esa carta y veamos que tiene que decirnos.

Galatea simplemente se acercó a la diosa y le entregó el sobre, era su abuela así que ella tenía el derecho de ser la primera en leer la carta.

—veamos —susurro la diosa abriendo el sobre mientras Galatea se sentaba en el otro sofá con curiosidad.

Hera al leer el primer párrafo soltó un suspiro cansado.

—eres una tonta, esta carta no es de Bell, es de Astrea.

—¡¿Ah?! ¿Acaso ese tonto sigue sin escribirnos? —se quejo Galatea—. Antes de irse dijo que era demasiado importante para él entonces que lo demuestre mandándome cartas.

—quizás nos manda saludos —susurro Hera empezando a leer la carta—. Veamos que tiene que decirme Astrea.

Mientras Galatea aún seguía con esa expresión molesta insultando al conejo en su mente.

—ese tonto ya se olvido de mi, claro, ahora que vive con muchas bellas mujeres jovenes ya no necesita de su maestra cuarentona pero espera que nos volvamos a ver —pensó enojada aunque muy dentro de ella se sentía triste que él no le escribiera una carta.

—............Galatea.............

—¿Uh? ¿Que sucede? —pregunto al escuchar el llamado de su diosa viendo que esta tenía una expresión de shock total—. ¿Sucedió algo malo?.

—............asesinaron a Bell.............

—......

Un silencio se formo en el lugar después de que Hera dijera esas palabras.

Aunque segundos después Galatea sonrió.

—jaja que buen chiste Hera pero con eso no se juega así que deja esas bromas —pidió Galatea no creyéndose eso.

Pero borro su sonrisa al ver como Hera se puso de pie con sus manos temblorosas leyendo esa carta mientras unas lágrimas se formaban en sus ojos y a la vez una expresión llena de ira aparecía en ella.

—H‐Hera......

—¡Asesinaron a Bell! —exploto Hera liberando parte de su Arcanum el cual agrieto todas las paredes de la casa y el suelo—. B‐Bell esta muerto.

—espera.....¡¿Lo dices enserió?! —grito Galatea no pudiendo creerlo.

Hera apretaba con fuerza sus dientes sin dejar de liberar parte de su Arcanum el cual hacía temblar todo, si seguía así sería enviada directamente al cielo por romper una de las reglas entre dioses.

—Bell.......mi n‐nieto —susurro Hera aun no pudiendo creerlo.

—.......¿Quien?.

Hera levanto la mirada al escuchar a Galatea hablar viendo su rostro.

No tenía lágrimas.....

Tampoco una expresión triste.....

O una llena de ira......

Su rostro no transmitía nada, sus ojos estaban completamente vacíos carente de emociones viendo fijamente a Hera.

—¿Quien asesino a Bell? —volvió a susurrar su pregunta.

—.........Evilus —respondió la diosa—. Ellos lo asesinaron.

—Hera.....

—¿Si?.

—¿Puedo ir a Orario?.

—que curioso, estaba a punto de preguntarte si querías ir conmigo.

Hera a pesar que tenía una expresión de ira no podía dejar de derramar lágrimas las cuales solo seguían bajando recordando el rostro de su amado nieto.

Y Galatea ni siquiera podía llorar, solo mantenia esa expresión carente de emociones reteniendo la enorme sed de sangre en su interior.

—Bell —susurro Galatea.

—Galatea empaca tus cosas más importantes, en estos momentos partiremos a Orario —ordenó Hera caminando hacia su habitación.

Y en el momento en que cerró la puerta Galatea empezó a escuchar sonidos de cosas impactando con la pared y destruyéndose.

—¡AAAAAAH!.

Fue el grito de ira y dolor que escucho desde la habitación de la diosa.

Hera de verdad quería mucho a Bell y haberlo perdido sin poder verlo le dolió.

Mientras Galatea solo camino hacia la ventana y observó el cielo azulado y sin poder evitarlo una sola lagrima bajo por su mejilla apretando con fuerza el marco de la ventana la cual se destrozo.

—¿Uh?.

Aunque su atención fue al campo viendo a lo lejos como una mujer de cabello plateado y un vestido negro se acercaba lentamente a la cabaña.

—vaya.........Un mal momento en que decides visitarnos...........Alfia..........

===Fin del capítulo===

Bueno aquí termina el capítulo de hoy espero que les haya gustado si es así voten y comenten que les pareció ya que eso me motiva a seguir escribiendo.

Aquí les voy a dar tres curiosidades.

Primera:Si la misión hubiera sido un éxito y hubieran derrotado a Fulacks sin ninguna baja en estos momentos Bell y Neze ya serían pareja gracias a los sucesos del campamento del piso 18.

Segundo:Francia.

Y tercero:esto no tiene nada que ver pero me he dado cuenta que cada vez que termino una historia digo que será la última historia larga que haré y al final terminó escribiendo una historia más larga que la anterior, es que soy imbecil.

Sin más que decir me despido adiós cuídense y no tomen drogas.

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