☀️ ፧ 𝘃𝗲𝗶𝗻𝘁𝗶𝘀𝗶𝗲𝘁𝗲 • ✦⁾
✦ #27 — ᴊᴀʏᴡᴏɴ | ᴅɪᴍᴘʟᴇs
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Un sonoro beso quedó plantado en la mejilla de Jungwon.
Uno de los pasatiempos favoritos de Jay, era besar aquellos cachetes donde salían los hoyuelos que decoraban la tierna carita de su novio.
Jungwon sonrió con aquel gesto; el amor que me demostraba Jay, era enorme.
Por su lado, Jungwon, sentía que en ocasiones no demostraba correctamente —o suficiente— todo el amor y el cariño que tenía por su mayor.
Pero es que era tanto que no sabía cómo hacerlo, y tampoco quería espantarlo.
—Vamos, arriba Wonnie —Jay acarició el cabello del menor con una sonrisa, tratando de levantarse, más no pudo, Jungwon lo volvió a aprisionar en sus brazos—. Se nos va a hacer tarde, Won.
—Un rato más, tenemos todo el día, hyung —puchereó, vaya debilidad para Jay.
—No, cielo, debemos empacar nuestras cosas para cuando Jake pase.
Jungwon rodó los ojos, y dejó largar un suspiro, que sonó más bien como un bufido.
—Oh, bien, tú ganas, Jay —lo soltó un poco molesto.
Jay notó su humor, haciendo que se acercara a él con una sonrisa para dejar un suave y tierno beso en su mejilla, siguiendo por ellos, hasta llegar a sus labios.
Un beso con sus suaves labios, lentos, que hicieron que el enojo del otro, bajara, soltando una pequeña sonrisa en medio del beso.
—Te ves tan lindo cuando sonríes —Jay le guiñó un ojo—. Ahora anda, ve y empaca tus cosas.
Jungwon se levantó, apenas a regañadientes.
—No entiendo para qué, si a fin de cuentas voy a terminar usando tú ropa —se señaló a sí mismo, mostrando la camisa de Jay que llevaba puesta.
—Eso es cierto, pero igual, ve —se acercó luego de llevar su mochila—. Ve a tu dormitorio, prepara tus cosas, y yo pasaré por ti, ¿sí, bebé?
—Está bien —dijo dirigiéndose a la puerta, con un puchero en sus labios.
Jay lo vió alejarse. Si bien es cierto, él tampoco quería que se fuera; pero Jake pasaría por ellos y los demás para ir hacia la casa de playa.
Había prometido que él conduciría, Soobin se había ofrecido, pero por ser el auto de su madre, Jake prefirió que Jay condujera.
—Bebé, olvidas algo —se acercó más rápido donde él, recibiendo la mirada brillante de Jungwon.
Con una mano lo tomó de la cintura, atrayéndolo a él, sintiendo como la mirada del menor se posaba en sus ojos, mientras colocaba sus bracitos en los fuertes de su novio.
Con su otra mano libre, Jay tomó su mejilla, y se acercó muy despacio hacia él, con una sonrisa claramente imborrable, contagiando también al otro.
Juntó sus suaves labios con los del contrario, acariciándolos suavemente en un suave compás que los dos disfrutaban, mientras que el mayor acariciaba su mejilla.
A los segundos, se separaron viéndose a los ojos, Jay notando el rubor de las mejillas de Jungwon, y el hoyuelos la hermosa sonrisa del que estaba frente suyo.
—Ahora sí, ve por tus cosas, paso por ti al rato.
Besó una última vez su frente, antes de dejarle salir, sin soltarse las manos hasta que estuvieron lo suficientemente lejos.
Dos estúpidos muy, muy enamorados.
Jay sintió el vibrar en su teléfono, esperando que fuera un mensaje de Jungwon, diciendo que ya lo extrañaba; pero era Jake.
Jaay~
Ya estás listo?
10:37
Te veo en vente
10:37
Veinte***
10:38
JAJAJAKAKSJA, vente, ah
10:38
Como digas, okay ;)
10:38
Cállate
10:39
Recuerda que te toca montar
10:39
Manejar*** fuck
10:39
Te burlas y no te llevo
10:39
JAJAJAKAJAJAKAKJA
10:40
De todos modos me
toca conducir a mí, pff
10:40
Shhh
10:40
Estaré ahí en un rato
10:40
Ok
10:41
Jay apagó su teléfono aún riéndose un poco. Jake era todo un loquillo.
Se paró frente a su armario, con sus manos en su cadera.
Empacó camisas de más pues sabía que Jungwon le robaría aunque llevase su propia ropa, pantalones, medias, y unas cuantas cosas más.
Cerró la mochila, tomó su teléfono, y se dirigió hasta la habitación de Jungwon.
Mientras caminaba le pedía la dirección exacta a Heeseung para prevenir perderse en busca de ella.
También una foto, así se daría una idea de cómo es y sería más sencillo localizarla.
Cuando volvió a guardar su teléfono, vió a Jungwon sentado en el escalón antes de la puerta de su habitación, y sonrió.
Se acercó con una sonrisa, que se ensanchó aún más viendo como el chico jugaba con unas hormigas en el suelo.
Cuando estuvo cerca, besó su cabeza, sobresaltando un poco al menor, pero al verlo, sonrió.
—Te van a picar, hoyuelitos —le dijo el mayor.
—Son mis amigas —excusó.
—Claro, sí —rió—. Despídete de ellas, hay que ir a la habitación de Sunnie.
De la mano de Jay, los dos emprendieron camino hasta la habitación del menor de sus amigos, donde en teoría ya debía encontrarse Riki y Soobin.
La verdad no estaba tan lejos, debían bajar las escaleras, dar la vuelta, y estarían frente a la habitación del pelirosa.
Justo cuando habían llegado al último escalón, visualizó a sus otros dos mejores amigos caminando, y cargando un bolso cada uno.
Se saludaron con un gesto, avanzando nuevamente hasta llegar hasta aquella puerta.
Ya estando cercanos, observaron que estaba abierta, notando como de ella salía Sunoo con una mochila, y Beomgyu con otra.
También se saludaron con otro gesto.
—¿Están todos listos? —se escuchó la voz de Jake desde el pasillo de la entrada. Justo a tiempo.
—¿Tienen compañero de asiento? —preguntó Sunghoon detrás de él—. Cedo mi campo, quiero ir con mi primo.
Jake volteó con una mueca.
—Es broma —dijo—, pero si quieres no es broma.
—Yo voy con Soobinnie —saltó Beomgyu, recibiendo una mirada de parte de el nombrado.
—Yo voy adelante, con Jay —sonrió Jungwon, pasando la vista a su mejor amigo—. Eso significa que a Sunoo le toca con Riki —le guiñó un ojo, notando el rojo del rostro del menor, éste no dijo nada.
—Bien —habló Jay—. Vamos, que no se nos haga más tarde.
Caminaron los ocho hasta el auto de la señora Shim. Sunghoon tenía razón cuando dijo que era espacioso, y eso que la señora sólo tenía dos hijos.
Acomodaron unas cuántas maletas en el baúl, y el resto decidieron llevarla en sus regazos. Teniendo todo, se subieron en parejas al asiento.
Adelante iba Jay y a su lado Jungwon, luego Soobin y Beomgyu, detrás de ellos Jake y Sunghoon, y en los últimos asientos, Riki y Sunoo.
—No queremos accidentes, así que abróchense los cinturones, gracias —la voz del conductor hizo presencia, para luego encender el motor—. Es un poco lejos de aquí, así que si quieren pueden dormir.
Por el retrovisor, Jay les echó el ojo a todos, y sonrió.
Qué bonito círculo de amigos tenía.
—Si te da sueño, puedes dormirte, hoyuelitos —el auto se puso en movimiento, avanzando.
—Desc-
—¿Hoyuelitos? —los de detrás de ellos dos dijeron al unísono.
—Cállense —dijo Jungwon, ruborizado—. Descuida, Jay, te haré compañía.
Nuevamente, por el retrovisor, visualizó a Sunoo y a Riki, compartiendo ya su tiempo juntos.
Sunghoon y Jake compartían un auricular escuchando música, mientras el menor de esos dos sostenía la cabeza del mayor en su hombro, pero sin observarlo.
Soobin y Beomgyu hacían lo mismo, escuchaban música, mientras Beomgyu descansaba su cabeza en el hombro de su novio, y el otro aprovechaba y jugaba con sus cabellos rubios.
Una última mirada hasta atrás, y observó cómo Sunoo caía dormido en el hombro de Riki.
Pasó su vista al frente. A pesar de que estaba un poco alejado de la ciudad, trataría de llegar rápido y con cuidado hasta aquel lugar del que se encargarían de cuidar.
Su vista se fue hacia su lado, viendo cómo Jungwon disfrutaba un poco del viento que revoloteaba en su cara.
Jay pasó su mano a su pierna, acariciándola con una sonrisa.
Esperaba tantas cosas buenas de ese viaje.
. . . . . . . . . . . . . . . . ꒰ ☁︎ ꒱ ,, ⌲
—¡Nosotros pedimos el cuarto grande! —el chillido de Beomgyu no se hizo esperar cuando Jay aparcó el auto.
—Mildis, Gyu —Jungwon se volteó antes de abrir la puerta del acompañante—, pero Jay es quien está a cargo, así que nosotros tendremos la habitación grande, querido.
El rubio hizo un puchero, el menor sólo reía.
—¿Sunoo sigue dormido? —preguntó Jay cuando se bajó.
—Desde que salimos de Seúl —respondió Riki con una sonrisa, viéndolo.
—Qué bueno que tienes brazos fuertes —Sunghoon se bajaba del auto—, así no tienes complicaciones de bajarlo, aunque no creo que a él le importe —le guiñó su ojo.
Entre todos, bajaron las maletas del auto, dejando a Riki con un dormido Sunoo dentro, hasta que Jay abriera la puerta para poder llevarlo al cuarto donde dormiría.
Quedaron boquiabiertos al entrar; era espacioso, bastante ordenado, de dos plantas y con varias fotos de gatos que encantaron a Soobin.
Por un momento Jay temió por la casa, con esos siete durante casi dos semanas ahí.
—Imagino que ustedes dos van a dormir juntos —señaló a Soobin y a Beomgyu, quienes asintieron—. Bien, busquen un cuarto.
—Yo compartiré con Sunnie, permiso —Sunghoon pasó entre medio de todos ellos, buscando una habitación para compartir con el menor.
—¿Y por qué no conmigo? —Jake elevó sus cejas.
—¡No me hables! —gritó subiendo las escaleras.
El resto sólo observó.
Riki subía con cuidado las escaleras, con Sunoo dormido aún, siguiendo a Sunghoon hasta el cuarto que compartiría con su primo.
Park abrió la puerta, topándose con una linda habitación.
Paredes lisas, una cama de dos plazas, una televisión, y no pudo ver nada más, pues sólo observó cómo Riki dejaba a Sunoo en la cama.
Estaba por darse la vuelta, hasta que lo detuvo.
—Puedes quedarte una de estas noches con él, si quieres —decía de espaldas, tomando su mochila—. No me molestaría.
Riki sonrió—. Lo haré. Gracias.
Mientras tanto, en la habitación principal, Jungwon revolcaba la mochila de Jay en busca de alguna de sus prendas.
Dió con una camisa negra que aún conservaba su perfume. Era dos tallas más grandes, así que el usarla le dejaba muy cómodo.
Jay salió del baño, y lo observó a medio vestir, viendo cómo lucía aquel pedazo de tela que le quedaba muy bien, y sonrió.
Se acercó caminando, y lo abrazó por detrás, dejando su nariz en su cuello, aspirando su olor.
—Tenías razón que te pondrías mi ropa —dejó un beso en su cuello—. Por suerte traje de más.
Jungwon rió—. Siempre tengo razón.
El otro hizo un sonido afirmativo, zafando el agarre que tenía con Jungwon, dejando sólo sus manos entrelazadas.
—¿Qué quieres hacer hoy?
—Podríamos salir a cenar y luego caminar en la playa.
—Espero que el resto haya traído suficiente dinero entonces —se sentó en la cama.
—¿Eran todos? Pensé que hablabas sólo de nosotros —Jungwon tomó asiento en el regazo del mayor.
—Podemos salir nosotros dos uno de estos días, tenemos dos semanas aquí, y toda una vida por delante.
Jungwon suspiró, era cierto—. Podemos jugar al Uno, quien pierda, paga la cena, ¿qué dices?
—Digo que no seré yo quien pague —sonrió.
—Es porque tú haces trampa —se levantó de brazos cruzados.
—Poner un más cuatro no es hacer trampa, Wonnie.
—Claro, cómo no —dijo saliendo de la habitación, dejando a Jay riéndose solo.
Minutos después, Jay salía del cuarto, topándose con Riki en el camino.
Parecía que ya se había puesto cómodo en el cuarto que compartía con Jake.
Traía ropa más cómoda y sandalias, casi igual que Jay, sólo que el otro portaba una camisa sin mangas, y estaba descalzo.
Bajaron hablando trivialidades, notando como la mayoría ya se encontraba en la sala, unos usando su teléfono, otros hablando entre ellos.
Contando las cabezas, le hacían falta dos pollitos.
Y fue que no notó la cabellera rosa, ni tampoco a Sunghoon.
Pero si vió a Jake, cosa que le extrañó; generalmente esos dos siempre estaban juntos cuando todos se reunían.
Así que por el momento, sólo decidió sentarse con Jungwon, y esperar a que bajarán para comenzar a jugar.
El menor lo notó al toque, sentándose en su regazo, descansando su cuerpo en el del otro, con una sonrisa en sus labios.
Jay pareció desaparecer a todos en su campo de visión, pues sus ojos sólo se concentraron en el hermoso chico que tenía enfrente.
Lo tomó de la mejilla, dejando un delicado beso en ella, sonriendo, al igual que el otro.
—Eres tan hermoso, hoyuelitos —dejó otro beso y la sonrisa de Jungwon no cesó, creció.
—Iugh, busquen un cuarto.
—Luego no se quejen de que somos nosotros.
—Dejen sus melosidades para más tarde.
—Cállense —Jungwon rodó los ojos.
Largos días les quedaban.
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