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Derek:

El avión había aterrizado, mi espalda me dolía lo suficiente como para no moverme nunca más y es que, a pesar, de ir en primera clase todo el vuelo estuve tenso, los deseos de volver a verla me consumían y eso no hacía más que estresarme, mi cabeza se llenaba de un montón de preguntas como: ¿habrá cambiado demasiado?, ¿aún seguirá siendo toda una chaparrita?, ¿su sonrisa me seguirá inspirando?, ¿la amare aún más de lo que ya lo hago?, la mayoría de mis preguntas por ahora no tenían respuestas excepto la última y es que yo bien sabía que a pesar de lo mucho que hubiera cambiado yo la seguiría amando, hasta el último día de mi vida.

Y es que este amor que tanto había escondido era algo que ya no estaba dispuesto a hacer, quería que ella fuera mía, mi chica, mi novia, mi esposa, quería que fuera mi todo y para conseguirlo debía dejar de esconder este amor tan grande que atiborra mi pecho cada que la veo, así ha sido desde hace años, aún sonrío cada que me envía su foto "tonta" de la semana o así es como ella lo llama, me dolió mares haberla dejado, pero, no podía quedarme, aunque ahora había regresado y venía con la clara intención de no solo quedarme sino también declararme, sin embargo, los planes nunca salen bien y todo mi mundo se desmorono cuando al salir del aeropuerto me encontré con una sonriente Lena que me saludaba mientras sostenía un cartel con mi nombre, y, al llegar junto a ella me presento al hombre a su lado como "su prometido", en ese momento mi corazón se hizo papilla y con este todos mis planes.