Capítulo 15.
Ximena:
Anoche hice las pases con Ahslye. Stella tiene razón debo apoyar a mi amiga y ayudarla a alcanzar sus sueños, estudiar en Alemania es una gran oportunidad para ella. Sé que me dolerá su partida, pero siempre está el internet para comunicarnos.
Hoy preparo el desayuno yo; mientras Ahslye pone la
Mesa. Stella está en su mundo, nerviosa por lo de hoy en la noche. Al fin desenmascararemos al infiel de Jackson.
—Vamos Stella come algo —le digo para tranquilizarla un poco— todo saldrá bien esta noche ya verás.
—Es que, nunca he hecho nada de esto.
—Vas a estar en la cocina —me dice Ahslye— sólo te encargarás de llenar las bandejas, no es tan difícil.
—¿Y qué tal si hago un desastre?
—¡Ya basta! —Me dice Ahslye enojada— Di de una vez que te estás echando para atrás y listo, no hay problema, pero te recuerdo que fuiste tú la primera en dar la idea de vengarse de Jackson.
—¡No me estoy echando para atrás! —Se defiende— Iré, pero estoy nerviosa, es todo.
—Hey ya chicas, dejemos de discutir —intervengo antes que vaya a mayores. Ahslye es muy explosiva—, terminemos de desayunar, aún quedan cosas por hacer antes de vernos con los chicos e irnos.
Terminamos de desayunar y salgo con Ahslye dejando a Stella sola en casa, a ver si así logra calmarse un poco sin la presión de mi amiga.
——————-
Stella.
Hoy tengo el resto del día libre de clases, así que aprovecho y hago una videollamada a mis padres para dar señales de vida.
—¡Eres una ingrata!, te fuiste y pocas veces llamas —mi madre comienza con sus reclamos apenas atiende la llamada y pongo los ojos en blanco.
—Hola mamá, estoy bien por si eso es lo que preguntas.
Trato en lo posible de desviar sus reclamos, papá se asoma detrás de ella con esa sonrisa que siempre me levanta el ánimo.
—Hola cariño... ¿Cómo estás?
—Hola papá... Feliz de verte y escucharte.
Mamá trata de decir algún otro reclamo, pero papá la interrumpe:
—Tu madre también está feliz de verte cariño... Pero cuéntame, ¿como van las clases?, ¿Eres la alumna sobresaliente que eras aquí?
Hace una pregunta tras otra y no sé a cual responder primero.
—Estás más delgada hija —la actitud de mamá me molesta por eso he dejado de llamar seguido.
—No es cierto mamá.
—¿No te dan de comer en esa universidad tan costosa?
—¡Por supuesto que sí y no mientas, no estoy más delgada, me siento igual.
El ojo clínico de mamá me altera los nervios, sólo lo dice porque quiere que regrese.
—Cariño, ya es hora de que regreses, en la universidad todos te extrañan.
—No se quienes mamá, sabes que ni amigos tenía allí
—Por supuesto que sí, ¿ya olvidaste a Janeth?
—¡Madre! Ella y yo no hablamos desde que salimos de la primaría. Además tú y su madre eran las que nos obligaban a andar juntas.
—¡Eso no es cierto! —Se defiende— Ustedes siempre fueron muy unidas.
—¡Nunca nos soportamos madre!
Mi madre me irrita hasta casi perder el control, es por esa razón que he evitado llamarla cuando papá no está.
—Querida, ya dejala en paz —interviene papá— está tan hermosa como siempre.
Sonrío ante sus palabras, papá es lo mejor de mí vida, es mi héroe, aunque a veces es demasiado sobreprotector, pero no me presiona como lo hace mamá, sólo me exige que sea la mejor estudiante, como lo fue mi hermano, él desea que sea una alumna sobresaliente y eso es lo que siempre le he dado, mis excelentes calificaciones las cuales no debo de pasar por alto porqué si lo hago le daré motivos a mi madre para exigir mi regreso.
—Timothy y el Sr, Fairchild están en Canadá, tal vez te inviten a tomar el té un día de estos.
No me gusta el tono que utiliza mi madre al mencionarlos, siempre ha querido emparejarme con Timothy, no es que sea un mal chico, pero es demasiado arrogante para mi gusto, es de esos chicos que suelen hablar de sus conquistas y vanagloriarse de ellas.
—¿Los Fairchild y qué hacen aquí? —Pregunto.
—Asuntos de negocios cariño —responde papá— me invitaron también y deseaba caerte de sorpresa, pero, hubo un inconveniente en una de las empresas, asi que tuve que quedarme.
—Oh, entiendo, es una pena que no hayas podido venir.
Pasamos un poco más de treinta minutos charlando, oyendo las intenciones cansonas de mi madre y las dulces y emotivas palabras de aliento de papá. A pesar de mamá me gustó verlos así sea por una pantalla, los extraño sí, pero no volveré hasta terminar lo que vine a hacer aquí.
—————————
Javier.
Tengo frente a mí la pantalla del ordenador encendida con una página del documento del trabajo que Stella y yo debíamos estar haciendo en blanco. Ya perdí la cuenta de cuántas veces he intentado escribir en ella al menos una frase y nada me sale.
Mi mente parece estar bloqueada solo recordando sus palabras de la última vez que nos vimos, me lleno de rabia e impotencia, me provoca mandar todo a la mierda, hasta esta estúpida carrera que ni me gusta del todo.
Si me gustan los números y esas cosas, pero no quiero esclavizar mi vida a una oficina, quiero algo más en mi vida que cifras.
Intento una vez más escribir algo en la página en blanco. Mis dedos se mueven solos por el teclado y alzo la vista para leer la estupidez que acabo de escribir inconscientemente : "Stella".
—¡Que mierda! —Me enojo apenas leo su nombre y lo borro de inmediato.
Me levanto de la silla dejando lejos el escritorio en mi habitación, salgo rumbo a la cocina, tomo un vaso de la alacena y me sirvo un poco de jugo de naranja el cual bebo de un solo trago, lo dejo sobre el meson y pongo mis manos a cada lado de el, fijando mi vista en el fondo del vidrio.
—¡Todo sería más fácil si tú estuvieras ayudándome! —Digo en voz alta para mi mismo, refiriéndome a ella— Pero no, sólo hiciste que le agarrara el gusto a la puta materia para después joderme.
Agarro el vaso con intenciones de lanzarlo, no entiendo el motivo de mi ira, sé que con mis encantos puedo convencer a otra chica que me ayude, aunque si soy sincero, yo mismo me busque que nadie quiera trabajar conmigo, las veces que lo hicieron los deje hacer todo el trabajo sucio, yo solo copiaba el trabajo y agregaba mi nombre. Pero con ella era distinto, la ayudaba aunque al principio fue una de sus exigencias no me importó hacerlo, es más lo hacía con gusto.
Ahora, ya ni las palabras me salen para escribir una puta frase en una estúpida hoja en blanco.
Regreso a mi habitación con la misma frustración y rabia con la que salí, enciendo el estereo y subo el volumen a la canción de Thiago PZK (Rápido lento), a ver si así logro que llegue la inspiración. Vuelvo a sentarme frente a la pantalla y nada.
—¡Quiero lanzar esta mierda! —Grito.
—¡Hey la computadora no tiene la culpa de tu estrés! — Dice una voz detrás de mí.
—¡Ahg, es que no sé qué hacer bro, llevo horas sentado aquí tratando de escribir algo y nada me sale! —Le digo a Andres frustrado..
—Entiendo que estés molesto con Stella...
—¡Ni me la menciones! —interrumpo molesto— ¡Me jodió!
—No lo hizo a propósito, cálmate y escucha lo que tengo de decirte.
Andres se sienta en la orilla de mi cama, giro la silla para verlo mientras coloco mis codos sobre mis muslos para escuchar lo que quiere decirme.
Voy enderezando mi cuerpo cuando escucho todo la locura que me dice.
—Eso no puede ser cierto —Le digo.
—Lo es, ella misma me lo contó todo, por eso hizo lo que hizo, no fue su culpa.
Me levanto más molesto que antes.
—Pero... ¡Pero porqué no me lo dijo a mí ese día!, ¿Porqué dejó que le dijera todas esas cosas? Dios, como no me di cuenta —llevo mis manos a mi cabeza—. Soy un estupido.
—No tenías cómo saberlo, apenas y la conoces.
—De igual manera, yo debí suponer que algo pasaba, tuve que haberlo intuido ese día —hablaba indignado—. ¡Yo las vi juntas y no sospeche nada y ni siquiera son amigas!
Estoy decepcionado de mí mismo, trate muy mal a Stella ese día y hasta ahora que sé la verdad es que encaja todo a la perfección.
—¿Y bien, ahora que sabes toda la verdad, que piensas hacer? —Me pregunta mi amigo.
—Terminaré con Nathaly, no puedo seguir con ella.
—No puedes hacerlo ahora, se dará cuenta que sabes lo que pasó y puede ir en contra de Stella —me advierte Andres y tiene razón.
—Debes pensar mejor las cosas antes de hacer eso —dicen desde la puerta, Andres y yo volteamos a ver quien es y vemos a Ricardo apoyado del marco de la puerta de brazos cruzados.
—¿Desde cuándo estás ahí? —Le pregunto.
—¿Yo?.. Desde que empezaste con tu drama —me dice tan tranquilo, a veces me pregunto cómo hace para estar tan calmado siempre—. Debes esperar al menos algunas semanas a que Nathaly olvide lo de Stella, luego le das la estocada sin que sospeche nada.
—Tienes razón, esperaré un par de semanas —no se como aguantaré tenerla en frente y no poder reclamarle nada—, debo pedirle una disculpa a Stella.
—Ah eso si, pero tendrán que seguir con el trabajo sin que la tóxica se dé cuenta —dice Andres.
—Bien, ya casi es hora de irnos, debemos alistarnos pronto —nos indica el futuro doctor— en quince minutos traen la furgoneta y buscaremos a las chicas en ella.
Entro al baño para darme una ducha rápida y vestirme el uniforme de mesero.
—Te veré esta noche Stella y te pediré disculpas mil veces si es necesario —me digo a mi mismo frente al espejo, mientras acomodo la pajarita negra en el cuello de la camisa.
——————————
Ahslye.
Llegamos al centro de convenciones donde se celebra el evento más importante del año. Ingenieros, arquitectos, empresas importantes en bienes raíces de varios países se encuentran aquí. Además de periodistas de las cadenas más famosas de radio y televisión para dar cobertura a tan "magnífica reunión".
Puros hombres y mujeres de la alta sociedad, presumiendo sus fortunas, adquiriendo más propiedades para continuar jodiendo a las personas de bajos recursos. Me choca en verdad las injusticias de esta mal llamada sociedad.
Por fortuna para mí, mis padres no pertenecen a ese gremio de multimillonarios sin corazón, el poco tiempo que compartimos juntos, a pesar de llenarme de regalos para suplir sus ausencias, siempre me enseñaron a darle valor a las cosas y tratar a las personas como se lo merecen. Todos somos iguales, no importa el color que tenga nuestra piel o la forma de nuestros ojos, ¿No?.
Entramos por la puerta trasera ya con nuestros respectivos uniformes, de punta en blanco, o como en este caso, de punta en rojo, por el color de nuestras camisas.
Abraham el encargado de distribuirnos por la zona nos indica cual es nuestro trabajo.
—Tú y tú —señala a Javier y a Andres— al salón, se encargaran de repartir las copas de champaña, la flaca y mi diosa de fuego — refiriéndose a mí de última—, estarán en la mesa del buffet.
Le sonrío forzadamente sin que se de cuenta, es una de esas sonrisas que dicen: "Vuélveme a decir así y cortaré tus bolas".
—El moreno y la castaña, a la cocina —Tommy y Stella—. Y tú chico de los audífonos.
—Ricardo, para la próxima —le contesta el peruano raro.
—Como sea, a la consola, eres el ayudante del DJ, espero que sea cierto lo que dice mi diosa, de que eres bueno mezclando música.
Ricardo va camino a encontrarse con el Dj, pero Abraham lo detiene cuando le dice:
—Que sea música suave, no queremos nada estruendoso... Quedas advertido.
Ricardo lo mira mal y le hace una reverencia inclinando su torso y abriendo sus brazos, se ve tan prepotente en este momento que hasta puedo decir que no es el mismo chico callado y raro que se pasea por el campus universitario.
—Idiota —suelta Abraham apenas se aleja Ricardo, pero logro oirlo y le reclamo.
—Oye, es cool, raro, pero cool y ¡Deja de meterte con mis amigos! Sólo yo puedo ofenderlos.
—Está bien mi diosa de fuego.
Pongo los ojos en blanco y me voy hacia la mesa del buffet. A mitad de camino me grita.
—Recuerda que tenemos una cita, por el favor, ya sólo me avisas cuando eh.
Volteo a verlo y tiene esa sonrisa asquerosa de chico que se cree un adonis y solo estiro mis labios y sigo caminando.
—Bien, ya está todo listo, ahora solo toca esperar que el susodicho aparezca y cuando puedas... ¡Pam! Le decimos a su papá.
Ximena se ríe de lo que ella misma acaba de decir y yo le sigo riéndome también.
————————
Ricardo.
—«Así que soy cool» —repito en mi memoria y sonrío de medio lado.
Logre escuchar al imbécil ese llamarme idiota, pero preferí dejarlo pasar e ignorarlo. El amigo de Ahslye parece ser de los tipos que hablan de más y a la mera hora, se acobardan. Por eso prefiero dejarlo así.
Busco al Dj, me presento, parece simpático, o al menos es lo que noto. Me explica cual es mi trabajo como asistente: Estar pendiente de las mezclas, luces y los altavoces que funcionen a la perfección. Asiento con la cabeza. No es que no lo haya hecho antes, pero hay que estar muy atentos ante las mezclas de música, una que no vaya acorde a la ocasión y tendré al imbécil ese sobre mí.
—————-
Andres.
—¿Lograste hablar con Stella? —Le pregunto a Javier, aprovechando mientras apenas están entrando los invitados.
—No, quise aprovechar cuando se sentó a mi lado en la furgoneta, pero como viste desde el asiento del copiloto, Ximena no paró de hablarle en todo el camino.
Ciertamente Ximena estuvo más habladora que cualquier otro día. Tal vez está nerviosa y por eso hablaba tanto.
Con una mano detrás en mi espalda y la otra sosteniendo una bandeja con copas de champaña, me voy abriendo camino entre los invitados. Minutos después aparece un hombre de aproximadamente sesenta años de edad, canoso de bigote y barba bien frondosa y todo queda en silencio.
Los grandes empresarios e invitados comienzan a sentarse en las grandes mesas, mientras que el anfitrión permanece en el podio dispuesto en la tarima. Ojeo el lugar buscando a mis bros y veo a Javier algo incómodo por una mujer rubia que está tocando uno de los bolsillos de su camisa. Ricardo apunta un reflector al centro del salón y el DJ coloca una música suave.
El hombre bigoton, comienza a hablar dando una pequeña introducción explicando lo de la celebración de hoy, lo escucho atento a sus palabras, en verdad tiene talento para estas cosas, hasta a mi me dieron ganas de invertir en el proyecto.
——————-
Ahslye.
—¡¿Qué estás haciendo?! —Reclama Ximena a mi lado—, deja de comerte los pasapalos de los invitados, te van a ver.
La veo y llevo otro bocadillo a mi boca, es increíble todas las barbaridades que dice el viejo bigotudo en la tarima, para timar a esta cuerda de individuos adinerados.
—¡Puaj, guacala! —Digo con disgusto luego de probar un canapé con caviar— ¿A quién le gusta esta cosa?
—A ellos al parecer —Responde Ximena.
—Tienes razón Xime —busco con la mirada entre las mesas a Jackson y ahí está junto a su padre, son muy parecidos físicamente y a una despampanante chica pelirroja que no deja de posar su cabeza en el hombro del infiel— Cachón a la izquierda —le indico a mi amiga, lleva su vista hacía él y frunce el ceño apenas lo ve.
—Cuando estén solos en la mesa, le sueltas lo de su hijo —dice mi amiga al verlo ahora tomando la mano de la chica y darle un beso—, es un buen actor el muy idiota.
—Lo es, pero el teatrito se le cae hoy... ¿Cómo les estará yendo a Stella y a Tommy en la cocina?
———————-
Stella.
En mi vida había llenado tantas bandejas con canapés y bocadillos. Ahora entiendo lo que pasa Rupert y las muchachas que trabajan en la casa de mis padres cada vez que ellos hacen una reunión con sus amigos.
En la cocina hay una mezcla de olores de condimentos y comidas interminable, siento que mi cabellos huele a salsa con ajo y pepinillos. Tommy se mantiene junto a mí llenando las copas con champaña, Dom Perignon 1959, una de las champañas más caras del mundo, la unidad se puede vender hasta en 36.350€, exageradamente cara no es cierto, pero aquí abundan las cajas de tan exquisito espumante.
Estoy concentrada terminando de acomodar una bandeja de canapés cuando alguien se para a mi lado.
—¿Tienes un minuto? —Me preguntan y alzo la cabeza para ver quien es.
—¿Qué haces aquí?, deberías estar afuera —Le digo a Javier.
—Lo sé, vine por una bandeja, pero necesito hablar contigo, quiero...
—¡Tú niño bonito! —Interrumpe Abraham— Lleva la bandeja afuera, no se les paga por hablar si no por trabajar —Javier toma la bandeja y se marcha.
Veo por la puerta entreabierta a muchas personas de pie, hablando en pequeños grupos, alcanzo a ver al ex de Tommy tomado de la mano de una chica pelirroja y muy linda.
—¿Es su cita de hoy no es cierto? —Le pregunto a Tommy quien lleva rato observando desde la puerta entreabierta.
—Si.
—Vamos, continuemos con lo nuestro —le digo intentando apartarlo de ahí, pero no se mueve—, ya nos contarán las chicas como lo desenmascararon frente a su padre.
—Su padre se molestará mucho con él —me dice con cierto dolor en su voz—, no aceptará su sexualidad, es un hombre anticuado.
—Hey —tomo su rostro entre mis manos para que me vea—, vamos a decirle a su padre que es un infiel que juega con los sentimientos de las personas, si debe enterarse de la verdad sobre su hijo así, él mismo se lo buscó.
Alejo a Tommy de la puerta para evitar que siga sufriendo por Jackson.
Estamos lavando y secando algunos trastes cuando entra Abraham a la cocina un poco agitado.
—¡Tú! —Me señala— necesitamos que lleves a la mesa del buffet aquella bandeja de allá —apunta con su dedo una enorme bandeja con gran variedad de canapés
—¿Yo? —Le pregunto después de mirar hacia todos lados—. Pero yo sólo vine a ayudar en la cocina.
—Todos afuera están ocupados, así que apurate y llévala.
Con mucho cuidado me hago de la bandeja, es muy pesada. Camino lentamente para que no se balancee en mis manos y abro los ojos asustada cuando Abraham me grita que me de prisa. Intento caminar un poco más rápido sin despegar la vista de lo que cargo.
¿Qué tan difícil puede ser llevar una bandeja? Yo les diré.
Estoy concentrada en lo que hago, para que la dichosa bandeja no se mueva, alzo la vista y vislumbro la mesa del buffet donde está Ximena, a Ahslye no la veo por ningun lado.
Paso al lado de un enorme pastel de crema dorada con el logo del evento de hoy.
Ya casi llego a la mesa donde está mi amiga y me detengo de golpe al escuchar la voz del Sr, Fairchild, el amigo de mi padre.
—¿Qué hace él aquí?, no puede verme —me digo.
Miro de un lado a otro para ver donde puedo esconderme dejando lo que traigo y no veo nada. Mis piernas comienzan a temblar. Intento girar para volver a la cocina, pero un gran alboroto comienza haciendo que deje caer la bandeja que traigo al suelo. Intento correr y en el camino tropiezo con uno de los invitados haciéndolo chocar con la mesa del enorme pastel, el cual comienza a tambalearse.
—¡No, no... Noooo! —Grito intentando sujetarlo, lo que es inútil pues es muy pesado y cae al suelo.
—————————
Ahslye.
Es mi oportunidad de desenmascarar al infiel de Jackson, ya que están charlando muy amenamente los tres en un rincón del salón.
Tomo una de las bandejas que trae uno de los mesoneros y me acerco.
—¿Desean algo de la bandeja? —Pregunto al trío, pero fijo mis ojos en Jackson quien palidece al reconocerme.
—No, estamos bien gracias —me responde él.
—Es usted el Sr. Simons ¿Cierto? —Le pregunto a su padre.
—Si lo soy y ¿Tú eres?
—Ah, yo nadie... Linda chica ¿Es tu novia? —Le pregunto a Jackson y tarda en responder.
—Eh, sí lo es —contestó nervioso.
—Mmmm, tú padre debe darte muchísimo dinero para poder pagarle... —No termino de decir la frase porque las puertas del salón se abren dejando entrar a un gran grupo de personas con carteles en mano y gritando.
Los guardias de seguridad llegan detrás de ellos para intentar sacarlos y el alboroto comienza. Gritos en contra de los empresarios y forcejeos de los activistas contra ellos, hacen que algunas sillas del lugar comiencen a ser lanzadas de un lado a otro. Me agacho debajo de una de las mesas y salgo corriendo cuando puedo en busca de Ximena para huir del lugar.
Me encuentro con ella y ambas salimos al pasillo, un poco después llegan Andres y Ricardo, corremos al estacionamiento, el doc desbloquea las puertas de la furgoneta y entramos.
Enciende el motor para arrancar cuando Andres dice:
—¡Espera, faltan Stella, Javier y Tommy! No podemos irnos sin ellos.
Esperamos un rato por ellos, pero ninguno aparece. El alboroto adentro al parecer empeoró porque a lo lejos se pueden escuchar las sirenas de la policía.
—¡Debemos irnos ya! —Grita Ricardo al escuchar las sirenas más cerca.
—¡No! —Gritamos el resto dentro de la furgoneta. De pronto vemos a lo lejos a Tommy quien corre hacia nosotros.
Abro la puerta trasera dejándolo entrar.
—¿Dónde están Stella y Javier? —pregunta Andres preocupado— ¿Los viste?
Tommy intenta tomar algo de aire para poder hablar.
—Están juntos —logra decir aún con la respiración agitada—. Iba por ella cuando vi a Javier agarrándola de la mano y salieron.
—¡¿Pero a dónde?!.. ¡Afuera no están! —Grita Andres.
—¡Los vi correr al interior del hotel! —Grita Tommy también— Intenté seguirlos, pero adentro todo es un caos.
—¡Chicos, debemos irnos ya!.. La policía se acerca —Informa Ricardo. Andres se niega a irse sin los que faltan.
—¡Mira cuadradito de azúcar! —Le grito— Si están juntos el niño lindo la sacará de ahí, debemos irnos ya o ¿Prefieres que la policía nos arreste por estar aquí?
Andres mueve la cabeza y toma su teléfono para comunicarse con ellos, pero repica y luego lo manda al buzón de voz.
Ricardo no espera más y hace andar la furgoneta. Varios metros más adelante se detiene estacionandola entre unos árboles. Suelta el volante y mira a Andres muy serio.
—Hey, sabes que Javier la va a cuidar, el ha sabido salir de problemas peores —dice tratando de tranquilizar a su amigo— Esperaremos un rato aquí, tú sigue intentando comunicarte.
Esperamos un largo rato. Ximena y yo intentamos enviarle mensajes a Stella sin obtener respuesta, hasta que el celular de Andres se enciende notificando un mensaje:
"Estamos en el hotel, intentamos salir, pero la policía bloqueó la salida, estamos en un cuarto de servicio. Cuando podamos saldremos y vamos a casa".
———————
Javier.
Al ver el alboroto voy por Stella que está cerca de mi y la tomo del brazo apenas veo entrar al personal de seguridad. Salgo corriendo con ella por el lobby del hotel rumbo a la salida, pero llega la policía bloqueando la entrada principal. Corrimos por el pasillo y nos encerramos en uno de los cuartos donde guardan los implementos de limpieza.
El cuarto es muy pequeño e incomodo, pero fue en lo único que pude pensar en el momento.
—¿Por qué nos escondemos aquí? —Pregunta.
— Es solo por seguridad, no podemos salir ahora.
—Pero, nosotros solo estábamos trabajando, si le decimos eso a la policía, nos dejaran ir.
—Nos arrestaran como a los otros —le digo—. Y luego de investigar nos soltarán, estoy evitando que paremos en la comisaría.
Pasamos un rato allí escondidos y apretados, estamos uno pegado del otro, por debajo de la puerta se pueden ver las sombras de personas que van de aquí para allá.
Nos quedamos así aproximadamente veinte minutos, hasta que a ella se le ocurre la brillante idea de ojear por la cerradura de la puerta.
—¿Qué haces? Nos van a descubrir.
—Sólo quiero ver que sucede.
—Stella —la llamo, pero no me hace caso—. Stella, por favor, para —le digo.
—Shh —me dice, sin darse cuenta que lleva rato pegando su trasero a mi pelvis y cada vez que se mueve, se presiona mas en mi entrepierna.
Llevo varios días que no hago nada de nada y Stella no ayuda en esta situación.
Abre un poco la puerta para ver que sucede afuera y la cierra de golpe pegando su espalda a mi pecho.
—Ahí vienen —susurra.
«Quédate quieto campeón», me digo a mi mismo en mi mente. Llevo mi cabeza hacia atrás, mirando hacia los lados a ver si así me calmo, pero es inútil.
«¡Dios, esta mujer no ayuda!», pienso cuando se inclina para pegar el oído a la puerta.
—Stella, basta, deja de moverte —no quiero que mi amiguito termine levantándose y sea más incómodo el momento.
—¡Cállate, nos van a oír! —susurra regañandome.
No me queda de otra que tomarla de la cintura y con trabajo voltear su cuerpo para ponerla frente a mí.
—¿Qué haces? —Me pregunta.
—Lo que debi hacer hace un rato, estas pegando tu trasero a mi entrepierna y no soy de hierro.
Ella me mira con cara de no entender nada, pero luego de unos segundos, lleva sus ojos hacia abajo y cae en cuenta de lo que le digo al llevar las manos a su cara avergonzada.
—¡Lo siento, lo siento! —Susurra apenada.
—Vale, no hay problema.
Permanecemos callados unos minutos viendo las sombras del pasillo por debajo de la puerta.
—¿Por qué no me dijiste nada ese día? —Le pregunto en voz baja.
Alza la cabeza para verme a la cara ya que soy más alto que ella.
—¿Qué cosa?
—Vamos, no te hagas la tonta... Se lo de Nathaly.
—¡Andres no debió decirte nada! —Está enojada. Ella intenta moverse, pero el espacio que tenemos es reducido así que no hay a donde pueda ir.
—Le agradezco que me lo haya dicho... Ese día te trate muy mal —tomo un poco de aire para decir las últimas palabras—. Lo lamento.
De pronto sus ojos se conectan a los míos y siento un cosquilleo que me recorre el cuerpo.
—Soy yo quien debe pedirte una disculpa... Tuve miedo, he oído tantas cosas sobre ella que, me aterre.
«Su voz suena tan dulce», mi mente comienza a jugar conmigo. Sacudo mi cabeza para alejar esos pensamientos de mi cerebro.
—Ella no te molestará más, hablaré con Nathaly y le pondré fin a esto.
—¡No!.. —Alza la voz, pero después vuelve a susurrar— ... Pensará que te dije algo y...
—No lo sabrá. No te preocupes —coloco mis manos sobre sus mejillas y su piel se siente tan suave.
«Esto va a ser más difícil de lo que creí»
Stella me abraza inconscientemente al oír la perilla de la puerta. Alguien intenta abrir desde afuera.
—¡Busca las llaves. Hay que limpiar este desastre!
—¡Es Abraham! —Dice ella.
—Pon atención —le digo—. Quédate detrás de mí, apenas abran la puerta salimos corriendo... Ok.
—Pero ¿Y la policía?
—Hace rato que no escucho sirenas, así que, puede que se hayan ido ya.
Incómodamente muevo a Stella poniéndola detrás de mí, me agarra la mano con fuerza. Por debajo de la puerta se ve una sombra que se detiene justo frente a nosotros. Se escucha cómo introduce una llave en el cerrojo y aseguro mi agarre en Stella.
Comienza a verse la luz del pasillo por una rendija de la puerta y la empujo haciendo caer a quien la abre. Salgo con Stella corriendo lo más rápido que podemos hacia la salida. La escucho excusarse con el tipo que atropellé, pero no me detengo. salimos del hotel y solo nos detenemos cuatro cuadras más allá.
—¿Estás bien? —Le pregunto con la respiración agitada mientras coloco las manos sobre mis rodillas.
No responde, sólo la veo respirar y luego comienza a reírse a carcajadas. La observo extrañado al principio, pero su risa me contagia y empiezo a reirme yo también.
Esta chica me traerá problemas, pero no puedo evitarlo.
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