Parte 2

Cuando Hattori abrió los ojos, sentía que su cabeza le iba a explotar de dolor a causa del golpe. Parpadeo varias veces para despejar las telarañas que se habían posado delante de sus ojos y miró a su alrededor.
Se hallaba en lo que parecía la bodega de un barco de carga. Era un espacio vacío, sin ventanas y apenas iluminado por un hilo de luz que se filtraba por debajo de la puerta.
Intentó ponerse de pie y las cuerdas con las que le habían atado las piernas y muñecas se le hincaron en la piel.
Un pequeño gemido cerca de él le hizo torcer el cuerpo para mirar en esa dirección, respiro aliviado al ver que era Conan y que se estaba despertando. Le habían atado también las piernas y las muñecas, además de quitarle los inventos que solía llevar del profesor Agasa, es decir, la pajarita cambia-voces, el cinturón hincha balones, las gafas rastreadoras, el reloj anestesiante y las zapatillas de tensión. Todo estaba destrozado y tirado en un rincón próximo.

- ¿Hattori...? - un toque de preocupación hacia que le temblara la voz. - ¿estás bien?

- Si, estoy bien amigo. - le respondió mientras se arrastraba para acercarse más a él - No nos dieron tiempo a defendernos.

- Nos estaban esperando. Nos han estado siguiendo toda la investigación.

- Oh, no es verdad. Hace mucho que te estoy siguiendo... Detective Shinichi Kudo. Fue una pena tener que matar a Brandy para conseguir involucrarte en el caso - les interrumpió la voz de un hombre en ese momento, mientras su sombra se proyectaba dentro a través de la puerta recién abierta. - era un buen sicario, disparaba bastante rápido. Pero hacía falta un cadáver para que llegara la investigación a la agencia de Detectives donde te estabas escondiendo como un alumno de primaria.

Conan y Hattori se pusieron a la defensiva mientras analizaban a aquel hombre. De unos 40 años de edad. Pelo tempranamente plateado. Vestía un traje negro. Sus ojos eran fríos y despiadados, no tanto como Gin pensó Conan, pero sin duda tenía esa frialdad típica de los que pertenecían a la organización.

- ¿Cómo has conseguido averiguar qué me había convertido en un niño? - rápidamente pensó en Haibara, y se preguntó si después de matarles irían a por ella.

- Porque uno de mis hombres trabajaba de espía para mi en el laboratorio donde esa traidora de Sherry desarrollaba el APTX4869, y antes de que lo quemarán y destruyeran robo para mi unos archivos que hablaban de un curioso efecto secundario observado en los ratones experimentales. Su rejuvenecimiento. Que lista fue callándose. Pero muy tonta al no darse cuenta de que se hacían copias de esos archivos.
También mis hombres fueron a comprobar tu casa para verificar si estabas muerto... O si ese efecto secundario era observable en humanos también. Lo averiguamos todo de ti, tu familia, amigos de la infancia... Una cosa llevo a otra, y a otra, y a tu amiguita Ran y su "prodigioso" papá . Supongo que los demás de la Organización también te habrían localizado si fueran más cuidadosos en seguir pistas. Pero se creen muy listos y superiores y mira tu por donde, se les escapo por un agujerito un ratoncito ...

Con una sola mano había levantado por el cuello a Conan. Le alzó hasta que sus ojos se encontraron y le miro con una expresión burlona. El pequeño detective carecía de fuerzas para resistirse.
Hattori intento golpearlo con las piernas con todas sus fuerzas, pero los hombres que iban con él se le echaron encima y le propinaron una paliza, dejándole en muy mal estado en un rincón.

- Supongo... - la presión de la mano de aquel hombre le dificultaba el respirar - que nos matarás ahora a todos. Incluso a los que me han ayudado a esconderme este tiempo. Así harás méritos ante tu jefe.

- No seas primitivo. Si hiciera eso no sacaría tanto beneficio como te crees. - le respondió mientras lo arrojaba a una esquina de la habitación. - Hay una cosa en la que no os equivocasteis en vuestro razonamiento, aquel almacén si que era un laboratorio.

- Espera... - Hattori estaba empezando a comprender - no querrás decir que...

- Bingo, estaba fabricando más APTX4869, y su antídoto. Imaginar esto, ¿cómo te libras de ese inspector o de ese político que no te da libre albedrío para tus negocios lucrativos, y eres muy sensible para cometer un asesinato? Que manera más fácil que volviéndolo un niño al que puedes hacer desaparecer en cualquier lugar del planeta, o siempre hay una Red de tráfico de mano de obra infantil que ampliará tus bolsillos. O tu mismo deseas desaparecer un tiempo. Organizas una falsa adopción y cuando las aguas se calmen regresas gracias al antídoto. Las grandes mafias me pagaran una fortuna.

-¿Y para qué nos necesitas a nosotros? - Conan se sentía horrorizado por la falta de emociones de ese hombre.

- ¿Tú qué crees? - a un chasquido de sus dedos, un hombre que vestía una bata blanca de médico entró, llevando en sus manos una caja con una serie de jeringuillas. - En realidad sólo te quería a ti, para estudiarte a conciencia, pero he pensado que a veces es mejor tener dos cobayas que una.

El hombre de la bata cogió una jeringuilla y se agacho sobre Hattori.

- ¡NO! ¡HATTORI! - grito desesperado Conan

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