|Cap ₂|¿Me deseas?


Este capítulo contiene escenas sexuales. Se requiere discreción, por favor saltarse las partes si no es de su agrado. Además, se narran acciones explicitas. Dicho esto, a leer 🌹💕🤝🏻
___________

—Si tú quieres, también podemos jugar, ___.

Sin previo aviso ante aquella próxima acción, él caminó unos pasos y posicionó sus dos manos en mi cintura, quedando frente a mi persona totalmente inmovilizada. Y, después de unos segundos, cuando por fin pude reaccionar, dije:

—No quiero, Jungkook —dejé mis manos en su pecho, y lo aparté.

—¿Qué exactamente no quieres, ___? —intentó acercarse nuevamente, ladeando su cabeza.

—No confundas las cosas —me crucé de brazos—. Acabo de salir de una relación, y no planeo meterme en otra. Ninguna clase de formalidad se encuentra en mi futuro. Así que, ni lo intentes. 

—Qué coincidencia —dejó salir aire, y curvó una mediana sonrisa. 

—¿Coincidencia? —enarqué una ceja.

—Quiero decir que tampoco te confundas, ___. Sólo busco sexo, y nada más. 

Apreté mis labios y tragué saliva, un poco inquieta. 

—Está bien... —me reincorporé en el suelo—. Tengo una pregunta.

—Ilumíname. 

—No logro entender lo que tramas —negué con la cabeza—. ¿Qué llevas entre manos? Algo quieres, y está claro.

—Sí. Se llama sexo. ¿Te lo deletreo, o te lo muestro? ¿Prefieres la historia de la cigüeña, o...? Bueno, esa historia es de la procreación —rodó los ojos, afilando su mandíbula. 

—No, hablo de otra cosa...—entrecerré los ojos, y finalmente formulé—. ¿Qué escondes?

—¿Qué escondo? —su semblante cambió a algo serio.

—Sí. ¿Qué escondes, Jungkook? 

—Bueno, me temo que se acabó la charla —desvió la mirada—. Ya que alguien —me observó de reojo—, es una aburrida. 

—¿No lo dirás? —lo observé de pies a cabeza—. Pues los chicos como tú, suelen tener una historia que los atormenta. Ya sabes, lo cliché. 

—No soy cliché porque me acuesto con quien me da la puta gana —frunció su ceño—. Y, tampoco hay una historia tras ello, y no la habrá. Fin del tema.

Puse los ojos en blanco, y me di la media vuelta. 

—Espera —me agarró de la muñeca. 

—¿Qué quieres? 

—Volviendo a lo del principio, y dejando lo demás de lado —mordió su labio menor, algo inquieto—. ¿Quieres jugar? 

—Sólo si tienes Monopolio, Jungkook. 

—No —ríe un poco—. No esa clase de juegos. 

—¿Entonces...? —tragué saliva—. ¿Cuáles? 

—Juegos en los que quizá, soy mejor que tú. 

—Ah... —bajé la mirada, al entender la situación y tensión sexual—. Algo sexual... —pensé en voz alta. 

—¿Algo sexual? —enarcó una ceja y pasó la lengua por sus labios, aunque sabía totalmente a lo que me refería.

—Amigos con derechos... —mascullé, moviendo uno de mis pies, y mis manos entrelazadas en mi espalda baja. 

—Me agrada —abrió con asombro sus ojos, tal vez por el hecho de que nunca se le pasó por la cabeza que aquellas palabas saldrían de mi boca.

—¿Y te quedarás ahí parado? —lo miré de pies a cabeza, enarcando una ceja—. Al parecer eres sólo palabr...

Tomó mis mejillas de inmediato, sin dejar que terminara de hablar, estampó su boca encima de la mía, siendo para nada cuidadoso, más bien algo bruto, y no pude quejarme, pues me había causado una extraña sensación de satisfacción. Abrió sus labios y, mientras movía éstos mismos arriba de los míos, comenzaba a meter su lengua con cuidado.

Pronto, se separó unos escasos centímetros, provocando que pusiera mis labios en forma de pollito al no sentirlo. El refrescante olor amentolatado saliente de su boca me había embrujado en un extraño hechizo de amarre.

—¿Soy sólo palabras, ___? —respiró con profundidad, sus labios rozando los míos.

—Cállate y fóllame, Jungkook —dije, sin pelos en la lengua.

Aquello había bastado para que él bajara su agarre a mis caderas, luego a mi trasero, finalmente cargándome entre sus brazos, yo rodeando su cuello con mis brazos, besando y mordisqueando la piel de su cuello, respirando al paso su esencia tan exquisita.

Él frotaba sus manos por encima de mi ropa, llevándonos a la segunda planta. Busqué su rostro y besé nuevamente ésos finos labios, que por más pequeños y delgados que fueran, eran rosados, brillosos y sabían a vodka con algo de una dulce frutilla. Éstos, comenzaban a volverme loca.

Me dejó reposada encima de la cama, con mi espalda pegada al colchón. Con nuestras miradas unidas, mordí mi labio menor al presenciar aquel atrevimiento de quitarse lentamente cada prenda de ropa frente a mí, siendo tan sexy en cada jodido movimiento. 

Sus manos viajaron al cinturón de sus caderas, desabrochando el mismo con una inesperada rapidez. Terminó de quitar sus pantalones, quedando en un bóxer blanco, al igual que su camisa, la cual terminó de desabotonar en sólo segundos.

Estando ahí, inquieta ante aquella escena, me levanté de la cama, frente a él comencé a quitar mi ropa, deslizándola por mi cuerpo, desabrochando mi sostén y por último bajando mis bragas. Cuando noté que a Jungkook le faltaba una última prenda por sacar, decidí acercarme un paso más, así quedando a centímetros de su persona.

Mirándonos a los ojos, llevé mis manos a los dos lados de sus caderas y, al mismo tiempo en que mis manos deslizaban su bóxer por sus muslos, mi cuerpo iba descendiendo, sin dejar de lado nuestras intensas miradas, mis rodillas quedaron posadas en el suelo, al igual que su última prenda.

Mordí mi labio menor al tener su pene semi-erecto frente a mis narices, tan suave lo llegué a sentir entre una de mis manos, tan caliente y brillante en su punta. Mi pequeña mano no llegó a rodear su colosal grosor, él torció una sonrisa al darse cuenta de aquel hecho.

—¿Quieres que lo haga? —alcé mi vista, viéndolo de una perspectiva tan indescriptible, simplemente se veía poderoso, yo a sus pies, a punto de satisfacerlo. 

—¿Hacer qué exactamente, ___? —él sabía muy bien a lo que me refería, sin embargo, al parecer Jungkook tiene un fetiche con dejar confusa a las personas.

No quería que él fuera nada más el que jugara a este juego. Yo también quería jugar, y probar que podía llegar a ser mejor en esto que él mismo. Entonces, siendo lo más directa posible, respondí:

—¿Quieres que te haga un oral? Que lama tu extensión mientras te masturbo —pasé descaradamente la lengua por mis rosados labios.

Él se quedó mirándome unos cortos diez segundos, tragó saliva. Y, cuando por fin pudo reaccionar, sonrió, volviendo al lado arrogante.

—¿No lo harás si no te lo pido? —curvó su cabeza a un lado, sin dejar de verme a los ojos.

—Los hombres suelen pedir siempre cosas así. ¿Yo no puedo hacerlo contigo? ¿Lastimo tu orgullo de macho, Jungkook? —curvé mi labio menor en un puchero, pareciendo sarcástica.

—Jamás le he pedido a alguien que me haga un jodido oral. Sólo lo hacen y ya. ¿Quieres ser la excepción? —desvió su mirada—. Eso sería un maldito cliché.

—¿Cliché? —dejé de rodear su miembro con mi mano, aún así, me quedé ahí abajo.

—Ya sabes, como en los libros, las películas —rodó los ojos—. El bad boy no suele hacer cosas específicas con nadie, pero de pronto llega alguien quien mágicamente lo cambia todo —hizo un gesto con sus manos.

Me levanté del suelo, mirándolo a los ojos, fruncida de ceño.

—Lo cliché no pasará aquí, ___. Sólo sexo.

—Eso los dos lo sabemos. No quiero nada contigo. Nada que no sea satisfacción personal —me crucé de brazos, ocultando mis pechos un poco.

—Entonces, ¿lo harás?

—Pídemelo. Este juego se transformó en cosa de dos.

—¿En verdad harás esto? 

—Jungkook —me acerqué a él, escondí mi cabeza en su cuello, tras ello, mi mano izquierda alcanzó el pene del castaño, lo apreté con suavidad—. Pídemelo.

Él dejó salir un pequeño sonido de su boca, casi inaudible pero existente.

—Esta situación es estúpida —tragó saliva, su pene se endureció un poco más bajo mi agarre.

—Pídemelo, Jungkook —susurré en su oreja—. Pídeme que pase mi lengua por tu miembro, que te dé placer —mordí el lóbulo de su oreja—. ¿No quieres que lo haga? —mi dedo índice realizó círculos imaginarios en la punta de su glande.

—Sí, sí quiero... —su respiración comenzó a subir de nivel, sus suspiros ahora fueron constantes—. Quiero que lo hagas, ___.

—¿Qué exactamente? —usé sus palabras, lo tenía en mis manos.

—Por favor, hazme un jodido oral, ___ —tragó saliva una ves más—. Por favor.

Aquello había sido suficiente para sentirme satisfecha, ahora yo me sentía poderosa frente a él. Iba ganando este juego.

Hice lo pedido, bajé nuevamente a él, y ahora con mis dos manos rodeé su grosor. Mirándolo a los ojos, saqué mi lengua y la pasé por la punta, quitando un poco de su líquido pre-seminal. Él frunció su ceño, arrugó su nariz y apretó sus dientes, viéndome una y otra vez lamer su punta.

—Por favor, mételo entero —suplicó—. No me hagas esto.

Sonreí, entonces, comencé a meterlo poco a poco en mi boca. Mi mano empezó a masturbar su pene, llevando de arriba a abajo aquella fina tela, tan suave y mojada por mi saliva mezclada con su líquido natural.

—Sí, ___, más... —pidió, echando su cabeza hacia atrás, posando sus manos en sus caderas, tiendo éstas mismas impulsadas hacia delante.

Comencé a sacarlo y entrarlo de mi cavidad bucal. Su piel tenía un extraño sabor tan impávido y exquisito, se sentía tan suave bajo mis labios. Mientras seguía con ello, me sorprendí al sentir las dos mano de Jungkook abrazar mis cabellos, aquello me obligó a meter su miembro más a fondo, pues él comenzó a manejar mi acción.

—S-Se siente tan bien... —gimió Jeon.

Él siguió con aquel movimiento, tirándome de los cabellos, ni tan fuerte, ni tan despacio. Jalándome. Comencé a hacer arcadas al momento en que el castaño llevó más a fondo su acción.

—Oh, así, ___ —jadeó, impulsando sus caderas—. Sólo un poco más.

Y, lo había expulsado por completo, aquel líquido tan pálido. Éste chorreaba por lo largo de su extensión, mientras que otra mitad del mismo albergaba en el interior de mi boca. No sabía mal, más bien tenía un toque de dulzura. Por lo que deduje que Jungkook es preocupado con su alimentación, y entonces, desde mi posición lo miré a los ojos, y me lo tragué.

—Ven aquí —se agachó y agarró de mi cintura, me levantó y echó a la cama, cayendo así mi espalda sobre el colchón.

Jungkook se encaramó en mi cuerpo, abriendo mis piernas al paso, sin antes haber ido por un preservativo a su mesita de noche y deslizarlo por su extensión. Su longitud comenzó a deslizarse por mi húmeda intimidad. Su rostro se encontraba arriba del mío, y ahí, se abalanzó a mis labios, devorándome por completo, sin darle importancia al hecho de que un momento antes, me había tragado su semen.

—¿Me deseas? —empezó a hacer movimiento de atrás y adelante, restregando su sexo por el mío—. Sé que me deseas, ___ —dijo, antes de que yo dijera alguna palabra.

Pero, era verdad, lo deseaba completo. Con todas las letras incluidas, yo quería que Jeon Jungkook me follara en su habitación, en su cama, en sus sábanas. Quería que me hiciera gemir su nombre, así como él gimió el mío.

—Te deseo. Te deseo tanto —volví a besarlo, siendo agresiva, pasando mis manos por su fornida espalda, aferrándome a éste.

Juntamos nuestras lenguas, rozándolas, abrazándolas. Sus delgados labios era profesionales. Y, cuando menos lo esperé, Jungkook entró en mí, de una embestida, ni si quiera lo había notado acomodarse del todo para hacer aquello. Él sólo lo había hecho y ya, sin más.

Gemí dentro del beso, arrugué mi expresión y automáticamente rasguñé su espalda. Él gimió dentro del beso, al igual que yo. Comenzó a moverse, sacando y entrando su miembro con una impresionante facilidad, mi intimidad se hallaba tan húmeda, mojada.

Enrollé mis piernas por sus caderas, dejándole más paso a sus estocadas. Su cabeza se posó en mi cuello, dejándome entrada directa a sus gemidos. Él apretó mis caderas con fuerza, yo comencé a besar su mejilla, y ahí, pude darme cuenta de su pequeña cicatriz yacente en su pómulo. Besé la misma.

Después de largos minutos, los dos nos desplomamos, su cuerpo encima del mío. Su agitada respiración chocando directamente como la mía, mirándonos a los ojos. Él bajó su mirada a mi boca, y sin verlo venir, volvió a besarme, pero con un poco más de delicadeza. Sólo sabía que yo también quería aquel beso.

Vaya noche.





•••





Al despertar, toqué a mi lado, dándome cuenta que Jungkook no estaba. Se había ido por la noche, tal vez, cuando me había quedado dormida a causa del cansancio.

Me levanté de la cama, y fijé mi vista en su armario. Lo dudé unos segundos, pero finalmente, me atreví a acercarme y sacar una camisa blanca de ahí dentro. Esperaba que no se molestara. Sólo es una camisa.

Bajé las escaleras, caminé a la cocina, encontrándome a Jungkook vestido con unos shorts cortos, sin camiseta, mostrando su abdomen a la perfección. Qué envidia tener tantos cuadritos. Él estaba sentado en uno de los asientos de la barra de la cocina, bebiendo de una taza. Probablemente se trataba de café.

—¿Te levantaste temprano? No te vi a mi lado —dije.

Él me miró de pies a cabeza, notando por su puesto que sólo llevaba una de sus camisas en mi cuerpo desnudo.

—No me gusta —le dio una mordida a una galleta.

—¿Qué no te gusta?

—Dormir con alguien.

—¿Por qué?

Ante ésa pregunta, él se levantó de su puesto, caminó unos cortos pasos hacia mí, y me miró el cuerpo, pasando descaradamente la lengua por su labio menor.

—Deja el tema —respondió.

—¿Cuál es el problema?

—Ésa camisa no te queda, ___ —llevó sus dedos a uno de los primeros botones, para desabrocharlo, seguido del otro, y el otro, hasta dejarme expuesta ante él.

La camisa se deslizó por mis brazos, cayendo al suelo. Mi cuerpo al completo desnudo en medio de la sala, él observándome con lujuria, como si ahora mismo se le estuviera pasando por la mente apoyarme y embestirme sobre la misma barra de la cocina.

Sin embargo, él me dio un pequeño beso en los labios, y se fue de la habitación, dejándome sola.

Al pasar de las horas, me había duchado, y vestido con una jardinera de mezclilla, teniendo debajo un Crop-Top blanco, al igual que mis zapatillas. Hoy saldría. Bajé las escaleras, notando que Jungkook se encontraba estirado sobre el largo sofá en forma de L, viendo la televisión.

—¿Eso es lo que haces todo el sin de semana? —pregunté.

—¿Algún problema?

—Ninguno.

—Bien.

Suspiré y rodé los ojos.

—Bueno, yo me voy.

—¿Adónde vas? —volteó a verme, despegando sus ojos de la pantalla.

—Al centro comercial. ¿Me quieres acompañar?

—No, no hago ésas cosas —volteó nuevamente para ver la gran pantalla.

—Okey, como quieras —y, tan pronto como dije eso, salí de casa.





•••





Al llegar al centro comercial, mientras vitrineaba, alcancé a ver de lejos a los hombres de Namjoon. Éstos se trataban de personas grandes y robustas, con trajes elegantes color negro y unas gafas del mismo color. Ellos demostraban poder, superioridad a cualquier lugar que fueran.

Me alteré, quise salir de ahí lo más rápido posible. Ellos me buscaban, era lo más seguro, y no quería volver con Nam. No quería volver a aquel infierno.

Comencé a correr, zigzagueando por entre medio de las personas. Sin embargo, antes de salir del edificio, una persona me bloquea el paso. Tragué saliva y alcé mi mirada.

 —Tae Hyung —hablé.

—Hey, ___ —me sostuvo de los hombros, inspeccionando mi rostro, notando mi alteración de inmediato—. ¿Qué sucede? ¿Qué haces?

Mordí mi labio menor con nerviosismo.

—S-sólo ando de comprar. ¿Y tú?

—Igual.

Traté de no verme aún más nerviosa, ya que un grupo de hombres me seguía y no quería que Tae lo supiera. Pero, claro, él no notó.

—¿Estás bien?

—¿Puedo confiar en ti?

—¿Qué pasa?

—Tae, te hice una pregunta fácil de responder. ¿Puedo confiar en ti?

—Sí —afirmó.

—Sácame de aquí, por favor.

—Ven, vamos —tomó de mi mano, mirando a todos lados.

Salimos rápidamente del lugar, Kim hizo que entrara a su auto. Ahí, por fin pude sentirme a salvo.

—¿Adónde quieres ir?

—A donde tú quieras —cabizbaja—. Sólo... llévame a un lugar seguro.

Tae entendió mis palabras y comenzó a manejar. Después de veinte minutos de viaje, habíamos llegado a nuestro destino. Se trataba de una linda casa, con luces en el patio delantero, adornando los pequeños árboles. Había una piscina, también alumbrada.

—¿Dónde estamos? —enarqué una ceja.

—Dijiste que te llevara a un lugar seguro —esbozó una sonrisa cuadrada.

—Sí, pero... ¿Dónde es exactamente éste lugar seguro?

—Mi casa. ¿Pasamos?

Sólo asentí con la cabeza.

Salimos del auto y entramos a la casa. Era un lindo lugar también por dentro, todo estaba amoblado con tanto orden. Él me invitó a sentarme en uno de los sofás, lo hice, él sentado frente a mí.

—Ahora, ¿me puedes contar lo que sucedió hace un rato? —dijo.

—Está bien... —suspiré.

—Mi esposo y yo nos alejamos. Aún estoy un poco estresada con el tema del divorcio, porque sé que él no firmaría... —hice una mueca—. Hace algunos días he estado viviendo en la casa de un amigo. Hoy en el centro comercial... vi a los hombres de mi esposo, ellos me buscaban —negué con la cabeza—. Namjoon no me dejará en paz.

Kim abrió grade sus ojos.

—Sí —respondí a ése gesto.

—¿Y si no estás viviendo en la casa de Namjoon, en la casa de qué amigo te quedas? —preguntó.

—Bueno, mi única opción fue Jungkook.

—¿Jungkook? ¿Quién es Jungkook?

—Un amigo de Nam. Bueno, no tan amigos —me enredé con mis propias palabras—. Creo, no lo sé ahora.

—¿Estás segura en aquel lugar, ___? —cuestionó, poco convencido.

—Sí, muy segura —en verdad lo estaba.

Él apretó sus labios, desvió la mirada y luego volvió a mirarme.

—Se está haciendo tarde. ¿Quieres quedarte a dormir?

—Me gustaría, pero no. Debo llegar a casa.

—Claro —asintió con la cabeza—. Pero a la siguiente no te escapas, ¿eh?

—Claro, idiota —reí un poco.





•••





Le había dado la ubicación de la casa de Jungkook. Entonces, Kim me llevó a ella en un par de minutos nada más.

—Gracias, por traerme, por todo —agradecí, sentada en el puesto de copiloto.

Sin verlo venir, él desabrochó su cinturón y deslizó sus dos manos por mis mejillas, una llevándola por mi nuca, acercando mi cuerpo al suyo, me besó en los labios, tan rápido, ni si quiera supe cómo actuar frente a ello. Y, tan pronto como lo hizo, se separó, seguido de una sonrisa.

—De nada —respondió a mi agradecimiento.

—Yo... —pasé la lengua por mis labios—. Yo creo que debo entrar a casa.

Entonces, salí inmediatamente del auto, algo nerviosa. No lo sé, jamás esperé ese beso, fue demasiado desprevenido. Ni si quiera sabía qué en realidad sentir frente a la escena.

Entré a casa, abriéndome paso a la sala, cerré la puerta y me di la vuelta. Me sorprendí al ver a Jeon parado en medio de la habitación, mirándome atentamente, como si debiera dar explicaciones de algo que hice mal.

—¿Hola? —saludé.

—Veo que la pasas de maravilla con aquel chico —dijo, serio, con una ceja enarcada.

—¿Hablas de Tae? —él no respondió, así que pregunté de nuevo—. ¿Nos viste?

—Sí, pero, ¿sabes? —comenzó a acercarse a mí, a paso lento—. Yo beso mejor. Y lo sabes.

Otra vez, en menos de diez minutos, alguien me tomó desprevenida. Jungkook dejó sus manos en mi cintura y se abalanzó a mis labios, succionando la fina piel de aquella zona. Su agarre en mi cintura hizo presión, con rudeza.

No debía preguntarme a mí misma si quería tener a Jungkook de nuevo, porque sí lo quería, lo deseaba. Mis manos viajaron a los botones de su camisa, quitándolos de mi camino. Comenzamos a caminar, entre besos, agarrones en mis caderas, caímos al sofá.

Jeon realizó el amago de quitar mi Crop-Top, botándolo al otro lado del sofá. Él encima de mí, yo abierta de piernas con sus caderas en medio, rozándolas con desesperación.

Pronto, tocan la puerta principal, una y otra vez. Me separé de sus labios, al notar que él no atendería.

—¿No irás? —cuestioné, agitada.

—Estoy ocupado. Puede esperar —pasó su lengua por mi cuello, succionando mi piel tras ello.

Entonces, volvieron a tocar la puerta, seguido de una voz, la cual reconocería en cualquier parte, porque me aterrorizaba.

—¡¿Jungkook, estás ahí?!

Oh, no. Namjoon.

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Perdón por demorarme en subir este capítulo, es que debo reescribir demasiado, puesto que antes todo estaba tan mal escrito, que me da vergüenza. Y, por supuesto que encontrarán errores igualmente, aunque haya editado todo. No soy experta, ni una editorial, y hay palabras que se me pasan jksdjkdjk T-T 💕🌹🤝🏻

Gracias por leer 💕🌹 Love u Parkmy's 💕🌹 #karla


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