Capítulo 16

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Pasaron unas cuántas semanas luego de aquel día, y Bulma aún seguía retomando sus clases, le estaba costando un poco volver a estar a cuerda cómo antes, los maestros habían logrado contactarse con sus padres y ella recibió el regaño de su vida, la apoyé en todo momento, sus padres le gritaron un montón de cosas, cosas que le bajaron el autoestima por completo, pero yo no permití eso y le insistía a que retomara sus clases y que no le importase lo que sus padres digan, que ella podía demostrarles que por más tantas veces se había caído, en todas esas veces logró levantarse y seguir importando mierda el resto.

Una de las cosas buenas en todo esto, es que pudimos volver a retornar también a lo que éramos, amigos con derechos. Y volvimos a tener relaciones cómo en los viejos tiempos. Se sentía tan bien cómo la primera vez.

— ¡A-aah! — gritó ella cuándo alcanzamos el esperado orgasmo. Me desplome al lado de ella luego de haber tenido casi dos horas de sexo con ella. Me encontraba agotado, pero aún así me levanté y dirigí al baño a ducharme. Ella se había quedado dormida.

Sonreí. Sin duda, las cosas no podían ir peor.

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Bulma

"¡No puedo creerlo Bulma! ¡Pusimos toda nuestra confianza en ti! ¡Te dimos lo mejor para que triunfes y mira cómo nos pagas!" Me gritó mi madre.

"¿Me estás jodiendo Bulma? ¿Cómo pudiste caer tan bajo? Nosotros no te educamos para que seas una mujerzuelas y andes con cualquier hombre y olvides que tienes una carrera, te educamos con decencia y respeto, no puedo creer el mal ejemplo que le eres a tú hermana." Me habló con decepción mi padre.

Desperté de golpe, sentía mis ojos húmedos al igual que todo mi rostro.
Estaba llorando, había llorando mientras volvía a tener pesadillas.

— ¿Qué ocurre? — me pregunta Vegeta despertándose también — ¿Otra pesadilla?

Asentí volviendo a llorar. Él sabía de las constantes pesadillas que tenia sobre la última conversación que tuve con mis padres, me abrazó y yo correspondí.

— Sólo fue un sueño. Ya no llores. — acariciaba mi cabello.

— Ellos me odian. — dije separando mi cuerpo del suyo mientras limpiaba mis lágrimas.

— No digas eso. Son tus padres, no te pueden odiar, sólo se dejaron llevar por la cólera, pero odiarte, no lo creo.

— No me han vuelto a llamar luego de eso. Quiere decir que siguen molestos y no les importo. — agacho la cabeza triste.

— Si no te llaman, no significa que sea el fin del mundo. Aunque sí, se tienen que disculpar y todo eso por que son tus padres, pero tu sabes que con o sin ellos puedes seguir, estudias por ti no por ellos.

— Si lo hago por ellos. Se suponía que era para que estuviesen orgullosos de mi.

— Olvida lo que dije. Pero no dejes que el que no te llamen y todo lo que te dijeron te mate. Lo primordial para ti ahora es retornar tus estudios.

Salió de la cama al baño con ropa para cambiarse, mientras yo seguía cubierta sólo con una sábana.

Tal vez sus consejos no eran los mejores. Pero lo que cuenta es que sigue aquí y no me ha dejado al igual que Milk con la que pude hablar y perdonarme.

Avisó que saldría, y así lo hizo. Me bañé, y me dispuse a leer unos artículos acerca de mi clase para el próximo examen que se venía. Este año estaba apunto de acabar y no podía terminarlo mal.

Yamcha me vino a buscar los primeros 
días después de lo que pasó esa noche con Vegeta fuera del bar.  Pidiéndome disculpas y que no lo iba a volver a hacer, no me creí nada y sólo le cerraba la puerta en la cara.

No iba a soportar más. Admito que la primera vez estuve apunto de acceder, pero Vegeta me dio una cachetada — no literal — para darme cuenta de otro increíble error que estaba cometiendo.  Y tenía razón.

Desde esos días de volvió protector conmigo, no digo que de sobremanera, pero hace lo posible para no hacerme sentir mal y ese es un bonito gesto de su parte, el cuál aprecio mucho.

Le tengo muchísimo cariño, y le estaré siempre muy agradecida por todo lo que hizo por mi. Aunque no se lo diga a diario.

— Es un buen chico ¿No? — me dije a mi misma.

Tranquila Bulma. Vegeta es Vegeta, y lo quieres cómo un buen hermano.

¿Verdad?

La puerta se abrió dejando verlo con un libro en sus manos.

— ¿Y ese libro? — pregunté.

— Trabajo. Iré a la biblioteca, si necesitas algo sólo me llamas ¿Está bien? — dijo.

— No te preocupes. Y gracias. — me acerqué a él, y lo envolví en un abrazo.

Él se separó de mi con una sonrisa burlona.

— ¿Estás bien?

— Lo estoy. Sólo quería abrazarte, ¿Está mal eso?

— No. — agarró unas llaves — Ya me voy.

Y se fue.

Aveces lo notaba un poco cortante conmigo. Cómo si quisiera evitar algo conmigo, ¿Pero qué?

Seguí con lo mío.

Un teléfono vibró. Me giré a ver pensando que se trataba del mío, pero no, estaban llamando, y ese teléfono no era mío.

Era de Vegeta.

Con temor lo agarré. Vi por la pantalla, la persona tenía el nombre de "Madre". Supongo que era su mamá.

No sabia si contestar o no. Digo. Quizás sea una emergencia o.. algo.

Decidí por responder con cierto temor. ¿Qué extraño sería que llamas a tu hijo y te contesta la compañera?
Y aún peor, de habitación.
Oh no, me volvería loca.

— ¿Vegeta? ¡Hijo! Por fin contestas, ¿Cómo estás? — una señora habló.

Quedé con un nudo en la garganta, no sabia que decir al respecto.

— Buenas tardes.. este.., lo siento, soy una amiga de Vegeta, él no.. eh.. olvidó su teléfono.

— ¿Olvidó su teléfono? ¿Eres su compañera de habitación?

Diablos, era lo que menos quería que se diera cuenta. ¿Y si me ven mal? ¿Si piensan que soy una cualquiera respondiendo teléfonos ajenos?

— Eh, si.. — lo dije en voz muy baja pero sonoro cómo para que ella escuchase.

Voy cruzando dedos.

— ¡Oh por dios! ¿Eres Bulma? — preguntó.

¿Qué cara..?

— S-si. — seguí con mi timidez.

¿Cómo supo mi nombre? ¿Es adivina?

— ¡No puedo creerlo! Vegeta me ha hablado mucho de ti querida, ¿Cómo has estado?

¿Vegeta?
¿Hablar de mi?
¿Puede alguien decirme que está pasando aquí?

— ¿Vegeta le habló de mi? — pregunté aún sin salir de la sorpresa.

— ¿Hablar de ti? ¡Por supuesto! Me ha dicho  cosas muy buenas sobre su compañera de habitación.

Me vi en un espejo, mi rostro estaba completamente rojo, lo sentía muy caliente y las mejillas ardiendo.

— ¿E-en serio? — jugué con mi cabello nerviosamente y una tonta sonrisa aparecía por el sólo pensar de todas las cosas que pudo haber dicho.

— Claro, cómo por ejemplo. Él me decía que era una chica muy linda, bonita, carismática, y muy inteligente sobre todo.

No aguanté las ganas y grité internamente y ahogue un próximo grito en una almohada.

— ¿Nunca te lo dijo él?

Me paré rápidamente. Me sentía boba, tanto, que hasta estaba olvidando cómo respirar.

— Bue-bueno, no realmente. Lo siento, es que.. estoy.. él.. — el habla no me salia.

¡Reacciona Bulma!

De pronto, mi corazón empezó a latir con intensidad, tanta, que hasta pensé que saldría de mi por tantos latidos que sentía.

— Tranquila, estás muy nerviosa, toma un poco de agua querida.

La puerta se abrió, Vegeta entró y me miró. 

— ¿Ese es mi..?

— ¡Oh! ¿Es Vegeta? ¿Podrías pasármelo por favor Bulma? Fue un placer hablar contigo.

Me hizo una seña extraña, cómo si me pidiera que le dé el teléfono. Yo sólo se lo di aún con la vergüenza por los cielos, y él lo notó. Lo agarró y tapó el micrófono.

— ¿No te dijo nada raro verdad? — me preguntó alejando el teléfono.

Negué con la cabeza sin dejar de verlo.

— Mierda. — salió de la habitación con el teléfono en la mano.

¿Qué había pasado?

¿Vegeta hablando cosas bonitos sobre mi? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué?

Porqué, eso quería saber más que nada, ¿Por qué lo hizo?

Me siento muy bien.. es decir, no sé porqué, pero lo que sentí cuándo su madre me dijo todas esas cosas, fue al principio algo difícil de creer, pero luego.. me sentí tan bien, fue una bonita sensación que pasó por todo mi cuerpo.

¿Es que él está enamorado de mi?
O
¿Es que estoy yo enamorada de él?

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