🍁15🍁

- ¿Saga, pasamos a comer algo después? – los desesperantes ruegos de Kanon, no le permitió almorzar a Aioros, y al haber desayunado poco, su estómago no se conforma con un sándwich que logro comprar en el camino.

- Kanon, invitara el almuerzo.

- ¿tengo cara de tener dinero?

- Te veo cara de desesperación que si me doy la vuelta te tiras de un puente.

- ¿podrás vivir con el cargo de conciencia?

- Probemos. – para evitar una pelea de jalones de cabellos entre los gemelos, Aioros se paró en medio de ellos.

- Dejen de intentar matarse hasta por el aire que respiran, resolvamos el problema rápido y los invito a comer.

- El buen samaritano ha hablado. – Kanon estaba insoportable y Aioros decidió ignorarlo.

- ¿Cuánto falta para llegar?

- Algunas cuadras.

Permanecieron en silencio las cuadras que faltaban. Todo era un mal entendido absurdo, Kanon, esperaba que las cosas regresaran a la normalidad una vez le aclare todas las posibles dudas a Sorrento en relación a que nunca ha intentado engañarlo o ridiculizarlo.

De pie frente a la puerta de color caoba en la casa de la familia de Sorrento, a Kanon le sudaban las palmas de las manos mientras se decía a si mismo que todo iba a salir bien. Le dio tres golpes a la puerta, deseando no haber sido muy brusco. Espero alrededor de un minuto una respuesta que nunca llego en lo que la incertidumbre lo estaba devorando y antes de volver a golpear la puerta, Saga toco su hombro.

- Hay timbre. – ¿podrá humillarse aún más en esta vida?

Kanon toco dos veces el timbre, controlándose para no ensañarse con el objeto. Un minuto, un miserable minuto le resultaba asfixiante y a cada segundo que pasaba se giraba para ver a su hermano con la mínima esperanza que de que lo apoye. Saga noto lo tenso que se encontraban los hombros del menor y le susurro un ''tranquilízate, todo estará bien". Aioros estaba distraído como niño de dos años, siguiendo con la vista a una mariposa que volaba alrededor de él.

Intento tocar el timbre una vez más, pero la puerta fue abierta por un niño de cabellera lila lacia y ojos grandes de color granate.

- ¿Sorrento?

- ¿Quién lo busca?

- Kanon. – el niño le cerró la puerta en la cara, estuvo a nada de aplastarle la nariz.

Como quien no sabe que está haciendo con su existencia se giró hacia su gemelo y novio con la expresión marcada de la incertidumbre.

Aioros le levanto el pulgar y saga murmura ''todo está bien''

Escucho la cerradura a su espalda y se giró para encontrarse con Sorrento y un cubo con agua, que lo refresco del calor de esa tarde.

- Buenos días Sorrento, te presento a mi gemelo y su novio. – saga y Aioros de pie, detrás de Kanon, secos, permanecieron asombrados por la reacción del menor. Al mayor de los gemelos ya se les estaban pelando los cables, después de procesar lo ocurrido y recordar la conclusión a la que llego en la primaria, solo él tenia el derecho de golpear e insultar a su gemelo, cualquier otro puede darse por muerto.

Aioros sujeto de la cintura a Saga para evitar más problemas.

Sorrento, de pie en la puerta su mirada iba de las personas que permanecían atrás de Kanon y a Kanon.

- Explícate.

- Olvide comentarte que tengo un gemelo.

- ¿Quién olvida eso?

- Yo. – el agua en sus zapatos empezó a ser molesta.

Una vez más vuelven a cerrarle la puerta en la cara. Nada estaba saliendo como lo planeo.

- ¿Quién se cree ese? – Chillo Saga en lo que intentaba soltarse de Aioros.

- Está confundido, tranquilo. – Aioros puso más fuerza en su agarre. - ¿ahora qué? – Kanon permanecía con su vista clavada en la puerta en busca de encontrarle una respuesta a esa pregunta. Desanimado se giró y empezó a caminar hacia casa, tiene planeado pasarse la tarde lamentándose debajo de sus cobijas y llamar a sus amigos de la universidad y los enanos, quizás quieran darle algo de mimo.

- ¡Kanon! – al girarse pudo ver a Sorrento en el balcón con otro cubo de agua. – te veré mañana en la cafetería donde nos conocimos. – el gemelo menor considero que quizás no muera de depresión esa tarde, mientras en sus iris se percibe un halo de esperanza. En la entrada Aioros sujeto y tapo la boca de su novio con la esperanza de que este no diga, ni haga nada que afecte a los menores. Saga ya odiaba a su "cuñado" y es lo suficiente manipulador para que su madre también odie al menor sin conocerlo.

Antes de que los gemelos regresaran a casa, Aioros los invito a comer, y aun que le insistieron a Kanon que primero se cambiara de ropa, este no les prestó atención y simplemente siguió el camino que su estómago le solicitaba.

Durante toda la tarde Kanon estuvo caminando en modo avión mientras hablaba solo.

**

A Shura nunca se le paso por la cabeza que Ángelo no supiera usar una bicicleta, y eso no hubiera representado un problema si el mayor se lo hubiera dicho, pero se trata de Ángelo, y lo omitió, pensó que sería fácil, ya había visto a muchas personas antes usando esas cosas, creyó que solo con ver sin practicar lograría montar una y usarla, en cambio, el resultado fue un raspón en cada rodilla más otro en la frente.

- Por favor, se gentil. – se quejó Ángelo, Shura suspiro y se esforzó mucho en no regañarlo, pues considero que ya había tenido suficiente con la caída de la bicicleta.

- Es solo agua oxigenada, no llores.

- ¡Arde! ¡Arde! Se gentil.

- Si sigues quejándote usare alcohol. – Ángelo respiro profundo y cerró los ojos con fuerza, el raspón que más le dolía era el de la frente.

Shura termino de limpiar las heridas y tomo un suéter, durante la noche el clima es considerablemente frio en el pueblo debido a la cercanía con la costa del mar. – Iré a comprar la cena, tira todos los algodones a la basura y prepara las maletas. – Shura salió de la habitación sin dejar que el de cabellos azules objetara algo. Ángelo se quedó sobre la cama con la sensación de ser un niño regañado.

Ángelo y Shura decidieron alquilar un cuarto de motel por tres noches cerca de la zona turística del pueblo, no fue excesivamente caro, pero para dos adolescentes de 17 años sin empleo fue un logro y lo que los dejo sin ahorros, aun así, valió la pena, han sido sus primeras vacaciones como novios y espera que haya más, incluso el accidente del mayor no le quito lo emocionante a la experiencia.

A pesar de no ser temporada de turistas, las calles se encuentran algo concurridas, la música y las luces en tono neón de los bares inundan e iluminan el ambiente, es una pena que los guardas de los bares no los dejaran entrar, pues no contaban con la mayoría de edad, además, hubo uno que se atrevió a decir ''huelen a pañales'', suspiro frustrado, de estar Kanon con ellos, él los hubiera metido sin problemas.

Después de que Shura compro en una tienda de convivencia algo de comida para el desayuno del día siguiente se encontró con Ángelo a mitad de camino al motel.

- Te dije que prepararas las maletas.

- Eso puede esperar. Deberíamos caminar por el parque una última vez. – Shura, lo pensó por unos minutos antes de asentir.

- Eso no estaría mal. – Ángelo, le quito de las manos las bolsas de las compras al menor y las metió en una mochila que llevaba. Después, tomo de la mano a Shura y empezaron a caminar.

- Perfecto, compremos algodón de azúcar.

A Ángelo le gustaba en exceso las cosas dulces, Shura empezaba a considerar que debería frenarlo para disminuir su consumo de dulces por una posible diabetes a temprana edad.

Después del dicho algodón de azúcar, a Ángelo se le iluminaron los ojos al ver un puesto de Diples. El mayor ordeno cinco rollos y Shura no soporto más.

- Esa cantidad de dulce no te hará bien. – Ángelo decidió ignorarlo y encogerse de hombro, sabe que, si refuta lo que dijo, se creara una discusión como las que tiene con su madre, de hecho, Shura es como una segunda madre.

– te prometo no comeré más dulces en una semana. – es una mentira a medias, pero sabe que, si no lo apacigua, Shura insistirá.

- Mientes. – solo por lo agradable de la atmosfera entre ambos no insistirá.

- Además, no he comido Diples en semanas.

- Déjalo así. – Ángelo sonrió por su pequeña victoria, le dio un beso en la frente y rodeo con el brazo sus hombros. – ¿Quieres?

- No me gustan los besos en público.

- Planeaba darte un rollo. Aun que lo otro también es una buena idea.

- No lo intentes. – Shura hiso un movimiento con intención de separarse del mayor, pero este lo jalo y empezó a besarlo en las mejillas. – detente, tengo azúcar en la cara.

- Un poco más. – algo cansado del jugueteo, Shura le dio un beso en los labios al mayor.

Shura no es aficionado de las muestras de cariño en público debido a las miradas despectivas o morbosas, pero en esa ocasión, era de noche y no eran la única pareja de hombres en el lugar, además, a nadie parecía importarle lo que hacen por lo que pueden seguir con sus juegos cursis.

Después de haber dado una vuelta al parque, Shura se sentó en una banca y Ángelo se acostó en sus piernas.

- Es lindo poder ver el firmamento. – comento Shura, algo distraído mientras acariciaba el cabello del mayor. En la ciudad no se podía observar las estrellas por la contaminación lumínica.

Ángelo, con la cabeza apoyada en las piernas del menor observaba detenidamente a tres personas sentadas en una banca a unos metros de distancia. Ellos conversan en medio de una atmosfera intima, un espacio privado en el que no importa nadie más que ellos y sus muestras de afecto.

- ¿y si, lo esperamos? – Shura, bajo la vista hacia el mayor, y después busco eso que llamo la atención de Ángelo.

- ¿Te ha cautivado como las sirenas a los navegantes?

- Al igual que a ti ¿estoy equivocado?

- No. – Shura, dejo de observar al trio y fijo su vista en los ojos de Ángelo, quien lo ha estado mirando desde hace un par de minutos. – después de todo, tenemos dos años y medio para desistir de conquistarlo. – el mayor sonrió ladino.

**

Shaka, tenía una habilidad que Mu adoraba, esa es quedarse quieto por mucho tiempo en una posición.

- Mu, quiero un descanso. – El mayor ha sobrepasado su límite y siente el cuerpo entumecido.

- Un poco más.

- No siento las piernas, ni los dedos de las manos. – Mu se separó del caballete y decidió ser piadoso después de ver la expresión suplicante de su novio. – está bien, puedes tomar 10 minutos de descanso.

- Gracias mi señor, agradezco su benevolencia hacia su humilde esclavo.

- Dramático.

Shaka se puso de pie y se estiro, después camino hacia el menor, quien estaba distraído corrigiendo algo en el boceto. El rubio se colocó detrás de Mu y lo abrazo.

- Se supone que no puedes verlo. – se quejó Mu.

- Dijiste que debía ver la pintura hasta que la finalizaras, nunca me prohibiste ver el boceto. – Mu bufo molesto, el rubio simplemente beso la mejilla derecha del menor y dejo caer la cabeza sobre sus hombros.

Mu se sonrojo al sentir la respiración de Shaka en su cuello. – tengo sueño. – dijo el rubio.

- Está bien, puedes ir a dormir.

- Gracias.

- ¿Por qué no te mueves?

- Estoy cómodo. – últimamente Shaka ha tomado el pasatiempo de poner nervioso al menor, las reacciones de Mu pueden variar desde acciones torpes a violentas, en una ocasión lo golpeo en la cabeza con una lata de coca cola, y en otra, ambos estaban sentados en las sillas del comedor, el rubio beso el cuello del menor, y este lo empujo, cayendo de espalda junto a la silla. Shaka, no recuerda ese accidente con claridad por el golpe en la cabeza, de lo único que está seguro es de haber escuchado gritos de mujeres, lo curioso es que solo Asmita y Mu estaban en la casa.

- Shaka ve a tu cama a la cuenta de tres. – el rubio respiro profundo y despacio se separó por seguridad con cara de perro abandonado al notar los puños de Mu tensos.

- Al menos acuéstate a mi lado. – Mu, cedió sonrojado y a regañadiente a la petición del mayor

Mu permaneció en la casa hasta la hora de la cena, cuando Shion se auto invito para llevarse a su hermano.

**

Camus es consciente que le gusta Milo, pero la personalidad del mayor no es de su completo agredo, aun así, ese es el toque del rubio que lo hace especial y destacar por encima de otras personas, y lo peor es que Camus, sabe que no odia por completo la personalidad de Milo.

El menor se encuentra en medio de un dilema entre sentirse feliz porque se cumplió aquello que tanto pidió o sentir la tristeza por el vacío que ha quedado en su vida.

- ¿paso algo malo? – Kardia ha notado a su hermano demasiado ausente en las últimas semanas, cada vez más alejado de la realidad.

Camus levanto la vista del suelo y con los ojos llorosos negó con la cabeza. A Kardia se le encogió el corazón al ver la expresión en el rostro del menor, así que camino hasta llegar a él y se sentó en suelo para permitirle llorar en sus brazos.

Kardia estuvo alrededor de media hora abrazando al menor hasta que este dejo de llorar y se quedó dormitando entre sus brazos. Después de algunos minutos lo acostó en su cama.

Hace dos días Degel le había comentado la decisión de Milo, no le dio importancia por el hecho de que los considera niños experimentando su primer enamoramiento, pensándolo bien, nunca tomo como algo importante las actitudes, ni el comportamiento de los menores, simplemente no considero lo doloroso que pueden terminar los romances infantiles, aunque, le es difícil empatizar con algo que no experimento. Quizás exista alguna oportunidad para ellos en el futuro, después de todo aún son pequeños, en especial Camus con quince, Milo está a semanas de cumplir los dieciocho, en opinión de Kardia, ambos tienen tiempo antes de involucrarse en algo serio como son las relaciones de pareja, antes deben madurar, en especial su niño consentido.

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