5: Las consecuencias de terminar una relación
Días después...
15 de agosto de 2022.
Facultad de Ingeniería Mecánica y Eléctrica.
Era un nuevo día en la facultad. El clima estaba cálido, pero el cielo estaba nublado.
Santino se encontraba saliendo de la escuela, después de haber tenido un largo día de clases. Portaba una playera blanca de mangas cortas, pantalón de mezclilla gris y un par de zapatos tenis blancos. Revisaba su celular mientras caminaba, más precisamente su Facebook e Instagram.
—Espero cerciorarme de haber borrado todas las fotos con Soraya... —susurraba tranquilamente—. Oficialmente, ya no quiero tener nada que ver con ella.
Quería borrar todas las fotos que tenía con Soraya. Pero hablando de la reina de Roma... Soraya salió de su salón de clases. Portaba una blusa roja de mangas cortas, pantalón de mezclilla azul y un par de zapatos tenis blancos. Ella corrió hacia Santino para alcanzarlo, con tal de confrontarlo por lo del día anterior.
—¡Santino, Santino! —exclamó desesperada.
Santino volteó hacia Soraya y la enfrentó.
—¿Qué es lo que quieres, Soraya? —preguntó molesto.
—Mira, es que quiero disculparme por lo que pasó hace días —dijo Soraya desesperada—. No fue mi intención haberme portado así.
—Soraya, ya me cansé de que me lastimes constantemente, y me hagas estas cosas —dijo Santino molesto—. Y encima de todo, se te ocura hacerte la santa, como si no hubiera pasado nada.
—¡Es que tú sabes que no me puedo controlar! —exclamó Soraya aún desesperada—. ¡Sabes cómo me pongo por estas cosas, y tú tienes la culpa, Santino!
—Vaya, ¿encima me echas la culpa de todo lo que me haces? —dijo Santino molesto—. ¡Es increíble que me hagas ver como el culpable de tus escenas de celos!
—¡Sí, pero es que sabes que no puedo controlarme! —exclamó Soraya, sin dejar de lado la desesperación—. ¡Por eso te pido que volvamos, ya nada volverá a ser como antes! ¡Te prometo que voy a cambiar! ¡Trataré de ser una mejor persona, te lo juro!
—¡Ya me has dicho mil veces que vas a cambiar, pero no lo haces! —exclamó Santino molesto—. ¡Siempre que volvemos una y otra vez, vuelve a pasar lo mismo!
—¡Pero esta vez te juro que va a ser distinto! —exclamó Soraya—. ¡Si no puedo hacerlo, por lo menos voy a intentarlo!
—¡Siempre me dices que vas a cambiar, pero son puras mentiras! —exclamó Santino molesto—. ¡Incluso te portas mucho peor conmigo! ¡Ahora entiendo por qué Renato te dejó! ¡Porque eres una mierda de persona!
Soraya le soltó una cachetada a Santino, al no poder soportar lo que él le había dicho. Él se quedó callado, sin saber que decir.
—Ahí te ves, Soraya —dijo Santino aún aturdido por la cachetada.
Santino se alejó de Soraya y se fue de la facultad, dejando a Soraya aún molesta por haber sido insultada.
—¡No es posible que Santino me haya dejado...! —susurró molesta.
Ángel apareció para hablar con Soraya, pero ésta lo miró con mucho enojo. Ángle portaba una playera blanca de mangas cortas, pantalón de mezclilla azul y un par de zapatos tenis blancos. Ambos hermanos empezaron a pelear por lo de la ruptura.
—¿Qué quieres, Ángel? ¿Vienes a burlarte de mí? —preguntó Soraya molesta.
—No, simplemente vengo a decirte que me da lástima tu situación —dijo Ángel tranquilamente—. Pero tú te lo buscaste por lo que le hiciste a Santino.
—¿De qué estás hablando? Yo no le hice nada a Santino —respondió Soraya molesta—. Él fue quien decidió terminar conmigo.
—Tus actitudes hicieron que terminara contigo, tal y como te lo dije ese día —dijo Ángel.
—¡Eso no cambia el hecho de que terminó conmigo! —dijo Soraya molesta—. Pero no me importa lo que digan. No voy a dejar que me cambie por Alessia, como si nada hubiera pasado.
—Si se te ocurre hacerle algo a Santino, yo le contaré lo que hiciste mientras estabas con Oliver —dijo Ángel serio.
—¿Qué vas a contarle a Santino? —preguntó Soraya burlona—. No tienes pruebas, no te va a creer nada.
—Los hechos son los que hablan, Soraya —dijo Ángel serio—. Algún día vas a pagar por lo que le hiciste a Santino. No olvides que el karma existe, y te alcanzará muy pronto.
Ángel decidió irse hacia otro salón de clases, con tal de no seguir soportando a Soraya. Ella se quedó muy molesta después de lo que su hermano le dijo. Sin embargo, se mostraba burlona, pues no tenía miedo del karma.
—¿Qué es eso del karma? ¡Yo no creo en ningún karma! —exclamó molesta.
Decidió irse hacia su casa, con tal de no seguir soportando más quejas. Era obvio que ya había tenido suficiente con la pelea que mantuvo con Santino.
***
Más tarde...
Torre de Rectoría.
Oliver se encontraba con Marcelo en la Torre de Rectoría. Oliver usaba una playera gris de mangas cortas, pantalón de mezclilla negro y un par de zapatos tenis blancos. Marcelo por su parte, usaba una camisa a cuadros azul y de mangas cortas, pantalón de mezclilla azul y un par de zapatos tenis blancos.
Los dos chicos platicaban mientras caminaban tranquilamente.
—No sé si te hayas enterado, Oliver. Pero Soraya quiso volver con Santino —dijo Marcelo tranquilamente.
—¿Es verdad lo que me estás contando, Marcelo? —preguntó Oliver sorprendido.
—Sí, no son mentiras. Quiso volver con Santino, pero él se negó —dijo Marcelo sonriendo.
—¿Así que Santino al final rechazó a Soraya? —susurró Oliver impresionado—. Vaya, al final demostró que no es tonto.
—Pero, ¿los demás saben que tuviste una noche de pasión con ella? —preguntó Marcelo.
—¡Por supuesto que no, Marcelo! —exclamó Oliver—. Nadie tiene por qué saber lo que hicimos esa chica y yo aquella noche.
—Espero que no, porque tienes una hermana menor —dijo Marcelo—. Y me imagino que ella sabe lo que pasó esa noche, Oliver. Ponte al tiro con eso.
—Así es, Marcelo —dijo Oliver—. Mi hermana Daniela sabe lo que pasó esa noche.
—Y me imagino que tienes miedo de que le llegue a decir a tu madre lo que pasó —dijo Marcelo.
—¡Claro que lo tengo, Marcelo! —exclamó Oliver un poco asustado—. Me aterra que mi reputación de joven promesa se vaya a la basura si esto llega a salir a la luz.
—No digo esto para asustarte, Oliver —dijo Marcelo—. Lo digo, porque hay alguien más que sabe de esto. Y debes silenciarlo.
—Y me imagino que es cualquier vecino... —dijo Oliver un poco más tranquilo.
—Es el hermano de Soraya... —dijo Marcelo—. Me imagino que él también sabe lo que hiciste con su hermana esa noche.
—Si ese es el caso, tengo que hacer todo lo posible para evitar que hable de lo que hicimos su hermana y yo... —dijo Oliver.
—Espero que así sea... —dijo Marcelo tranquilamente—. Porque es probable que esto llegue a oídos de muchas más personas.
—Eso ya lo sé —dijo Oliver—. Tengo que evitar que todo se salga de control...
Oliver tenía mucho miedo de que la gente supiera lo que hizo con Soraya esa noche en su casa. Y estaba decidido a todo, con tal de proteger ese secreto, sin importarle lo que tuviera que hacer para conseguirlo.
***
Más tarde...
Preparatoria 16. Universidad Autónoma de Nuevo León.
Katia se encontraba en la preparatoria, después de haber tenido un largo día de clases. Portaba una playera verde con el logotipo de la preparatoria, pantalón de mezclilla azul y un par de zapatos tenis blancos. Ella se encontraba afuera de la preparatoria, esperando a unos amigos.
De repente, Soraya llegó a la preparatoria, y al ver a Katia, no dudó ni un segundo en confrontarla.
—Ya estarás contenta, ¿verdad? —preguntó Soraya molesta al ver a Katia.
Katia se acercó a Soraya para confrontarla.
—¿Qué es lo que quieres, Soraya? —preguntó molesta—. ¡No es mi culpa que mi hermano haya terminado contigo definitivamente, carajo!
—¡Claro que sí! ¡Por culpa tuya y de esa chica, tu hermano terminó conmigo! —gritó Soraya molesta—. ¡Entre todos ustedes me hicieron quedar en ridículo! ¿Estás feliz por lo que me pasó?
—No, pero de verdad me das lástima, Soraya —dijo Katia molesta—. Fuiste tú quien decidió alejar a Santino de ti con tus celos y tus malos tratos.
—Yo hice eso, porque lo amo. Y de verdad que tenía miedo de que me engañara con otras chicas, Katia —dijo Soraya molesta—. ¡Pónte en mi lugar, a ver qué harías!
—Maltratabas a mi hermano, y encima le hacías escenas de celos. Y aún así, ¿dices que lo amas? —preguntó Katia.
—Claro que lo amo, Katia. No lo entenderías —dijo Soraya molesta—. No me importa lo que haya hecho, yo amo a tu hermano.
—Si con esas actitudes decías amar a mi hermano, no quiero ni imaginar si lo odiaras —dijo Katia molesta.
—Nunca entenderías lo mucho que amo a tu hermano, Katia —respondió Soraya molesta—. Haría lo que fuera por él. Incluso daría mi vida por él si fuera necesario.
—Claro que no lo harías, Soraya —dijo Katia molesta—. Tú nunca hiciste nada por él. Siempre le hiciste daño. Lo despreciaste desde el primer momento, hasta el final de la relación. Así que aléjate de él, y dale la oportunidad a otra chica que sí lo quiera. Oportunidad que tuviste y desperdiciaste con tus malas actitudes hacia él.
—¡Para nada! ¡Voy a recuperar a tu hermano, y no me importa lo que tenga que hacer para conseguirlo! —gritó Soraya molesta.
—¡Entiende de una buena vez, que no todo se puede hacer como tú quieres! —gritó Katia muy molesta—. ¡Si de verdad quieres a mi hermano, aléjate de él para siempre! ¡Déjalo ser feliz con una chica que sí lo quiera!
—¡Eso nunca, Katia! —gritó Soraya molesta—. ¡Voy a regresar con tu hermano, y no me importa lo que tenga que hacer para conseguirlo!
—Acepta tu derrota de una vez, Soraya —dijo Katia muy molesta—. Si no te alejas de mi hermano, atente a las consecuencias.
—¿Me estás amenazando? —preguntó Soraya molesta.
—Tómalo como quieras —dijo Katia.
Dicho eso, Katia decidió alejarse de Soraya y se fue hacia su casa. Era obvio que no deseaba seguir tratando con ella. Por otro lado, Soraya se quedó en la preparatoria, molesta y sin saber que hacer.
—No, no es posible que me esté pasando esto... —susurró molesta.
La joven decidió irse hacia su casa, muy molesta. Aún no podía asimilar que Santino decidiera terminar su relación con ella.
***
Esa noche...
Parque La Pérgola.
Alessia caminaba por el parque tranquilamente. Portaba una blusa blanca de mangas cortas, pantalón deportivo blanco y un par de zapatos tenis blancos.
De repente, Soraya apareció en el parque, con tal de enfrentarla. Esto sorprendió a Alessia, quien no se quedó de brazos cruzados y decidió enfrentarla.
—¿Estaś contenta, Alessia? —preguntó molesta— ¿Estás contenta después de lo que me pasó?
—¿Qué te pasa, Soraya? —preguntó Alessia sacada de onda—. ¿Por qué te portas así?
—¡Santuno terminó conmigo por tu culpa! —gritó Soraya furiosa—. ¿Estás contenta, Alessia? ¿Quieres burlarte de mi desgracia?
—¡Claro que no quiero burlarme de ti! ¡Por algo, Santino te dejó! —gritó Alessia molesta.
—¡Me costó mucho trabajo hacerme novia de Santino, y ahora resulta que me lo vienes a quitar! —gritó Soraya molesta—. ¡Sabía que no podía confiar en ti, carajo!
—Eres tú la que decidió orillarlo a tomar esa decisión, Soraya —dijo Alessia molesta—. Tú lo obligaste a terminar contigo.
—¡Eso es mentira! —gritó Soraya molesta—. ¡Desde que llegaste a esta ciudad, no has hecho más que meterte en nuestra relación! ¡Tiraste a la basura un año de relación!
—¡Deja de contradecirte, Soraya! —dijo Alessia enojada—. ¡Tú misma fuiste quien le puso fin a esta relación!
—¡Vas a pagar por haberme quitado lo que más quería, Alessia! —gritó Soraya molesta—. ¡Ni tú ni Santino se van a librar de mí tan fácilmente! ¿Me oíste?
—Haz lo que quieras, no te tengo miedo —dijo Alessia molesta—. Apenas te conozco desde el lunes, y ya sé lo que eres capaz.
De repente, Santino apareció para defender a Alessia. Soraya lo miró de reojo.
—¿Qué está pasando aquí, carajo? —preguntó molesto.
—¡Pasa, que estoy aquí con la chica por la que me dejaste, Santino! —gritó Soraya molesta—. ¡Es increíble que fueras capaz de botarme como si nada!
—Fuiste tú quien me orilló a hacerlo, Soraya —dijo Santino molesto—. Estaba cansado de tus escenas de celos, de tus malos tratos, de todo. En cambio, Alessia es más comprensiva, empática, y más amable.
—¡Nunca entenderías por qué hice lo que hice, Santino! —exclamó Soraya aún molesta, antes de señalar a Alessia—. Todavía no puedo creer que hayas sido tan poco hombre como para dejarme por esta estúpida.
Alessia se molestó ante los dichos de Soraya.
—¡No voy a permitir que te metas conmigo, Soraya! —gritó Alessia molesta.
—¡No le hables así a Alessia! —gritó Santino molesto.
—¿Y por qué no les gusta? Si sólo estoy diciendo la verdad —dijo Soraya, antes de voltear hacia Alessia—. No eres más que una idiota por haberme quitado a mi novio, Alessia —volteó hacia Santino—. Y tú eres un poco hombre por haberme hecho esto, Santino.
Los ojos de Santino se llenaron de lágrimas, debido a las palabras de Soraya.
—¡Cállate! ¡No le hables así a Santino! —gritó Alessia molesta—. ¡Santino es mi amigo, y no voy a permitir que le faltes al respeto!
—¿Ah, no? Está bien, Alessia —dijo Soraya molesta—. Ya me cansé de esta conversación. Te regalo a Santino si quieres, Alessia —volteó hacia Santino—. No te quiero volver a ver en mi vida, Santino.
Después de esa conversación, Soraya decidió irse molesta del lugar, dejando destrozado a Santino. Alessia no dudó ni un momento en amimarlo.
—¿Estás bien, Santino? —preguntó Alessia preocupada.
—Sí, Alessia. Gracias —dijo Santino mientras se secaba las lágrimas—. Peores cosas me han pasado.
—No sabes cómo lamento que Soraya te haya tratado de esa forma —dijo Alessia preocupada.
—Sí, lamento mucho que te haya gritado —dijo Santino tranquilamente—. Vámonos, por favor. No quiero estar aquí.
—Ni yo. Vámonos a casa —dijo Alessia.
Los dos chicos decidieron irse hacia sus respectivas casas. Era obvio que estaban frustrados por el mal trato que Soraya les había dado en ese momento.
***
Más tarde...
Residencial Anáhuac, Quinto Sector.
Oliver se encontró con Carlos en el lote baldío, ubicado en la esquina de las calles Tenochtitlán y Polotitlán. Carlos portaba una playera negra de tirantes, short blanco y un par de zapatos tenis blancos. Ambos empezaron a hablar.
—¿Para qué me citaste aquí, Carlos? Dímelo rápido, que no tengo tiempo —dijo Oliver molesto.
—Te cité aquí, Oliver; porque quiero que veas unas fotos que tomé hace días —dijo Carlos mientras sacaba su celular del bolsillo derecho de su short, lo desbloqueaba y se lo mostraba a Oliver.
—¿De qué fotos estás hablando? —preguntó Oliver molesto.
—Mira las fotos que te tomé con la novia de tu compa —dijo Carlos burlón.
El celular de Carlos tenía en su pantalla, algunas fotos que el chico les había tomado a Soraya y a Oliver aquella noche, mientras ellos se besaban tranquilamente. Esto enfureció a Oliver.
—¿Nos estabas tomando fotos a mí y a Soraya, Carlos? ¡Bórralas inmediatamente! —gritó Oliver furioso.
—Tranquilo. Las voy a borrar. Te lo prometo —dijo Carlos burlón.
—Está bien... —dijo Oliver tranquilamente.
—Siempre cuando me pagues una buena cantidad de dinero —dijo Carlos burlón.
—¿De qué estás hablando? ¡Claro que no pagaré ni un peso! —gritó Oliver lleno de ira.
—Oye. Tranquilo, viejo —dijo Carlos burlón—. No te estoy pidiendo mucho. Tú eres un vato de dinero, eso no te afectará nada. Sólo te estoy pidiendo que me pagues una buena cantidad de dinero. Eso es todo.
Oliver respiró profundamente antes de responder.
—¿Y si me negara, Carlos? —preguntó molesto.
—No quiero el dinero para hoy, sino para mañana, Oliver Lattanzio —dijo Carlos ya molesto—. Si para mañana no me das ese dinero, voy a subir a todas esas fotos al Facebook, y a todas las redes sociales que tenga. Para que todo mundo sepa la clase de persona que eres, y lo que le hiciste a tu querido mejor amigo.
Oliver tenía claro que Carlos lo estaba extorsionando para no subir fotos a las redes sociales, por lo que respiro profundamente y decidió dialogar.
—Está bien —dijo molesto, pero más calmado—. Mañana en la noche te voy a dar ese dinero. Pero quiero ver que borres esas fotos.
—Palabra —dijo Carlos aún con tono de burla.
—Prométeme que vas a borrar esas fotos que nos tomaste a mí y a Soraya, o vas a sufrir las consecuencias —dijo Oliver molesto.
—Claro que lo haré, hermano. No te preocupes —dijo Carlos burlón.
—Más te vale, Carlos. Te voy a estar vigilando —dijo Oliver molesto—. Y más vale que no te burles de mí, porque le vas a lamentar.
Después de esa discusión, Oliver decidió irse del lugar, dejando solo a Carlos. Estaba muy molesto por lo ocurrido.
—No voy a dejar que este zoquete se salga con la suya —dijo muy molesto mientras caminaba—. No sabe que conmigo nadie se mete.
Estaba molesto por el chantaje de Carlos, y decidió pensar en la forma más adecuada para deshacerse de él.
***
Más tarde…
KOTO Sushi-Bar.
Jeremías estaba en el restaurante KOTO Sushi-Bar, sentado en una mesa y con un vaso de limonada en la mesa. Portaba una playera roja de mangas cortas, pantalón de mezclilla azuñl y un par de zapatos tenis blancos.
De repente, Soraya llegó molesta al restaurante, y se dispuso a buscar a Jeremías. Se dirigió hacia él apenas lo vio.
—Vaya… Nunca creí que fueras tan puntual, Soraya… —dijo Jeremías amablemente.
—¡Cálate, idiota! Sólo vine a traerte el dinero para que me dejes en paz —dijo Soraya molesta, mientras se sentaba en la mesa con él—. No entiendo como un muerto de hambre como tú puede frecuentar lugares como estos.
—No te pongas así, Soraya —dijo Jeremías sonriendo—. También tengo algo de dinero, y puedo frecuentar los lugares que quiera.
Soraya sacó su billetera del bolsillo derecho de su pantalón, la abrió y sacó unos billetes, para dárselos a Jeremías.
—Aquí tienes, Jeremías —dijo molesta—. Es mucho dinero. Te doy un poco más para que te calles la boca.
Jeremías tomó los billetes y los vio cuidadosamente, casi que con lupa.
—Vaya, veo que te has superado a ti misma, Soraya… —dijo sonriendo, sin dejar de mirar los biletes.
—Para que veas que mi familia sí es de dinero, no venida a menos como la tuya —dijo Soraya molesta.
—Pero me temo que esto no es suficiente —dijo Jeremías, sorprendiendo a Soraya—. Vas a tener que darme un poco más de dinero, si quieres que mantenga a salvo tu secreto.
—¡No, no te daré más, idiota! —gritó Soraya molesta—. Ponte a trabajar, si es que quieres más dinero.
—Está bien —dijo Jeremías—. Si no quieres darme más dinero, será mejor que hable con Santino, y le cuente todo lo que le has hecho. Puedo contarle las perversiones que tú y Oliver hicieron hace mucho tiempo.
—¿Qué dices…? —preguntó Soraya estupefacta.
—Puedo hablar con la policía, y contarle lo que le hicieron a mi novia —dijo Jeremías, enfureciendo más a Soraya—. ¿Quieres que lo haga? ¿Cómo crees que reaccionaría tu círculo de amigos si se llegara a enterar de lo que hacías?
—¡Conmigo no te metas, imbécil! —le dijo Soraya molesta—. ¡No sabes con quién te estás metiendo!
—¡Tú eres la que no sabe con quién se mete! —dijo Jeremías molesto—. ¡Maldita perra, te voy a meter a la cárcel!
En un acto de ira, Soraya tomó la limonada de la mesa y se la arrojó a Jeremías.
—¡Ni se te ocurra, maldito idiota! —le gritó muy enojada—. ¡Si te atreves a decir algo de lo que sabes acerca de mí y de Oliver, soy capaz de matarte!
Soraya se fue molesta del restaurante, dejando a Jeremías sorprendido, mientras él trataba de secarse. Era obvio que ella ocultaba muchos secretos, que Jeremías quería utilizar a su favor.
—¿Qué rayos le pasa a esa chica...? —preguntó sorprendido, mientras seguía secándose.
El chico estaba estupefacto por la agresión que había sufrido a manos de Soraya, pero prefería hacer como si nada hubiera pasado.
***
Más tarde…
Parque Hundido Amado Nervo.
Aprovechando que era de noche, Katia y Lorenzo estaban en el parque. Lorenzo portaba una playera negra de mangas cortas, pantalón deportivo blanco y un par de zapatos tenis blancos.
Los dos chicos estaban platicando tranquilamente.
—Muchas gracias por acompañarme hoy a Plaza Fiesta Anáhuac, Lorenzo —dijo Katia sonriendo—. Es que estaba buscando el mejor outfit para la fiesta que está preparando Oliver.
—Así es, Katia —dijo Lorenzo—. No hay de qué. Hay que tener los mejores atuendos, porque a Oliver no le gusta cualquier cosa. Por cierto, quería saber cómo sigue tu hermano, después de lo que paśo el otro día.
—Bien, sigue muy bien —respondió Katia sonriendo—. De hecho, está de mejor humor. Ha vuelto a ser el mismo Santino que solía ser.
—Me da gusto saber que Santino ya está mejor que nunca —dijo Lorenzo sonriendo—. Pero se me hace que no todo es miel sobre hojuelas, porque me enteré de que te encontraste con Soraya en la preparatoria.
—Sí, y no sabes cuánto me enojé al verla en la preparatoria —dijo Katia un poco molesta, pero después empezó a sonreír—. Hubieras visto cómo la puse en su lugar, enfrente de todos.
—Sí, me imagino… —dijo Lorenzo tranquilamente.
—Le exigí dejar en paz a mi hermano, y que se buscara a alguien que pudiera aguantarla —dijo Katia sonriendo—. Ah, y le dije que se iba a atener a las consecuencias, si no lo hacía.
—Bien hecho, Katia —dijo Lorenzo sonriendo—. No dejes que Soraya se salga con la suya, defiende a tu hermano cueste lo que cueste.
—Así será —dijo Katia sonriendo.
Los dos chicos estaban contentos platicando, y su amistad iba creciendo con el pasar del tiempo.
—Por cierto, ¿qué piensas hacer el fin de semana? —preguntó Lorenzo.
—No lo sé, quizás vaya a una quinta con unos amigos. ¿Quieres ir? —dijo Katia.
—Claro, me encantaría —dijo Lorenzo.
A pesar de todo lo que estaba pasando, Katia estaba decidida a defender a su hermano de las agresiones de Soraya. Era obvio que quería que su hermano estuviera feliz sin importarle nada.
***
Más tarde...
Parque Piedras Blancas.
Santino estaba con Marcelo, ambos estaban sentados en una banca, comiendo elotes con mayonesa, queso y chile. Los dos estaban platicando tranquilamente.
—Es increíble que hayas terminado con Soraya, Santino —dijo Marcelo tranquilamente—. En lo personal, me parece que hiciste un buen trabajo.
—Gracias, Marcelo —dijo Santino con algo de tristeza, antes de comer un poco de su elote—. De verdad, no sé qué pensar.
—¿Cómo te sientes? —preguntó Marcelo, antes de comer un poco de su elote.
—No lo śe... —dijo Santino un poco nostálgico—. Me siento liberado... Siento como si una parte de mí se limpiara poco a poco. He dormido como hace mucho tiempo no lo hacía.
—Es bueno saber que te estás sintiendo un poco mejor, después de lo que te pasó —dijo Marcelo antes de comer un poco de su elote—. De verdad que esa relación tóxica ya te estaba haciendo mucho daño.
—Sí, tienes razón, Marcelo… —dijo Santino—. Poco a poco me estoy sintiendo un poco mejor. Siento que me estoy olvidado de Soraya poco a poco, pero no sé si esté listo para una nueva relación.
—No tienes por qué Iniciar una nueva relación de un día para otro, Santino —dijo Marcelo amablemente, antes de comer un poco de su elote—. Primero tienes que sanar tu corazón. Tienes que esperar un poco de tiempo, y ya después veremos qué pasa.
—Sí, ya veremos qué pasa después… —dijo Santino antes de comer un poco de su elote—. Espero que esto no me afecte a largo plazo…
—Por supuesto que no te va a afectar a largo plazo, Santino. Sólo ten paciencia y saldrás adelante —dijo Marcelo amablemente.
Los dos chicos siguieron comiendo de sus elotes, mientras seguían platicando. Santino ya se sentía un poco mejor, después de la ruptura que sufrió días atrás.
¿Qué opinas del capitulo?
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