28. un orgullo llamado amélia harriman.
Amélia estaba sentada en una de las sillas de la oficina de la familia, rodeada de un aire de expectación y confusión. La habitación era luminosa y los muebles oscuros le daban al espacio un tono formal, pero el ambiente era animado. Teresa, su madre, parecía estar en un estado de euforia, sus ojos brillaban mientras hablaba del logro de su hija.
—— ¡Lo lograste, cariño! ¡Una beca en la Universidad del Sur de California, con una beca deportiva! ¡Estoy tan orgullosa de ti! —— Exclamó Teresa, su sonrisa amplia y contagiosa. Se acercó a su hija, casi saltando de felicidad, mientras Marvim, su padre, estaba a su lado, con una expresión de satisfacción que mezclaba orgullo y un toque de rivalidad.
—— Amélia, eres incluso mejor que tu hermano —— dijo Marvim, con su tono lleno de aprobación. Parecía genuinamente impresionado, lo cual era raro, e hizo que el corazón de Amélia se acelerara.
Al otro lado de la oficina, Andrew permaneció en silencio, observando la escena con una mirada neutral, pero con un ligero atisbo de descontento. No participaba en la conversación y parecía más distante, como si estuviera absorbiendo críticamente la situación. Amélia notó su expresión y sintió una opresión en el pecho, pero no había tiempo para preocuparse. La atención se centró en sus logros y la validación de Marvim fue algo que ella siempre quiso.
—— ¡Gracias! —— Dijo Amélia, intentando sonreír, pero la emoción era una mezcla de alegría y presión. El peso de la expectativa parecía aumentar con cada cumplido. —— No sé si… si realmente merezco esto —— murmuró, sus palabras casi inaudibles en medio de las celebraciones.
Marvim, sin embargo, no pareció notar su vacilación.
—— ¡Por supuesto que te lo mereces! Trabajaste duro para lograrlo, ¿no? ——Afirmó, y Teresa asintió vigorosamente, comenzando ya a planear la celebración que harían en honor a su hija.
A medida que crecía el entusiasmo de la familia, Amélia miró a Andrew en busca de una conexión. Él la estaba mirando y en sus ojos había una mezcla de ira y una pizca de crítica. El momento parecía perfecto para celebrar, pero para ella el logro estuvo acompañado de un sentimiento de incertidumbre que no podía ignorar.
Teresa, todavía encantada con la noticia de la beca de Amélia, inmediatamente comenzó a planificar.
—— ¡Necesitamos organizar una fiesta increíble para celebrar esto! —— declaró, su emoción se mostraba en cada palabra.
Marvim asintió con la cabeza y asintió con entusiasmo. —— Sí, una fiesta es una gran idea. Hagamos algo grandioso. Organiza todo, Teresa. Quiero que sea perfecto.
Los ojos de Teresa se iluminaron de responsabilidad y emoción. ——¡Déjamelo a mí! Yo te proporcionaré las invitaciones, la comida, la decoración... ¡todo! Incluso podemos llamar a algunos de nuestros amigos.
—— Pero… no tiene por qué ser algo muy exagerado, ¿verdad? —— Dijo Amélia, tratando de moderar la emoción de su madre.
Marvim interrumpió, con voz firme. —— Amélia, eres el orgullo Harriman. Y ahora, más que nunca, debemos mostrarles a todos que la familia Harriman sigue siendo fuerte y exitosa.
Amélia se limitó a asentir y su sonrisa se apagó un poco bajo la presión que le impuso su padre.
( ... )
Nadie había celebrado realmente los logros de Andrew cuando terminó sus estudios en la universidad; esta fue una nueva experiencia para Amélia. La presión y las expectativas pesaban mucho sobre sus hombros y las conversaciones sobre el futuro, las universidades y los negocios la ponían nerviosa. Incluso entre rostros familiares y amigos de su escuela, Amélia se sentía una extraña, perdida en un mar de expectativas que no parecían las suyas.
Observó cómo su madre, radiante y llena de entusiasmo, saludaba a los invitados y charlaba animadamente. Marvim estaba en su mejor momento, tratando de impresionar a todos con su carisma habitual, y Andrew estaba en un rincón, rodeado de algunos amigos, luciendo más apagado que de costumbre.
Fue entonces cuando, entre la multitud, Amélia vio acercarse a Nicholas. Estaba vestido con una camiseta polo informal, pero su presencia era innegable. Tan pronto como sus miradas se encontraron, una oleada de alivio y alegría la invadió. Él la felicitó y su sonrisa genuina iluminó la habitación.
—— Felicidades, mi amor —— él dijo, con su voz cortando la cacofonía a su alrededor.
Amélia sintió un rayo de esperanza al escuchar sus palabras.
—— Lo harás bien —— la animó, tomando su rostro entre sus manos. —— Solo sé tú misma. Y si necesitas que alguien te anime, estoy aquí.
La sensación de estar fuera de lugar comenzó a disiparse, aunque sólo fuera por un breve momento. Nicholas estaba allí y su presencia trajo un consuelo inesperado.
Amélia, envuelta por la alegría del momento, no dudó en abrazar a Nicholas. El gesto fue espontáneo y, cuando sus brazos se cerraron alrededor de él, sintió como si el peso de las expectativas y la presión se levantaran, aunque sólo fuera por un momento. Nicholas la envolvió en un cálido abrazo, su aroma familiar y reconfortante se mezcló con el entorno festivo mientras le daba un breve beso en la parte superior de la cabeza.
Las amigas de Amélia pronto se acercaron, emocionadas y curiosas. Eran chicas jóvenes, radiantes con sus elegantes vestidos y con brillantes sonrisas en sus rostros.
—— Hola, ¿eres el novio de Amélia? —— preguntó una de ellas, con los ojos brillando de emoción.
Nicholas sonrió y pronto se encontró rodeado por un pequeño grupo de chicas que parecían encantadas por su presencia. Susurraron entre ellas, elogiando su manera relajada y su apariencia. "¡Es tan guapo!" dijo una de ellas, mientras otra suspiraba, "Nunca había visto a Amélia tan feliz".
Amélia sintió una mezcla de timidez al observar las reacciones de las chicas. Nicholas, siempre tranquilo, interactuaba con ellas, cautivando a cada una con su encanto natural. Pero, apenas la conversación empezó a terminar, una de los amigas comentó, en tono de broma, ——¡Es más lindo que Henry!
Las otras chicas se rieron de acuerdo, pero pronto una de ellas hizo la pregunta que flotaba en el aire. —— ¿Pero es más rico?
La fiesta continuó a un ritmo vibrante, con los invitados repartidos por toda la casa de Harriman, riendo y hablando. El sonido de la música animada llenó el aire, pero Amélia y Nicholas se separaron del bullicio y caminaron juntos hacia el área de la piscina. La luz de la luna se reflejaba en las tranquilas aguas, creando una atmósfera mágica.
Mientras caminaban, Amélia hablaba con entusiasmo sobre sus planes para la universidad, sus aspiraciones y los desafíos que enfrentaría.
—— Estoy muy emocionada, pero también un poco asustada —— dijo, pasando sus dedos por la superficie del agua. —— Nunca había estado fuera de casa por tanto tiempo.
Nicholas escuchó atentamente, pero su mente empezó a divagar. Se encontró pensando en cómo Amélia, cuando ingresará a la universidad, podría conocer a otros chicos. Hombres como los que había mencionado Warren, aquellos que pertenecían a un mundo diferente, y la idea le revolvió el estómago. El miedo de que ella se alejara de él y encontrara a alguien que pudiera ofrecerle todo lo que él no podía, pesaba en su mente.
Pero antes de que sus pensamientos pudieran profundizarse, Amélia se volvió hacia él, sus ojos brillaban bajo la suave luz de la noche.
—— Prometo que llamaré todos los días —— dijo, con una dulce sonrisa. Y luego, como para disipar toda la incertidumbre que sentía, ella se acercó y le dio un suave beso en los labios.
Nicholas se sorprendió al sentir la electricidad de ese gesto. El beso fue rápido pero intenso, dejándolo sin palabras. Amélia se alejó un poco, todavía sonriendo, como si hubiera leído sus pensamientos y quisiera asegurarle que todo estaría bien.
Él le devolvió la sonrisa y la ansiedad fue reemplazada por una calidez reconfortante.
Con la suave brisa alborotando su cabello, se quedaron allí por un momento, simplemente mirando el agua de la piscina, sabiendo ambos que lo que tenían era precioso y único. Puede que la fiesta fuera ruidosa por todos lados, pero esa noche, bajo las estrellas, solo importaba su conexión.
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