19. Fría como el hielo.
“La madriguera estaba en completo caos, aunque bueno, en aquellas fechas era siempre igual. Era bien sabido que cuando la nieve comenzaba a caer, y las luces de navidad adornaban la enorme casa, los chicos Weasley volverían a casa y no habría silencio alguno hasta que partieran de nuevo en el reluciente tren escarlata.
Aquella navidad del 2020 había más emoción que en otros años ya que los primos Weasley habían podido invitar a sus amigos del colegio.
Así que ahora, mientras Rose y Dominique reían a carcajadas junto a Amelia y Hannah, Albus y Louis jugaban naipes explosivos con Scorpius mientras que Hugo, Fred, Louis y Carter Mason, planeaban entrar a la cocina y robar las galletas que Lily Potter había preparado con la ayuda de la abuela Molly.
Entre todo ese caos, nadie notó que James y Lucy se escurrieron escaleras arriba, tampoco se dieron cuenta que no salieron del ático hasta dos horas después.
―El baile de navidad que organizó el profesor Slughorn fue asombroso ―parloteaba Rose con los ojos brillantes, Amelia también asintió emocionada, ambas se encontraban sentadas sobre la alfombra acolchada de la sala, Dominique y Hannah frente a ellas, cada una con una taza de té caliente entre las manos―, las luces eran increíbles, la música me sorprendió bastante, y aunque la comida no fue lo mejor, quedé encantada…
―Cuando tu cita es Scorpius Malfoy, aunque el baile hubiera sido en el basurero te la hubieras pasado genial, Rosie. ―bromeó Dominique, Rose se sonrojó― Él es guapísimo, prima. Incluso las chicas de séptimo quieren una cita con él, no les importa que sea de cuarto año.
―Pero Scorpius solo tiene ojos para Rose… ―canturreó Amelia, haciendo que las mejillas de la pelirroja se volvieran aún más rojas.
―Si le gustas tanto, ―comenzó a decir Hannah luego de darle un sorbo a su té― no entiendo por qué no te ha pedido que seas su novia… ―Ese comentario terminó por hacer que Rose bajara los hombros y su expresión se volviera triste, Dominique se mordió el labio.
―Creí que lo haría luego del baile, pero solo me ha besado en la frente y dijo: “Te veré en el tren, pelirroja” ―Amelia no soportó ver a Rose tan desanimada, así que le tomó la mano con fuerza y le sonrió.
―Estoy segura de que lo hará pronto, solo recuerda, es mejor amigo de Albus… ―dijo Amelia, desviando la mirada al fuego de la chimenea― Sabemos lo malo que es Albus para dar consejos, probablemente le ha dicho a Scorpius que espere hasta su tercera cita o algo así.
Luego de eso, se cambió el tema y Rose no volvió a estar triste, en especial porque Scorpius le pidió que fuera su novia la mañana de navidad. “
James soltó un grito de dolor cuando la silla se rompió, pero aun así se puso de pie y cojeó hasta donde Amelia y Scorpius habían guardado sus varitas, en una caja de madera que al parecer Amelia olvido cuando salió corriendo.
―No fue muy inteligente de su parte dejar las varitas aquí. ―se rio Zed una vez que James lo liberó de la silla y las ataduras. James sonrió también, pero su expresión de dolor aún era evidente, estaba sudando frio― ¿Estás bien?
James negó con la cabeza― Creo que me rompí el tobillo cuando hice eso de la silla, escuché el crujido, quería pensar que fue la madera. ―Zed se mordió el labio mientras echaba un vistazo, estaba poniéndose de un color rojo oscuro y claramente estaba hinchado.
―No sé si está roto… Pero si intento arreglarlo tal vez cause más daño del que tienes ya.
James suspiró.
―Está bien, solo ayúdame a caminar, tenemos que salir antes de que Aldritch vuelva con un ejército de espejos enojados.
Zed tomó el brazo de James y lo pasó por sus hombros, cargando así la mayor parte de su peso y dándole al tobillo un descanso que lo hizo suspirar de alivio.
Afuera los pasillos eran igual de confusos, pero al menos ahora sentían que avanzaban y no solo iban en círculos.
―Creo que conozco este pasillo… ―masculló James mientras cojeaba todo lo rápido que podía, Zed que estaba muy cerca de él, lo miró con la ceja alzada.
― ¿Sí? Bueno, entonces dime a donde ir… ―Había dos caminos posibles, derecha e izquierda, como no. James apuntó a la izquierda.
―Por ahí, estamos en el primer piso, si pasamos por ahí y encontramos la puerta saldremos directamente al pasillo donde nos dejó Rose.
― ¿Seguro? ―preguntó el americano, James gruñó.
―No, pero tengo una corazonada. ―Y con eso fue suficiente para que Zed lo arrastrara hacia donde indicó.
Scorpius tomó la mano de Rose y le dio un fuerte apretón, ella no lo volteó a ver, iban corriendo, pero, aun así, la chica sintió sus energías renovadas con ese contacto.
Los corazones de todos estaban latiendo desbocados, sus mejillas estaban enrojecidas y jadeaban pesadamente, hubo un momento en el que Rose alzó los brazos, detuvo el paso haciendo que los demás la imitaran, y se quedaron observando el pasillo por unos segundos.
―Aquí fue donde los dejé. ―jadeó, apuntando a una de las esquinas donde había una columna de piedra, un poco más a lo lejos podían verse un par de puertas que seguramente los llevarían a más aulas vacías.
Albus se acercó a la columna, miró a Rose y alzó una ceja.
― ¿Y bien? ―dijo― ¿No quedamos aquí hasta que mágicamente aparezcan?
Antes de que Rose pudiera replicar, una fuerte explosión se escuchó, haciendo que los cristales temblaran junto con el suelo. Scorpius corrió hasta Rose y le cubrió la cabeza, Albus hizo lo mismo con Lucy, aunque con la rapidez, provocó que ambos cayeran al suelo.
― ¿Están bien? ―exclamó Scorpius, Albus alzó un pulgar y asintió afirmativamente.
Fuera del sonido, no había ni humo o polvo donde ellos estaban, poco a poco Lucy fue levantando la vista, Albus la ayudó a incorporarse.
― ¡Auxilio! ―gritó alguien, haciéndolos sobresaltarse― ¡Alguien ayúdeme por favor!
― ¡Ese… ese es James! ―chilló Rose― ¡James! ¡¿James, dónde estás?! ―Hubo un silencio tenso en donde comenzaron a caminar por todo el lugar, tratando de escuchar algo, la voz de James estaba amortiguada, parecía estar muy lejos.
― ¡¿Rose?! ¡Rose, estoy aquí! ¡Ayúdanos, Zed… Rose! ―Mientras James los llamaba, intentaban buscar de donde provenía su voz, pero parecía imposible, cada puerta que abrían era solo un aula vacía.
― ¡James sigue hablando, no podemos encontrarte! ―volvió a gritar Rose, James soltó un quejido, pero siguió gritando.
―Creo que viene de aquí. ―dijo Lucy deteniéndose frente a la puerta de un cuarto de escobas, los demás fruncieron el entrecejo, no confiando mucho en la palabra de la pelirroja.
Una vez dentro notaron que, en efecto, solo era un armario de limpieza, y de no ser por los gritos de James, se abrían marchado tan rápido como entraron. Lucy soltó un jadeo al enfocar la vista y localizar otra puerta dentro del armario, no era tan grande como la primera, pero sin duda llegaba a otra parte.
Cuando Lucy entró ahí con Rose pisándole los talones, Scorpius y Albus alzaron las varitas, el salón al que entraron estaba casi vacío, de no ser por las enormes estanterías de libros que llegaban hasta el techo, las paredes eran reemplazadas por espejos y los tragaluces eran lo único que iluminaba aquel lugar.
― ¡Estamos aquí abajo, Rose! ¡Aquí estamos! ―Albus se llevó amabas manos a la cabeza, mirando hacia todas partes, no podía ver nada más que libros.
― ¡Aquí están! ―gritó Scorpius, quien de un momento a otro se había alejado hasta el final del salón.
Lucy, Rose y Albus corrieron hasta donde el rubio los llamaba.
James y Zed se encontraban debajo de dos estanterías que habían sido destruidas apropósito, Albus dedujo que habia sido a causa de la explosión que oyeron y Zed había llevado la peor parte ya que también le habían caído escombros de una de las columnas.
―Pero ¿Qué demonios ocurrió? ―exclamó Rose dejándose caer de rodillas cerca de James, estaba boca abajo con una estantería impidiéndole levantarse. Zed se encontraba un poco más alejado, en una posición nada cómoda, con un brazo por sobre la cabeza y los escombros de piedra le oprimían ambas piernas, estaba inconsciente.
―Amelia… ―masculló James tratando de levantar la cabeza― Ella y el Scorpius espejo nos secuestraron antes de que pudiéramos llegar a la grieta. Cuando Malfoy espejo se esfumó Zed y yo escapamos, pero no duramos mucho, Amelia regresó y nos persiguió hasta aquí, usó un bombarda para atraparnos aquí abajo…
― ¿Dónde está ahora? ―inquirió Albus al mismo tiempo que se acercaba a Zed y le tomaba el rostro con delicadeza, James se mordió el labio al notar la expresión de tristeza que cruzaba por el rostro de su hermano.
―Creo que fue a buscarlos, o tal vez fue por más espejo… No lo sé, solo, debemos irnos.
Rose asintió tres veces.
―Bien, necesitamos levantar esto, Scorpius, saca a James, yo ayudo a Zed.
Sin decir nada más, Scorpius apuntó a los escombros con su varita, la estantería que estaba sobre James levitó apenas unos centímetros, Potter trató de arrastrarse fuera, pero un gruñido de dolor se le escapó.
―Me he lastimado el tobillo al escapar… ―explicó. Lucy, quien no había dicho ni una palabra desde que lo encontraron, se arrodilló y lo ayudó a ponerse de pie, James no la miró ni una sola vez.
Del otro lado, Rose movía los escombros uno por uno mientras Albus luchaba por liberar las piernas de Zed.
―Scor, necesito tu ayuda aquí… ―El rubio dejó caer la estantería de nuevo, James ya se apoyaba en Lucy para cuando se situó al lado de su mejor amigo, que le pidió ayuda para arrastrar a Zed fuera del escombro.
Rose lanzó la piedra fuera de su rango, y una vez hubieron sacado al chico Fitz, los miró con preocupación.
―Hay que irnos, ahora, o ella podría regresar…
― ¿Qué hacemos con Zed? ―masculló Albus, aun con el Slytherin entre sus brazos. Estaba tratando de ocultar sus sentimientos ante la situación, pero no estaba funcionando.
―Yo me encargo. ―dijo Lucy, Albus levantó la mirada y se encontró con la expresión neutra de su prima, asintió lentamente.
…
El espejo donde se encontraban no era más que un reflejo de lo que Lucy había necesitado siempre. No era un lugar como tal, no era real en totalidad, pero tampoco era falso, se había creado de la magia antigua, del deseo y sentimientos de la bruja que lo convocó. No había nada al azar y todo tenía su razón de ser, sin embargo, no siempre lo que necesitas es lo que quieres.
Los espejo eran similares a sus doppelgangers en el mundo real, pero como todo en aquel lugar, se tenían que adaptar al hechizo. Los espejo sabían lo que eran, sabían que había otros como ellos en algún lugar del universo y estaban bien con eso, pero si Lucy abandonaba su hechizo, si ella cruzaba la grieta, todo aquello desaparecía, quedaría olvidado y moriría poco a poco.
Amelia iba tras ellos, podían incluso escucharla jadeando, a ella y lo que parecía ser un ejército de estudiantes, todos aquellos rostros familiares; de sus compañeros de clase, de los prefectos de otras casas, todos estaban ahí tratando de cazarlos.
Rose apretó los dientes y lanzó un hechizo a sus espaldas, no se tomó la molestia de voltear a ver si había llegado a alguien, continuó corriendo. Albus estaba también lanzando hechizos, quizás con más rapidez que ella. Frente a ambos estaba Scorpius, que llevaba a James casi sobre sus hombros, la verdad es que el mayor de los Potter luchaba por no ser una carga para el rubio, pero su tobillo no lo ayudaba demasiado, por no decir que nada.
Lucy iba al final, corría con ellos, pero se atrasaba de vez en cuando para no perder la concentración del hechizo que aplicaba sobre un todavía inconsciente Zed. El castaño estaba suspendido en el aire, tenía la cabeza colgando, su cuerpo laxo, no se había movido ni una sola vez desde que lo sacaron de los escombros, y de no ser porque su pecho subía y bajaba con lentitud, creerían que estaba muerto.
― ¡Estamos cerca! ―les gritó Rose, todos asintieron, Albus incluso se detuvo un segundo para lanzar más hechizos a Amelia y los otros espejo, Rose le miro con cara de pocos amigos― ¡Albus, sigue corriendo! ¡Son demasiados!
Aunque a regañadientes, el pelinegro obedeció y se colocó rápidamente tras de ella.
―No nos atacan de vuelta… ―observó James, Scorpius negó― ¿Por qué?
Nadie le respondió por unos segundos.
―. No quieren herirme. ―jadeó Lucy, sin mirar a nadie más que a Zed.
―Ya lo vi. ―exclamó Rose, apuntó al gran roble que estaba a tan solo cinco metros, la chica alzó su varita revelando así la grieta, que era cada vez más pequeña y opaca― Primero deben cruzar Zed y James, solo hay que empujarlos, luego…
― ¡Expulso! ―El hechizo de Amelia hizo que Rose volara por los aires soltando un grito de terror, Scorpius y James cayeron al suelo por el estruendo, y Lucy se detuvo junto a Albus, miraron atrás, ellos estaban más cerca de lo que habían notado antes. Rose cayó a dos metros del roble con un ruido sordo.
― ¡Rose! ―bramó Scorpius, ella levantó la cabeza con rapidez y lo detuvo con un gesto de su mano, miró a James, negó una y otra vez.
― ¡Haz lo que he dicho Scorpius! ―ordenó, poniéndose de pie con mucha dificultad, aquel golpe la había tomado por sorpresa y estaba casi tan confundida como mareada― ¡Mételos ahora!
Lucy no necesitó que se lo indicaran, con un rápido movimiento de varita Zed flotó en dirección a la grieta y cayó suavemente sobre el pasto, los ojos verdes de la chica se dirigieron a Malfoy― Corre. ―habló con calma. Scorpius apretó los dientes, pero, aun así, cedió.
―Amelia, detén esto. ―bramó Rose, al mismo tiempo que detenía los maleficios que lanzaban hacia ellos, Albus esquivó con bombarda por los pelos― Nos iremos de todas formas… detenlos.
― ¡Ustedes son libres de irse! ―respondió Aldritch― ¡Pero no podemos permitir que Lucy lo haga, ella se queda!
Rose sonrió.
―Que mala decision… ―gruñó, y enseguida los apuntó con la varita― ¡Deprimo! ―El suelo comenzó a temblar bajo ellos, y de un segundo a otro, un grieta enorme se abría en el suelo, separando al ejercito de espejos de los Weasley, Amelia soltó una alarido de frustración mientras caía al suelo por causa del enorme agujero que se habia abierto en el pasto, muchos de los espejos que los cazaban cayeron por ahí, soltando gritos de terror.
Rose, Albus y Lucy corrieron hasta donde Scorpius esperaba impaciente. No había tiempo que perder.
― Vámonos, eso no los detendrá por mucho. ―indicó Albus, y sin dudar un solo segundo, tomó a Zed en brazos con una expresión de alivio y, aunque no muy evidente, amor puro― ¿Van tras de mí? ―Todos sonrieron.
―Por supuesto. ―masculló James. Albus se iluminó, y un instante más tarde, había desaparecido tras la grieta. Scorpius miró a Rose y la tomó de la mano.
―Nuestro turno, preciosa. ―Ella contuvo una sonrisita y asintió, miró a Lucy y a James.
―Los veo en un segundo…
Una vez Scorpius y Rose se fueron, James y Lucy se miraron, silenciosos, sin saber que decir… Ella habló primero.
―Lo lamento tanto, James…
― ¿Qué?
Lucy dejó caer los brazos a sus costados.
―Todo esto… de veras lo siento. ―James tomó una bocanada de aire, no apartó la mirada de ella ni un segundo, luego cerró la boca y decidió no decir nada ―. Hay que salir de aquí. ―concedió, una vez que se dio cuenta que ya no había más qué decir.
Cruzar no era doloroso, pero era una sensación extraña, diferente, se asimilaba un poco a lo que sentías cuando un fantasma pasaba a través de ti, con la diferencia de que, al pasar por la grieta, no podías mover ni un músculo gracias al frío, cegado por la luz no veías nada y el efecto congelante te volvía lento. Perdías la noción del tiempo, y no podías describir por cuanto tiempo estuviste así, podrían ser días, horas, o solo instantes.
Los primero que Lucy vio al abrir los ojos, fue a Rose.
Sus cabellos rubios platinados le cubrían la frente y tenía cristales de hielo pegados a las pestañas, y cejas, sus labios estaban azules al igual que su piel, estaba tirada en el suelo y parecía dormida.
Giró la cabeza unos centímetros y se encontró de cara con Zed, estaba igual de congelado que Rose, solo que él, irónicamente, ya había despertado y sus ojos volaban como locos por todo el lugar, intentando saber qué ocurría.
Albus y James se encontraban más alejados, ambos en posición fetal y por lo que pudo distinguir, más congelados que Rose y Zed.
―No puedo moverme. ―dijo Scorpius con dificultad, estaba tras ella, a su espalda, podía oírlo. Lucy quiso voltear a verlo, pero se dio cuenta qué ella tampoco podía mover ni un dedo― Ro… Rose, ¿Dónde está Rose? ―Lucy abrió los labios poco a poco, era difícil, su lengua estaba congelada, pesada y sus labios ardieron cuando los separó.
―Frente a mí. ―Le sorprendió su tono, frío, pastoso, desconoció su propia voz― Ella está bien, respira… Zed también. Albus y James están aquí.
― ¿Lo logramos? ―Esas fueron las primeras palabras de Zed, hicieron sonreír a la pelirroja, aunque le dolió hasta el alma.
―Creo que sí… creo que sí. ―susurró, y entonces vio como alguien se acercaba corriendo hasta ellos, antes de caer desmayada y sumirse de nuevo en la inconciencia.
…
Pocos capítulos para el final, ¿estamos emocionados? Yo sí.
Hace unos días estuve revisando, y me di cuenta de que llevo casi tres años escribiendo este fanfic, de verdad que me he quedado de piedra al ver este número… ¡Tres años! Madre mía, no me la puedo creer. La he publicado en junio del 2019, tenía 18 años y ahora estoy a punto de cumplir 21. Wow.
En fin, me voy a detener ahora porque si no esta nota de autor será larguísima.
Como les dije, el final está por llegar y yo estoy cada vez más emocionada, espero que como siempre me dejen sus comentarios y preguntas, saben que yo amo responder.
Nos veremos el siguiente capítulo.
Besos, Liv.
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