17. Atrapado en algún lugar del tiempo.
Sus pies golpeaban frenéticamente el suelo, iban corriendo tan rápido y durante tanto tiempo que sentían como sus pantorrillas quemaban, dolían. Rose pensó por un segundo que el corazón se le saldría por la garganta, que sus pulmones no podrían respirar más tiempo, cerró los ojos apartando esa idea de su cabeza, no podía, ella tenía que llegar a tiempo.
En el claro del bosque prohibido había una grieta que se elevaba hasta el cielo infinito, esta despedía una luz blanca casi tan brillante como el sol.
Rose se detuvo abruptamente. Trastabillando, Zed la tomó por los hombros, también deteniéndose. La pelirroja frunció el ceño y miró con ojos desesperados alrededor, fueron pocas las cosas que notó de primera mano; un círculo de cuarzo, fuego azul, los árboles, Velkan… Se concentró en el mago de cabello rubio que estaba de espaldas a ellos, no los había escuchado llegar y parecía estar muy concentrado en un libro.
Zed le dio una mirada a su amiga, quien parecía más frustrada que otra cosa. El americano sacó su varita con un suspiro y apuntó al rubio.
― ¿Quién diablos eres? ―demandó el castaño con voz firme. Velkan tensó la espalda y se giró, miró a Rose con los ojos bien abiertos y luego abrió la boca con sorpresa.
―Mierda. ―masculló en Rumano. Antes de que siquiera dijera otra cosa, Rose también sacó su varita y le apuntó, estaba temblando, sin embargo, no hizo que se viera menos intimidante.
―En realidad no me interesa quién seas… ―espetó ella― Pero necesito que me lleves con Lucy y James, ahora.
Velkan sonrió.
―No puedo hacer eso-
―Claro que puedes, y lo harás a menos que no quieras que me encargue de ti. ―Rose apretó los dientes, lo vigiló con ojos fieros― Tengo tanta ira, que yo no dudaría de mi palabra. ―Con la barbilla apunto a la grieta― Dime cómo entrar, y cómo voy a salir.
Velkan suspiró y bajó el libro.
Cuando Scorpius y Albus llegaron a la torre de astronomía donde la directora se encontraba junto con otros maestros y alumnos, ya sabían que algo estaba mal.
Ahí, en medio del bosque prohibido había una especie de luz blanca cruzando el cielo, todos se habían alarmado, y fue en ese momento que los dos Slytherin entraron con el escándalo de sus vidas. Y cuando explicaron la situación, hubo gritos de exclamación.
Mcgonagall ordenó a los prefectos que se llevaran a todos de vuelta a sus salas comunes, sin embargo, ni Lily ni los Weasley obedecieron, se fueron tras la directora.
―Zed me ha enviado un patronus, sé dónde están. ―dijo Albus caminando con rapidez al lado de su directora.
Cuando llegaron, la grieta ya no era una grieta, más bien era un pequeño remolino azul, casi celeste. Tanto a Albus como a Scorpius se les cortó la respiración. Vieron lo mismo que Rose cuando llegó: Cuarzos formando un círculo, el fuego, los árboles y a Velkan.
―La chica dijo que vendrían rápido, no imaginé que tanto… ―Fue el saludó del rumano, Scorpius y Albus fruncieron el ceño, por otra parte, Minerva se adelantó a ellos dirigiéndose al joven rubio.
― ¿Habla usted de Lucy Weasley? ―Velkan negó con la cabeza.
―No, la otra, la pequeña fiera… Rose. ―respondió, Scorpius dio un paso al frente.
― ¿Dónde está? ―preguntó― ¿Qué hay de Zed?
Antes de que Velkan respondiera, alguien llegó corriendo, era Lily, detrás venían Hagrid, Dominique y Fred. El semigigante miro a la directora con disculpa.
―Lo lamento, profesora, no pude contenerlos mucho…
― ¿Dónde están ellos Velkan? ―exigió Albus, alzando la vos y ahogando las disculpas del guarda bosques. Se ahorró todas las otras preguntas que quería hacerle a su amigo como “¿Qué diablos haces aquí?”
Velkan apretó la mandíbula y miró hacia la grieta.
―Cruzaron hace dos minutos, tal vez menos.
Fue entonces cuando Scorpius lo atacó.
• • •
Los árboles hacían un sonido extraño, las hojas chocaban entre si haciendo una especie de siseo pausado, olía a bosque: leña, pino, todos esos olores mesclados casi la hacen estornudar. Tenía los ojos cerrados, pero podía sentir la calidez del sol en su rostro. Primero movió los dedos, estaba sobre el pasto, pudo tocarlo, estaba húmedo y al mismo tiempo cálido.
― Rose… ―Su nombre se escuchó a lo lejos, casi inaudible, pero ella no abrió los ojos, se sentía bien, se sentía en paz― Rose ―volvieron a decir―, despierta, por favor… ― No- respondió en su cabeza, no quería despertar, bueno, no quería abrir los ojos, quería seguir así un buen rato, con aquella calma instaurada en su pecho― Rose, por favor abre los ojos, estás respirando… abre los ojos tenemos que irnos o ellos… ―La molesta voz se calló y por fin pudo volver a escuchar los sonidos del bosque, y entonces…
Abrió los ojos abruptamente.
― ¡Ah! ―chillo, tomándose la cabeza con las manos. Los ojos castaños de Zed la miraron con preocupación. Ambos estaban en un pequeño jardín, bajo un viejo roble, Zed se había arrodillado a su lado, que había estado recostada sobre el pasto.
― ¿Estás bien? ¿Te lastimé? ―preguntó Zed, Rose no respondió, fue ahí cuando sintió el ligero pero punzante dolor en su brazo, con la otra mano se masajeó el área enrojecida.
―Estoy bien… ¿Qué hiciste? ―El Slytherin sonrió de lado.
―Te pellizqué. ―Cuando ella lo miró con indignación, alzó ambos brazos― Oye, fue lo único que se me ocurrió, no despertabas…
Rose no dijo nada más, en lugar de esto se puso en pie con dificultad, Zed la siguió.
―Zed, ¿Dónde estamos? ¿En Hogwarts?
Frente a ellos, se encontraba el imponente colegio de magia y hechicería, parecía todo normal, se veía normal. Sin embargo, habia algo que les decía que no era real.
Zed tragó en seco.
―No tengo idea, Rose.
James se abrió paso entre los estudiantes, hecho una fiera. Lucy iba tras él.
― ¡James, para ya, por favor! ―suplicó Lucy una vez más. El pelinegro finalmente cedió, deteniéndose cerca de un pasillo desierto, se cruzó de brazos.
―No quiero oírte Lucy. ―espetó, los ojos de ella se abrieron y su labio tembló, más no lloró.
― ¿A caso no puedes entender que lo hice por nosotros? ¡Porque te amo!
James soltó un bufido.
― ¿Por nosotros? ¿Entonces por qué no me lo dijiste antes? ¿Por qué me trajiste a la fuerza? ¡Me hechizaste, me manipulaste y me mentiste! ―gritó, fuera de sí. Lucy alzó una ceja.
― ¿Así como tú terminaste lo nuestro sin decirme la verdad? ¿así como me dijiste que no me amabas? ¿Eso no es manipulación tampoco?
James la contempló por unos instantes, no podía creer lo que escuchaba, era inaudito.
― ¡Hay un mundo de diferencia en eso! ―replicó, alzando los brazos― ¡Lo que yo hice fue para salvarte a ti! Lo que tú has hecho es una locura, es egoísta, es terrible… ―A medida que iba hablando, su voz fue bajando de tono, poco a poco, se convirtió en un susurro herido. James dejó caer los brazos a sus costados, soltó todo el aire que habia contenido, de pronto sintiéndose muy cansado.
―James, sabes que yo no tenía el control de esto… yo-
― ¡Sí! ―bramó, acercándose mucho a ella y tomándola del brazo con brusquedad, había lágrimas en los ojos de ambos― ¡Sí lo tenías! ¡Tú tenías todo el control de esto! ¡Tú podías haber decidido no hacer ese estúpido ritual! ―Sus rostros estaba a unos cuantos centímetros y la mirada furiosa de James le penetró hasta el alma. En aquellos ojos avellana había un sentimiento que Lucy jamás había visto, y cuando descubrió lo que era, se le heló la sangre.
―James… ―jadeó, temerosa, su voz se quebró y las palabras murieron en su garganta. Tuvo tomar un profundo respiro― Yo… no sé qué debo hacer ahora…
―Busca la forma de volver. ―espetó, soltándola y haciéndola trastabillar― regrésanos a casa.
Lucy parpadeó lentamente―No sé cómo hacerlo. Lo lamento, de verdad, lo siento, James…
― ¿Lo sientes? ―Se rio él, pero no había ninguna gracia genuina en su rostro― ¡Me arrastraste hasta aquí, un lugar que no tengo idea de qué es o cómo existe, de si es real o no! ¿Y dices que lo sientes?
Lucy trató de tocarlo, pero él se alejó dos pasos, pasándose una mano por el cabello, le dio la espalda y bajó la cabeza. Un dolor insoportable se instauro en el pecho de la pelirroja, quería deshacerse de él, que se fuera, que dejara de doler, pero algo le decía que no pasaría pronto.
El James que se encontraba frente a ella era como un extraño, algo cambio en ellos en ese momento, y cuando él volvió a mirarla, lo supo, supo que lo habia perdido para siempre.
―En este lugar Albus me odia y Lily ni siquiera existe... ―dijo de nuevo, con voz queda, Lucy contuvo el aliento ―No sé si alguna vez seré capaz de perdonarte eso, Lucy.
Zed y Rose miraron la grieta frente a ellos. Era diferente a la otra, está era más pequeña y no brillaba casi nada, además de que estaba incrustada en el viejo roble en el que habían despertado.
Rose se puso las manos sobre las caderas y asintió.
― Supongo que estamos… ¿del otro lado?
―Parece como si estuviéramos en casa. ―musitó Zed mordiéndose el labio. Rose negó con la cabeza.
―Pero no es nuestra casa… Tenemos que encontrar a James y Lucy para irnos antes de que esa cosa se cierre y nos quedemos atrapados aquí. ―El americano vio como la chica lanzaba un hechizo no verbal hacia la grieta, haciéndola desaparecer― No creo que el hechizo dure demasiado, tenemos que darnos prisa o algún curioso puede encontrarla.
Hombro con hombro caminaron con decisión hacia el castillo y cuando estuvieron en la entrada, nadie pareció notarlos.
Los pasillos estaban llenos de estudiantes, que eran exactamente las mismas caras de siempre, aunque bueno, el cabello de algunas personas sí que habia cambiado, y a juzgar por los escudos en sus uniformes, también sus casas se modificaron.
Zed levantó su brazo derecho, miró su reloj con curiosidad― Que raro, yo siempre llevo mi reloj en la mano izquierda… ―Rose, quién ya había notado la peculiaridad de la orientación del castillo, casi se rio.
―Ya sé qué pasa… ―dijo, apuntó con la cabeza hacia las ventanas, las puertas, las estatuas― Todo está del lado opuesto, es como un espejo.
Zed también observó su entorno y un amago de risa asomó por su boca, sin embargo, se mantuvo neutral.
―Al menos algo tiene sentido en este lugar…
―Sí… será mejor que encontremos a Lucy y James, no quiero estar más de lo necesario en este espejo.
―Deberíamos, no sé, ¿preguntar a alguien si los han visto? ―susurró Zed. Rose se mordió el labio, deteniéndose cerca de uno de los muros.
―Creo-
― ¡Zed! ―Ambos miraron al frente al mismo tiempo. Completamente asustados, vieron como Amelia Aldritch se acercaba. La chica seguía luciendo como ella misma, ojos azules y cabello negro… excepto por el escudo de Slytherin que resplandecía en su uniforme.
― ¿Amelia? ―dijeron a coro. Ella los miró sonriente y se dirigió a Zed.
―Por fin te encontré, estuve buscándote todo el día… ―dijo ella, y antes de que Rose o Zed reaccionaran, la morena ya se encontraba rodando el cuello del muchacho y lo besaba con ímpetu. Zed, con los labios de Amelia sobre los suyos, le lanzó a Rose una mirada de alarma, a lo que la pelirroja solo pudo articular un “Sigue la corriente”
Aquel intercambio duró apenas un segundo, y al siguiente, Zed ya se encontraba muy en su papel, rodeando la cintura de Amelia y respondiendo al beso con algo de torpeza.
Rose se tocó la frente, afligida, eso estaba siendo demasiado raro y justo cuando pensó que habia pasado una eternidad, Amelia soltó a Zed.
― Pero ¿dónde se habían metido? ―repitió la chica, mirándolos a ambos esta vez, se detuvo abruptamente en Rose, abriendo los ojos tanto como ellos hace un segundo― Merlín, pero ¡qué le ha pasado a tu cabello! ―chilló, y luego se llevó ambas manos a la boca, no dando crédito a lo que veía. Instintivamente la pelirroja se tocó los risos, estaban algo enredados, pero no parecía nada grave.
― ¿Qué tiene?
Amelia alzó una ceja, tomando un riso entre los dedos― Bueno… está rojo, Rose… ¿te has teñido?
Rose estuvo a punto de preguntarle de qué diablos estaba hablando cuando fue interrumpida nuevamente, esta vez, Scorpius había llegado.
― ¡Ay por mi madre! ―exclamó él, no había cambiado físicamente tampoco, mismo cabello rubio pálido y ojos terriblemente grises, excepto por el escudo de Ravenclaw en su uniforme― Pero ¿qué te has hecho en el pelo hermanita?
Tanto Rose como Zed se quedaron de piedra, con las palabras de Scorpius resonando en sus cabezas una y otra vez.
Hermanita
―Bueno, ¿Qué les ocurre a ustedes dos? ¿Dirán algo? ―preguntó Amelia con exasperación. Zed parpadeó, y pensando cientos de cosas en un segundo, terminó por negar con la cabeza.
―Lo siento, he… cariño ―dijo, dudoso, miró a Rose, que estaba paralizada todavía― Lo que pasó fue que Rose me dejó practicar con ella el hechizo glamour, y le he dejado el pelo rojo… eso hemos estado haciendo todo el día, tratando de arreglarlo.
Si Rose no hubiera estado tan impresionada en ese momento, le abría sonreído a Zed con complicidad y habría reconocido lo buen mentiroso que era, sin embargo, seguía ahí, a mitad del pasillo con la mirada fija en Scorpius. Zed le dio un codazo, haciéndola reaccionar.
― Ah, sí. ―exclamó, luego, aun atontada, miró a Scorpius― Aunque creo que acabo de recordar el hechizo correcto… ―Con su varita apuntó a su cabello y murmuró un hechizo que recordaba haber leído en la revista corazón de bruja, tras un pequeño destello de luz, su cabello se tiñó rubio pálido, igual que Scorpius
―Gracias a Merlín, imagina si tuvieras que ser pelirroja el resto de tu vida. ―bromeó Amelia, Zed contuvo una carcajada en su mano y Rose rodó los ojos.
―Terrible… ―masculló. Pasando saliva con lentitud, repasó la situación y tomó una decision rápidamente― Y, hablando de pelirrojas… ¿han visto a Lucy? ―Rose sabía que al hacer aquello de una forma tan poco meditada, se arriesgaba a ser descubierta, pero necesitaban irse cuanto antes de ahí.
Scorpius la miró con la sorpresa en el rostro.
― ¿Weasley? ―preguntó Amelia, igual de confusa que Scorpius. Tanto Zed como Rose asintieron― Bueno, creo haberla visto hace rato, estaba con Potter. Como siempre. ¿Para qué la necesitan?
Zed y Rose se dieron una mirada, luego volvieron al rubio.
― ¿Cuál Potter? ―corearon. Scorpius y Amelia parecieron confundidos por unos segundos, finalmente, la chica de Slytherin sonrió.
―James Potter, por supuesto.
― ¿Y dónde la han visto? Necesitamos hallarla cuanto antes… ―dijo Zed. Amelia se mordió el labio, mirando ligeramente al techo.
―La vi en el gran comedor esta mañana, supongo que ya no está ahí…
―Yo acabo de verla con James, creo que fue afuera del salón de Aritmancia. ―respondió Scorpius, hablando luego de un rato, miró a Rose con desaprobación― ¿Por qué tu interés en ella de repente?
Rose notó el tono despectivo, así que imitó la postura del rubio y se encogió de hombros.
―Tiene un libro de la biblioteca que necesito para una clase, estaba pensando pedírselo o preguntar si lo usará por más tiempo. De hecho… creo que iré a buscarla ahora, ¿Zed? ―llamó a su amigo, quien ahora se encontraba casi acorralado por Amelia, el americano hizo como pudo y finalmente se soltó de la Slytherin, sonrió hacia Rose― ¿Vamos?
Zed ya estaba diciendo que sí, cuando Scorpius lo interrumpió.
―Puedo ir yo contigo, deja que Zed este un rato con Amelia… ―Puede que aquel no fuera el Scorpius que Rose conocía, pero tenía que admitir que ese tono sobreprotector era exactamente al de su Scorpius. Terminó regalándole una sonrisa dulce.
―La tarea es en equipo ―saltó a decir de nuevo ella― Zed y yo estamos retrasados, así que…
―Sí ―dijo él, miró a Amelia con disculpa― Lo siento, te prometo que volveré contigo pronto. ―Luego de decir aquello, Zed le dio un beso en la coronilla, a lo que Amelia solo sonrió, asintiendo dulcemente.
―Esto es una locura. ―jadeó Rose, recargándose en una de las columnas una vez que se habían alejado lo suficientes de ellos. Zed se pasó una mano por el pelo y asintió.
―Ni lo digas… esto, es… Dios ni siquiera sé cómo describirlo.
Repentinamente Rose comenzó a caminar por el pasillo, miraba el suelo al mismo tiempo que giraba su varita entre los dedos.
―Recapitulemos, ¿sí? ―Zed dijo que sí con la cabeza, Rose tomó aire― Bien, entonces: Lucy abrió una especie de brecha que nos trajo, no sé, ¿aquí?
Zed cerró los ojos, recargándose en el mismo muro que su amiga hace unos segundos.
―Sí, eso parece, es como una segunda realidad, puede ser hasta una tierra diferente…, realidad paralela es la palabra. Eso explicaría porque la izquierda es la derecha. Según mi teoría, es similar a la nuestra pero no idéntica, ya lo hemos visto, al parecer aquí eres una Malfoy, y yo soy novio de Amelia.
Rose miró a Zed sin mirarlo realmente, estaba mordiéndose el pulgar y luego se iluminó.
―Lucy y James están juntos aquí, y todo el mundo lo ve normal. ―masculló ella, Zed abrió los ojos― Y si yo soy una Malfoy aquí, quiere decir que fácilmente ellos también pudieron cambiar eso…
― ¿Dices que Lucy ya no es una Weasley aquí? ―Rose negó con la cabeza.
―No, Scorpius le dijo Weasley. ¿recuerdas?
―Y James sigue siendo James Potter…
―Pero sin el Weasley. ―concluyó Rose, suspirando, miró a Zed, de pronto el peso de todo aquello cayó, y solo fue capaz de derrumbarse en el suelo y esconder su rostro entre sus piernas― Esto va a acabar conmigo, lo juro.
Zed la miró desde su altura, y con algo de duda, le acarició el cabello rubio. La mirada del americano se perdió en alguna parte del castillo, vio a algunos estudiantes pasar cerca, pero ninguno se cruzó con ellos, se limitó a verlos desde la oscuridad, y entonces una idea se instauró en su cabeza.
―Rose…
― ¿Si?
―Se supone que hay un doble de todas las personas, ¿no? Amelia, Scorpius, Albus, digo todo Hogwarts está aquí, algo diferentes, pero están.
Rose por fin alzó su rostro― Y tu punto ¿es…?
―Mi punto es, que, si hay un doble de cada persona, ¿Dónde están nuestros dobles? Por lo que sabemos, hay una Rose rubia y un Zed espejo. Y cuando Amelia nos vio dijo que habíamos desaparecido de la nada… ¿Qué ha ocurrido con nuestros doppelgangers de esta tierra?
―Desaparecieron en el momento que cruzaron la grieta. ―Aquella no era la voz de Rose, ni la de Zed. Ambos se giraron hacia el frente, era James, los miraba con una expresión seria en el rostro. Rose no necesitó poco más de un segundo para saltar sobre él.
― ¡Hay Merlín! ―sollozó, aferrada al cuello de su primo, este sonrió un poco y la rodeó por la cintura― Por un momento creí que no te vería de nuevo… Dios mío James.
Aquel abrazo se prolongó por unos minutos en los que James acarició los risos rubios de Rose mientras ella hipaba en su pecho, Zed se limitó a observarlos con un sentimiento de calidez en su estómago.
Cuando se separaron, el pelinegro le limpió las últimas lágrimas a su prima.
―Me alegro mucho de verte, Ro… ―miró a Zed― ¿Cómo es que-
―Ella soltó a la grieta luego de amenazar a Velkan con matarlo, ―explicó con naturalidad― yo la seguí porque sabía que Albus no me perdonaría si la dejaba sola, además de que mi tendencia a meterme en problemas influyó un poco...
James asintió con lentitud, pero finalmente terminó por negar, una expresión de frustración cruzó por su cara.
―No debiste, no debieron… Ro, esto… No sé qué es lo que Lucy pensaba con traerme aquí, es tan diferente a casa.
―Dínoslo a nosotros. ―corearon Rose y Zed, James asintió.
―Oh, ya se dieron cuenta…
― ¿De que mi novia es Amelia Aldritch? ¿La chica con la que mi novio solía acostarse?
Rose bufó ― Al menos no te volviste la hermana de tu novio… ―James soltó una especie de risa, se rascó la nuca― Y hablando de eso, ¿Cómo diablos pasó?
Honestamente ni en una realidad paralela pensaría en mi como la hija de Draco Malfoy.
James se encogió de hombros.
―No tengo idea, bueno… Por lo que sé, en este lado tu madre se casó con Draco Malfoy. ―Rose hizo cara de asco, luego se llevó una mano a la cabeza.
―Espera, ¿Qué pasó con Hugo? ¿también es un Malfoy? ―James negó.
―No, él sigue siendo Hugo Weasley, pero no tu hermano, es hijo de tío Ron y Pansy Parkinson. ―La quijada de Rose casi llegaba al piso,
―Dios, esto es… bueno, es raro. ―luego de unos segundos, ella escudriñó a su primo― ¿Qué hay de ti?
Digo, sabemos que el punto de todo esto es que puedan estar juntos, pero, bueno tú sigues siendo un Potter y ella es una Weasley, ¿Quién es tu madre?
―Según mi acta de nacimiento, Luna Lovegood.
―. ¿Qué hay de Albus? ―exclamó Zed, James lo miró encogiéndose de hombros.
―Albus es Albus, mi hermano. Sin embargo, aquí él me odia por una extraña razón que aún no descubro.
Rose le puso una mano en el hombro, sonrió con tristeza ante la amargura que James había usado en sus palabras.
―Lo siento… ―dijo con cautela, y tratando de aligerar el ambiente, se pasó una mano por el pelo, quería distraerlo de alguna forma y termino preguntando lo primero que se cruzó por su mente― Entonces, ¿Lily ahora es rubia? ¿O tiene el cabello negro como tío Harry?
La cara de James se descompuso, en sus ojos se notó la frustración, el enfado. Corrió el rostro con brusquedad.
―Lily no existe aquí.
Hubo un silencio pesado, Zed fue el primero en hablar.
―Oh mierda… ―Rose parpadeó, incrédula, se mordió el labio y comenzó a caminar de nuevo por el pequeño pasillo.
―.Tenemos que irnos de aquí ahora mismo… Este lugar, esto es terrible, tenemos que salir ya. ―James negó con la cabeza una vez más, afligido.
―No podemos. Lucy no sabe cómo, se lo pedí hace rato, pero dijo que jamás pensó en la forma de volver… no estaba en sus planes que yo quisiera regresar.
―No, James… ―exclamó Zed― Cuando Rose y yo cruzamos hicimos que Velkan dejara la grieta abierta hasta que volviéramos, aún podemos irnos. ―Potter buscó a Rose con la mirada, ni siquiera tuvo que preguntarle algo, ella asintió, complacida.
―Pero no tenemos tiempo, esa cosa es inestable. ―dijo la chica― Ya hemos perdido demasiado tiempo desde que entramos, quién sabe cuánto más pueda resistir abierta. ―Rose tomó la mano de James, lanzándole una mirada de disculpa― Odio hacerte esto, pero tenemos que ir por Lucy, eres el único que la convencerá de volver.
Automáticamente, él se negó rotundamente, Rose apretó la mandíbula― James…
―No, Rose. ―espetó― No estoy dispuesto a ir de nuevo tras ella. ―Usó todo su autocontrol para no soltarse del agarre de la rubia― Ve tú. Dile que es su última oportunidad de hacer lo correcto, dile que, que lo haga por ella misma, no por mí. ―Weasley estuvo a punto de protestar, pero James la interrumpió― No soy capaz de mirarla, no ahora, no quiero hacerlo… por favor.
Rose lo contempló por largos segundos, finalmente aceptó.
―De acuerdo… Yo supongo que los veré en el roble-
―No, yo voy contigo ―interrumpió Zed, dando un paso hacia ella, Rose le sonrió.
―Estaré bien por mi cuenta, tú llévate a James, él no sabe dónde está la grieta, ―Le tomó la mano con firmeza― Los veré ahí, solo tardaré un segundo en ir por Lucy.
― ¿Qué pasa si ella no quiere ir contigo?
―Lo hará. ―afirmó James, se dirigió a Rose― La dejé en la torre de astronomía, tal vez siga ahí.
Rose tragó saliva y clavó su vista en Zed, con mucho cuidado, pronunció sus siguientes palabras:
―Zed, si no llegamos en treinta minutos, ―titubeó ― crucen, y dile a Albus que lo siento.
El castaño negó con la cabeza, caminó hasta ella y besó su mejilla, sonrió.
―Llegarás a tiempo, yo lo sé, confió en ti, Ro.
• • •
Era un caos, un completo caos.
Luego de que Scorpius se lanzara contra Velkan, Albus fue el primero en separarlos. Malfoy no puso mucha resistencia a su amigo ya que había alcanzado a atizarle algunos golpes al rumano.
Luego de eso Mcgonagall tomó control de la situación y pronto un montón de aurores se aparecieron en el bosque prohibido, incluyendo a Harry Potter.
Albus y Scorpius se encontraban juntos, sentados sobre una enorme roca mientras veían como Harry y Hermione interrogaban a Velkan, los demás aurores se encargaban de asegurar el área y sacar a todos los estudiantes curiosos que se habían reunido en el claro, pronto, formaron una burbuja protectora que no podían cruzar.
―Tenemos que hacer algo. ―le susurró Albus a Scorpius, ―Si no hacen algo rápido, la grieta se va a cerrar ―El rubio asintió casi imperceptiblemente.
― ¿Tienes algo en mente? ―masculló, Albus asintió con la mirada fija en un punto.
―Sí … pero será peligroso y estúpido.
Scorpius le sonrió enormemente.
―Te sigo.
Entonces, como uno, se pusieron en pie y caminaron hacia la grieta.
• • •
Aquel castillo era como un maldito laberinto, cualquiera le diría “Vamos, solo ve en sentido contrario” pero era en realidad más complicado de lo que se escuchaba.
Había pasado toda su vida creyendo que conocía bien su escuela, bueno, era evidente que todo ese conocimiento no se extendía a Hogwarts espejo.
Luego de ir corriendo por aquellos interminables pasillos, Rose se detuvo unos segundos para recuperar el aliento, estaba cerca del salón de encantamientos, extrañamente, no había nadie caminando por ahí, en realidad, el colegio parecía vacío.
Entonces, justo cuando se enderezó para continuar con la búsqueda de la torre, alguien la tomó con brusquedad del brazo y la arrastró dentro del aula vacía, contuvo el aliento y apretó los parpados con fuerza, escuchó la puerta cerrarse. Quién sea, la tenía acorralada.
Un olor a menta muy conocido inundó sus fosas nasales y poco a poco fue abriendo los ojos, Zayn Fitzgerald, el hermano mayor de Zed, la miraba con un sentimiento de deseo que ella jamás habría imaginado viniendo de él.
―Te he buscado todo el día, pequeña serpiente… ―dijo el hombre, dejando a Rose con la boca entreabierta.
Una serie de preguntas atacaron su mente: ¿Qué hacía Zayn ahí? ¿Pequeña serpiente?
― Pero ¿qué haces tú aquí? ―La pregunta salió con más brusquedad de la que esperaba, sin embargo, Zayn se rio apretándola más contra la pared.
―Te he estado esperando los últimos 20 minutos. Estuve a punto de irme… ―Sin notar la confusión en el rostro de la chica, Zayn se aproximó hacia su cuello y comenzó a besarlo, Rose jadeó por la sorpresa y se quedó quieta, con los ojos muy abiertos y fijos en el escritorio del profesor― Debería de castigarte por hacerme esperar… ―Cuando las manos de Zayn fueron hacia su trasero, Rose soltó una exclamación y se separó con rapidez.
― ¿Qué te ocurre? ―Los ojos azul marino de Rose volaron hacia el americano.
Estaba vestido con traje gris y chaleco negro, llevaba incluso una corbata, luego miró de nuevo hacia el escritorio, todo encajó de pronto.
―Dios, ¿estoy teniendo una aventura con mi profesor de encantamientos? ―chilló, máspara ella misma que para el hombre frente a ella, Zayn frunció el ceño.
―He… Sí, hace más de un año… ¿Rose estás bien?
Y luego, inexplicablemente, la chica se carcajeó al fin.
Por largos segundos Zayn se dedicó a observarla reír, estaba con los brazos cruzados y la cabeza ladeada ligeramente. Cuando ella se detuvo, él sonrió acercándose y tomándola de la cara con ambas manos, le besó la nariz con dulzura.
―Te amo. ―le dijo viéndola a los ojos, como fuera la primera vez que lo hacía (teóricamente, lo era)― No puedo esperar a que te gradúes para poder contárselo a todo el mundo.
Aquellas palabras sí que la dejaron sin palabras, los ojos de Zayn eran hermosos, y tenían aquel brillo que recordaba del otro Zayn, en Nueva York cuando pasaron aquellos días juntos, era como regresar, y de alguna extraña forma, esa sensación le agradó.
―Emm… Zayn, verás, amaría quedarme más, pero en serio tengo que irme ahora, esto es urgente… ―se alejó del castaño y abrió la puerta, él seguía confundido, más no se movió ni la tratóde parae. Rose le sopló un beso, y de pronto, supo lo que la Rose espejo diría en ese momento, asi que lo hizo ― Te amo, juro que nos veremos luego.
• • •
― ¿A dónde creen que van? ―Ambos Slytherin se detuvieron abruptamente, voltearon lentamente encontrándose con Draco Malfoy, quién estaba vestido con un chaleco y pantalón de vestir, obviamente había estado trabajando antes de llegar ahí.
Scorpius frunció el ceño.
― ¿A qué hora llegaste?
―Hace 5 minutos, recibí una llamada de Neville diciendo que mi hijo se encontraba en peligro ―Draco se cruzó de brazos y miró a su alrededor, con todos los aurores y estudiantes que estaban fuera del campo de protección― Creí que estaba exagerando, ya veo que no. ―El hombre lanzó una mirada curiosa a los chicos― ¿No responderán mi pregunta inicial?
Scorpius suspiró, pero Albus le ganó la palabra― Queríamos hablar con mi padre. Íbamos a preguntarle si ya sabían cómo sacar a Rose y Zed de ahí…
―Y a James, y a Lucy… ―agregó Scorpius, Draco los miró de soslayo.
― ¿Ellos también están dentro?
Albus y Scorpius se miraron― Neville no te conto mucho sobre esto ¿cierto?
―Tal vez deberías ir y hablar tú con ellos… ―sugirió Albus, Scorpius lo miró de reojo, pero luego de un segundo, también asintió una y otra vez, entendiendo lo que su amigo estaba tratando de hacer.
―Sí, tal vez a ti te preste más atención que a nosotros… tal vez tú ayudes más que nosotros
Draco ya ni siquiera escuchó lo último que dijo Scorpius porque se había encaminado hasta donde se encontraban Harry, Hermione y Velkan.
Un segundo después, Albus jaló del brazo a Scorpius.
― Ahora o nunca. ―dijeron al mismo tiempo antes de saltar juntos hacia la grieta.
• • •
Yo sé que me tardé más de lo esperado pero literalmente estoy con exámenes finales en la universidad y hasta hoy tuve un par de horas para escribir esto.
Son las 5:00 am y estoy que me muero de sueño, espero les guste y porfis déjenme sus comentarios que yo amo contestar.
¿Qué piensan hasta ahora?
¿Les gustó?
¿Cómo creen que terminará?
Cálculo unos dos o tres capítulos más el epílogo... so, desenme suerte para poder terminar rápido con los exámenes hahah.
Gracias por seguir leyendo, los quiero muchísimo. Nos leeremos luego.
Besos, Liv.
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