Vayase a la mierda

EMMA
Estaba en la cafetería con Matt, él tenía unos minutos libres, yo tenía una hora de descanso, así que teníamos un rato para hablar, solo que yo no tenía ánimos de hablar, estaba pensando, odiaba admitirlo, porque eso significaba algo, pero estaba pensando en Fred.

Es un maleducado, me gustaría usar peores palabras, pero no es culpa de su madre.

Uno no puede decidir que su hijo sea un idiota o no.

Me lo quede viendo un rato, estaba tan estresado, no entiendo porque se jodía tanto la vida, no es tan difícil, si tan solo no me odiara le podría aconsejar algunas cosas, pero ya vi como termino eso hoy.

Estaba con sus dos amigas, pero solo le dedicaba generosas medias sonrisas a una de ellas, la de cabello negro, yo pienso que ella es linda, pero necesitaba la opinión de alguien a quien si le gusten las mujeres en plan, ya saben, atracción y esas cosas.

—Matt ¿esa chica de por ella te parece linda? ―. Le pregunte con discreción.

El miro con cuidado, de hecho diría que estuvo bastante tiempo analizando si le parecía linda o no. Hasta note como su boca se abría un poco, mucho no le faltaba para comenzar a babear.  La respuesta era clara.

—Ehh, si ella es…linda ― aseguró. ─ ¿Por qué preguntas? ¿Ahora te gustan las chicas? Dime con confianza, sabes que voy a quererte de todas formas.

—No menso. Solo era una pregunta.

―Bien, bien, pero no te enojes, andas de un humor, ¡Dios!

—No me estoy enojando y cállate tu ni siquiera crees en Dios― le recordé.

─No soy ateo, soy agnóstico, sonsa─. Dijo dándome un pequeño empujón.

—No me empujes tonto, sabes que podría tirarte al suelo si quisiera―. Lo amenacé.

Lo que siguió de eso fueron más amenazas, cada una más ridícula que la siguiente, entonces mi humor comenzó a mejorar un poco, ya no estaba viendo todo el tiempo a Fred, ya no estaba pensando en lo mal que me contesto hace un rato.

En primer lugar, ¿Por qué siquiera me importa cómo me conteste o como me trata?  

Bueno, tal vez eso sea porque nadie merece que se le trate de esa forma, aun así, de alguna forma eso me ¿lastimaba? No quería verlo de esa forma, solo que, es como esas veces que hay alguien cool en la escuela, y quieres ser su amigo, pero esa persona es misteriosa y no se acerca a todos y por más que tú intentas entrar a su pequeño círculo, no te dejan.

Algo así era lo que pasaba con Fred, con la diferencia de que él no era alguien cool, mucho menos misterioso, solo era un tonto mal educado y grosero, ah me falto decir arrogante, mucho más que yo.

Por personas como él es que me doy cuenta de que el dicho de que odiamos a las personas que se nos parecen es tan cierto.

Normalmente no lo admitiría, pero mi cabeza es un lugar seguro para expresar lo que yo jamás diría en frente de los demás, por ejemplo aceptar que Fred y yo tenemos mucho parecido.

Ambos somos inteligentes, competitivos, algo nerds, (el más que yo eso es seguro, una vez en secundaria lo vi espiar el club de dragones y mazmorras, que virgen) Teníamos el mismo gusto musical, hasta leíamos los mismo libros, siempre novelas de ciencia ficción, al menos el primer año de universidad los dos siempre pedíamos un expresso, tres veces más cargado de lo normal, luego me di cuenta de que el café sabe a mierda, y compre latas y más latas de bebidas energizantes. Sí, éramos polos iguales, ya saben lo que dicen de los polos iguales.

Chiste de física a prueba de tontos.

Prefería pensar que en realidad éramos muy distintos, porque así no me sentiría tan ofendida conmigo misma, imagínate que te digan que eres igual a ese pelirrojo, una pesadilla socialmente. Oh, bueno, ahí sí que había diferencia, al menos yo era más extrovertida, genial, ya tenemos una diferencia.

Y sin querer, sin darme cuenta pase toda mi hora libre pensando en Fred, maldito seas Freddy.

Me puse mis audífonos para distraer a mi mente, solo algo estaría en mi cabeza y seria música, siendo más específica, The Mars Volta, una de mis bandas favoritas sin duda.

La música para mí siempre ha sido una escapatoria. No me imagino mi vida sin música, eso sería miserable, lo que me lleva a pensar ¿la gente sorda puede disfrutar de ese placer? Porque si no, yo podría dedicar mi vida entera a que pudieran hacerlo.

Bueno, es obvio que no estudio medicina o algo por el estilo, pero como me gustaría ayudar a los demás.

Pensé en estudiar psicología cuando era más joven, luego me di cuenta de que no soy buena ayudando a los demás, solo me gusta escuchar chismes, pero no, dar consejos para nada es lo mío, es seguro que algún vagabundo daría un consejo motivacional más útil que yo.

Llegue algo tarde a clase, siempre llegaba algo tarde, bueno, he agarrado esa maña, pero es que es lo mejor, haces una entrada triunfal y todos te prestan atención.

Aparte hoy me veo muy bien. En realidad siempre.

Todos estaban sentados, y me voltearon a ver cuándo entre, todos menos una persona, no hace falta que diga quien porque es obvio.

Me impresionaba la cantidad de chicas que había en el salón, esa cantidad no resaltaba porque las chicas estuvieran por montones, no, la cantidad relucía por la ausencia de las mismas.

Por favor chicas, estudien ingenierías, demostrémosle a los hombres que somos mejores en todo lo que ellos hacen.

No era bonito pertenecer al pequeño grupo de tres chicas en toda la carrera, siempre teníamos que aguantar comentarios fuera de lugar de chicos que creían que tenían derecho sobre nosotras, típico de ingenieros, no saber tratar con mujeres, serán listos y lo que quieran, pero no tienen la capacidad mental de entablar una conversación decente con una persona del sexo opuesto por más de medio minuto, sí, siempre la cagaban a medio discurso.

Agh, hombres, que odiosos son.

Me senté en mi lugar habitual, siempre al frente, y en la fila de en medio, siempre resaltando, siempre. Saque mi cuaderno y comencé a anotar, anotar y seguir anotando, llega un punto en el que ni siquiera sientes la mano, pero vale la pena.

Las clases a veces son una pesadilla, tener que estar anotando todo al mismo tiempo que vez al pizarrón y que por cierto, cada que volteas tiene más y más cosas escritas, graficas, cálculos, tareas, ejercicios, formulas, era difícil no marearse.

La gente pensaba que caminaba derecha por ser engreída, pero en realidad es porque tengo el cuello contracturado de tanto estrés que ni siquiera puedo agachar la cabeza sin sentir ganas de llorar.

Suelo hacer que la gente piense que no la pasó mal en la universidad, pero es todo lo contrario, desde que cruce la entrada el primer día, todos los demás días han sido de dar lo mejor de mí, para demostrarme que soy capaz de esto y más.

Pero aun así, trataba de no descuidar otros aspectos, a veces eso era lo complicado, pero nada con lo que no pueda lidiar. Mis padres criaron a una campeona, no a una bebé llorona.

Dentro de lo que cabe, trato de disfrutar la carrera lo más que puedo, porque si bien no es algo que me encante al 100% si es algo en lo que puedo destacar fácilmente.

La clase estaba nada de terminar, y yo me sentía como Britney Spears en el video de Hit me Baby One More Time, con esa ansiedad de ya poder salir y respirar un poco de aire fresco.

Pero el maestro se puso a hablar del trabajo que entregaríamos al final de curso, siempre ese maldito proyecto tardado y horrible, ¿y saben que era lo peor? Que será en parejas.

Y que no se mal interprete, yo amo convivir con la gente, en todas situaciones, menos para trabajos en equipo, esos se me daban fatal.

De las pocas cosas que no me salían bien era hacer un Split, hacer macarons, y trabajar en equipo.

― ¿Profesor puedo trabajar sola? — le cuestioné.

―Me temo que esta vez no Emma, pero no te preocupes, porque te elegí el mejor compañero de todos. ―afirmó el maestro con emoción.

Lo mire extrañada, ¿a qué se refiere exactamente con “el mejor compañero de todos”?

―Emma, trabajaras con Fred. — soltó el maestro como si fuera cualquier cosa.

«Me debes estar jodiendo»

Abrí los ojos de par en par tanto así que podría jurar que iban a salirse, aunque eso no sería tan doloroso y tortuoso como trabajar con el indeseable de Fred, me gire para verlo, él tenía la misma expresión en su cara, como si le hubieran dicho que su madre murió o algo así.

―Profesor, perdón que me meta, pero no creo que sea buena idea que trabajemos juntos, porque no sé si lo haya notado pero Emma y yo no nos llevamos muy bien que digamos. —objetó Fred.

Estaba de acuerdo con él.

Iugh, estaba de acuerdo con él.

—Es buena excusa para que arreglen sus diferencias chicos―. Afirmo el maestro.

«Mierda, mierda, váyase a la mierda»

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Perdón por desaparecerme tanto, han pasado muchas cosas últimamente, tragedia tras tragedia pero aquí andamos en una capital nueva y al fin con Internet

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