La odiaba, la odiaba tanto, odiaba tanto su cabello, odiaba sus hermosos ojos, pero sobre todo odio como me hace sentir esa maldita rubia arrogante, testaruda necia pero despreciablemente adorable.

¿Por qué tenía que ser tan perfecta todo el tiempo? Me revolcaba en mi cama hasta la madrugada pensando en ella, en como su persona tenía tanta influencia en mi, algo tenía que me encantaba, irresistible, encantadora, carismática, yo entendía porqué todos la amaban, la cosa es que yo la amaba de forma distinta.

La quería de forma poco convencional, 50/50, algunos días quería comérmela a besos, pero otras veces solo quería que se callara, aunque bien podría hacer las dos al mismo tiempo.

Ella se sentía igual por mi, o de eso me he querido engañar a mi mismo.

La odio y la amo, ¿sentimientos muy ambivalentes, cierto?