¿Con Matt?

FRED

Sabía exactamente a que fiesta iría Emma, pero no quería aparecerme por ahí y parecer un acosador asqueroso, si ella no quiera verme, estaba bien, tenía sus razones. Pero aun así yo quería arreglar las cosas con ella.

Lo medite un rato mientras votaba una pelota contra la pared. No, será mejor que no vaya. Ya tendré otro momento de hablar con ella, estoy seguro.

Al día siguiente me levante más tarde de lo que acostumbro, pero no me alarmé, tenía clase hasta tarde, así que no había problema, es solo que le había prometido a las chicas que nos veríamos en la cafetería, le mande un mensaje a Mónica.

No festejen aun, no estoy muerto, solo me quede dormido.

Ya no supe si contestó o no, porque dedique mi mañana a estudiar, estudiar y volver a estudiar, aún no serían exámenes, no estábamos ni cerca de las primeras evaluaciones, pero es que yo tengo mi método para ser el mejor de clase.

Estudio todo el bloque antes de verlo en clase, así ya habré adquirido el conocimiento previo y el resto de la clase solo tendré que anotar preguntas y sus respuestas, para luego estudiarlas antes del examen.

Lo sé, soy un genio.

A quien engaño, lo vi en YouTube.

Mas al rato, recibí un mensaje de Mónica.

Tenemos un 3312

¿Un qué? –Contesté.

A Lyra le gusta tu amiguito Matt.

Me reí fuerte, si claro, nuestra Lyra sintiéndose atraída a Matt, no lo creo ni un poquito, tal vez a Matt le guste ella, pero ¿al revés?

Solo te lo creo si Lyra le acepta una cita.

Le contesté a Mónica. Esa siempre era la apuesta, era divertido apostar si Lyra elegía al chico o no, invariablemente era lo segundo. Aunque pensándolo bien, Matt no es un mal chico, seguro trataría muy bien a Ly.

Aparte el día que los presente, sus ojos brillaban con tanta intensidad, como su mejor amigo lo único que me importaba era verla feliz, y si Matt podía hacer eso, estaría agradecido por siempre con él.

Por un momento me los imagine juntos, si, hacen linda pareja.

Entonces se prendió un foco dentro de mí. Claro que Lyra y Matt tienen que estar juntos, maldición claro que sí, si ellos dos se enamoran, tendríamos que convivir con sus amigos y viceversa, ¿y quién es la mejor amiga de mi querido amigo Matthew? Emma.

Obvio no los obligaría a estar juntos si no hubiera química, eso sería horrible, muy cruel, me conformo con que sean amigos.

Luego de haber sido iluminado con el mejor plan del mundo, me puse de nuevo a hacer mis deberes. Ya en la tarde tuve unas clases no muy pesadas, al contrario de lo que pensaba, uno siempre llega al último año pensando que será el más pesado de todos.

Emma estaba en mi salón, se veía bien, no había cambiado nada, seguro yo tampoco, pues claro que no, nadie cambia en cuestión de meses.

Estaba feliz de que ella estuviera ahí.

Seguro tendremos tiempo de arreglar las cosas, aunque sea por la paz, no quería que ella se quedara con esa imagen de idiota que le había dado.

Es que de verdad hice todo horriblemente mal, no sé en qué estaba pensando.

Cuando todos salimos del salón, la seguí corriendo para poder hablar con ella, dije su nombre varias veces, pero no volteo hasta la tercera vez.

Se dio la vuelta con pesadez, como si hablar conmigo fuera la actividad más cansada de todas, no la culpo, tiene sus razones para estar muy enojada conmigo, yo también estaría enojado si me hubieran hecho lo que le hice.

Ya al tenerla frente a mí, las palabras de disculpas que tanto había ensayado se quedaron atoradas en mi garganta, en vez de decir algo prudente, algo con explicación solo dije lo primero que salió de mi estúpida cabeza.

―Perdón.

Bueno no estaba tan mal, pero definitivamente no era lo que yo había ensayado.

―Okey. ―contestó ella.

―Hablo en serio, lo siento, no debí hacerlo. ―expliqué.

― ¿No debiste hacer qué? ¿Besarme o huir? ―cuestionó ella.

Sabía que era una pregunta capciosa, no sabía que quería escuchar ella, obviamente, ni que fuera adivino o algo así.

―No debí haber hecho ninguna de las dos.

Entonces dije la verdad, no debí haber hecho nada de eso. Claro que yo me moría por besarla y vaya que fue el mejor beso que he tenido, de solo recordarlo la piel se me erizaba y sentía mis mejillas ruborizarse, pero no debí besarla, no sin un plan de que haría después.

Es por eso que necesito arreglar las cosas ahora.

― ¿O sea que te arrepientes de besarme?

Bien, ahí está, lo que dije no era lo que ella quería escucharme decir.

―Si, bueno no, en realidad si, pero no tanto, es solo que, no lo pensé, solo paso y no supe que decir en el momento, entre en pánico.

―Ah ya veo.

―Bien, pero ¿entonces?...

―Entonces nada, ya te disculpaste, ¿qué más quieres?

«Quiero besarte, quiero besarte de nuevo y decirte todo lo que llevo años guardándome para mi mismo»

―Solo era eso, perdón por molestarte. ―dije para luego marcharme.

Me di la vuelta, camine hacia el otro lado a pesar de que mi clase era en la misma dirección a la que ella iba, hasta para eso soy un tarado. No importa, llegare tarde a clase supongo.

Entonces hice algo que jamás hubiera pensado en hacer antes. Falte, sí, eso hice y me sentí tan bien de hacerlo, para ese momento lo único que necesitaba era respirar y tener un momento de paz conmigo mismo, entonces me fui a mi habitación.

Me recosté en la cama he hice eso que detesto hacer, poner en orden mis ideas para hacer una muy necesaria introspección de que mierda me sucede.

Emma me gusta, pero mis calificaciones se ven afectadas cuando no puedo concentrarme por estar distraído pensando en ella, pero besa tan bien, ese beso me hizo saber que estábamos en sintonía, que fluíamos en el mismo sentido.

«Fluir en el mismo sentido»

Saque mi celular, ignorando mis mensajes, solo quería escuchar una canción, una que hace tanto no escuchaba.

Do I Wanna Know? De Arctic Monkeys

Tal vez yo sentía que ambos sentíamos lo mismo, pero uno no se avienta al amor sin tener certeza, ni siquiera sabía si quería tener algo ahora.

Tenía tiempo para descubrirlo. Por ahora, mantendría la distancia. No sabía si hablar con Ly del tema, sabía lo que ella diría pero no quería afrontar a mi mejor amiga diciéndome que si soy una estúpido.

Entonces le mande mensaje a Mónica. Ella también era mi mejor amiga, pero por alguna razón ese tipo de cosas me dolían más si venían de Lyra. 

¿Podemos vernos? Sé que ya es tarde, pero, quiero hablar con alguien.

Le di a enviar. Espere su respuesta, ella siempre tardaba un poco en contestar, es una chica bastante cotizada.

Claro, deja le aviso a Ly J

Le conteste rápido que mejor no, que solo quería que fuéramos los dos, era raro porque siempre éramos los tres o ninguno.

Le dije que nos viéramos en el campo de futbol, ambos llegamos al mismo tiempo, ella estaba de brazos cruzados, tratando de entender porque le había hablado interrumpiendo su apretada agenda.

―Creo que alguien me gusta―. Confesé.

―Fred, me halagas, pero en serio no estoy interesada en una relación ahora.

―No hablo de ti narcisista de mierda, me gusta una chica de mi clase.

―Fred, solo hay tres, dime el nombre―. Insistió ella.

Vacilé un poco antes de decirle, seguro ellas dos se conocen de algún lado, ambas van a las mismas fiestas, hasta existe la posibilidad de que hayan salido con los mismos chicos, solo espero que no se odien o algo por el estilo

Ella insistió un poco más, entonces le dije, balbucee su nombre.  

Mónica me vio con asombro, abrió la boca y los ojos como si no fuera capaz de creerme, pero no se veía enojada o algo por el estilo, lo que era buena señal.

―Debes estar bromeando, el año pasado dijiste que la odiabas, que era el diablo en persona y que gozaba de hacerte sufrir.

―Es cierto, lo sé, pero ya sabes lo que dicen, del amor al odio hay un solo paso.

―Si, si, entiendo, pero lo que no entiendo es ¿Cómo te diste cuenta? ¿En qué momento?

―No lo sé, creo que he estado enamorado de ella desde que éramos niños.

Ella me vio extrañada.

―Es una larga historia―. Le expliqué. 

―Pues cuéntamela entonces, soy toda oídos.

―Será mejor que nos sentemos entonces─. Aseguré.

Y eso hicimos nos fuimos a sentar a las gradas, apenas estaba atardeciendo, pero para nosotros eso ya era tarde, para un universitario lo primordial es hacer todas tus tareas a tiempo, para evitar desvelarte, algunos lo aplicaban mejor que otros, eso es obvio.

Le comencé a contar a Mónica la historia.

Le conté que Emma y yo éramos vecinos en la infancia y que poco a poco nos hicimos mejores amigos, prácticamente inseparables, también le dije lo fascinado quien estaba con ella, era buena en todo, la admiraba tanto que hasta quería ser ella, más que nada, porque mis padres querían que fuera como ella, tanto así que comencé a tenerle rencor.

Ella no tenía la culpa de que mis padres fueran idiotas. Entonces un día domingo, antes de regresar a clases ella me besó. No sé si ella lo recuerde, pero claro que yo lo hacía. Más que nada porque la odie más esa vez, yo luchaba por alejarla, pero ella siempre volvía.

―Aparte, mis padres desde muy pequeño me dejaron en claro que no debía tener novia, ya que eso arruinaría mis notas y se sentirían decepcionados de mí, me lo tome tan personal que hasta ahora todo lo que he hecho es alejarla sin sentido alguno―. Terminé de contarle.

Ella me veía atentamente como si esperara algo más, pero eso era todo.

― ¿Entonces te complicas solo porque ella parece ser perfecta y no te gusta sentirte inferior? ¿O es porque tus padres que su hijo adulto se relacione con quién quiere?

―Bueno, si lo dices así, suena muy ridículo.

―Pues porque es ridículo Fred, lo más ridículo que he escuchado en toda mi vida, debes estar muy pero muy tonto como para rechazar a una chica como Emma.

―Lo sé, pero eso no es todo lo que paso, olvide contarte un detalle, que paso el semestre pasado.

―Bien, dime.

―La besé, ambos íbamos de camino a una fiesta, pensé que besarla me ayudaría a entender que ella no me interesaba, pero el efecto fue todo lo contrario a lo que esperaba.

―Ay Fred, me sorprende lo tarado que puedes ser a veces―. Dijo ella riéndose de mí.

Me reí con Mónica, tenía razón, soy un tonto, estúpido, idiota, pendejo, tarado, imbécil, y demás insultos que claro que me representan.

―Bien, entonces ahora que lo eche a perder ¿Qué debería hacer?

Ella se encogió de hombros.

―No lo sé, la psicóloga es Lyra, no yo. Hablando de eso, ¿Por qué no quisiste hablar con ella de esto? ―. Cuestiono Mónica.

―Bueno, si tú fuiste ruda conmigo, seguro ella hubiera sido peor y eso no es lo que quiero ahora, solo quería hablarlo con alguien.

―Bien, entonces no le diré nada de esto, aparte dudo que se entere, ella está ocupada en la biblioteca, con Matt.

― ¿Con Matt?

―Si, con Matt.

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