Amor, una pérdida de tiempo
Emma y yo nos conocíamos desde niños, pasamos gran parte de nuestra infancia conviviendo, tal vez ella no lo recuerde, pero yo si lo hacía con tanta lucidez que parecía la de alguien seriamente obsesionado.
Les juro que no lo estoy, pero mis psicólogos me han dicho que tengo una memoria aterradoramente espectacular.
Era verano, los dos teníamos siete años, pero para ese entonces Emma parecía una jirafa, desde pequeña esa condenada era bellísima, labios del color de un fresa en su punto, la piel se veía tan tersa, dios sus ojos eran por lejos lo que más le gustaba a la gente, eran casi aqua, su cabello era rubio.
A mí no me gustan las rubias, pero debo decir que nadie luce ese color de cabello como lo hace ella.
Todo en ella era perfecto, con forme crecimos, su perfección aumento y con ella mi aversión a su persona, Emma destacaba en todo lo que ella quisiera, deportes, matemáticas, idiomas, le agradaba a todos, menos a mí.
No porque quiera contradecir a los demás, porque si soy honesto, mucho tiempo fue mi mejor amiga, por lo menos hasta que cumplimos trece años, ahí la cosa dio un giro brutal.
Tal vez se pregunten ¿Fred porque la odias tanto entonces? La respuesta es fácil, bueno, en realidad no lo es.
Mis padres no son el tipo de padres que se ven en las hermosas películas americanas, donde todos se adoran, los niños son obedientes, los padres son gentiles, mi casa era (es) muy disfuncional.
Lyra dice que en realidad, su categoría es "estricta" no es un ambiente recomendable para los niños, ya que pase seguro toda mi infancia y adolescencia siendo (o tratando de ser) el hijo más perfecto que mis padres pudieran tener, pero claro que había competencia.
Obvio tuve un punto de quiebre (pero ya habrá tiempo de hablar de eso)
Como dije, ser el número uno no era una tarea fácil, mucho menos siendo compañero de Emma, las medallas, los premios, los diplomas, los primeros lugares tenían su nombre, eso era invariable, tan inevitable como la mismísima muerte.
Claro que mis padres no tardaron en compararme con ella desde que notaron su desempeño.
Miles de comparaciones salían de sus bocas "Ay Fred si tan solo fueras como Emma" "deberías esforzarte tanto con ella" "seguro sus padres están tan orgullosos y satisfechos con una hija como esa" frases de ese estilo me acompañaban todo el tiempo, causando irremediable ira en mí.
Me hervía la sangre cada que escuchaba el nombre de Emma, para ella todo resultaba tan fácil, ni siquiera se esforzaba por ser la mejor, sus padres no le ponían ni una pizca de presión, ser inteligente era su talento innato, y yo, yo en serio estaba celoso de ella.
Aún recuerdo cuando ella seguía pasando a mi casa para ver si salíamos a jugar, pero yo jamás tenía tiempo, me encerraba en lo habitación a estudiar, a leer y leer y releer todo hasta el hartazgo.
No tenía tiempo para estupideces, mi vida se tornó por y para la escuela, mi vida social se fue al caño, al igual que mi amistad con Emma, ni aun cuando ella se mudó más cerca del campo la despedí, ella estaba fuera de mi casa, pero no salí, no asome la cabeza, no hice nada.
Pensé que jamás volvería a verla, en mi mente las emociones fueron algo confusas, por un lado estaba feliz porque ya no tendría más competencia, pero algunas noches, la nostalgia se tumbaba en la cama conmigo para recordar los buenos momentos que pasamos juntos.
No fue hasta que inicie la universidad, tenía altas expectativas de lo fácil que sería para mí, pero en el momento que abrí la puerta del salón, y vi a esa rubia despampanante, supe que las cosas se complicarían un poco.
Joder, eran las 8:00 AM, el primer día y el año había quedado arruinado al 100%
Las primeras semanas son las más importantes, eso dice mi madre, porque es el momento en que puedes ganarte a los maestros y de seguro conseguir créditos extra, pero justo como ya dije, con Emma en el salón no sería una tarea sencilla.
Ella sabía la respuesta para casi todo, los exámenes los pasaba como si de ecuaciones diferenciales se tratara, mientras yo por otro lado me desvivía por ser un buen estudiante.
Nunca entendí de donde sale el mito de que las rubias son tontas, supongo que es pura misoginia, porque cuando yo veo a esa rubia lo único que pasa por mi mente es "¿Cómo es que eres tan inteligente? maldita sea"
A veces solía pensar que fue creada químicamente en un laboratorio ruso, ella tenía ascendencia rusa, tenía sentido ¿no?
Debo admitir que la pubertad le sentó bastante bien, no quiero sonar como un imbécil, pero en serio, estaba buenísima, ¡No me culpen! Tengo ojos, soy humano, puedo apreciar el cuerpo de una mujer sin ser un depravado ¿cierto?
El estilo de Emma había dado un giro de 180 grados, pasó de ser la chica amante del rosa y las flores por la chica ruda que te rompería la cara si la molestas.
Bueno, su estilo de vestir cambio, pero su forma de ser ni un poco, era tan agradable como siempre, por eso no tardo en ganarse a los maestros, compañeros, hasta a otros alumnos de otras carreras, todos la adoraban.
Todos excepto yo.
Y yo sabía cómo eso la hacía enfurecer.
« ¿Qué? ¿Esperabas que comenzara a soltar baba solo porque me saludaste Rubia?» Pensaba cada que ella trataba de acercarse a mí. Amaba ver su cara de frustración.
Lo siento lindura, pero no se puede ser amada por todos. Yo no te daré ese gusto.
Conforme pasaban los meses nuestra competencia por ser el mejor de la clase aumentaba, cada vez era mucho más personal, al menos yo me lo tomaba personal. Pero ella siempre estaba un paso adelante ¿Cómo lo lograba?
Jamás la he visto sentarse en la biblioteca a leer, se la pasa ligando con tipos musculosos, la he visto, verla coqueteándole a los mejores partidos de la universidad me revolvía un poco el estómago, pero no sabría decir porque.
Me enojaba que perdiera el tiempo en cosas sin sentido, yo nunca tenía tiempo para eso.
Aún recuerdo la vez que me invito a una de sus magníficas fiestas a las que todos amaban ir.
— Vamos Fred, te vas a divertir mucho. —dijo ella insistente.
Insistía tanto que me hacía pensar que ella de verdad quería verme ahí, pero no, seguro era una trampa para que no le quitara su lugar en clase.
Sí, lo sé, soy demasiado paranoico, en un punto casi enfermizo. Pero deben entender que en esos momentos lo único que me importaba era ser el mejor.
Puede que haya rechazado muchas fiestas para no distraerme, pero tarde caí en cuenta de que había un factor increíblemente distractor en el salón, Emma, miles de veces me encontré a mí mismo espiándola, a mis ojos les costaba mirar directo al pizarrón no sin antes voltear a verla.
Me parecía chistosa la forma en la que movía su pluma, la chica desparramaba estilo, seguro tocaba batería o algo, ¿su cabello estaba más brilloso? Creo que había cambiado de labial, si estoy seguro de que este es más oscuro.
«Concéntrate en la clase, tonto»
Puede que para este punto, les parezca incongruente todo lo que digo de Emma, es porque no estoy siendo sincero, al menos no del todo.
Bien, si siento algo por Emma, no sé porque, no sé para qué, pero algo dentro de mí me rogaba admitir mis sentimientos, tal vez no odio a Emma, pero si odio como me hace sentir.
Amor, una pérdida de tiempo.
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¿Me extrañaron?
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