XXXII

Habían pasado semanas y no tenía las noticias que esperaba; comenzaba a pensar que Dior era un bueno para nada y no había podido cumplir un par de sencillas ordenes.

-Vamos a empezar a leer el correo, al parecer las cosas mejoran ya que no hay mucho esta vez.

-Eso es muy bueno, quiere decir que algo has estado haciendo bien, mi vida.

-No, quiere decir que mi esposa me ha estado apoyando de maravilla. Eres la mejor de las marquesas.- Me tomó la mano y la besó y después me besó a mí.- Por cierto, ¿te sientes mal o algo por estilo?

-No, ¿por qué?

-Casi no has comido nada, siempre desayunas muy bien y ahora solo le diste un par de bocados.-Observé mi plato casi lleno de fruta, por alguna razón no quería, no me apetecía.

-No lo sé, me siento llena y un tanto asqueada.

-¿Debo preocuparme?

-No es nada que un té no solucione.-Le sonreí para calmarlo y de inmediato le pedí a la criada que me preparará uno para aliviar a mi estómago, pero en cuanto lo tuve en mi boca, sentí un tremendo asco y quise vomitarlo. Ilda me acercó velozmente un balde en donde regresé la poca fruta que había comido.

-¿Te encuentras bien? ¿Necesitas descansar?

-No, no pasa nada, ya me siento mejor, necesitaba vomitar.-Mi esposo me veía desconfiado y preocupado, pero prefirió dejarlo así.

Después del incidente con el té, nos fuimos al despacho para cumplir con nuestras responsabilidades; los deberes de ahora eran muy sencillos y nada graves: una riña entre ebrios, un pequeño robando, una llanta de una carreta arruinada por una calle muy desnivelada, etc. Conforme íbamos leyendo, íbamos haciendo una lista de a quien encargale la encomienda y como finar la problemática, todo iba perfecto hasta que llegamos a la última carta con el sello Toscaine.

"Señores míos de OliveHill:

Me dirigo a ustedes para comunicar una discrepancia que ha sucedido en el reino; mi hijo, el que solía ser el príncipe Dior, ha regresado a casa anunciando que no desea casarse con Lady Catalina debido a su aspecto físico y el hecho de que tampoco es bella de sentimientos, ha dicho que no es digna de ser reina y que se ha dado cuenta que al juzgar así a las personas, él tampoco es digno de ser un buen rey. Su padre, el rey Agustín, le ha dicho que las dudas siempre surgen y que él se sintió de la misma manera cuando estuvo cerca de suceder a su padre. Para aumentar nuestras desgracias, Dior asegura que está enamorado de una chica de clase media en los alrededores de Valle del Rincón, que la ha conocido durante años y que en secreto han convivido y se ha enamorado tanto, que renunció a la corona para estar con su amada.

Pido su presencia en la brevedad posible, ya que el rey había enfermado terriblemente tras la decepción que le ha causado su hijo y los requiere junto a él. Cabe mencionar que Dior partirá del país pues su padre le ha dicho que no merece estar en sus tierras, estoy deshecha y necesito su apoyo y consejo.

Les desea un buen viaje:
    Zarahemla Toscaine, reina de Normanda."

-Esto es un completo desastre, tenemos que ir de inmediato, es un viaje de seis días, pero si vamos rápido y con carga ligera, tal vez lleguemos en cuatro y medio o cinco, tenemos que ver si podemos alcanzar a Dior.

-Pediré que empaquen nuestras cosas y avisaré al consejo de nuestra salida para que se encarguen de la ciudad.-Besé a mi esposo y corrí gritando el nombre de Ilda para darle instrucciones, después escribí rápidamente una carta para el consejo y regresé a donde mi esposo.

-¿Falta algo más?

-No, ya he dejado todo en orden, pediré que preparen los caballos y a los guardias para salir ahorita mismo.- Salió rápidamente del despacho encaminado a hacer lo correspondiente mientras me dejaba sola con uno más de mis triunfos.

Estuvo todo listo para irnos pero de repente tenía hambre, Antoine me preguntó sobre qué quería que me prepararan, pero por alguna razón solamente tenía antojo de postres.

-Beverley...-Estaba sentada en la mesa comiendo las cosas dulces que me sabían a gloria mientras él únicamente me acompañaba.

-¿Qué sucede?

-A ti no te gustan las cosas dulces. ¿Por qué de repente sí?

-No lo sé, sólo se me antojaron.

-¿Sabes? No sé mucho del tema ya que no lo viví en carne propia, sin embargo tengo hermanas y si algo he aprendido es que todos estos síntomas que presentas como los ascos, vómitos y antojos repentinos; son un embarazo.-Dejé caer el tenedor hasta el suelo y sentí un vacío en el estómago.

-¿Yo..?

-Cariño, ¿Has reglado este último mes?

-No...

-¿Cuándo debió pasar?

-Hace una semana.-Mi mirada estaba fija en el rostro de Antoine, que ahora lucía tan feliz e irradiaba una felicidad infinita y única. Pero por mi parte, no estaba tan segura de que un embarazo fuera apropiado en estos momentos.

-Amor de mi vida, estás embarazada.-Se acercó a mí y me llenó el rostro de besos mientras unas lágrimas caían sobre su rostro.

-No quiero arruinar el momento, pero creo que es necesario llamar al doctor para estar seguros.-Él asintió y así lo hizo, 40 minutos después de ansiedad, desesperación y divagación sobre el debate interno que tenía sobre mi embarazo, el doctor llegó.

Pasamos a la habitación y me pidió que me acostara, nos advirtió que tenía que revisar los fluidos de mi vagina ya que estos cambian con la preñez. En cuanto lo hizo nos felicitó; estábamos esperando a un hijo. El doctor y Antoine se abrazaron y palmearon para que después mi esposo viniera a besarme y besar mi vientre.

-Un hijo, Beverley. Tendremos a nuestro primer hijo.-Tenía dieciocho años, a pocos meses de cumplir los diecinueve, y aunque la edad no me preocupaba, no me sentía preparada para cuidar de un ser.

A pesar de las dudas, no podía creer que alguien se estuviera desarrollando en mi interior, era algo que me daba miedo pero al mismo tiempo felicidad pues en mi vientre, estaba el heredero al trono.

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