V E I N T I C I N C O

Regresaron los cólicos a molestar a la peligris, se movía constantemente en la cama de su amiga, estaba incómoda y le era imposible conciliar el sueño.

Se levantó sin despertar a Yuqi, tenía pensado ir a la tienda para comprar una bolsa caliente para así conseguir alivio.

La noche por esas calles estaba tranquila. Tampoco las personas de por ahí salían mucho, se pasaban el día trabajando y en la noche se acostaban a dormir por el enorme cansancio.

De entrada a la tienda, se escuchó el sonido de la campana. La vendedora que estaba junto a la caja registradora sonrió y ella hizo lo mismo.

Busco en varios estantes lo que necesitaba, pero no lo encontró. Entonces para librarse del malestar decidió comprar ramen y  cosimiento, aunque más bien el primero era para comer.

Se dirigió a pagar por las cosas, nuevamente la sonrisa se formó en la cara de la vendedora. Miro su etiqueta con su nombre en el  pulóver  verde que llevaba puesto: Yeh Shuhua.

—¿Algo más? —preguntó aún con la sonrisa.

—No, eso es todo —prosiguió a pagar por su compra.

—Gracias por comprar aquí —le entregó las monedas que sobraban, pero Soyeon se las dejó como propina—. Gracias, tenga una linda noche.


...

Volvía nuevamente a estar en la calle, pero la temperatura estaba baja, hacía tanto aire que las hojas de los árboles se movían.

Sintió pasos detrás de ella, asustada miró hacia atrás y no vió a nadie hasta que volvió a ver al frente y habían dos hombres. Uno vestía de rojo y otro de fosforescente, parecían dos grandes bombillas en medio de la noche.

—¿A donde vas tan tarde preciosa? —preguntó el de rojo acercándose.

—A mi casa, permiso —lo esquivó y continuó su camino, esta vez caminaba más rápido. Fue jalada hasta un callejón, la pegaron a una pared y taparon su boca.

—Shhh —dijo el rubio para mantenerla en silencio, esos hombres iban detrás de ella e hizo eso para protegerla. Miró con cuidado para comprobar si ya se habían ido —. Ya se han ido.

—¿Qué haces aquí? —Preguntó alejándose un poco, la ponía nerviosa tenerlo tan cerca.

—Se dice gracias —ella reviró los ojos—. Te he estado siguiendo. Sabes, me cuesta mucho no hacer mi trabajo.

—¿Has estado cerca de mi todo este tiempo?

—Sí, desde que saliste de la empresa hasta ahora he estado vigilándote.

—¿Por qué no te has acercado y cómo es eso de que me amas?

Apenado, revolvió su cabello —. No me acerqué porque no creí que fuese el momento, además tenía a unos periodistas siguiéndome. La declaración fue —tomó aire— para que dejaran de prestar atención a tus padres y pudieran escapar.

—De todas las distracciones que hay en el mundo tuviste que elegir una declaración de amor —Silencio—.  ¿Qué pensabas? —bufó—. Que te aplaudirían y luego se irían sin hablar contigo— ríe sarcástica. No le encontraba sentido a lo que había dicho el rubio.

—Solo intentaba protegerte —se excusó. Él verdaderamente no entendía porque había revelado eso de tantas cosas que pudo haber dicho—. No te veías bien. Cómo te dije solo quería ayudar.

—Menuda ayuda —se cruzó de brazos—. Gracias.

—¿Qué? —Chan nunca se imaginó que ella le agradecería.

—Gracias —volvió a decir—. Te estoy agradeciendo por salvarme . Ahora hay que arreglar esto de alguna manera —busco ideas en su cabeza —. Tengo una idea.

—¿Cuál? —Soyeon sacó del bolsillo de su pantalón su celular y comenzó a escribir— ¿Qué estás haciendo?

—Publicando como me siento en mis redes sociales, respecto a lo que dijiste —dijo muy concentrada—. ¡Terminé! —señaló la pantalla —. Con esto las cosas se calmarán y la prensa te dejará de seguir.

—Gracias por preocuparte por mí —sonrió— No sabía que te importaba.

—Tengo que velar por el bienestar de mis empleados.


...

Desde ese día, esa fuerte declaración había despertado algo en la mente de Chan. Nunca se imaginó que soñaría cada noche con tener relaciones con su jefa.

—¡No! ¡Otra vez no! —Se levantó y se sentó en la punta de la cama. Las manos en su cabeza y esta última sobre sus muslos— ¿Por qué me está pasando esto a mí?

Tocaron la puerta de su dormitorio, por un momento pensó que sería Soyeon e iría por él a abrazarlo y llenarlo de besos, pero sus ideas cambiaron en cuanto vio a YoonGi.

—¿Qué hace aquí señor Min?

Se fijó que tenía el torso desnudo —. Vístase, tenemos que hablar.

—¿De qué? —preguntó mientras se ponía una camisa. Casualmente decía : mancha , YoonGi al verlo comenzó a reírse.

—Definitivamente eres una mancha —dijo, Chan no entendía —. Vayamos a mi coche.



—¿Puede decirme que quiere? Mañana hay un concurso y tengo que dormirme temprano —dijo el guardaespaldas y YoonGi arranco su coche—. ¿A donde vamos?

—A dar un paseo.

YoonGi detuvo el auto cerca de una playa. Salió de este y se apoyó en la puerta. De su bolsillo sacó una caja de cigarros. Chan que salía miró sus acciones tan extrañas, nunca lo había visto fumar.

—Se quien eres, Bang Chan —le extendió la caja— ¿Quieres uno?

—No —negó—. Claro que sabe quien soy, el guardaespaldas de su futura esposa.

—Si, eso por desgracia, pero también se que se conocen de antes —sonrió al ver la cara de espanto que se le formaba al rubio—. Tengo mis contactos y averigüé muchas cosas sobre ti. A Soyeon le encantaría saber quien eres en realidad y más que no eres una paloma blanca como piensa. ¿De verdad no quieres un cigarro? —reía sin freno.

—¡No quiero nada de usted! —explotó en furia—. ¿Qué es lo que quiere de mí?

—¡Qué te alejes de Soyeon!

—Eso no lo puedo hacer —comentó—. Soy su guardaespaldas y tengo un contrato con ella para participar en un concurso.

—Después de que termine eso dimites y no te quiero volver a ver cerca de ella o si no le contaré todo —dijo por última vez  y se metió en su coche. Lo dejó solo, cerca de la playa, donde comenzó a recordar cosas de su pasado.

«2016. Isla de Jeju»

Chan preparaba una linda cena romántica a la orilla del mar, se cumplían diez meses desde que él y Cherry estaban juntos.

—¿Chan qué haces? —preguntó ella no muy contenta—. ¿Qué es todo esto?

—Es para ti, por nuestro aniversario. Quería sorprenderte.

—Chan —resopló— Yo...

—¿Qué pasa? ¿No te gusta? —preguntó inocentemente.

—No es eso...yo me voy, me voy de Jeju. Me aceptaron en una agencia de Estados Unidos —soltó al fin.

—Eso es una gran noticia —la felicitó con una sonrisa.

—Lo es, pero lo que quiero decir es que tenemos que terminar. No quiero tener novio y ser cantante a la vez ¿Lo entiendes?

La botella de vino que tenía en su mano la dejó caer, eso le había dolido mucho.

—Si —mojó sus labios—. Lo entiendo.

—¿Estás bien? —No le dio importancia a la botella rota que le había lastimado el pie a su ahora exnovio.

—Estoy perfecto —mintió—. Suerte con tus sueños —Se volteó, no quería verla, no podía, las lágrimas se apoderaron de sus ojos, estaba triste, dolido y no físicamente por tener lastimada la pierna, sino emocionalmente por ser dejado por la persona que más amaba.

—Espero que seas feliz, Chan.

—Lo mismo digo Cherry —terminó diciendo sin mirarla, pero no pudo, quiso ir detrás de ella y decirle que la esperaría el tiempo que fuese, pero cuando se giró ella estaba entrando en el coche de otro hombre y vio cómo se besaban dentro de este.





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🥺

¿Qué ocultará Chan?

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