Las cosas no iban bien.

SoYeon tenía una revolución en su cabeza. Nunca imagino que su esposo tuviese a una chica oculta en una habitación y mucho menos que se lo ocultase.

Estaba acostada sobre su antigua cama, con las palmas de sus manos cubriendo su rostro. Sentía emociones inexplicables, tenía tantas bombas disparadas a su alrededor en tan solo pocos días.

—Soyeon —su mamá la llamó, sostenía una taza de té muy caliente, se la entregó—. Esto te ayudará a relajarte. Primero sopla, esta muy caliente.

La joven veía aquel contenido de la taza, un líquido color verde que le daba ganas de vomitar.

—Mamá no quiero esto, me da náuseas —comentó.

—¿No estarás embarazada?

—¡No! —bufó—. Sería el colmo.

—¿Segura?

—Por supuesto. Yo me protegí—aseguró a secas.

—Solo bromeaba. Por cierto, te llego una carta de YoonGi.

—No quiero leerla —negó volviendo acostarse en la cama—. No estoy para más mentiras.

—Creo que deberías. A pesar de todo eran buenos amigos cuando eran niños. Si ha hecho lo que hizo debió haber sido por algo. Creo que deberías darle una oportunidad para explicarse. No se , es mi opinión, tú puedes tomar tu propia decisión.

—No quiero mamá.

—Está bien.

Continuó en su cama después de su mamá dejarla a solas. Una piedra pequeña entró por el balcón y formó una sonrisa de oreja a oreja que la impulsó a levantarse y correr hacia allá.

Evidentemente Chan estaba ahí, la saludaba con la mano levantada y también formaba una sonrisa.

—¿Por qué no tocas la puerta? —preguntó

—Me gusta subir por tu ventana. Oh Julieta eres tan hermosa, tu piel es tan suave —cantó con algo de elegancia mientras subía por el balcón gracias a la escalera que le puso su antigua jefa.

—Así no es lo que dijo Romeo —aclaró.

—Como sea, se parece.

—No se parece en nada. Si yo fuera Shakeaspeare te demandaría por ser tan mal actor.

—¿Entonces dije bien lo de Romeo o no te gusto mi forma de actuar? —se hizo el tonto, buscaba sacarle una sonrisa a la pelinegra.

—Mejor olvídalo y no estoy en peligro.

—Si estás en peligro —afirmó—. Hay una ex esposa suelta. No sabemos qué quiera hacer en contra tuya.

—No es la ex esposa, es la esposa. Nunca se divorciaron.

—¿Entonces tú y YoonGi qué son?

—No estamos casados. Nuestro matrimonio no tiene validez si continúa casado con la otra.

Chan sentía una gran alegría al escuchar esa noticia, pero no podía ponerse a saltar en el lugar porque la chica de la que estaba enamorado se veía muy triste.

—¿Lo querías? Me refiero a YoonGi.

—Sinceramente no se. Creo que me dejé llevar por el deseo de tener la empresa KW en mi poder, pero al final la terminé perdiendo.

El abuelo de Soyeon no soportaría que una mujer llevara las riendas de su empresa y más sabiendo que ya no tiene como aliado a uno de los Min, aunque eso ya no cobraría ningún sentido, pues la empresa KM estaba bajo una investigación policial.

—Escuche en las noticias que tu primo Jungkook tomará la dirección de KW.

—Si —soltó una risa por los nervios—. Él no sabe nada de esa empresa. La va a destruir y todo por culpa del machismo de ese anciano.

Apoyó los codos en el balcón y Chan aprovechó para sentarse en él.

—Estuve buscando en internet algún concurso como el que estuvimos antes de que me fuera y encontré uno. Es en Madrid.

—¿Por qué debería ir contigo? Me dejaste plantada la otra vez.

—Porque ya envíe uno de tus perfumes y lo aceptaron.

...

—Min YoonGi tiene visita.

El traje azul del pelinegro estaba arrugado. La comisura de su labio tenía un raguño reciente y bajo sus ojos tenía unas grandes ojeras. La vida en la cárcel no la estaba pasando de buena manera.

Su visita lo esperaba en el comedor, a solas, había pagado unos cuantos pesos para poder platicar en privado.

YoonGi al ver a la persona quien pidió verlo dejó escapar un pequeño suspiro y se sentó en la silla del otro lado de la mesa.

—¿Me extrañaste? —Hyujin le guiñó uno de sus ojos y rebuscó dentro de su abrigo, le entregó un caramelo—. Toma, un regalito por Halloween.

—No quiero. Seguro es veneno y no quiero morir todavía. Tengo asuntos que resolver apenas salga de aquí.

—Por ejemplo atender a tu mujercita enferma —soltó una carcajada—. Pobrecita.

—¿Solo viniste a matarme?

—No. El caramelo no tiene ni una gota de veneno. Es más... —desenvolvió el chuche de su envoltura y se lo metió en la boca—. Estaba delicioso y es de menta mi favorito.

YoonGi reviró los ojos.

—¿Ya encontraste al maldito que le contó todo a Soyeon?

—Si, pero todavía no puedo tocarlo. Debo esperar a que caiga en mi trampa. A Chan no lo puedo matar, eso sería un camino muy fácil y me traicionó, debo hacerlo sufrir.

—¿Qué planeas?

—Todo a su tiempo.

—Eres muy lento —golpeó la mesa con fuerza eso puso en alerta a los guardias—. ¿Cuando piensas sacarme de aquí? —se sentó fingiendo calma.

—Hoy hablé con el abogado y no te tengo buenas noticias. La policía ha encontrado muchas pruebas en tu contra dentro de la empresa.

—Imposible. Quitando mis tratos contigo soy una persona honrada.

—Han encontrado paquetes de cocaína en tu caja fuerte y varios de tus contactos en otra cárcel han declarado que trabajaron contigo.

YoonGi se levantó con una rabia enorme y lo agarró del cuello de su camisa. Hyujin tenía una sonrisa ladina formada.

—¡Eres un traidor! —le gritó—. Estoy cien por ciento seguro que has puesto todo ahí para que me pudra aquí adentro—. Sus ojos estaban inyectados en sangre.

—Tú ya no me sirves —le susurró cerca de su oreja. No le tenía miedo. Hyujin sabía que YoonGi era incapaz de matar a una mosca, a pesar de tener su carácter fuerte.

•••

Jennie estaba sentada en la cama, la colcha color crema le cubría las piernas. Su mirada estaba perdida en la pared color azul de la habitación y su oído estaba siendo molestado por el pitido de la máquina a la que estaba conectada.

Gaehyung entró con una bolsa pequeña color rosado en su mano y en la otra tenía un vaso con un batido de kiwi.

Se lo entregó a Jennie y ella lo tomó y no agradeció por él, solo decidió absorber la bebida por la pajita.

—¿Qué le has dicho a los periodistas?

—La verdad —tragó con dificultad.

—¿Por qué hablas tan poco? —se sentó a su lado.

—No quiero hablar mucho con alguien que intentó matarme.

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¿Se lo esperaban? 😅