D I E C I O C H O (Especial)
SOLAR - Spit it out
"Hasta ahora, he estado viviendo, haciendo lo que quiero hacer.
Busco cosas divertidas para hacer, cada día es nuevo para mí."
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—Me han gustado —El señor Jeon miraba cada una de las fotos que se les habían tomado a Yuqi—. Hong como siempre hizo un buen trabajo.
—Si es el mejor —soltó con sarcasmo. No estaba para hablar con su padre, pero al ser su jefe no tenía otro remedio.
—¿Qué pasa? ¿No te gusta como tomó las fotos?
—Papá no te hagas el inocente —se cruzó de brazos—. Se porque no estás durmiendo en casa últimamente.
—Se que lo sabes —puso su vista en la pantalla de la computadora.
—¿Por qué no me has dicho nada?
—¿Tu mamá ya no te dijo?
—No, ni siquiera la he visto, ella nunca está en casa.
—A ver —resopló—, desde hace un tiempo lo hemos estado hablando y creemos que lo mejor es separarnos. Sabemos que te hemos hecho mucho daño con nuestras discusiones, en fin, es lo mejor.
—Pues —se levantó de la silla donde estaba sentada—, se dieron cuenta muy tarde papá, demasiado tarde —salió de la oficina a pasos pausados y con los pensamientos vueltos una tormenta.
Entro al baño de mujeres y se mojo la cara con agua del lavamanos. Se apoyó en este y se miró a través del espejo que estaba justo frente a ella.
—Me voy a casar pronto con un Min, mis padres se divorcian, mañana es el concurso de fragancias, Chan no está y no tengo quien me proteja —pensó en voz alta y una idea llego y no dudo en hacerla—. ¡Hoy toca discoteca!
Con una llamada a Song Yuqi fue suficiente para ir a un club nocturno para bailar y refrescar la cabeza.
La cola de aquel club era extremadamente larga, pero al ser Jeon Soyeon una clienta VIP en el lugar, no hubo problema en colarse.
El lugar estaba lleno, oscuro y con pequeñas luces de diferentes colores, la música a todo volumen creaba una atmósfera perfecta para festejar.
Directamente hicieron su primera parada en el bar para pedir unas bebidas. El metre no se detuvo en coquetearle a las chicas y ellas simplemente lo ignoraron.
—¡Song! ¡Vamos a bailar! —gritó Soyeon.
—No tengo ganas.
—¿Qué? La reina de las fiestas no quiere bailar. Eso es raro.
—Hace un buen de tiempo que no veo a Lucas, lo extraño.
—Pero él está bien, está trabajando en su sueño. Deberías apoyarlo.
—Lo apoyo —agitó su bebida—. Voy al baño, quédate cerca, no vayas lejos, estás muy borracha.
—Lo que tú digas, estaré bailando por aquí mismo —alzó sus brazos y comenzó a moverse.
Un hombre alto de pelo rojo se acercó a ella por detrás, la cogió de las caderas y acunó su cabeza en su cuello.
—Bailas bien —le dijo y ella siguió bailando pegada a él—. ¿Cómo te llamas bonita?
Se volteó hacia él y siguió bailando con los brazos arriba, sonriente.
—¡Jeon Soyeon! ¿Y usted extraño? —le guiñó un ojo.
—SeongHwa, pero solo tú puedes decirme Hwa —la tomó de las caderas para acercarla a él y así besarla, pero una mano actuó de intermediaria entre sus bocas y los interrumpió.
—Hombre —dijo el dueño de la mano—. No te han enseñado que a las chicas borrachas hay que respetarlas.
—¿Quién es este? —preguntó Hwa.
—¡Chan! —mencionó la peligris—. Bienvenido a la fiesta, pasa al bar y toma una copa.
—¿Este? —bufo—. Me llamo Chan, idiota aprovechado ¡Aléjate de ella!
—¡Qué ella me lo pida!
—No quiero que se vaya —suplicó Soyeon tomando la mano de su nuevo conocido.
—Ves, me quiere aquí con ella.
—Soyeon, este tipo lo único que quiere es utilizarte, pero bueno mujer, te vas a casar pronto, no puedes andar a lo loco.
—¡No me importa! —hizo puchero.
—Ya la haz oído. Linda, vámonos a mi casa, ahí estaremos mejor —la agarro de la cintura y con una sonrisa ladina la sacó del club.
Chan estaba parado en seco, con los brazos al lado del cuerpo y contando del cinco al uno con la esperanza de que Soyeon volviera, pero no lo hizo.
—¿Chan? ¿Ya volviste?¿Cómo llegaste aquí?
—Yuqi, son demasiada preguntas y creo que Soyeon corre peligro ¿Cómo se te ocurre dejarla sola y borracha?
—Necesitaba ir al baño —miró a su alrededor— ¿Donde esta? ¿Por qué dices que corre peligro?
—Se ha ido con un chico.
...
Soyeon se dejó caer sobre la cama y a su lado calló su nuevo amigo, Hwa.
—Creo que debería irme —intentó levantarse, pero fue atrapada, Hwa se subió encima de ella—. ¿Puedes salir de encima de mí? Me caes bien, no quiero pegarte.
Él la ignoró y besó su cuello lentamente hasta llegar a su boca. Ella no frenó la acción, sino que le permitió entrar cada vez más en ella.
—Sabía que no te ibas a arrepentir.
Unos constantes toques a la puerta interrumpieron el momento tan apasionado que ambos tenían.
—¡Abra! Soy Chan, el guardaespaldas de Soyeon, aquí tengo a la policía, si no deja libre a la chica lo arrestarán.
El de cabellos rojo vino salió cruzado de brazos con las mejillas enrojecidas.
—Pasen y llévensela, no quiero problemas con la poli.
Chan en respuesta, le pegó una bofetada en la cara a penas lo vió.
—Chan, casi lo matas —socorrió Yuqi. Hwa estaba en el piso inconsciente—. No está muerto —aclaró.
El rubio fue hasta Soyeon, quien dormía en la cama como una bebé y con el dedo gordo en la boca.
—¡Está bien! —anunció.
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