Un reencuentro

—¿Que haces aquí?. —me pregunto.

  Se supone que estábamos a media batalla y preguntaba esto.

—¿Te darás por vencido, Leo?.—le preguntó.

  Este me observa un poco confundido, pero después su mirada adquiere un rostro severamente molesto.

—No comprendo. —pronuncia el caballero para su mismo.—¿como es que salí de el "Golpe Satánico"?.—murmuro para así mismo después dirigió su mirada en mi dirección, presionó sus labios.—sigue tu camino, (T/N).

—¿Que?.—le preguntó notablemente confundida.

—Ve a la siguiente casa, no tiene caso que estés en este lugar si ya no soy un enemigo.—respondió el mayor.

  ¿Que ya no es un enemigo? A que se refería con ello.

—¿Como? ¿es en serio?.—le pregunto algo desconcertada.

—Si.—afirmó decidido.

—Gracias Aioria.—le agradecí para después seguir con mi camino.

—Águila. —me llamó, dirijo mi última mirada hacia el.—gracias a ti.—respondió, ante ello sólo asentí aun confundida.

  No se que quiso decir al respecto pero debía de seguir con lo mío, la siguiente casa seria Virgo, donde seguramente me esperaría un caballero muy fuerte.

  Cuándo finalmente había entrado a la casa de Virgo, lo único que pude divisar fueron algunos ataques, el santo de Virgo se encontraba luchando con alguien para mi parecer, me había acercado mas de lo debido para si darme cuenta de que con la silueta a la cual estaba peleando eran nada mas y nada menos que él caballero de Fénix.

  No esperaba que él estuviese en él lugar debo de admitirlo, pero de igual modo ya sabia que él aparecería cuando mas se le necesitaba.

—¡(T/N)! ¡Sal de aquí! Ve a ayudar a los demás. —la voz de el caballero de Fénix me habia sacado de aquellos pensamientos.

  Supongo que él ya se había percatado de mi presencia debido a que aun tenia la mirada fija en él caballero dorado, asiento ante la petición de Ikki. Con rapidez me había dirigido a la salida de Virgo, pero antes de ello un ataque me había impedido la salida.

—¿Que demonios?.—me detuve de inmediato.

—¡Sal de aquí!. —escuchó gritar nuevamente a Ikki pero más molesto.

  Prosigo con salir de allí, al menos espero que los demás estén en la casa de Libra. Nuevamente vuelvo al mismo camino para otra casa, quizás me pueda adelantar como anteriormente lo había hecho Seiya cuando tenia a Saori y nos dirijiamos a la casa se Tauro.

  No logro utilizar mucho impulso ya que conozco a la persona que protege la casa ese era el maestro de Shiryū, Donhko de Libra.Ya estaba dentro de aquella casa cuando me percato de que Shun se encontraba con Hyōga, este parecía tener su cuerpo bajo cero.

—Shun.—lo llame.

—(T/N).—sonrió pero después borro aquella sonrisa segundos después.

  El estaba con Hyōga, quien parecía estar congelado, pero el estaba irradiándolo con su como al máximo, para de esa forma lograr que Hyōga recuperara su calor corporal.

—¿Estaras bien?.—le pregunto, no necesitaba que al menos uno de mis amigos muriera.

—Si.—responde.—al menos es en lo único que puedo ayudar. —me sorpendi ante ello.

  Así que el estaba haciendo tal acto, como para sentirse útil.

—No digas eso, Shun. —le digo el me mira esperando a que prosiga. —tu en parte ya eres importante en esta misión, nos estas ayudando a salvar a Saori.—le explicó.

—Pero no derrotando a ningún caballero.—bajo la mirada un poco triste.

  Sabia que Shun aveces podía ser un poco pesimista debido a que el tenia sentimientos hacia su enemigo, supongo que el pensaba que por ello era débil.

—No creo que seas débil. —admito mientras sigo mi camino.—sino todo lo contrario, no dejes que alguien te diga débil sin antes conocer de lo que eres capás. —le sonrió. —¡buena suerte Shun!.—exclamó para después salir de aquella casa.

  Suponía que no había ningún caballero en aquel lugar, así que era fácil pasa por allí, aunque sin embargo no pensé que me encontrará con una escena así, espero que Shun resista. La siguiente casa seria la casa de Escorpión, una casa demasiado difícil.

  A lo lejos pude divisar tres siluetas, Seiya, Shiryū y otra que no se alcanzaba a distinguir de lejos.

—¡(T/N)!.—exclamo Seiya para cuando presenció mi aparición.

—Es bueno verlos de nuevo. —le digo observando a ambos con una media sonrisa en mi rostro.

—No se presentan y entran como si nada a mi casa, los caballeros de bronce ya no tienen modales. —una voz lo bastante conocida provocó que me dirigiera a observar el portador.

—Maestro Milo.—murmuré.

—Querida (T/N), no espere verte aquí y menos de lado de esa traidora. —podia escuchar burla en su voz.—me da vergüenza él hecho de haberte entrenado.

  Frunci el ceño, como se atrevía a decir que soy una desgracia.

—(T/N)...—escuche murmurar a Seiya.

  Debo de admitir que suponía que aquel comentario me había ofendido.

—Estoy bien.—pronunció, este sonrió.

—Solo puedo decirles que de la casa de Escorpión, nadie salé ileso. —amenazó el caballero.

—Bien chicos, nosotros somos tres así que tenemos ventaja. —el dúo asintió.

—Tienes razón. —admitió Seiya.

  Solo faltan cuatro casas y una de ellas esta en completó silencio, debemos de salir de aquí lo antes posible.

  Mierda.

  Había olvidado la batalla contra él caballero de Leo, estará bien mientras no tenga ni un golpe en aquella zona.

—¿Que les parece un ataque triple?. —nos pregunto Seiya.

—Me parece bien. —respondo con una media sonrisa.

—Opino lo mismo.—hablo Shiryū.

—¡Destello de él Águila!. —exclamo para él momento de dar un gran salto.

—¡Meteoro pegaso!.—exclamo Seiya segundos después.

—¡Dragon ascendente!. —exclamo Shiryū al final.

  Los ataques habían sido combinado para atacar a él caballero dorado, lo único que se podía observar era él polvo en él lugar. Cuando este se disperso dejo ver a el caballero a justamente a mas metros de lo que se encontraba, solo que ahora sin él casco.

—¿Acaso esa es toda la fuerza de un caballero de bronce?.—pregunto con burla.

—¿Como es posible?.

  Se suponía que era toda nuestra fuerza.

—Ataquemos con toda nuestra fuerza, amigos.—opino Seiya, asiento ante su propuesta.

  Los tres ahora nos dirigimos hacia él caballero dorado.

  Seria mejor acabar con esto lo antes posible.

—¡Aguja escarlata!. —abri los ojos hasta él tope.

  No me había olvidado de sus técnicas, dirijo mi vista hacia Seiya y Shiryū, este ultimo había recibido él impacto.

—¡Shiryū!.—exclamo para intentar dirigirme hacia él.

  Solo que había parado aquella caminata cuando Milo me había tomado de él cuello.

—¡(T/N)!.—oí exclamar a Seiya.

—No debieron confiarse caballeros. —admitió él caballero dorado.

  Opté por darle una fuerte patada en la barbilla, para que de ese modo Milo logrará soltarme de su agarre.

—Estúpida.—maldijo.

  Alzó su dedo índice en nuestra dirección, esta comenzó por crecer la uña, ya sabia lo que pasaría después.

—¡Aguja escarlata!.—un gran impacto se había hecho presente en él lugar.

  Siendo sinceros él ataque solo se había impactado en mi dirección.

—Ustedes no me interesan caballeros.—admitio para después observar a Seiya y a Shiryū.—quiero saber que tan fuerte se a hecho mi ex-alumnna.

—¿Que?.—se pregunto Seiya.

  ¿Acaso esto era una broma?, frunci él ceño, esto si que era complicado.

—¿Estan cerca de la puerta, Shiryū?.—le preguntó a él caballero de Dragón mientras me incorporó de él suelo.

—¿Eh?, si.—respondió él mencionado.

—Ya sabes que hacer.—le digo, este asiente no muy convencido.

—¿Que? ¿de que hablan?.—preguntó un Seiya totalmente excluido.

—Vamonos Seiya. —hablo él de melena larga para entonces dirigirse hacia la salida.

—¡No! ¿Que va a pasar con (T/N)?.—preguntó.

—Yo estaré bien, no te preocupes.—le pedí.

—Eso ya lo e escuchado antes.—admitió.

—¡Ya vete!. —vociferó en su dirección.

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